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No waifu, no laifu: la vida cuando te enamoras de tu personaje anime favorito

La waifu (del inglés wife, esposa; husbando en el caso de los chicos) es, sencillamente, ese personaje de dibujos animados con el que querrías pasar el resto de tu vida.
Fotografía por el autor.

Hay gente que prefiere salir con un dibujo animado antes que con una persona de verdad. Al menos lo prefieren a tener que atreverse a hablar con una chica de carne y hueso. Estos personajes, las waifus, son un fenómeno dentro de la cultura otaku, pero para los que no suelen ver anime o no han pisado jamás un Salón del Manga puede ser algo totalmente desconocido.

La waifu (del inglés wife, esposa; husbando en el caso de los chicos) es, sencillamente, ese personaje de dibujos animados con el que querrías pasar el resto de tu vida.

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Para los fans más duros del anime, los que devoran series y pueblan foros sobe videojuegos y manga, el mundo se divide en dos. Por un lado está el mundo 2D que es plano y dibujado, el mundo de las waifus, y el 3D al que pertenecen las personas normales.

Así me lo explica Hyper Denpa-chan, un chaval de veintitantos años que vive en Barcelona. Su vida transcurre principalmente en el 2D donde se siente mucho más cómodo y donde ha llegado a tener tres "romances" con chicas de ficción. Unas novias con cara de a lo Sailor Moon que le han acompañado en los momentos más difíciles de su vida.

Las waifus de la mayoría de fans occidentales no son más que una excusa para abrir debate online y hacer comunidad. Pero para los verdaderos otakus, como Hyper Denpa-chan, son personajes con los que soñar una vida mejor. Una alternativa al complicado y social mundo real.

VICE: ¿Cuántas waifus has tenido?
Hyper Denpa-chan: He tenido tres. La más importante fue Komeiji Koishi, un personaje de Touhou (una serie de juegos de disparos con monstruos de la mitología japonesa caracterizados como chicas).

¿Por qué te gustaba tanto?
Porque Koishi no puede entender las emociones. Tanto ella como su hermana mayor, Satori, podían leer la mente y por eso todo el mundo las odiaba. Tanto es así que Koishi se cerró su tercer ojo para no sentir todo ese odio y ahora vaga por ahí conociendo a gente de todo tipo.

En aquella época yo acababa de terminar los estudios obligatorios y estaba muy deprimido con mi vida. Quizás me identificaba con ella, también quería olvidarme de todo y aislarme.

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¿De qué personaje te enamoraste por primera vez?
De Izumi Konata, un personaje de Lucky Star. Yo tenía 17 años.

También tuviste una tercera.
Sí, pero esta ya es más light. Cuando te aceptas a ti mismo y sales adelante ya no necesitas una waifu como tal, es sólo un personaje favorito. Ahora soy mucho más estable.

¿Cómo era la "relación", si podemos llamarla así?
Uno no se imagina una convivencia o una vida con ella, no hay cómo. Pero sí que imaginas como sería poder conocer al personaje y hacer cosas juntos como jugar videojuegos con Izumi Konata, o acompañar a Koishi en sus viajes.

¿Hacías cenas románticas de San Valentín?
Bueno, yo eso no lo hice. Pero sí que hice un poco en serio y un poco en broma una cena de Navidad con Izumi Konata. De hecho la cena sale en un vídeo de Youtube junto a muchos otros.

La idea salió de board /a/ de 4Chan, donde mucha gente decidió mandar fotos de la cena con sus waifus y husbandos. Es una tradición muy popular en Japón hacer cenas románticas el 24 de diciembre, no es como la Navidad occidental.

Este tipo de cosas suelen ser bromas internas de la comunidad, nada preocupante, aunque puede haber casos extremos.

¿Cómo era el sexo con ellas?
Me masturbaba con hentai, sobre todo jinshi, que son esas publicaciones hechas por fans con personajes populares.

Lo más cercano a fantasear una situación con una personaje es leer un jinshi. Son cómics que te cuentan una historia emocional además de la erótica. Los autores exploran aspectos diversos de personajes que les gustan y todo eso influye en el pajeo.

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A mí, personalmente, me gustan mucho más los que tienen una buena historia y un momento erótico potente, no sé si me explico.

Totalmente, ¿y también veías porno tradicional?
La verdad es que a medida que me fui dirigiendo hacia el mundo del anime dejé de consumir porno de personas 3D. Hoy en día sigue siendo así, mi preferencia es el porno anime.

¿Pero veías hentai de otros personajes?
Eso sí, pero me gustaba mucho más el de mi waifu. Disfrutaba mucho con Izumi Konata por ejemplo.

Una cena con su Izumi Konata. Fotografía por Hyper Denpa-chan

¿De qué manera la waifu cubría tus necesidades afectivas?
Tú proyectas tus necesidades en el personaje así que te imaginas cómo sería estar con ella compartiendo momentos, como si fuéramos compañeros de viaje. En el caso de Koishi, lo que había era mi búsqueda personal por entenderla a ella. Como no puede sentir emociones yo era el único que le prestaba atención.

¿Querías que se sintiera comprendida?
Sí y, viéndolo en retrospectiva, yo también quería que me comprendieran a mí.

