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Cultură

¿Cómo es la vida amorosa de los trabajadores sexuales?

Varios trabajadores y trabajadoras del sexo hablan de sus relaciones de pareja

Ilustraciones por Ella de Souza

Alcanzar el equilibrio perfecto entre vida laboral y personal es muy complicado, sea cual sea tu profesión. Pero cuando tu trabajo es practicar sexo, ese equilibrio puede resultar inalcanzable. Ya sea en una primera cita o en una relación estable, ¿hay algún buen momento para explicarle a tu pareja que te dedicas al negocio del sexo?

Cuando trabajaba como bailarina en un club de strippers, dejé de tener citas. El hecho de dedicarme a vender la idea del sexo a los hombres había invadido mi intimidad y me había provocado rechazo. Bastante tiempo después de dejar el baile, los tíos que conocía siempre se obsesionaban con que a los 18 años me hubiera dedicado a desnudarme por dinero. O bien parecían decepcionados o mostraban un interés morboso que me incomodaba.

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Pero, ¿cómo se lo montaban las personas que compaginaban el sexo por placer con el sexo por trabajo? Para averiguarlo, hablé con varias personas de distintos sectores de la industria del sexo sobre cómo eran sus citas.

"La mejor relación que he tenido ha sido con otro trabajador del sexo"

Las dos respuestas que me suelen dar mis posibles citas son: "No, porque eres trabajadora del sexo" y "Sí, porque eres trabajadora del sexo". Nunca tiene que ver con quien soy. Entiendo perfectamente a los que les cuesta asumir la idea, y tampoco voy a salir con alguien que solo está interesado en probar cosas nuevas conmigo. Ni hablar.

Mi última relación duró dos meses y medio. Él me preguntó cómo me había ido el día y yo no quise hablar del tema, por la simple razón de que estoy compartiendo una parte de mí con un extraño y no quería que mi novio pensara que no estaba siendo sincera con él. La verdad es que me encanta mi trabajo; ¡tengo orgasmos todo el tiempo! Sin embargo, eso también hace que no sea totalmente franca con mi pareja por miedo a que se ponga celoso.

La mejor relación que he tenido ha sido con alguien que también se dedicaba al negocio del sexo. Fue increíble. Estábamos muy cómodos juntos y podíamos hablar de cualquier cosa. Recuerdo que una vez estábamos en un restaurante y en la mesa de al lado había una pareja hablando de cómo les había ido el día negocios, propuestas, presentaciones, cosas así. Le pregunté a mi pareja cómo le había ido en el trabajo. "Ah, bien. Le he metido el puño a una mujer. ¿Qué tal tú?", respondió. "Pues yo me he follado a un tío con un strap-on", dije. Nos reímos mucho. Al final lo nuestro no funcionó solo porque tengo hijos y él es un poco más joven que yo. No tenía nada que ver con nuestro trabajo.

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Creo que hay trabajadoras del sexo que pecan de ingenuas en el tema de encontrar pareja y a veces, cuando encontramos a alguien, aguantamos más de lo que deberíamos. Yo por eso prefiero estar soltera. Me ahorro muchos problemas.

Charlotte Rose, Londres

"Las mujeres con las que salgo se creen que soy una máquina de follar"

Trabajo en la industria del sexo y estoy especializado en conscious kink y rituales eróticos. A la gente le suele sorprender que me vaya bien en el negocio siendo hombre. Las mujeres con las que salgo se creen que soy una especie de máquina de follar, cuando realmente soy muy sensible. Una chica con la que estuve hace poco se pensaba que me estaba quedando con ella hasta que le enseñé mi sitio web.

Ahora estoy en una relación estable, pero practico la no monogamia ética, también llamado poliamor. Mi pareja se enfadaba si acepto reservas de última hora y cambiaba los planes que teníamos juntos, así que para evitar malos rollos, solo acepto reservas por adelantado.

Nunca miento a mis citas, pero sí al resto de la gente: dependientes, taxistas, desconocidos en cafeterías y bares cuando me preguntan a qué me dedico. Lo hago para evitar tener la misma conversación que ya he tenido un millón de veces, no porque me de vergüenza. Los hombres que se dedican al sexo no sufren el estigma que sufren las mujeres.

Por otro lado, hay muchos prejuicios en torno a cómo es salir con personas que se dedican al negocio del sexo: la gente cree que todos tenemos enfermedades, consumimos drogas y nos tenemos en muy baja estima. Pues nada más lejos de la realidad, en mi experiencia.

