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Una semana informándome únicamente a través de Podemos

Me abrí un nuevo perfil de Facebook y empecé a seguir todas las páginas podemitas para percibir el mundo como lo hacen los votantes más duros de Podemos.
Imagen vía Podemos Uviéu

¿Cómo sería vivir una semana viendo el mundo a través de los ojos de un fanático de Podemos? La idea era utilizar las redes sociales para entrar en el mundo de la nueva izquierda, pero mi perfil no parecía ser afín a la religión morada. ¿Qué podía hacer?

Existen personas a las que todo les importa una mierda y que a la hora de masturbarse, simplemente, abren el navegador y se dirigen a su página favorita de vídeos pornográficos. Días más tarde, esta irresponsabilidad genera una situación incómoda en la que un amigo o familiar necesita utilizar ese ordenador y empiezan a aparecer cosas extrañas —en fin, pollas y vulvas abiertas— en la pantalla. En fin, cosas que no tendrían que estar allí. Las personas cuya vida les importa un poco más que una mierda optarán por esa maravillosa herramienta llamada "nueva ventana de incógnito" o "nueva ventana privada", dependiendo del navegador que utilices. Se puede activar a través de un menú desplegable o presionando la combinación de teclas "Ctrl + Mayús + N". Es una herramienta muy recomendable para entrar en las entrañas de internet sin dejar demasiadas huellas.

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¿Por qué coño estoy hablando de esto? Bien, esa es la pregunta que quería que os estuvieseis planteando. Joder, tampoco hace falta ir al grano en esto de los artículos, ¿no? Solo faltaría. Pues bueno, cuando uno navega por el internet no lo está haciendo desde la extrema pureza y la objetividad informativa. No es mi campo pero os puedo decir que toda esa mierda de los algoritmos, las cookies y la permanente conectividad en Google hacen que nuestra pantalla no nos muestre internet si no nuestra versión de internet. Toda la información que tragamos está previamente filtrada por una red que representa nuestros potenciales intereses, generando permanentemente una realidad informativa acorde a nuestros gustos y nuestra forma de entender la vida. Luego nos sorprenda que gane Trump cuando nuestro internet nos ha estado diciendo todo lo contrario durante semanas. La verdad es que no tenemos ni puta idea de en qué mundo vivimos y todo es culpa de observarlo desde esta mirilla demencial llamada internet, que más que una mirilla es un espejo desolador.

Con esta premisa empezó la idea de este artículo: intentar percibir la realidad a través de una personalidad concreta falseada. La idea era crear un perfil falso, definido y, claro, y ver cómo la jungla de algoritmos hacía su trabajo y mostraba una realidad afín a ese personaje. Tuvimos dudas a la hora de escoger ese personaje, en la oficina no teníamos claro si crear un individuo de extrema derecha, un independentista catalán o un loco podemita. Al final nos decantamos por el podemita, porque ya estamos hartos de que nos acuséis de posicionarnos a favor del grupo morado y esto nos ofende porque no creemos en ningún tipo de orden político, solamente en la ley del más fuerte y en la del que bebe más vino.

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Gente, este es Carlos Pléyade, podemita. Carlos Pléyade, estos son los lectores de VICE, gente enfadada así en general —ambas partes se dan la mano de forma hipócrita mientras sonríen levemente—.

¿Por qué Carlos? Porque me parece un nombre que representa al hombre corriente, al trabajador, al pequeño empresario. ¿Pléyade" La verdad es que siempre he querido formar parte de un —cito de la RAE.—"grupo de personas famosas, especialmente en las letras, que viven en la misma época". Puse estas imágenes de delfines porque, en el fondo, me habría gustado nacer delfín. ¿A quién no? Poder nadar, cantar, follar, comer cosas directamente del mar y no tener que trabajar nunca; qué maravilla. También me hice una cuenta de Twitter —no es muy activa, la idea era ser, sobre todo, espectador—, una cuenta de Instagram en la que, por un motivo que desconozco, empecé a seguir a Cristiano Ronaldo (me lo propuso Instagram) y una cuenta de Telegram con la que empecé a seguir unos 10 canales oficiales de comunicación de Podemos. Carlos Pléyade estaba listo.

