El hijo de David Bowie ha dirigido una película sobre Warcraft y tiene muy buena pinta
Obviamente, esto es un orco de la peli, no Duncan Jones. Imágenes vía Legendary Pictures

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El hijo de David Bowie ha dirigido una película sobre Warcraft y tiene muy buena pinta

Después de veinte años de éxitos en la industria de los videojuegos, la saga 'Warcraft' de Blizzard pasa a la gran pantalla de la mano del director Duncan Jones.

Hollywood ha encontrado la fórmula magistral para explotar las historias de superhéroes, y ya no hablamos de adaptaciones de dudosa calidad por las que solo los frikis de los cómics estaban dispuestos a hacer largas colas y pagar su entrada religiosamente. Las taquillas no mienten: el mundo entero acoge con los brazos abiertos a los universos de Marvel y DC. Curiosamente, no ocurre lo mismo con las películas basadas en videojuegos.

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Hablamos con Duncan Jones, director de Warcraft: El origen, la nueva película basada en la popular serie de videojuegos de Blizzard. Es el tercer mayor proyecto de Jones, hijo del difunto David Bowie, tras dirigir Código fuente (2011) y la exitosa cinta de lo-fi Moon (2009). "Si tienes una buena historia que contar y personajes intrigantes, puedes hacer una buena película".

¿Por qué, entonces, parece costarles tanto a las películas basadas en videojuegos encontrar su parcela de gloria entre el público? Uno de los posibles argumentos es de carácter generacional: muchos de los críticos de cine y directores consagrados de cierta edad simplemente no han vivido la cultura de los videojuegos en su juventud. Al menos, no como la ha vivido Jones.

"Me he pasado veinte años jugando a Warcraft", me explica, "desde los comienzos de los juegos de estrategia en tiempo real. Empecé con Orcos y humanos (el juego original de Warcraft, publicado en 1994), en la época en la que el título libraba una guerra de posiciones contra Command & Conquer. Con el tiempo, cada vez serán más los realizadores que estén más familiarizados con el mundo de los videojuegos, pero por ahora somos muy pocos. Estoy seguro de que la cosa mejorará".

Pero ¿cómo abordó Jones este proyecto para llevarlo a buen puerto? Y ¿cómo se le presentó semejante oportunidad? Lo que está claro es que obtener luz verde para dirigir la primera adaptación cinematográfica de un gigante como Warcraft un negocio que sigue moviendo miles de millones de euros no es tan sencillo como tener un chamán orco de nivel 100 o saber distinguir entre Illidan y Sargeras.

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Tampoco fue tarea fácil para Sam Raimi, director de Spider-Man y Posesión infernal, quien estuvo trabajando en el guion antes de que Jones tomara el relevo.

"Raimi aporta su característica faceta enérgica y divertida", afirma Jones, "pero creo que su visión y la de Blizzard no encajaban. Yo entré y dije, 'Creo que debería haber héroes en ambas partes. Cincuenta / cincuenta'. Como soy fan de los juegos, mis ideas estaban más en línea con lo que Blizzard tenía en mente".

Duncan Jones

Blizzard lleva "veinte años contando historias de éxito y protegiendo celosamente su obra", por lo que su visión es bastante rígida. Tras una estética gráfica exagerada y caricaturesca, se oculta un mundo cruel y brutal, en el que mueren personajes principales y caballeros de brillante armadura y montones de inocentes son masacrados. Pero también es un mundo lleno de color en el que existe una esencia mágica con la que puedes convertirte en una esponjosa oveja.

Resulta, por tanto, un verdadero reto condensar un videojuego con tal profusión de detalles y que lleva dos décadas desarrollándose en una película de dos horas creada para el consumo pasivo. Por si no fuera suficiente, quien quiera que tenga en sus manos esta mastodóntica tarea deberá someterse al escrutinio constante de Blizzard en cada paso del camino.

