FYI.

This story is over 5 years old.

Música

La mujer del espacio ha aterrizado

The Space Lady retomó su carrera musical en 2012 y hace unos días, a sus 66 años, empezó su primera gira por Europa. Si vives en Barcelona, el día 7 de octubre estará tocando en la sala Heliogàbal.

Después de varias décadas actuando –y llevando una vida plagada de experiencias extrañas- Susan Dietrich Schneider (alias Suzy Sounds, alias The Space Lady) finalmente ha recibido la atención que se merece gracias al lanzamiento de su discografía en Night School.

Susan nació en 1948 en la pequeña ciudad de Las Ánimas, versión abreviada de La Ciudad de las Ánimas Perdidas en el Purgatorio. Después de estudiar en la Universidad de Colorado en la década de 1960, se mudó a San Francisco, donde conoció a su futuro marido, Joel. Para evitar el llamamiento a filas, Susan y Joel desaparecieron por completo del mapa, se deshicieron de sus identidades y se fueron a vivir a una cueva en la cima del monte Shasta. Tuvieron tres hijos y acabaron viviendo a caballo entre Boston y San Francisco, viviendo de lo que Susan ganaba de sus actuaciones en la calle.

Publicidad

The Space Lady se dio a conocer entre los fanáticos de los discos a raíz de su inclusión en un recopilatorio de música outsider titulado Songs In The Key Of Z. Susan toca sus temas con un Casio, distorsionando y amplificando las melodías mediante pedales de delays y de eco. Sus temas originales, muchos de los cuales son composiciones de su exmarido, Joel Dunsany, son una reafirmación de la vida. Pero lo que realmente me gusta de ella es la elección de las versiones y su forma tan libre de ejecutarlas: “Major Tom” de Peter Schilling se convierte en una sombría oda, en contraposición a la súplica catártica del original; “Ballroom Blitz”, de Sweet, transmite nerviosismo y angustia y está desprovista de esa presunción adolescente del tema original; la joya de la corona de las versiones es “Born To Be Wild”, de Steppenwolf, a la que Susan despoja de cualquier asociación con el cuero y rebautiza como una aullante y chirriante disolución digital. Schneider se retiró de la música y de su matrimonio en 2000. Regresó a Colorado, trabajó como enfermera y conoció a su actual marido, Eric, en 2009. Retomó su carrera musical en 2012 y hace unos días, a sus 66 años, empezó su primera gira por Europa. Si vives en Barcelona, el día 7 de octubre estará tocando en la sala Heliogàbal.

Hace poco tuve la oportunidad de hablar con ella y debo decir que es la mejor entrevista que he hecho en mi vida.

VICE: Ya has dicho anteriormente que de niña fuiste víctima de una abducción por parte de extraterrestres.

Publicidad

The Space Lady: No era una niña, era una mujer de 20 años y fue en una operación de cirugía. La anestesia me hizo salir de mi cuerpo pero seguía consciente. Estuve flotando por la atmósfera de la Tierra, donde se unieron a mí varios seres que me mostraron lo que parecía ser una nave espacial. Lo más sorprendente es que dieron respuesta a muchas de mis preguntas y me revelaron secretos de la vida y del universo en general, me contaron cosas tan profundas que no podía creer lo que me estaba ocurriendo, pero en ningún momento sentí miedo. También me llevaron de viaje en esa nave por todo el sistema solar y otros lugares más lejanos., de repente sentí que descendía poco a poco de vuelta a mi cuerpo. Desesperada, me decía a mí misma una y otra vez, “¡No te olvides! ¡No te olvides! ¡No te olvides de todo lo que has aprendido aquí!” Pero tan pronto como volví a mi cuerpo, para mi decepción, olvidé todos los detalles, a excepción de lo que te he explicado. En cualquier caso, sé que toda esa información está enterrada en lo más profundo de mi subconsciente. Desde aquella experiencia he desarrollado un gran interés por los ovnis, las historias de abducciones y las experiencias extracorpóreas y cercanas a la muerte.

Parece haber cierta espiritualidad inherente a tu música. Es como si en gran parte recibieras la música como una inspiración. ¿Crees en Dios o tienes algún tipo de creencia religiosa?