La semana pintaba intensa: teníamos las elecciones de Estados Unidos, el recién estrenado nuevo gobierno de Rajoy y el caso Espinar. ¿Qué más nos depararía la semana podemita?

LUNES

Al encender el ordenador me empezaron a salpicar en la cara varios artículos en defensa de Ramón Espinar, ya sabéis, el por aquel entonces diputado autonómico candidato a la secretaría general de Podemos Madrid y portavoz de Podemos en el Senado que vendió ese piso de protección oficial y que causó indignaciones varias, a ambos lados del espectro político. Uno puede sospechar del florecimiento de todos estos escándalos que rodean la nueva izquierda —lo de Ada Colau y su marido, el trabajo de asesoría de Monedero, la beca de Errejón, lo de Tania Sánchez y su hermano—, publicitados, de forma evidente, por unos medios afines a políticas contrarias al grupo morado y a todas esas iniciativas post-15-M pero no deja de ser evidente que estas acusaciones —por poco comparables que sean con otros escándalos mucho más espectaculares relacionados con el PP o el PSOE— son reales. Es decir, no son escándalos bien por estar orquestados por hijos del 15-M.

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De todos modos, ahora, con los algoritmos podemitas en acción, estaba claro que Espinar era inocente, es más, se evidenciaba que Podemos estaba siendo víctima de un complot político y mediático de desprestigio e incitación a la confrontación interna. Cualquier tipo de duda que pudiera tener se esfumó al leer el testimonio de los compradores del piso en cuestión, quienes tildaron el comportamiento de Espinar como de "modélico". La opinión de esos tipos fue determinante para inclinar la balanza a favor de Espinar, eso es todo lo que necesitaba saber. #jesuisEspinar. Joder, leed esto anterior entre comillas, por favor.

Cambio de plataforma: a través de Twitter y Telegram empecé a ver comentarios relacionados con unas primarias de Podemos, o algo así. La verdad es que no estaba muy enterado del asunto. ¿Qué era esto? Se supone que había unos 19 procesos abiertos de primarias extraordinarias en siete comunidades y 12 ciudades, en las que, entre otras cosas, se decidiría el secretario general de Podemos Madrid, enclave esencial de los votantes del grupo morado.

Es destacable mencionar que durante la semana anterior a mi podemitismo digital, mi timeline personal no me advirtió en ningún momento sobre lo de estas primarias. Supongo que la mayoría de medios no encontró noticiable la renovación de los órganos directivos de Podemos. De golpe, estaba recibiendo noticias constantes, incluso avasalladoras, que hacían referencia a estas votaciones. Estaba entrando de lleno en el mundo según Podemos.

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Otro de los puntos fuertes de la jornada fue el eterno regreso del caso del famoso tuit de Guillermo Zapata, archivado tres veces por el juez Pedraz. De nuevo, la acusación popular —de la mano de la Asociación Dignidad y Justicia y del Sindicato Manos Limpias— estaba dándole caña al asunto y recurriendo la decisión anterior del juez Pedraz. De momento la experiencia podemita en la red estaba resultando un poco aburrida, poco, digamos, entretenida.

La jornada estaba terminando y no podía irme a dormir sin ver la tira de El Roto, gurú indiscutible de la nueva izquierda. Supuse que era algo que todo buen podemita estaba obligado a hacer, frecuentar la tira de El Roto. La verdad es que la viñeta tampoco era nada espectacular. Trazo grueso, pocos colores, rebelde y con un giro semántico. De pequeño me gustaba pero luego maduré y dejé de soñar y creer en estas fantasías ideológicas.

La nota "graciosa" y "divertida" del día podemita la dio Alberto Garzón con su tuit sobre el nonagésimo noveno aniversario de la Revolución Rusa y el supuesto zasca —odio esta palabra— que le metió a la dirigente de Vox Inma Sequí.

