Digamos adiós a la Tierra: hemos superado los niveles CO2 en la atmósfera y tal vez no haya vuelta atrás

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Digamos adiós a la Tierra: hemos superado los niveles CO2 en la atmósfera y tal vez no haya vuelta atrás

Desde hace varios años, la comunidad científica nos ha estado advirtiendo de que si se permitía que el volumen de dióxido de carbono superara las 400 partes por millón, se alcanzaría un punto de inflexión de graves consecuencias.

Este artículo se publicó originalmente en Motherboard, nuestra plataforma dedicada a la ciencia y a la tecnología.

La semana pasada se alcanzó un nuevo hito en la carrera hacia el fin del mundo, ya que hemos conseguido superar el temido umbral de 400 partes por millón de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Permanentemente.

"Podemos concluir sin miedo a equivocarnos que el nivel de concentración no bajará de las 400 ppm este año, y quizá nunca vuelva a hacerlo en el futuro", publicaba en su blog la Scripps Institution of Oceanography. Este anuncio se produce a raíz de las mediciones de dióxido de carbono que se realizan semanalmente en el observatorio Mauna Loa, en Hawái, donde los climatólogos llevan analizando los niveles de CO desde 1958.

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En España, la recesión había hecho que redujéramos las emisiones de dióxido de carbono, pero esa tendencia acabó en 2014, año en que volvieron a subir un 0,5 por ciento.

Pero ¿por qué es tan fatídico ese número? Desde hace varios años, la comunidad científica nos ha estado advirtiendo de que si se permitía que el volumen de dióxido de carbono superara las 400 partes por millón, se alcanzaría un punto de inflexión de graves consecuencias. El Ártico fue la primera región de la Tierra en cruzar la línea roja en 2012. Tres años después, y por primera vez desde que se empezaran a realizar mediciones, los niveles de dióxido de carbono se mantuvieron por encima de las 400 partes por millón durante todo un mes.

Los expertos están convencidos de que esta vez no habrá vuelta atrás, a la vista de los efectos cíclicos de la curva de emisiones de CO2 de Mauna Loa. Por lo general, hacia finales de septiembre, los niveles de dióxido de carbono alcanzan el valor más bajo del año, según datos de Scripps. Sin embargo, la cifra rondaba las 401 partes por millón en el mismo periodo de este año. Aunque quizá sea pronto para descartar la posibilidad de que la bajada de este año esté por llegar, desde la institución se muestran muy escépticos y creen que "es casi imposible" que eso ocurra.

El único atisbo de esperanza es que lo alarmante de la situación haga que se tomen medidas al respecto. En este sentido, el Acuerdo de París —una convención internacional dedicada a la lucha contra el cambio climático y sus efectos— establece una serie de objetivos firmes dirigidos a reducir los niveles de dióxido de carbono.

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Todos los países que ratificaron el acuerdo se comprometen a tomar medidas para evitar que la temperatura media mundial suba más de 1,5 °C respecto a los niveles de la época preindustrial. Una de las principales vías para lograrlo consiste en limitar las emisiones y garantizar que se cumplan los ambiciosos mandatos sobre energía limpia. Sin embargo, las 60 naciones suscriptoras son responsables únicamente del 47,76 por ciento de las emisiones totales de dióxido de carbono.

Con este panorama, hemos creído oportuno enumerar varios de los efectos permanentes que provocará el cambio climático.

La extinción

No hacen falta más explicaciones para este apartado. Pese a que no es fácil realizar estimaciones precisas, se calcula que la tasa de extinción se ha acelerado por mil desde el comienzo de la existencia del homo sapiens moderno. Desde el Fondo Mundial para la naturaleza (WWF) calculan que cada año podrían desaparecer 10.000 especies. Asimismo, Nature Conservancy señala que, en 2050, una cuarta parte de las especies del planeta podría estar en peligro de extinción.

Disrupción de la cadena trófica

La extinción masiva de las especies llevaría intrínseco un desequilibrio permanente en la cadena trófica, ya que los grandes depredadores y sus presas empezarían a desaparecer. En el Ártico, por ejemplo, el aumento de la temperatura del océano está afectando al crecimiento de las algas marinas, lo que a su vez implica una reducción de la cantidad de alimento para el fitoplancton, el bacalao, las focas y los osos polares. En un periodo de cincuenta años, la temperatura media invernal en Alaska y la zona occidental de Canadá ha aumentado 13 °C.

Aumento del nivel del mar

En un futuro cercano, el aumento del nivel del mar tendrá consecuencias catastróficas tanto para la humanidad como para otras muchas especies. El deshielo de los glaciares y el efecto de la expansión térmica provocarán inundaciones en las regiones costeras que obligarán a las poblaciones a desplazarse hacia el interior. Hacia el año 2100, se calcula que en EUA, por ejemplo, unos 13 millones de personas perderán sus hogares a causa del aumento de los niveles de las aguas. De hecho, el fenómeno ya ha empezado a notarse en algunas zonas del planeta, como el océano Pacífico. La comunidad científica señala que, incluso aunque lográramos frenar la subida de las temperaturas por encima de los 2 °C, el aumento del nivel del mar ya es inevitable.

Acidificación de los océanos y decoloración coralina

El nivel de acidez de los océanos es un barómetro crucial para conocer la salud del medio ambiente, y por desgracia, actualmente el grado de acidez es tal que está acabando con ecosistemas marinos al completo. El exceso de CO2 de la atmósfera está siendo absorbido por los océanos, provocando una disminución de su pH y, por tanto, acidificando sus aguas. Asimismo, el aumento de la temperatura del agua está provocando la destrucción de las colonias coralinas, que están perdiendo color y muriendo. Si bien los pólipos coralinos podrían lograr remontar y volver a formarse, la comunidad científica coincide en que la decoloración del coral tendrá consecuencias duraderas en los ecosistemas del océano.

Traducción por Mario Abad.