"Si te limitaras a coger unos cuantos de los juegos para pasarlos a la pantalla, más bien tendrías que hacer una serie de televisión", admite Jones, alentando las ilusiones de miles de fans de WoW de que se produzca una serie de Netflix. "Pero cuanto más divides la línea temporal en fragmentos específicos, más fácil resulta gestionarlos".

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(Advertencia: a partir de este punto hay pequeños spoilers sobre la trama de la película).

"En la película, los orcos aparecen por el portal, que debe cerrarse. En lugar de cambiar la historia de los personajes, optamos por racionalizar el tiempo y centrarnos en ese momento concreto.

"Cuando haces una película, son necesarios algunos cambios para que funcione. Fue muy positivo trabajar con Blizzard. A veces incluso pude convencerles, otras no, pero al final siempre llegábamos a un acuerdo para que todo funcionara".

Y funciona, al menos para mí, aunque hay un gran número de críticos que no ven la película con los mismos ojos. He jugado a Warcraft toda mi adolescencia y, si bien es cierto que la cinta solo se centra en un brevísimo episodio de una historia épica y que 120 minutos no son suficientes para recrear la infinidad de detalles de ese mundo, Jones logra desarrollar varios personajes en ese lapso de tiempo, asegurándose de que no se desvanezcan en el torbellino arrollador de las escenas de acción.

No se me ocurre otra forma de hacerlo. A fin de cuentas, son los personajes lo que recordamos, más que las implicaciones exactas del cisma de los Draenei en tres generaciones de relaciones entre orcos y humanos.

Tráiler internacional de 'Warcraft'

A mi novia, a quien no le gustan los videojuegos pero es aficionada al género fantástico, le gustó la película tanto como a mí. Y eso ya es mucho decir, ya que demuestra que no hace falta ser un veterano de Warcraft para disfrutar de esta adaptación cinematográfica. Esto nos lleva a preguntarnos si en algún momento se produjo cierta tensión entre el esfuerzo por complacer a los más fieles y el de atraer a un público nuevo.

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"Los personajes muestran una faceta muy humana", afirma Jones. "Si conseguimos crear personajes empáticos y una historia con un principio y un final lógicos, posiblemente logremos atraer a más gente a un mundo desconocido para ellos".

De hecho, hubo varios miembros del reparto a los que se tuvo que poner al corriente de los matices de sus personajes y el lugar que ocupan en la trama. "Hubo de todo", recuerda Jones. "Rob (Kazinsky, que interpreta a Orgrim Martillo Maldito) es fan desde hace mucho tiempo, pero algunos no sabían nada. La mujer de Daniel Wu (Gul'dan) juego mucho a Warcraft, así que dio mucha información a su marido. Paula (Patton, quien encarna a Garona, la semiorca) no conocía nada, pero se mostró muy predispuesta a aprender. De vez en cuando tenía que recordarle que no se obsesionara con empaparse bien de todo, porque acabaría volviéndose loca con tanta información.

"A Travis (Fimmel, que interpreta al protagonista humano Anduin Lothar), en cambio, no le interesaba. ¡Sé tú mismo, colega! Ben (Foster, el mago humano Medivh) quería hacer magia, y no hablo de la película: realmente quería aprender a hacer magia. ¡Era un mago de método!".

En cualquier caso, hacer magia en la pantalla no fue un camino de rosas. Preparar y lanzar hechizos es un proceso agónico que consume bastante tiempo y es muy vistoso: hay que extraer la energía de las runas y, cuando el hechizo surge, lo hace con una fuerza destructiva impresionante. "Nuestro director de motricidad creó un lenguaje físico para lanzar hechizos y uno verbal, en el que indicaba lo que había que decir y su significado", detalla Jones. Se metieron mucho en los matices del sistema de lanzamiento de hechizos. Ben se involucró tanto que en los rodajes parecía un auténtico profesor de magia. Creo que el esfuerzo por hacerlo tan real ha valido la pena".