Publicidad

Fui educada por la iglesia metodista por unos padres laicos a los que les gustaba la música y la socialización de los servicios. Había músicos y la iglesia era uno de los pocos lugares que había para tocar en nuestra pequeña ciudad de Colorado. A los 13 años me volví una ferviente religiosa debido a la confusión que sentía y a mi incipiente sexualidad. Después, a los 16, mi primer novio, Kenny, murió al recibir un golpe en la cabeza jugando a fútbol. Su muerte me provocó tal trauma emocional que pasé a ser una acérrima y enfurecida atea. Mantuve esa ideología hasta que experimenté mi primera experiencia psicodélica en la universidad, con la que me di cuenta de que yo era mucho más que mi cuerpo y, lo peor de todo, que no había escapatoria a la muerte.

¿Cuáles eran tus principales influencias en aquella época?

Al principio de mi relación con Joel, al que le apasionaba la lectura, conocí la espiritualidad de gente como Edgar Cayce, los teosofistas, el movimiento “Yo Soy” y otros pensadores y grupos de la nueva era. Esto abrió mi mente a la posibilidad de que en el universo existieran más cosas de las que podemos ver. Pero lo que más me llamaba la atención era la espiritualidad del pueblo nativo de Norteamérica y Viaje a Ixtlan [de Carlos Castaneda], una historia en la que se cuentan las enseñanzas de un hechicero de los indios Yaqui. Ese libro me impactó mucho. Ahora he completado el círculo y estoy metida en el budismo zen según las enseñanzas de Thích Nht Hanh, es decir, “budismo comprometido” que se involucra en las comunidades para ayudar a personas y animales necesitados.

Publicidad

Guay. ¿Esa espiritualidad te ayuda en tus actuaciones?

Yo no creo en lo que la gente llama “Dios”, aunque podrías pensar lo contrario si me escuchas tocar. Cuando interpreto mi música entro en un estado rapsódico, sobre todo en Navidad, porque me encantan los villancicos con los que crecí. En ese estado de trance, la energía creativa fluye a través de mí, como llegada de otro lugar, y me surgen ideas musicales que están más allá de lo que mi cerebro es capaz de generar. En ese estado, tengo el don de llegar a gente a la que no podría llegar de otro modo. Es una experiencia increíble y una lección de humildad.

¿Hay algún hilo temático que una las versiones que haces, aparte del hecho de que te gustan?

Siempre he querido proyectar un mensaje de reafirmación de la vida, pero sin edulcorantes. Los mejores grupos, como los Beatles, Led Zeppelin, Pink Floyd, Yes, ELO, Fleetwood Mac, etc., eran buenos en eso. Su música ha logrado mover el mundo y ha contribuido poderosamente a la paz. Una de mis versiones favoritas es “I Don’t Eat Animals”, de Melanie Safka, porque las comparaciones con los humanos deberían hacerse extensivas a todos los seres sensibles. Por eso Thích Nhất Hahn establece comparaciones con los minerales, y tiene sentido si piensas en la Tierra como un ser vivo gigante. También he hecho versiones de muchas canciones simplemente porque me encantan, como en el caso de “Walkin’ on Sunshine”, “Low Spark of High Heeled Boys”, “Sultans of Swing”, “Still Rock ‘n’ Roll to Me” y “Stray Cat Strut”. Me da un subidón cuando las canto.

Publicidad

Estás a punto de empezar tu primera gira por Europa. Los clubes son entornos relativamente controlados; por otro lado, tocar en las calles también tiene sus riesgos. ¿Tienes ganas de ir de gira, o te causa cierta aprensión el hecho de tocar en un entorno tan controlado?

Tengo ganas de tocar para la gente a la que ya le gusta mi música, en lugar de pasarme horas y horas tocando para oídos sordos en la calle. Sí que me intimida un poco la labor de estructurar mi actuación en un entorno cerrado y el hecho de tener que decir cosas con sentido y que entretengan entre canción y canción. ¡Nunca he tenido que hacerlo antes!

Las grabaciones son algo fijo, pero parece que hay lugar para la improvisación en una actuación de The Space Lady, sobre todo en lo referente a los efectos de sonido, las voces, etc. ¿Improvisas mucho o prefieres tenerlo todo bien planeado?

Organizo mis temas de una forma fija, a excepción de los fragmentos en los que hay efectos de sonido. Cuando toco en la calle prefiero que estas partes sean más cortas, porque si no los transeúntes no tendrían ni idea del contexto de mi música, al oír solo chirridos. ¡Estoy segura de que será genial poder ampliar esos fragmentos para un público de mente abierta y que disfruta lo que hago!

¿Hay algún artista contemporáneo que te guste especialmente? También me gustaría saber si estás haciendo o piensas hacer más versiones.

