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Contagio De Suicidios En Gales

Comprar una corona con forma de corazón en una floristería de Bridgend, Gales, cuesta 40 libras; un crucifijo puede subir hasta las 50 si escoges uno de metro y medio. Las tradicionales coronas redondas y con forma de lágrima son un poco más baratas...

(*Contagio de suicidios en Gales)

ENTREVISTA DE BRUNO BAYLEY, ILUSTRACIONES DE LAURA PARK

DEMASIADO TRISTE

Comprar una corona con forma de corazón en una floristería de Bridgend, Gales, cuesta 40 libras; un crucifijo puede subir hasta las 50 si escoges uno de metro y medio. Las tradicionales coronas redondas y con forma de lágrima son un poco más baratas—unas 30 libras—, pero aún así sigue siendo bastante dinero para un pueblo arruinado del sur de Gales, el segundo del país que más ayudas y subsidios del gobierno solicita. Se trata, como la mayoría de los pueblos de los Valles, de un lugar insoportablemente gris y a menudo húmedo que hace lo que puede por mantener a la juventud ocupada. Este es un pueblo que nunca ha intentado realmente atraer a una industria que reemplazara a las minas de carbón que cerraron años atrás.

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Bridgend saltó a la fama internacional cuando, en 2008 se encontró ahorcada a una joven de 17 años, Natasha Randall, poco después de Año Nuevo. La muerte de la fotogénica chica atrajo la atención de los medios británicos lo bastante como para que se dieran cuenta de que este caso era, de hecho, uno de los muchos que se dan en este pueblo casi siempre oculto en la neblina. Un amigo íntimo de Natasha, Liam Clarke, había cometido suicidio apenas unas semanas antes. En total, 23 jóvenes de la zona se han quitado la vida en el transcurso del último año y medio; la mayoría por ahorcamiento, algunos en sus domicilios, otros en parques o en edificios abandonados.

Hablamos con Darren Matthews, director de división en Bridgend de la organización Samaritanos, acerca del contínuo goteo de suicidios que asola el lugar.

Vice: ¿Pero qué demonios está pasando ahí?

Darren Matthews:

Bueno, atendiendo a las muertes en las que los periódicos se han fijado y agrupado en un conjunto, todo empezó hacia enero de 2007, pero este tipo de sucesos llevan sucediendo desde siempre. Un chico de 18 años llamado Dale Crole se colgó en enero de 2007 en un almacén en ruinas. En los meses siguientes se dieron varios casos más de suicidio, algunos cometidos por amigos y conocidos de Dale. Así, a lo largo de 2007 hubo lo que podríamos definir como una epidemia de suicidios de varones jóvenes. Después, en enero de 2008, murió la primera mujer, Natasha Randall. La frecuencia de muertes en la zona se disparó a partir del hallazgo de su cuerpo. No mucho después llegó el primer titular en un periódico. Decía, “El Culto al Suicidio”. Fue entonces cuando los medios de todo el mundo se hicieron eco.

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Ya. En total, ¿cuántas personas han fallecido?

El recuento oficial es de 23. Es el número de fallecidos en lo que los medios decidieron que era un “grupo de suicidios”, pero se dieron varias muertes más que no se denunciaron. Yo diría que murieron dos o tres personas más, pero al ser algo más mayores y no encajar en la historia que los medios de comunicación querían contar, ni siquiera se les mencionó.

Los periódicos hablaban de cultos y redes de suicidas en potencia. ¿Era todo una chorrada o había algo de cierto? ¿En qué medida estaban esas personas conectadas unas con otras?

Según la policía y el forense no había conexión, pero es de conocimiento público que algunas de estas personas se conocían entre ellas. Por tanto, depende en buena medida de lo que cada uno entienda por “conexión”. Hay gente que tenía amistad con algunos de los que murieron y a continuación se suicidaron también. Sabemos que hubo unos cuantos que en algún momento de sus vidas compartieron piso. Tres de los chicos vivían en la misma calle. El suicida más joven tenía 15 años. Intentó matarse y terminó en el hospital, conectado a una máquina de soporte vital. Mientras él estaba ingresado, su primo, de 20 años, se quitó la vida. El joven murió a los pocos días. Los dos vivían a poca distancia uno del otro.