¿Tuviste las tres waifus a la vez?
No, fueron una detrás de otra. La cuestión es que los bishōjoge —los videojuegos para ligar de donde surgieron las waifus— tenían rutas determinadas para cada chica, así que lo normal es ser monógamo. Aunque tampoco está mal visto tener varias waifus ya que en algunos juegos, los bishōjo harem, puedes ligar con todas a la vez.

¿Cómo eran las rupturas?
Al ser idealizaciones de lo que te gusta en una pareja, a medida que creces, tu relación con la waifu cambia. Buscas cosas distintas. Al igual que una persona normal mis intereses cambiaban y así lo hacían mis waifus.

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¿Así, sin más?
Ella no tiene nada que decir, es un muñeco.

Por ejemplo, yo he llegado a ver Lucky Star hasta cinco veces, incluso hoy la sigo viendo, y también sigo jugando a Touhou, y revisitando material de Koishi.

¿Es posible que las waifus te hayan ayudado a no sentirte tan solo?
Cuando tienes una waifu, y lo sientes realmente, por lo general ya no eres una persona que se integra con facilidad en la sociedad. Mucho menos puedes tener novias reales. Así que sí ayudan, sirven para desfogarse.

¿Has tenido pareja 3D alguna vez?
Sí, de adolescente antes de tener mi primera waifu. Fue una experiencia muy corta y dolorosa.

¿Crees que eso te condicionó a tener waifus más adelante?
La relación fue muy mala, yo estaba en un momento bastante delicado y creo que eso sí me condicionó. Y eso que no fue mi primera experiencia sexual, pero la verdad es que no me gustó nada lo que pasó en ese momento.

¿Comprabas merchandising para completar tu relación con las waifus?
Aparte de algunas figuras y el fondo de escritorio no tenía mucho más. Como te gusta el personaje te hace gracia tenerlo a tu alrededor pero por entonces yo era bastante pobre, e importar cuesta mucho dinero. Además, nosotros tampoco tenemos la cultura de consumo extremo que tienen los japonenes.

Lo que yo hacía era visitar mucho Dambooru, un repositorio de imágenes donde se taggean miles de fotos de todo tipo, especialmente eróticas y explícitas. Cuando estaba aburrido buscaba imágenes de personajes que me gustaban y me ponía a verlas. Encuentras cosas divertidas, eróticas, curiosas… y esto es la única forma de imaginar cosas nuevas sobre tu waifu.

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¿Cómo ha integrado el otaku occidental el fenómeno waifu?
Para la mayor parte simplemente es una herramienta con la que dar conversación en los foros y comentarios de youtube, tienen la waifu y punto. Ahora bien, también están los hardcore que se imaginan toda la vida con una waifu y se quieren casar con ella.

Un hombre con su dakimakura. Imagen vía Flickr de Danny Choo

Todo eso de las almohadas ¿no?
Sí bueno, las dakimakuras. Si vas en serio con una waifu puedes tener una dakimakura de ese personaje para dormir, pajearse o dar una vuelta con ella.

Mencionaste off the record que las personas que tienen waifus suelen ser depresivas. ¿Es algo muy frecuente en la comunidad?
Sí, claro. Para que te guste tanto el anime y el manga hasta enamorarte de un personaje ya tienes que tener cierto nivel de problemas, ya sean sociales o psicológicos.

Tú no vas a encontrar a nadie con una vida cien por cien corriente que se imagine una waifu como una persona real. Si solo ves anime de vez en cuando y no estás metido en esta subcultura no sueles llegar a conocer este fenómeno.

¿Haber tenido waifus te ha ayudado?
Me ha ayudado a estar menos deprimido, pero no a salir de la depresión. Para mí fue puro escapismo. Cubría algunas de mis necesidades, así que, en ese sentido, sí me ayudaba.

¿Cómo te va hoy en día con las relaciones sociales?
Cuando eres un adolescente sólo quieres mezclarte con la sociedad y ser aceptado. Poco a poco vas madurando, se te pasa el subidón de hormonas y empiezas a darte cuenta de que tú eliges con quién y cómo te relacionas y, si no quieres relacionarte con nadie, también está bien.

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Me he dado cuenta de que soy una persona más bien de pocos amigos. En cuanto descubres que eres retraído y casero ya sabes elegir lo mejor para ti.

Me alegra oír eso.
A mí más, porque lo he pasado realmente mal. Aunque sigo teniendo ciertas aspiraciones que no puedo lograr. Quiero volver a tener novia, pero claro, es difícil cuando eres retraído y tímido como soy yo.

¿Y qué haces para ir conociendo gente nueva?
De momento estoy buscando maneras de relacionarme con gente más allá de internet, como yendo a grupos de charla en japonés. También un amigo me ha pedido que sea máster de una partida de rol con bastante gente.

Pues esto es todo, Hyper Denpa-chan.
Esta es mi experiencia, si te he podido ayudar, genial. Si acudes al fan que va al Salón del Manga quizás tengas una experiencia más cercana al otaku local, porque a mí realmente no me interesa mucho.

O sea que van de frikis y no tienen ni idea.
Si quieres que lo diga así, sí. Tampoco siento desprecio por ellos pero ahí no encuentro lo que busco. Aunque debería intentarlo, quizás allí conozca a un nuevo amigo o alguna chica a la que le guste.