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Identidad

Somos gemelos idénticos: él es gay y yo no

Descubrir tu sexualidad siempre es complicado, y más cuanto tu gemelo es lo opuesto a ti.

Angus y Eric cuando eran bebés.

La vida de los gemelos idénticos está marcada por las comparaciones. Tienen el mismo ADN (aunque los genes se expresan de maneras diferentes) y son individuos muy similares, a pesar de que pasan sus días tratando de ser únicos. Por eso me parecen tan interesantes dos amigos míos.

Angus y Eric Woodward son gemelos idénticos, tienen 25 años y son de Melbourne, Australia. Eric es gay y Angus es heterosexual. Descubrir la sexualidad es un largo camino para todo el mundo, pero es aún más extenso cuando tu gemelo es, irónicamente, lo opuesto a ti. Esto creó un interesante microcosmos de individualidad cuando alcanzaron la pubertad. Hablé con Angus y Eric para entender cómo la orientación sexual afectó a su relación y a la comprensión de sí mismos.

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Un retrato familiar: Eric (a la izquierda) y Angus (a la derecha)

VICE: Hola Eric. ¿Cómo descubriste cuál era tu orientación sexual?
Eric: Tengo un vago recuerdo. En primaria me di cuenta de que me sentía atraído por algunos de los chicos. Después recuerdo que, a los 8 o 9 años, pensé que eso quizá significaba que era gay. Esperaba no serlo, pero en ese punto uno ya no tiene mucha elección: o decides amarte a ti mismo y nunca mirar atrás o nada. Así que decidí amarme a mí mismo. Era gay. Me tocó ser diferente.

¿Alguna vez te preguntaste por qué los dos erais diferentes en algo tan fundamental?
Una de mis teorías era que no había tenido mucho contacto con mujeres porque estudié en un colegio anglicano masculino. No me malinterpretes, me encantaba mi colegio. Pero nunca se referían a la homosexualidad de manera positiva; no era parte de su discurso público. Pero para mí esto significó que era correcto sentirte como quisieras .

Angus, ¿cómo crees que ser gemelo afectó a tu identidad, en general?
Angus: Bueno, cuando uno es gemelo, siempre te comparan con el otro. Tal vez por eso tomamos caminos drásticamente diferentes. Yo adopté una actitud más de tío bruto. En realidad, Eric fue siempre más maduro que yo. Creo que siempre fui un poco más inseguro porque quería ser guay. Hice cosas que contribuyeron a afianzar nuestros conceptos sobre la sexualidad.

Todo esto parece parte del argumento «naturaleza contra educación». Eric, ¿cómo te sientes cuando las personas aplican esta teoría para explicar la homosexualidad?
Creo que la educación juega un rol muy importante, pero también se exagera al respecto. Explicaciones del tipo «Mi padre me abrazaba demasiadas veces» o «Mi madre me amamantó durante mucho tiempo» son argumentos falsos. Mi gran momento fue en una clase que se llamaba «Atracción sexual equivalente: desde Dios hasta los genes». En una de las conferencias, un genetista argumentó que los genes explican la sexualidad, aunque no exista el famoso «gen gay». Esta fue la primera vez que oí a una autoridad afirmar que no tienes opción.

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Después de la clase, le pregunté al genetista cómo era posible que yo fuera homosexual y mi hermano gemelo no. Me explicó que los gemelos pueden formarse en placentas diferentes y que, en ellas, la cantidad de hormonas puede ser diferente. Por lo tanto, individuos con una misma predisposición genética pueden ser afectados de diversas maneras. Esa noche le pregunté a mi madre si Angus y yo habíamos tenido placentas diferentes y lo confirmó. Aquel fue un gran momento para mí.

Si todo el mundo fuera así, no tendríamos que pensar que tenemos algo que «confesarle» a nuestros padres.

Angus, ¿cómo reaccionaste cuando Eric te dijo que era gay?
Muy bien, no fue un problema en absoluto. Recuerdo muy bien ese día. Creo que teníamos 18 años, Eric me llevó a su cuarto y en ese momento le dije: «Eres gay, ¿verdad?» Estaba muy feliz por él.

Eric: Claro, pero en ese momento yo pensaba que él estaba feliz por mí porque a él le tocaba ser el heterosexual. Después de que me dijera eso, salió corriendo por las escaleras mientras gritaba «¡Mamá! ¡Eric tiene algo muy importante que contarte!». Nuestros padres no estaban nada sorprendidos. Pensé que mi madre me abrazaría y lloraríamos juntos, pero no. En realidad, mi padre me dijo: «No puedo creer que pensaras que nos lo tomaríamos mal. Esto no es un problema de ninguna manera». Creo que ellos están donde el resto de la sociedad debería llegar. Si todo el mundo fuera así, no tendríamos que pensar que tenemos algo que «confesarle» a nuestros padres.

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Angus, ¿cuándo te enteraste de que existía la homosexualidad?
En el instituto había un compañero que corría hacia mí y me agarraba los huevos con fuerza. Al principio pensé que era el típico abusón, siempre pegándome, molestándome y burlándose de mí. Siempre era muy incómodo, pero yo también me reía. Unos años después, mi gemelo salió del armario y, entonces, me di cuenta de que el abusón de la escuela estaba disfrutando la escena un poco más de lo que me imaginaba.

Eric: Pero ese tipo del instituto sigue en el armario. Me pregunto cuántos hombres reprimidos expresan su sexualidad mediante esos toqueteos de la cultura machista. A muchos no les preocupaba, pero desde que era joven mostré mucho interés por saber cómo se define el género. Incluso recuerdo que en el jardín quería bailar con un bonito vestido puesto. También recuerdo tener una conversación con mi madre al respecto. Insistía, desde entonces, en que quería ser diferente.

Angus: Somos muy parecidos, pero siempre quisimos ser diferentes. Siempre tuvimos los mismos cumpleaños, la misma ropa, todo. Siempre estábamos rivalizando por ser distintos el uno del otro. De alguna manera, el hecho de que Eric sea gay contribuyó a marcar esa distinción.

Eric: Somos iguales en cuanto a nuestros valores fundamentales. Pero diferimos en muchas cosas.

Angus: No sé, hermano. Creo que somos bien parecidos. Casi idénticos.

Eric: Bueno, está bien. Lo que tú digas.

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