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Los efectos especiales de Warcraft: El origen también han sido objeto de escrutinio. No hay duda de que todo ese ejército de orcos cubiertos de cuero tienen una pinta increíble, pero esta película es mucho más que una cara bonita (bueno, fantásticamente horrible, de hecho). Bajo mi punto de vista, la cinta también toca temas reales y con los que resulta fácil identificarse. Cobran especial relevancia la familia y la importancia de la figura paterna, temas que se repiten en todos los personajes principales, si bien con una dosis muy comedida de melodrama. "El mes que viene nacerá mi hijo, así que estoy en un punto de mi vida muy de padre", admite Jones. Tampoco debe ignorarse que Jones perdió a su padre en la última etapa de producción de la película.

Tal vez me equivoque porque no he leído todas las reseñas que han dado una valoración tan pobre a la película, pero parece que estos temas han pasado planeando por encima de las cabezas de los críticos. Helen O'Hara, del The Telegraph, dice en su artículo que Jones se ha esforzado por dotar "a sus personajes de una dimensión emocional que no escapa a los tópicos: el líder, el héroe, la guerrera, el místico…". Una perspectiva peculiar, teniendo en cuenta que todos esos tópicos han pasado por el filtro de la historia de Warcraft y el estilo cinematográfico de Jones.

Los líderes orcos son seres tremendamente imperfectos, están divididos entre el deber y sus luchas internas y están siempre dispuestos a traicionar a los suyos por el bien de su clan. La figura del "místico" probablemente haga referencia al malvado y corrupto Gul'dan, que lo mismo te arranca los brazos de cuajo que murmura una pequeña profecía. Y no sé qué tiene de malo el tópico de la guerrera cuando en Hollywood parece que lo único que importa en un personaje femenino es que tenga un sujetador que realce su delantera o que en sus diálogos con otras mujeres hablen de hombres.

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No negaré que Garona tiene momentos excesivamente sexuales y que, para ser una semiorca, se parece demasiado a una humana pintada de verde con unas cuantas cicatrices. "La estética de Blizzard respecto a los personajes es muy específica y no es fácil trasladarla a un entorno de acción con imágenes reales", señala Jones. "Con el personaje de Paula, mi idea era que pudiera ponerse la armadura de la forma más rápida y eficaz posible. La introducimos como una esclava de Gul'dan, es capturada por los humanos, le ponemos la armadura y así se queda para el resto de la película". Por otro lado, lo que lleva en la piel no es pintura. "Vimos lo que pasó con Gamora en Guardianes de la galaxia, así que en vez de pintar a Paula de verde, decidimos hacerle una rotoscopia y cambiarle la piel dos tonos de verde. ¡Ah, y los colmillos también fueron muy complicados! Pero son indispensables, si quieres ser un orco".

Jones también está interesado en el mundo de los videojuegos, y nos confiesa que ya asomó la nariz con un proyecto después de terminar sus estudios de cine. "Estuve un año y medio trabajando con Demis Hassabis, uno de los creadores de Theme Park. Fue fascinante y es un campo en el que volveré a trabajar. Me gustan tanto los videojuegos que tengo que hacerlo al menos una vez en la vida".

Jones ya tiene cierto pedigrí, y sería fascinante ver cómo un verdadero amante del cine y los videojuegos amplía sus horizontes creando un juego para el público. Su próximo proyecto cinematográfico probablemente será Mute, una incursión en el cine negro de ciencia ficción que lleva 12 años soñando con realizar y que contará con la participación de Alexander Skargard, Sam Rockwell y Paul Rudd. La película está ambientada en el mismo universo que su predecesora, Moon y Jones busca darle una estética como de videojuego. Sería maravilloso que Mute se estrenara en paralelo con su hermano interactivo. Juego y película creados en perfecta armonía. Quizá esta sea la solución que permitiría a los videojuegos dar el salto de las pequeñas pantallas de los hogares a las multiplex de todo el mundo.

Warcraft se estrena hoy, viernes 3 de junio.

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Traducción por Mario Abad.