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Elecciones 2016

Todo por el poder: el intento desesperado de Albert Rivera por llegar al gobierno

Vale todo cuando lo que está en juego es gobernar un país.

¿Os suena el dicho ese de dar la mano y coger todo el brazo? Bien, eso es lo que está intentando hacer ahora mismo Albert Rivera. El líder de Ciudadanos propuso inmediatamente después de las elecciones un gran pacto entre el PP y el PSOE – las dos formaciones más votadas – en el que también se integraría C's para formar un gobierno de – según el – estabilidad, ya que estaría formado por partidos moderados y con tendencia a la centralidad, una centralidad que Rivera pretende jugar como su principal baza a la hora de meter la patita en ese hipotético gobierno y que serviría al partido naranja para ser el contrapeso entre ambos, la pieza que equilibraría un pacto a priori contranatura.

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La excusa, como siempre que propone algo Ciudadanos, es una apelación a la sensatez, al pensamiento estadista por encima del oportunismo, a dejar fuera de posibles pactos de gobierno a Podemos y a las formaciones nacionalistas – cuando no hace mucho decía que ellos podían pactar con los de Pablo Iglesias en muchísimas cosas – ya que eso supondría facilitar la ruptura de España y hundirla económicamente por culpa de sus 'medidas populistas'.

Esa posición de intermediario, de punto medio, le conferiría a Ciudadanos una importancia política brutal ya que esos 40 escaños servirían para decantar – dependiendo el momento o los intereses del partido – las decisiones del Congreso hacia un lado o u, facilitar o imposibilitar leyes, propuestas, etc., e incluso, porque no, tumbar al propio gobierno si viesen que la oportunidad podría favorecerles. Sería el aliado de uno y de otros indistintamente ganando cada vez más importancia en los órganos de poder del estado sin ni siquiera tener que pasar por las urnas. Esto no es nada nuevo, Rivera solo está poniendo en práctica la misma táctica que utilizó la CEDA – Confederación Española de Derechas Autónomas, un partido ultracatólico y ultraderechista que durante la II República fue junto con el PSOE uno de los dos grandes partidos y además era el que más militantes tenía, más de 1.000.000.

Los cedistas fueron los más votados en las elecciones de 1933 pero el presidente de la República pensó que si les dejaba gobernar se cargarían todo por lo que habían estado luchando los republicanos durante décadas así que le dio el gobierno a Alejandro Lerroux a pesar de que había sacado unos resultados muy inferiores. La 'táctica cedista' – que es la idea de fondo que pretende copiar Albert Rivera – consistió en apoyar de primeras al gobierno de Lerroux – con quien ideológicamente no tenían nada que ver y a quien siempre criticaron - para más adelante dejarlo caer. La CEDA consiguió así hacer prosperar sus propuestas – como la restitución de las relaciones con la Iglesia Católica cuando los lerrouxistas eran militantemente anticlericales – y a la vez generar cada poco tiempo crisis de gobierno – bloqueando en el parlamento propuestas clave - que le fueron dando cada vez más poder. Una de las últimas fue la crisis de septiembre-octubre de 1934 con la que CEDA exigió entrar en el gobierno y que a la vez desató la famosa Revolución de Octubre del 34 y la última fue la que llevó a las elecciones de febrero de 1935 en las que el Frente Popular llegó al poder, así que las cosas no le acabaron de salir muy bien, pero parece que esto a Albert le importa bien poco.

En la carrera de Rivera hacia la cima todos los demás sobran. 'Hoy contigo, mañana contra ti' parece ser su lema igual que el de su partido podría ser esa mítica frase de Groucho Marx. Rivera se llegó a creer que el iba a ser el próximo presidente de España gracias a unas encuestas hiperinfladas en las que lo situaban a pocos puntos de los populares cunado no directamente por delante. Ahora, relegado a la cuarta posición propone un escenario político en el que pueda jugar con sus diputados en el Congreso para que prosperar políticamente. De hecho, no le haría falta ni siquiera el PSOE en ese esquema – que lo incluya en su propuesta parece más bien un intento de lavarse la cara ante todos aquellos que llaman a C's la 'marca blanca del Partido Popular', una opinión que ganaría fuerza si solo pactase con los populares – ya que el teórico pacto entre el PP y de Ciudadanos ya tendrían más escaños que los otros pactos probables, e incluso si Rivera pactase con Sánchez tendrían también cierta holgura.

No estoy diciendo que Rivera sea un ultraderechista ultracatólico – el que se quiera creer eso del falangito que lea un poco primero - ni que si entra en el gobierno vaya a estallar la revolución social o que vaya a jugar a 'Juego de Tronos' con el PP y el PSOE si se forma esa gran coalición – cosa que según Pedro Sánchez no va a pasar -o si une fuerzas con uno de los dos, simplemente remarcar que lo que pretende no es nada nuevo, que como en tantas otras cosas que propone Ciudadanos, detrás de las buenas palabras y las teóricamente buenas intenciones, se esconden realidades e intenciones bastante más oscuras de lo que su sempiternas sonrisas parecen prometernos, que nadie está dispuesto a tragarse lo que ha repetido constantemente durante los últimos meses porque tenga buen corazón, ilusión o cualquier otra de esas chorradas que pintan en las paredes de sus sedes, y que, sobre todo, no hay nadie que esté más dispuesto a hacer lo que haga falta por llegar al poder que él y sus secuaces.