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Seani Love, Londres

"Vino al prostíbulo medio borracho y me propuso matrimonio"

Desde los 21 años, solo he tenido dos relaciones. La primera coincidió con una etapa en que dejé la prostitución un tiempo. Cuando le conté a qué me dedicaba, se enfadó. Sacaba el tema a relucir cuando discutíamos y no era capaz de confiar en mí, hasta el punto de que me miraba el móvil y los emails. Rompimos porque él quería formar una familia y yo no estaba preparada.

Cuando volví a la prostitución no tenía ganas de empezar otra relación, pero un día vino un cliente que me encantó; era divertido, dulce y tenía mi edad. A veces se presentaba en el prostíbulo, medio bebido. Una de esas noches me propuso matrimonio delante de las chicas rumanas con las que trabajaba y del fumeta de mi jefe. En aquella época me estaba formando para ser dominatrix, y cuando estaba sola venía a verme a la mazmorra. Un buen día desapareció y estuvo un año sin dar señales de vida. Fue entonces cuando me di cuenta de lo mucho que me gustaba. Al final me volvió a llamar, tuvimos una sesión y salimos a cenar. Ya llevamos juntos un año.

Soy un poco complicada con el tema de la confianza. No puedo evitar pensar que a lo mejor se ve con otras trabajadoras del sexo y, obviamente, a veces él también tiene celos. A pesar de todo, creo que nos complementamos bien porque ambos hemos visto la faceta más vulnerable del otro y nos respetamos mutuamente. Pero bueno, cuando alguien nos pregunta cómo nos conocimos, le contamos alguna historia aburrida.

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Yvonne*, Londres

"Nunca les cuento la verdad durante los primeros meses de relación"

Me dedico al negocio del sexo y estoy especializada en el fetiche de amamantar, pero nunca lo cuento de buenas a primeras. Durante los primeros meses en todas mis relaciones siempre he mentido al respecto. Odio tener que contarlo por primera vez, porque hay muchos prejuicios y creo que alguien a quien solo conozco desde hace un mes no merece conocer esa información tan íntima sobre mí.

A mi novio actual se lo conté por etapas. Primero le dije que era algo a lo que me dediqué una vez y luego le confesé que seguía haciéndolo y que no pensaba dejarlo por nadie. Se cabreó mucho por que le hubiera engañado, por lo que decidí irme de casa un par de días. Tiempo después, después de mucho llorar y reflexionar, se dio cuenta de que no era para tanto. No es más que un trabajo y no me cambia como persona.

Jamie Drake, Edimburgo

"Me dijo que lo hacía para llamar la atención"

Prácticamente todos los hombres con los que he estado han reaccionado mal cuando les he contado que me dedico a la prostitución. Por lo general, primero se sorprenden y a continuación tienen que volver a plantearse su concepto de mí. Algunos, ni cortos ni perezosos, me preguntan directamente qué es lo más horrible que he tenido que hacer, como si me obligaran a hacer cosas horrendas todo el tiempo. Otros hacen como si nada hubiera pasado pero luego no vuelven a dar señales de vida. Un chico con el que salía siempre tenía miedo de que le contagiara el VIH o alguna ETS, lo que me hizo ver qué poco sabe la gente de este negocio. Otro chico me dijo que lo hacía por llamar la atención, que era una etapa que estaba atravesando y que se me pasaría.

Cuando vi que nuestra relación iba en serio, decidí dejar la prostitución y me busqué un trabajo de camarero. Me di cuenta de que no era capaz de involucrarme emocionalmente en nuestra relación si él no aceptaba mi trabajo. Supongo que en un mundo más liberal y cultivado encontraría a muchos más hombres que aceptaran mi profesión.

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Ben*, Londres

"Mi pareja estuvo dos días sin dirigirme la palabra"

No tengo relaciones porque me cuesta mucho mentir y tampoco podía contar la verdad a mis parejas. Una vez le conté a mi novio de entonces que estuve un tiempo prostituyéndome y se pasó dos días sin hablarme y planteándose si continuar con la relación. Yo me quedé hecha polvo y tenía miedo de que aquello fuera el fin de nuestra relación. Empezó a hacerme preguntas sobre qué tipo de cosas había hecho, con cuántos clientes había estado y si alguna vez lo había hecho mientras estaba saliendo con él. Me sentí muy avergonzada y molesta.

Desde aquello, he tenido unas cuantas citas, pero me sigue costando mucho mentirles. Odio tener que llevar una doble vida, pero no se lo he contado ni a mis amigos porque creo que me prejuzgarían.

Stacey*, Edimburgo y Belfast

*Se han cambiado los nombres

Sigue a Rose en Twitter: @RoseLewenstein.

Traducción por Mario Abad.