Si algo he visto en esta primera jornada es que, joder, en el mundo Podemos no les gusta la risa. Se habría agradecido algún artículo sobre, por ejemplo, un mono entrando en un Burguer King y pidiendo un menú de esos baratos de tres euros con noventa céntimos pero no, todo eran movidas de actualidad política. Bueno, hubo una excepción, este comentario me hizo bastante gracia:

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MARTES

Terminé el lunes un poco agobiado, recibí demasiada información. Normalmente mi relación con internet se limita a ver vídeos de mapaches o monos y leer artículos cuyos titulares incluyan la palabra "polla" o la frase "no te lo vas a creer".

La noche anterior, con el repaso final de las redes tumbado en la cama, me di cuenta de que Echenique es un pesado. El tipo no para de publicar cosas en su canal de Telegram y más de una vez me tuve que levantar de la cama para leer un mensaje que creía que sería importante y era este tipo haciendo propaganda de la movida esta de las primarias en Aragón y el documento político de no sé qué. En fin, una decepción. Yo que pensaba que sería esa chica que flirtea conmigo por WhatsApp y que me parto con ella y que es totalmente explosiva y que me acabo de inventar porque no existe pero que, joder, dejadme fantasear.

En fin, todo apuntaba a que el día sería una repetición del lunes, con artículos sobre el tema de Espinar y el de Zapata, pero una nueva amenaza surgía para desacreditar a Podemos: Ahí estaba Cifuentes indignándose porque Pablo Iglesias vive en el piso protegido de su abuela, menudo drama. Echenique, mi amigo nocturno, aprovecha y se parte del asunto en televisión.

Por lo que parece creó bastante indignación el tema de los memes y el Partido Popular. Me da pereza hablaros ahora sobre esto, si queréis, podéis leer esto que escribí la semana pasada. Destaco el tuit de la señora Barbijaputa, personaje que, creo yo, es bastante frecuentado por las corrientes podemitas. Puede que me equivoque pero creo que no. En la vida solamente me he equivocado una vez, que fue cuando acepté abrir una empresa de impresoras 3D en Canarias con ese "ingeniero" que conocí por mail y que resultó ser un timo perpetrado por un tipo que me garantizó, entre insultos, que nunca más volvería a ver esos "judidos" (sic) 5.000 euros.

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En fin, lo bueno del martes es que conocí y me enamoré durante una tarde de Clara Serra Sánchez. El idilio duró poco pero fue intenso (por mi parte).

El Roto seguía sin convencerme y la nota de humor del día me la ofreció esto:

MIÉRCOLES

La noche anterior soñé con Pablo Iglesias. Solo hicieron falta un par de días para que este tipo se me metiera en el subconsciente. No sé qué hacíamos pero por ahí andaba Pablo Iglesias, comentando lo de las jugadas mediáticas contra su partido.

España despertaba con los resultados electorales de EE. UU., con la victoria del candidato republicano. ¿Día triste? Bueno, nada especial. Rivera (Ciudadanos) no tardó ni un segundo en liarla y vincular las políticas de Trump con las del grupo morado, ¡qué indecencia!

Jordi Évole, uno de los grandes referentes de la izquierda anticapitalista moderada, nos iluminó con su punto de vista, atrevido y perspicaz. Por su parte, El Roto se sumaba a la deriva de humillaciones hacia Trump. El mundo estaba consternado y yo solamente quería leer un artículo llamado "Esta rana se fuma un cigarro entero".

El giro avispado de esta jornada lo ofreció Gabriel Rufián, portavoz adjunto de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso, con su respuesta a una bromita del siempre afortunado Albert Rivera. Todo en orden.

¿Otras cosas divertidas?

Esta es la cosa más graciosa que he visto en mi vida.

Por cierto, a todo esto hay que añadir los constantes mensajes recibidos en los canales de Telegram de Podemos, que hacían una campaña bastante intensa por el tema de las primarias, cuyas votaciones terminaban este mismo día. A veces uno se pone nervioso con tanto mensaje de WhatsApp pero esto era totalmente excesivo. Me refiero a mensajes cada seis minutos, como cuando tu pareja descubre que te has gastado el dinero que guardáis en esa caja llamada "compras supermercado" en ediciones carísimas e innecesarias de discos de Death In June. En fin, estas son algunas de las imágenes que compartían:

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No sé qué opinaréis pero a mí me parece, incluso, entrañable.

