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Cultură

Hablamos con el murciano que posee la mejor colección de sneakers de Europa

"Jumi" tiene más de 1.500 zapatillas clásicas en su casa y las ha conseguido sin pagar precios exorbitados por ellas, buscando en tiendas olvidadas y almacenes modelos que llevaban años descatalogados.

Imágenes cortesía de Luis Miguel Lozano

En la novela "Jennifer Gobierno", Max Barry nos lleva a un futuro dominado por grandes corporaciones, en el que dos ejecutivos de Nike planean una masacre en una de las colas para comprar el nuevo y exclusivo modelo de la marca. Saben que es la argucia publicitaria definitiva y el tiroteo funcionará: ya no se trata de vender todas las zapatillas, se trata de ponerles los precios más abusivos que uno pueda imaginar y agotar existencias igualmente.

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Aunque radical, la visión de Barry, publicada en 2003 es un augurio acertado de la histeria mercadotécnica que ha convertido el coleccionismo de sneakers actual en un juego dominado por especuladores asiáticos, bots informáticos que barren con todos los ejemplares de internet en segundos, chavales que usan extraños anglicismos como retail, wearable o colorways, y tipos dispuestos a pagar 20 veces el precio de una zapatilla que se ha comercializado hace tres días.

No obstante, en los meandros de esta escena cada vez más viciada, encontramos a Luis Miguel Lozano (Murcia, 1976). Se le conoce como "Jumi" y es un coleccionista español que lleva muchos años sorteando las reglas del mercado desde el filo más radical y auténtico. Mientras que el grueso de coleccionistas persigue reediciones carísimas de fabricación actual, con materiales y hormas que nada tienen que ver con el modelo original, "Jumi" va a la fuente primigenia, al primer molde. Busca, detecta y compra sneakers vintage; zapatillas imposibles de encontrar por las vías comerciales y que han soportado el paso de las décadas en algún almacén polvoriento. "Cuando empecé, no tenían ningún valor económico, solo sentimental. Eran excedentes antiguos que algunas tiendas querían sacarse de encima para liberar espacio, hablo de zapatillas con suelas de poliuretano descompuestas que no se podían vender al público. Otras tienen 35 años y están perfectas, porque utilizan otros materiales como Phylon o EVA. En muchas tiendas te llevabas las cajas a bulto y acordabas el precio con el dueño. En otras pagabas más. En otras te las regalaban" .

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"Jumi" juega en una liga estratosférica que el resto de coleccionistas ni huelen. A lo largo de los años, ha llevado a cabo un concienzudo trabajo de búsqueda y captura en las antípodas del modus operandi del colector de modelos actuales. "A mediados de los 90 o principios del 2000 fue cuando ingleses, japoneses y centroeuropeos comenzaron a interesarse por las zapas antiguas y empezó a existir un mercado de zapas vintage con precios tan altos. Los japoneses realmente fueron los primeros: se dedicaban a volar a USA y comprar todo el stock que quedaba en tiendas antiguas a precios tirados. Luego se lo llevaban a Japón y hacían mercadillos donde se pagaba mucha pasta por ellas. Allí comenzó la fiebre por el vintage. Yo no sabía que existiese ese submundo". El impulso romántico de volver a tener las mismas Jordan I que destrozó de pequeño fue la chispa que lo originó todo. Desde entonces, se ha empeñado en describir en su almacén la fascinante cronología de las sneakers más icónicas de los 70 a los 90.

Con reliquias de verdad. Fósiles revividos. Es un maldito arqueólogo; más de 35 años de historia del calzado moderno palpitan en su almacén. "Para conseguir zapatillas originales, en el 99 solo había un foro donde informarse: Niketalk. Tenía que coger el coche y buscar tiendas que habían cerrado y se habían quedado ancladas en los años 80 o 90. Husmeaba en Páginas Amarillas" . 1500 pares, la mayoría de ellos originales, avalan su reinado. Y no se ha especializado, lo quiere todo, por eso atesora joyas imposibles de todas las marcas principales, y modelos para todo tipo de deportes.