¿Se considera a KT Tunstall contemporánea? Para mí lo es, y de hecho me considero su fan número uno. Me encantaría hacer versiones de temas contemporáneos, pero llevo diez años desfasada y ahora hay tanto que ver y escuchar que no sé por dónde empezar. ¡Necesito que mis fans me ayuden con recomendaciones!

Publicidad

¿A qué se dedica la The Space Lady cuando no está trabajando de enfermera ni tocando música?

Ya no trabajo como enfermera y posiblemente no vuelva a hacerlo nunca. No es un buen trabajo para mí, porque sé mucho sobre tener una buena base nutricional a base de plantas y de comida integral y es algo que la medicina tradicional suele ignorar por completo. Para mí era muy frustrante y descorazonador tratar los síntomas de una dieta mortal porque era inútil. Afortunadamente, hace un año The Space Lady llegó para rescatarme y desde entonces me he dedicado por completo a la música. Mi otra gran pasión es fotografiar la naturaleza, sobre todo los pájaros, que no solo cantan, ¡sino que también vuelan!

¿Te interesa la política?

Durante 20 años, Joel y yo vivimos como refugiados en nuestro propio país, por lo que hemos aprendido a ver el sistema con otros ojos. Nunca hemos participado activamente en política y, de hecho, evitamos a la clase política como si fuera un virus. Pero tu pregunta es muy perspicaz. Nuestro estilo de vida no deja de ser una especie de declaración política. Poco después del atentado del 11 de septiembre, me dolió mucho conocer la verdad sobre lo que realmente ocurrió ese día. ¡Estaba indignada! Por eso participé activamente en el Movimiento por la verdad del 11S. Pero cuanto más leo sobre otras operaciones de bandera falsa que se han realizado, más me doy cuenta de que nada ha cambiado y de que nada cambiará por muchas medidas políticas que se tomen. También me di cuenta de que no podía pretender estar en el lado de la paz sintiendo la rabia que sentía.

Me entristeció enterarme de la muerte de Joel el mes pasado. Una vez dijiste que estaba muy ilusionado con el reconocimiento que estaba recibiendo The Space Lady. De todas los temas que él compuso para “Greatest Hits”, ¿hay alguno en concreto que te guste especialmente?

Sí, Joel estaba emocionado con la atención que ha suscitado The Space Lady. También estaba desesperado por grabar el material de guitarra que había ido acumulando y procesarlo con la gran cantidad de pedales de efectos que tenía, incluso a sabiendas de que estaba delicado de salud… pero nunca se rindió. Creo que “Synthesize Me” habría sido su tema de bandera, con todas esas referencias del espacio exterior, las aliteraciones y las rimas. Compuso esa canción para mí poco después de que pasara del acordeón al Casio, porque le encantaba lo que tocaba con él. ¡Me habría encantado que viviera lo suficiente como para oír que hay un pub en Brighton al que le han puesto el título de esa canción como nombre! Luego vendría “Slapback Boomerang”. A Joel le encantaba el efecto de eco, y solía tocar su Les Paul a través de un Echoplex de bobina abierta, incluso cuando vivíamos en la cueva del monte Shasta. Tenía un ampli Mike Matthews Freedom que funcionaba con baterías secas de 40 y solía tocar hasta altas horas de la noche, coreado por los aullidos de los coyotes en la distancia. Lo llamaba “tocar cascadas de notas” y la verdad es que sonaba genial. Joel atraía a la gente como el sol atrae los planetas, con su personalidad sociable, su inteligencia, su gran sentido del humor y sobre todo con su música futurista y ultramundana.

En los comentarios del álbum se menciona que volviste a hacer música movida por tu marido Eric y que has empezado a dejar tus raíces de Colorado para ir ocasionalmente a Nuevo México. ¿Se puede decir que tus conciertos en la calle son cosa del pasado?

No, la verdad. Las ciudades en el suroeste son mucho más pequeñas y conservadoras que Boston/Cambridge o San Francisco/Berkeley. Santa Fe es la excepción, pero allí no hay sitio para tocar en la calle, salvo en el Plaza para los turistas y una vez al mes en el mercado de ganaderos. Ahora es invierno y sé que las perspectivas en la calle son muy malas, pero sigo intentándolo. Al menos me sirve para practicar. Además, tuve una entrevista y toqué con el legendario Travis Parkin en la KUNM; fue todo un éxito. ¡Será genial poder tocar en la costa oeste y en el Reino Unido y el resto de Europa!