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Cultură

Sexo, dinosaurios y pollas de tres metros

Nos adentramos en un subgénero que va un paso más allá del porno para mamás de Cincuenta sombras de Grey

Sexo entre especies, tiranosaurios vegetarianos, neandertales con complejo de inferioridad y un chamán que fuma hierbas que le hacen predecir una taquillera serie cinematográfica sobre dinosaurios son los ingredientes de un subgénero que va un paso más allá del porno para mamás puesto de moda por la trilogía Cincuenta sombras de Grey, una nueva parafilia más… imaginativa: el sexo con dinosaurios. Taken by the T-REX, Running from the Raptor, Ravished by Triceratops, la trilogía firmada por Christie Simms ya es fenómeno de ventas en el fandom de la autoedición digital  de novela romántica-erótica en EE.UU. Entrevistamos a Natasia Blanco, la autora de Te amaré hasta que te extingas, la primera novela española de este intrigante subgénero.

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VICE: Del bestialismo a la paleozoofilia, en tu novela el terror y el erotismo intercambian sus funciones para estimular el deseo: ¿Qué te inspiró para sumergirte a escribir esta serie?

Natasia Blasco: Pues escuché que daba dinero y eso es algo que siempre me ha inspirado mucho. Además, cuando estaba en Finlandia, tuve una revelación al ver a mi novio de entonces agitando las manos mientras rodaba por la nieve. Se me ocurrió que podría crear un héroe romántico que agitara las manos así. Y todos los protas románticos son altos, fuertes y con poderoso rabo. Así que no lo pensé tres veces: ¡un dinosaurio, que está de moda! El caso es que los tiranosaurios tienen brazos cortos, con lo cual quedaba más gracioso imaginarlos moviendo las manos. Por suerte tienen otras cosas largas y compensa.

Una aldea cavernícola en el Cretácico es el escenario donde Trunia, una Homo Sapiens, conoce a Arlak, un Tiranousaurus Rex. Las incongruencias históricas son muy evidentes: ¿recurriste a algún material histórico para documentarte o simplemente eras fan de Parque Jurásico?

¿Incongruencias históricas? Jooo, pero si está súper trabajado ese tema. Me bajé varias pelis científicas de peliculas yonkis: Hace un millón de años y Cuando los dinosaurios dominaban la tierra. Son muy buenas y muy educativas. Ahí lo muestran todo: las chicas rubias y prehistóricas en bikini, los dinos atacando, la amistad dino-humana (aunque más fraternal), el volcán malo, el enfrentamiento entre tribus… Gracias a estas pelis aprendí todo lo que sé sobre el mundo prehistórico y puede decirse que sé bastante.  Están muy bien documentadas. Hasta parece que los operarios de las cámaras estuvieran allí grabando en taparrabos. Jo, son súper realistas. Parque Jurásico no me gusta mucho. Es poco romántica. Dan como mal rollo los humanos que salen. Por eso preferí ambientar en el Cretácico, una época menos conocida y explotada. En la realización de mi libro ningún dinosaurio ha sufrido daño. Es dinofriendly.

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Un tiranosaurio vegetariano, otro con una polla de más de tres metros ¿Te gustan mucho los animales? ¿Tienes mascotas en casa?

Pues aparte de las arañas y esos bichos que vuelan y te zumban en la cara justo cuando te pones a dormir pues no tengo muchos animales en casa. Dan mucho trabajo y no veas cómo comen. Además, ninguna mascota que tuviera podría competir en determinados aspectos con un dinosaurio, ya me entiendes… Aunque ahora que recuerdo… de joven tuve un peluche en forma de osito con el que me frotaba, pero no, no es lo mismo.

El dinoporno en EE.UU. también tiene su versión gay (por ejemplo en la serie Turned Gay by Dinosaurs) ¿piensas que pasará lo mismo en España, que el género tendrá variables no exclusivamente heterosexuales?

No, en España creo que no va a triunfar, ya que aquí las personas somos muy hechas y de derechas, de orden, y los gays salen presentando programas de TV como Sálvame y poco más. La literatura para gays aún está en pañales y el dinoporno gay, en concreto, aún está en óvulo y espermatozoide.

La escena de sexo entre Trunia y el tiranosaurio está bastante currada con detalles, digamos, técnicos ¿En qué aspectos de la realidad te has inspirado para escribirlas?

Pues la documentación de estas escenas delicadas es mejor hacerla copiando del natural para obtener un mayor realismo, pero tratándose de un dinosaurio tenemos un problema y es que a saber dónde están metidos. Los huesos que han dejado por ahí los que se extinguieron, los fósiles esos, tampoco nos dan pistas sobre el tamaño y forma de sus aparatos reproductores. Así que, como buena escritora, dejé volar la imaginación, pero dentro de un orden. Por mucho lubricante que tuvieran a mano, la penetración me parecía algo un poco difícil (no olvidemos que los dinos están bien dotados, ya que es de lógica que todo vaya en proporción al tamaño). Opté por mirar una web de sexo y buscar formas alternativas. La prota tenía que sobrevivir hasta el final. Eso para el tamaño: para la forma, me inspiré en mi nuevo novio…

La prometida de Pie grande e Historias de sexo de lactación: ordeñada por el vampiroson otros títulos que introducen a los monstruos, las leyendas urbanas, los alienígenas y las especies extintas en el imaginario sexual. ¿Hacia dónde crees que progresará esta nueva tendencia? ¿Sexo con zombies?

Bueno, lo de los zombis es un poco feo. Si están muertos eso es necrofilia,  necropatía o algo así. Ya sé que muchos hombres parecen muertos en la cama y un poco descerebrados pero tampoco hay que pasarse. En cuanto al vampiro, es el icono sexual por antonomasia, ya que chupa, y ya sabemos en que el sexo se chupa bastante. Los alienígenas, depende, aunque pensar en un pulpo lovecraftiano, acuoso y con tentáculos… Hum, eso sí me da morbazo. Los tentáculos tienen que dar mucho juego en los tocamientos. Incluso te pueden tocar varias cosas a la vez. Guau ¡y encima ya vienen con lubricación de fábrica! Pie grande es solo para chicas a las que les gusten muy peludos. No sé si esa es la tendencia hoy en día. Y eso de la lactación… ¡qué sucio suena! Me estoy imaginando una granja llena de vacas con ordeñadoras en las ubres ahí succionando sin tapujos… Bueno, no está mal. Los seres míticos y los animales salvajes nos abren un camino insospechado y lleno de lujuria. Pero todavía queda mucho por explorar en este terreno como, por ejemplo, el sexo con insectos, algo todavía tabú en nuestros días, o el fetichismo con monumentos históricos (el llamado objetum sexual, que cito en mi  novela Del Gris al Blanco, en su volumen 2, con el personaje que está enamorado de la torre Eiffel). Hemos de abrir las mentes además de las piernas.