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Cultură

Los tipos de clientes con los que he tratado durante mis 12 años como chapero

Es muy fácil encontrar historias protagonizadas por trabajadoras sexuales. Sin embargo, los trabajadores sexuales masculinos siguen siendo un enigma.
Simon Doherty
London, GB

El sexo vende. Los medios de comunicación lo saben, por lo que es muy fácil encontrar historias protagonizadas por trabajadoras sexuales. Sin embargo, los trabajadores sexuales masculinos siguen siendo un enigma.

Las cifras de los hombres que ofrecen servicios sexuales son ambiguas. Estudios realizados en Reino Unido sugieren que pueden representar hasta el 17 por ciento del negocio, mientras que otros argumentan que podría ser menos del 5 por ciento. Pero debido a la naturaleza a menudo encubierta del trabajo sexual, los expertos tienen dificultades para determinar cifras exactas.

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Hace algunos días analizamos los diferentes tipos de clientes con los que una prostituta de 22 años había tratado en su trabajo. Preguntándome cuáles serían las diferencias con el mercado de la prostitución masculina, hablé con Michael, un hombre de 58 años que ha estado en el negocio durante 12 años, sobre sus diferentes clientes.

Clientes con fetiches concretos

Tuve un cliente que estaba obsesionado con los pasteles y la crema. Siempre quería estar cubierto de crema; tenía que poner tres mantas en la cama cada vez que venía. Otro tenía el fetiche de una manguera de alta potencia: recuerdo haberlo rociado una noche a las dos de la madrugada. Le ponía muchísimo. Había dos a los que les encantaban las ortigas, así que siempre me aseguraba de tener unas en el jardín trasero. Se las frotaba por el cuerpo.

Actualmente tengo un cliente al que le encantan los calcetines sucios. Al principio quería oler mis calcetines y ponérselos en la cara. Ahora me preparo bien; tengo un par de calcetines especiales en mi casa y todas las mañanas, antes de ducharme, me los froto por las axilas y los meto en una bolsa de plástico. El cliente también ha comprado dos pares.

Clientes que piden posturas sexuales imposibles

Me he hecho famoso por ser capaz de follar en posturas que nadie ha visto jamás en una película porno. Mi movimiento característico es el que yo llamo "la follada del helicóptero": el cliente está a cuatro patas de cara a la pared y yo mirando hacia el otro lado mientras me lo follo al revés. Puedo penetrarlos mientras juntamos las nalgas, y puedo girar 360 grados mientras lo hago. No está mal para una persona de 50 años. Ahora se ha corrido la voz y muchos clientes me lo piden.

Clientes que piden escenas irrealizables

Estos clientes se inventan escenas tan absurdas que son imposibles de cumplir. Quieren follar en un cementerio, o que los humille en un lugar público, como una calle transitada. Algunos me han dicho que quieren sexo en grupo y me preguntan: "¿Cuántos chicos puedes conseguir?". Yo les digo: "Bueno, eres consciente de que todos van a ser chaperos, ¿verdad? Si es lo que quieres, tendrás que pagar el 50 por ciento por adelantado".

Clientes con discapacidad

Trabajar con clientes con discapacidad es una parte importante del trabajo. Me gustaría poder ayudar más a la gente en esa situación; tienen necesidades como todo el mundo. Hace años me veía con un cliente en silla de ruedas que me explicó que una vez llamó a un servicio de prostitutos y que cuando les dijo que era discapacitado le colgaron el teléfono. Eso me cabreó mucho. Pensé, "¿Cómo se atreven?" Si un chapero tiene un problema con alguien porque tiene una discapacidad, no es apto para trabajar en este negocio.

He tenido varios clientes que solo se comunican mediante el lenguaje de signos, a veces tenemos que escribir las cosas, pero siempre nos las arreglamos para comunicarnos bien. Tuve una experiencia extraordinaria una vez en la cual tuve que conocer a los padres de un cliente. A este cliente, que estaba conectado a varios monitores por su discapacidad, lo habían estafado varios chaperos. Me quedé muy impresionado con los padres; querían conocerme para que pudieran sentirse cómodos primero. Así que almorcé con ellos antes de ofrecer mis servicios e incluso me ofrecieron una cama para que pasara la noche.

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Clientes que quieren todos los complementos

Algunos clientes quieren tener ciertas cosas listas para cuando lleguen. Hay un cliente que tiene su propia caja en mi habitación porque le encantan la ropa de cuero y el látex. También compró un montón de juguetes, que están en la caja, porque le encanta el fisting. Siempre quiere que tenga lista un bote de popper para cuando él llegue a la sesión.

Clientes VIP

A estos clientes les doy un trato especial. Si estoy pasando tiempo con clientes que me llevan de viaje, por ejemplo, voy a negociar un precio especial. Si quieren reservarme, cancelaré otras citas. Este tipo de chicos podrían reservarme durante 22 horas, así que si tengo una reserva de una hora, me disculpo y la pospongo.

Clientes que no se presentan

El mayor problema de mi trabajo son los clientes que reservan y nunca se presentan. Me han tocado varios clientes habladores que luego terminan por cancelar. Las excusas más comunes son: "No me funciona el GPS del coche", "Mi hermana ha tenido un accidente" y "Me acaban de decir que tengo que operarme". Nunca sé si es porque se rajan en el último momento o si solo se excitan simplemente con reservar y no les interesa ir más allá.

Primerizos ansiosos

Otro de los retos de mi trabajo es tratar de hacer que los clientes primerizos superen ese umbral de nervios. La situación les genera mucha ansiedad, por eso de encontrarse con un extraño. Siempre pienso que es como el proceso de la gente que se hace un tatuaje por primera vez. A pesar de todo lo que pongo en mi perfil para hacer que se sientan a gusto —y mi sitio web es muy detallado—, se quedan un poco asustados. Algunos piensan que cuando me los folle por primera vez les voy a desgarrar el culo, pero no. Soy muy profesional; siempre me tomo mi tiempo y les ofrezco Popper del bueno.

Clientas

Alrededor del 99 por ciento de mis clientes son hombres; es raro que me toquen clientas. Pero de vez en cuando me toca una chica joven y elegante que trae una botella de vino blanco.

Fugados

Esto no sucede con frecuencia. Dicen que van un momento al coche o al cajero automático y no vuelven. Por lo general, los chaperos piden dinero por adelantado, pero a mí no me preocupa. Mi razonamiento es que si les brindo una experiencia que cumpla o supere sus expectativas, me darán una buena propina. Pero si les pides que te paguen por adelantado no te la van a dar. Es como ir a un restaurante; no les das propina a los camareros hasta que hayan hecho un buen trabajo.

Clientes pijos que pierden el control

"Michael, cariño, ¿puedes venir a mi casa?", me dicen cuando llaman a las dos de la madrugada. Por lo general es en algún piso en Kensington, o en algún lugar parecido. Llegas, el lugar está patas arriba y ellos están hasta el culo de droga. Te quieren servir una copa de champán y seles cae al suelo. Normalmente la situación no va a mejor.

@Oldspeak1 / georgeyarnton.co.uk