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Hablamos de un mercado en el que hay Nike Air Jordan I originales que se cotizan a 4000 o 5000 euros. Por suerte, Luis se hizo con alguno de estos modelos picando piedra; sin perder la cabeza ni los ahorros. Hay que ser muy inocente para no pensar que le habrán llovido jugosas ofertas. Luis no se deja. "Siempre escucho pero nunca vendo. No sé cuánto tiempo podría vivir de mi colección si la vendiera. No me importa. Si no tuviera para comer, las zapatillas se irían a tomar por saco, pero gracias a Dios no lo necesito. Me han ofrecido mucho dinero por ciertos modelos hechos polvo. Prefiero no dar las cifras, pero hablo de mucho dinero".

En realidad, "Jumi" regenta un museo encubierto. Y para llenarlo no le ha quedado otro remedio que tirar de carretera y manta. Es una forma de conservacionismo sobre el terreno que ya se ha perdido, la esencia de la cultura sneaker en su faceta más pura… y barata. "Lo bueno era conseguirlas baratas. Hace unos años te vendían zapatillas originales por precios irrisorios, modelos que en el mercado vintage ahora se cotizan a cientos de euros". Cuando las apuestas son de esta envergadura, España se te acaba haciendo pequeña y terminas cruzando el charco. Luis también ha nutrido su colección con abundante material estadounidense. "Fui a la central de Nike en Portland, no se podía entrar, pero les enseñé una foto de mi colección y hasta me llevaron a los archivos secretos de la empresa. En Phildelphia fui a una tienda de sneakers y me reconocieron de las redes sociales. Me dijeron que me llevarían a un sitio que era la leche. Después de un trayecto de una hora en coche, llegamos a una tienda que parecía normal. Me quedé estupefacto cuando nos dijeron que nos pusiéramos un frontal en la cabeza. Acabamos bajando por unas escaleras destartaladas a un sótano que se caía en pedazos. Ahí había una cantidad increíble de zapatillas originales. El paraíso. Encontré zapatillas que llevaba muchos años buscando. El problema fue enviarlo todo a España".

Lo que nos lleva al estado actual del coleccionismo sneaker. Las grandes marcas han pulido su estatus a golpe de ediciones limitadas y han visto EL NEGOCIO. Los especuladores de sneakers también reclaman una gran parte de este pastel. Y el "coleccionista" de reediciones, absorbido por la voracidad estresante del marketing, sometido a la ansiedad de tener todo lo que sale, crujido por los resellers, ya no colecciona: acumula por inercia a precios pornográficos. "Esto es una moda y hay muchísimo dinero detrás. Las marcas lo hacen de puta madre, en Nike son unos maestros del marketing. Están creando un mercado alrededor de modelos que estaban olvidados. Mira lo que han hecho con las Huarache. Cogen a alguna famosa, le ponen las Huarache y millones de chicas que no habían nacido cuando salió este modelo las desean con todas sus fuerzas. Son unos genios ". Y cuesta situar a "Jumi" en esta vorágine de marketing extremo, coleccionismo por inercia y especulación. No parece muy conforme con los mecanismos actuales. "El mercado vintage es caro, pero no se puede comparar con los precios inflados que se llevan en el mercado actual. Las zapatillas de Kanye West son terriblemente feas. No valen 200 euros ni de coña. Pues la gente ha enloquecido con ellas. El culpable es la marca, por limitarlas así. Alimentando el hype, la gente las valora más de lo realmente valen. De hecho, encuentro más lógico pagar un precio alto por unas Jordan I que por unas Yeezy de reventa: las Jordan están descatalogadas, han aguantado 30 años y se pueden llevar todavía, se hicieron para usarla y sigue ahí. Para mí tiene más mérito y más valor" .

Esa veneración de la zapa como pedazo de historia de la cultura pop convierte a "Jumi" en un rara avis. A veces, cuando se calza de gala, lleva material con más de treinta años de existencia en sus pies. Y la diferencia se nota. "La calidad de las originales es muy superior. En los 80 se usaba piel para las zapatillas, ahora todo es plástico. Cuando te pones la original te percatas de que la horma es distinta, los colores no son iguales, la altura tampoco. De hecho, hasta el packaging vintage está más cuidado y es mucho más detallista". Pero, ¿cómo se conservan piezas tan delicadas y curtidas? "Jumi" las cuida como si fueran botellas de Vega Sicilia. "Las zapatillas antiguas sufren cuando se enfrentan a cambios de temperatura o a la humedad. Las más delicadas las tengo a temperatura constante todo el año. Tengo un regulador que las enfría cuando se sobrepasa cierta temperatura. En verano, les pongo una temperatura más fresca" . Bon Appétit.