Me parece bastante sospechoso. No obstante, Bridgend siempre he tenido una alta tasa de suicidios, ¿no? ¿Tiene esto alguna explicación?

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Todo el sur de Gales, la zona de los Valles, presenta el más elevado índice de suicidios de todo el Reino Unido. Si buscas factores que expliquen este dato, dependerá mucho de a quién preguntes. Sabemos que en este área se encuentran algunas de las zonas más deprimidas de las Islas, con altos niveles de desempleo y enfermedad. Es decir, que hay factores económicos y sociales que definitivamente juegan un papel en determinadas muertes, pero no necesariamente en las muertes de las que estamos hablando.

Ya, pero, ¿por qué tantas muertes en tan poco tiempo y en una zona tan pequeña?

No hay nada concreto en Bridgend que lo explique. Se nos ocurre la teoría del contagio.

Cómo, ¿es que el suicidio se contagia?

No. Empezamos a hablar al respecto en enero del año pasado. Al principio a la gente no le interesó; hacia marzo, sin embargo, prácticamente ya la habían aceptado. La teoría del contagio se conoce a veces como Efecto de Werther, por la novela

Las Penas del Joven Werther

, de Goethe.

¿Por qué razón?

Hacia el final de la novela, Werther, el protagonista, se suicida de un modo muy concreto: llevando cierto tipo de ropa. El libro fue prohibido poco después de publicarse a finales del siglo XIX porque se dieron varios casos de personas que imitaban a Werther. Se habla de la teoría del contagio cuando una persona de una comunidad se quita la vida, casi dando así permiso a los demás para que hagan lo mismo.

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¿Qué papel juegan en todo esto los medios de comunicación?

Un papel importante: el de divulgar los hechos. Por esta razón recomendamos unas normas muy estrictas a la hora de tratar la información. Que se haga de un modo responsable. La gente no tiene por qué conocer personalmente a alguien para sentirse afectada por su muerte.

¿De qué manera causan problemas los medios?

Bueno, puede ser peligroso que una persona esté muy al tanto de los problemas de otra. Te pondré un ejemplo. Imagina que hay alguien en una comunidad con problemas de deudas, esos problemas conducen a un deterioro de la relación con su pareja y como resultado ambos deciden quitarse la vida. Si los periódicos se fijan en este hecho y deciden ofrecerlo como noticia, perfecto, siempre y cuando se haga bien. Si la enfocan prestando mucha atención a las circunstancias que condujeron al suicidio y el método elegido para llevarlo a cabo, podría suceder que alguna otra persona acuciada por las deudas y en medio de una relación problemática pensara, “Quizá no haya esperanza y esto sea lo que yo tendría que hacer”.

Plantaría la semilla.

Yo no puedo acusar a los medios de haber provocado indirectamente más muertes. Lo que sí estoy en posición de afirmar es que el modo en que algunos medios han enfocado los suicidios, llegando incluso a mostrar fotografías de los cadáveres, ha tenido un efecto muy negativo en la comunidad. La historia estaba en la prensa casi cada día. Imagínate ver fotos de tus seres queridos fallecidos en primera plana, una y otra vez. Y que vuelven a publicar esas fotos el día del aniversario de sus muertes. Uno de los titulares decía “Suicide Town”.

Más bien parece un título malo de canción.

Y luego está eso de que hay un culto a la muerte cuyos miembros se comunican por Internet. Enfureció a mucha gente. El pueblo aún no se ha recuperado del shock.

Hay voces que no cesan de acusar a las redes sociales de Internet de ser en parte responsables. ¿Qué opina de eso?

No hay pruebas de ninguna conexión con ninguna red social. A ver, es cierto que muchos de los suicidas mantenían su perfil en una u otra red, pero lo mismo hacen la mayoría de jóvenes y adultos del Reino Unido. El otro factor que ha provocado que algunas personas crean que esas redes tienen la culpa es el hecho de que existe una tendencia a dejar mensajes en las páginas de los que han fallecido. Para mí no hay diferencia entre eso y poner tu firma en un libro de condolencias. Es sólo un modo de mostrar tus respetos.