¿Por qué estos vídeos de rusos borrachos son lo mejor de Internet?

"Son sus costumbres y hay que respetarlas". Esta frase, que siempre acaba apareciendo en los comentarios de los vídeos de rusos, es una verdad como un templo de Debod. Porque sus costumbres consisten, básicamente, en beber demasiado, sobrevivir por los pelos y jamás perder la sonrisa. Los que crecimos con Vídeos de Primera y conocimos las manchas de Gorbachov sabemos que aquí se saltan varias pantallas de golpe y que la lucha EE.UU. vs. URSS tiene un claro vencedor. Los gatitos no están mal y Albert Rivera cirujano tiene un pase, pero esto… ESTO ES MAGIA. Si te gustaron los vídeos del tipo que rompe una ventana para pedir tabaco y el del que conduce un tanque incendiado, sabrás valorar (y quizá has visto ya) estas joyitas:

Empezamos por un clásico. El alcoholismo extremo es exótico para quienes nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos a un albañil comiendo con tinto de verano. Pero no para los rusos. Para ellos es algo cotidiano y son capaces de seguir con lo que están haciendo sin despeinarse (en este caso, responder a una entrevista).

Si pides que te pasen un tronco pero no lo interceptas bien y se estrella en tu cara, no esperes después que corran a consolarte o socorrerte cuando el impacto en tu cabeza te deje inconsciente en la silla. Como mucho, seguirán grabándote y te moverán la cabeza para que quede mejor en cámara. Nadie comprobará tampoco si sigues vivo.

La versión Dogma de un clásico del cine: Speed. Dos minutos que se antojan eternos, en los que un vehículo de grandes dimensiones circula con total normalidad mientras desprende llamaradas de varios metros de altura. Como cuando descubres que tienes un flyer de publicidad enganchado al limpiaparabrisas pero lo dejas ahí hasta llegar a tu destino.

Joder. Aquí se insiste muchísimo en su insensibilidad a la tragedia. En la cochambre rusa (equivalente a nuestros polígonos industriales), una inesperada explosión que prende fuego a tus pantalones no merece más que un corretear rápido y dejar que alguien te den unas pataditas hasta que los tejanos calcinados se desprendan y dejen tu culo al aire.

Crash, Magnolia, 21 Gramos, Traffic… Esta pieza bebe de todas ellas y las reinterpreta, obligando al espectador a repetir varias veces el visionado hasta conseguir diferenciar todas y cada una de las historias que contiene. Es tan trepidante que no hay tiempo para paladear. Cuando ves que a quién dabas por muerto está vivo, entra en plano otro señor.

Los rusos son tan prolíficos en YouTube que barajamos cerrar esta modesta selección con el vídeo del fulano que habla por teléfono con su cajetilla de tabaco cuando le paran en un control de alcoholemia. O alguno de peleas múltiples. Finalmente nos decantamos por el niño vestido como un adulto que baila como los ángeles en un alter infecto.