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Los Tanganautas

Supongo que todos estaréis hasta el gorro de las monsergas de la maldita prensa escandalizándose al unísono por el modo en que las redes sociales como Facebook y Tuenti están transformando a nuestra juventud en cyborgs sin alma. En lo que a nosotros...

ENTREVISTA DE PAUL GEDDIS

Ilustraciones de Mario Campos

Supongo que todos estaréis hasta el gorro de las monsergas de la maldita prensa escandalizándose al unísono por el modo en que las redes sociales como Facebook y Tuenti están transformando a nuestra juventud en cyborgs sin alma. En lo que a nosotros respecta, lo peor del asunto es que viejos compañeros de clase a los que no querrías volver a ver por nada del mundo te inviten a un grupo que se llama “¿Qué nombre le debería poner a mi tercer hijo?”. Vale, unos chicos lo usaron hace poco para deshacerse de un cuerpo, pero ¿qué iban a hacer?¿Llamar al Señor Lobo?

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Lo más irritante de estas aplicaciones es que nadie las usa para nada práctico. Pero entonces escuchamos la historia de una multitudinaria pelea de bandas que sucedió poco antes de navidades en Santa Cruz de Tenerife. Al fin, la gente le estaba dando un uso mejor que el de hacer tests ridículos para averiguar a qué animal se parecen. Ahí estaban trescientos adolescentes dándose de hostias bajo un sol subtropical cual espartanos al mando de Leónidas. O eso dijo la prensa. Veamos qué se cuenta Lula, una chica que lo vivió de cerca.

Vice: Entonces, Lula, ¿fuiste tú quien montó esta lucha de caballeros?

Lula:

Fue mi novio, en realidad. Es skater, pero tiene muchos amigos skins.

¿Cómo empezó todo?

Estaban patinando en la plaza del Corte Inglés, y llegaron unos quinquis. Los quinquis de Tenerife se parecen más a los de Inglaterra que a los de la península, escuchan hardcore old school y llevan gorras ajustadas y las cejas medio afeitadas para que parezca que les han dado puñetazos. Y les encanta pegarse sin motivo. Y con lo típico de “oye, qué miras” empezaron a currarles. Como mi novio se defendía, agarraron el patín y se pusieron a pegarle con él, hasta que rompieron el eje del patín en la cabeza de un amigo nuestro al que llaman ‘el Mensajero’.

¿El eje de metal?

Sí, tuvieron que darle unos cuantos puntos. Entonces todos los skaters buscaron a los quinquis en la plaza para darles una lección, pero como no estaban les buscaron en el Tuenti para quedar con ellos y pegarse.

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¿Y los encontraron?

Claro. Absolutamente todos los quinquis tienen Tuenti. La cosa se empezó a liar de todos modos unos días después, cuando de nuevo se cruzaron unos chicos con pinta de skater con otros quinquis y estos les pegaron también por la puta cara.

Y la cosa fue subiendo de tono…

Sí, a lo largo de la semana hubo un intercambio de mensajes en Tuenti para luchar por el control de la plaza. Pero entre los skaters y skins, eran sólo un pequeño grupo de radicales los que dejaban mensajes, la mayoría son gente pacifica. En cambio, los quinquis (o hardcoritos, como también los llamamos por aquí) siempre están dispuestos a liarla.

El control de la plaza. Suena a Edad Media.

Entonces el sábado siguiente, a las 7 de la tarde, quedaron en serio. Mandaban mensajes a todo el mundo para que viniese. Había como unas 300 personas allí, entre skaters, skins y quinquis. Los quinquis venían armados con esos palos que se usan para sujetar los árboles, con cadenas de motos, bates de béisbol y con cascos puestos.

¿Y los skaters?

Pues imagínate. Todos sabían lo que se les venía encima pero la mayoría no quería pelear. Fueron a la plaza a patinar como cualquier otro día, pero nerviosos por lo que pudiera pasar. No querían dejar la plaza sola sin más y que se la quedaran los hardcoritos. Pero nada más ver a los quinquis, se pusieron a correr.

¿A correr? ¿Pero no habían quedado ellos?

Sí. Y había algunos que querían plantar cara, pero no eran la mayoría. De hecho, la poli pilló a uno que tenía un bate en la funda de la guitarra, pero no llegó a usarlo.

¿Entonces hay planes para otra?

Pues aún no, pero en cuanto oiga algo os lo digo.

Sí, por favor.