JUEVES

Aquí ya empezaba a estar hasta las pelotas. La vida de un podemita digital es un poco aburrida. Todo el rato leyendo artículos que defienden al grupo morado, siempre contenido político. Joder, dadme, ni que sea, un horóscopo. Que sí, que "todo es política" pero no me toquéis tanto las pelotas, dadme un artículo o un vídeo sobre cómo hacer croquetas de patatas Lay's Campesinas y sería un poco más feliz. Madre mía, qué horror.

A estas alturas la divertida ronda mañanera se convirtió en algo tedioso. Esta imagen de arriba la compartía todo el mundo, no llegué a leérmela entera en ningún momento del día.

El jueves Echenique se llevó el premio de la jornada, tanto por este tuit de arriba como por la carta que le hizo llegar a Trump, llena de "ironía" (qué retorcido poner entre comillas la palabra "ironía").

Poco a poco los niveles de humor iban mejorando con la llegada del fin de semana. Siempre he creído que el humor es cosa de derechas —yo qué sé, me hacen más gracia los cretinos— pero tanto El Roto del jueves como este meme cachondeándose del discurso de un edil de UPN en referencia a una historia de una ampliación del carril bici en Pamplona me parecieron bastante agudos:

VIERNES

La última jornada, estaba ya cerca de la locura pero también de la libertad. Necesitaba un poco de opiniones que difirieran de las corrientes podemitas. Necesitaba un poco de El Mundo, de 20 Minutos, un poco de Rac1, un poco de Basté en mi vida. La experiencia de vivir se me venía abajo, pero Pablo me dio la energía necesaria para poder aguantar un poquito más, todo gracias a que compartió en su muro un tema de "el Boss".

Venga joder. Ahora tenía ganas de meterle caña al viernes. Quería abrazar todas las ideas que me ofrecía el partido morado, porque tenemos que salir a la calle a arrebatarles a los poderes fácticos lo que es nuestro, tenemos que recuperar derechos sociales que se han sacrificado en pro de los beneficios de una sangría bestial de políticos, empresas y corporaciones. No podemos tolerar una realidad cuyo punto de fuga siempre sea el mercado. ¿Me estaba creyendo todo esto?

Entonces, de repente, vi que Leonard Cohen había muerto. Suerte que Echenique tenía las palabras justas para este momento.

No sé, ahora os puedo decir que me flipa Echenique. De todos los podemitas es el que me ha caído más simpático, con sus bromas sencillas e inocentes, con su extrema actividad digital, con las ganas que le pone a esto de animar a la gente a votar por el nuevo documento político de Aragón . No estoy siendo condescendiente con él, os garantizo que el tipo es entretenido de pelotas, lo haga expresamente o no.

Como veis, Errejón intenta molar y aquí se lanzó una frase guapa para Leonard pero la cosa no le salió muy bien. No funciona, lo mires como lo mires.

El día terminó. La semana podemita caducó y me sentí ¿liberado? No lo sé. El viernes ya ni tuve ganas de ver qué se contaba El Roto. Estaba cansado de leer sobre política y de ver cómo esta gente se esfuerza y se equivoca y la lía y lucha por mantener su unidad. Supongo que me pegaría un tiro si tuviera que pasarme el resto de la vida peleando para construir una sociedad mejor. Es agotador estar siempre al tanto de las cosas y las reyertas políticas.

Soñaba con el retorno a mi antigua experiencia digital, con monos rascándose el culo y cayéndose de un árbol; con mis habituales búsquedas de los últimos cassettes del sello Janushoved en YouTube o apuntándome a eventos con cerveza gratis. Sitios en los que la gente bebe y charla de mierdas pero nunca habla sobre política, donde nadie quiere cambiar el mundo. Porque el mundo es terrible y no se puede cambiar, digan lo que digan, pero a veces —solo a veces— hay cervezas que saben mejor que otras, pese a ser de la misma marca. Y no sabes por qué, pero sucede. Y ni Podemos ni el PP ha tenido nada que ver con esto. Es un mensaje triste y conformista pero qué le voy a hacer, esta semana he terminado un poco harto de peleas de patio de colegio entre partidos. De todos modos, leyendo artículos en internet y dándole al "me gusta" tampoco voy a solucionar una mierda.