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Cultură

Todos somos Olvido Hormigos

La femme fatale favorita de España ha vuelto por todo lo alto a la parrilla televisiva.

Imagen vía Twitter

Mientras la población se entretenía cazando Pokémons o tostándose al sol, Olvido Hormigos no ha parado de hacer caja. Nuestra femme fatale favorita de la programación televisiva ha vuelto a deleitarnos con un verano pletórico en el que una supuesta aventura sexual pretérita con Alessandro Lecquio, que él niega insistentemente, ha servido para devolvernos por la puerta grande a uno de nuestros personajes favoritos del universo Mediaset.

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Estaba cantado que, después de estas semanas de gloria que nos ha dado Olvido, no tardaríamos en rendirle nuestro particular homenaje a esta ex concejala tira trastos de vida sexual inquieta y agitada. Olvi, esto va por ti.

MILF se escribe con O

Olvido es la MILF de España. Nuestra MILF. Un producto cien por cien autóctono y cien por cien televisivo. Seguramente habrá otras MILFs deambulando por la parrilla, claro que sí, pero ninguna ha ejercido como tal con el orgullo, la autoconciencia y la satisfacción de serlo de Hormigos.

Implacable, incansable, desafiante e infalible, nuestra heroína no ha tenido nunca el menor reparo en proclamar a los cuatro vientos su afición al sexo fácil, a los encuentros nocturnos fortuitos y a los hombres más jóvenes. Y a por todo ello que ha ido. Sin medias tintas, sin doble moral, sin sentimientos de culpa.

Históricamente el papel de mujer liberada sexualmente que iba a los platós a contarlo todo quedaba relegado a ligues chonis de Kiko Rivera o petardas del circo catódico. Olvido, por el contrario, representa otro perfil, mucho más revolucionario: una señora, ex política, maestra de escuela, que va a los platós a contar que se ha cepillado a un señor. Y que no lo ha hecho para hacerse famosa, sino porque realmente le apetecía.

'Dado Lecquio', uno más

¿Se cepilló realmente Olvido a Lecquio? Ella lo afirma categóricamente. Él lo niega. Y así todo el verano. Mi teoría es que nos debería importar poco si sí o si no. El meollo no está en si ella se acostó con el colaborador o si todo es un relato de ficción para engrosar la cuenta corriente. El auténtico quid de la cuestión es que Olvido aún tiene tirón televisivo. Que hay algo en ella, seguramente el currículum, que te empuja a creerte sus versiones de los hechos y que te engancha como telespectador.

Su relato de las supuestas aventuras sexuales con Lecquio en "Sálvame Deluxe", en el que daba todo tipo de detalles de su casa y exponía sin tapujos aspectos de una cotidianidad perturbadora, fue fascinante. De lo mejor que hemos visto esta temporada en el programa de Telecinco. Quienes quieren desacreditarla aseguran que Olvido habría visionado varios programas en los que Lecquio enseñaba su casa para tener conocimiento de aspectos concretos de su casa. De ser así, mi más sincero aplauso: acostumbrados como estamos a que cualquier aspirante a famosa exponga escarceos sexuales con famosos sin dar un solo dato ni detalle creíble, que Olvido haya hecho esa preparación y documentación previa dice mucho de su profesionalidad y rigor como devora hombres. Así sí.

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Divismo de nueva rica

En plena vorágine del asunto Lecquio, y cuando creíamos que el tema ya estaba remitiendo, Olvido Hormigos se sacó de la manga la mejor entrevista de su vida.

En La Otra Crónica, de El Mundo, nuestra musa nos regaló perlas inolvidables como esta: "no voy a ganar ni 125.000 euros este verano". O como esta: "viendo que llevo cuatro años en esto, creo que sí soy un fenómeno. Para nada pensaba que estaría tanto tiempo en los programas". Y por supuesto esta: "Tengo una chaqueta de Escada, bolsos de Louis Vuitton, zapatos de Louboutin y Valentino… Me gusta llevar algo más exclusivo que de Zara".

Es todo tan cutre y decadente que solo puedes sentir empatía, ternura e incluso admiración. Lo de Olvido es otra liga. Ni el glamur clásico y apolillado del papel couché de toda la vida ni el chonismo thrash de la generación post "Gran Hermano". A medio camino, en realidad: un vedetismo de nueva rica que encaja a la perfección en las dimensiones y pretensiones del personaje. Sí pero no. Sashimi de primera y una Fanta Naranja de plástico, de litro y medio y con media etiqueta arrancada.

Jesús Atahonero

Y claro, con Olvido Hormigos siempre viene en el pack Jesús Atahonero, su marido. Sé que no estoy solo en mi cruzada por convertir a este pobre diablo en Santo. Sé que hay muchos ahí fuera que comparten el fanatismo, la admiración y la entrega absoluta a lo que diga y haga este tipo, cornudo oficial de España que aguanta estoicamente los devaneos sexuales y televisivos de su mujer sin rechistar, más sumiso que un perro guía.

En algún lugar más allá de la pena extrema encontraremos el sentimiento que mejor describe lo que nos transmite Atahonero. Indudablemente lo mejor de todo el Hormigosgate es él, sus declaraciones defendiendo lo indefendible, sus reportajes en la carpintería donde trabaja, sus visitas al plató de "Sálvame" dispuesto a ser humillado en público a cambio de unos euros que servirán para financiar el próximo bolso Vuitton de su mujer.

Armario lleno de cadáveres

Y por último: todos sabemos que lo de Lecquio no es un caso aislado. Todos tenemos claro que hay más, muchos más. Pondría la mano en el fuego que ahora mismo en Madrid y aledaños hay unos cuantos señores acojonados ante lo que pueda pasar. Señores que después del vídeo casero de Hormigos que provocó todo el incendio mediático quisieron satisfacer su curiosidad y morbo. Ella misma lo dejaba entrever en la entrevista para La Otra Crónica: "Todas estas historias son de hace tiempo. Supongo que estarán muertos de miedo porque pensarán que necesito dinero y que voy a contar las historias, pero no lo haré".

¿Cuánto tardará en salir otro nombre? Difícil decirlo. Un retoque estético, un bolso nuevo o unas vacaciones con todos los gastos pagados tendrán la última palabra. Mientras, los fans de Olvido Hormigos nos cogeremos de la mano virtualmente con Jesús Atahonero y apretaremos fuerte a la espera de que nuestra diva favorita del circo televisivo vuelve a deleitar al mundo con sus crónicas desacomplejadas de liberación sexual.