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Noisey

Yo vestí (y desvestí) a Morrissey de sacerdote

El diseñador Ricardo Oyarzún recuerda cuando el exlíder de los Smiths llegó a su taller para probarse unos trajes religiosos.

Este artículo se publicó originalmente en Noisey, nuestra plataforma dedicada a la música.

La vida de Morrissey está rodeada de un hermetismo colosal. Es probable que muy pocos —o quizá nadie— lo conozca realmente. Se trata de un hombre solitario que rehúye el contacto social. Y también de un hombre misterioso, indescifrable, a decir verdad, que a la vez clama por ser escuchado y respetado. Esa mezcla le confiere un atractivo devastador.

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Pero esta no es otra columna sobre Morrissey. Es un diálogo con un hombre que pudo compartir esa parcela de privacidad en la intimidad de un taller de vestuario. Un hombre de 58 años, soltero, chileno, que vio a Morrissey probarse trajes de sacerdote y peinarse el flequillo frente a un espejo. Su nombre es Ricardo Oyarzún.

En Chile es reconocido por sus vestuarios teatrales: desde 1994 ha confeccionado trajes para vedetes y personalidades de la música y televisión. «Me he especializado en el diseño de vestuario de escenario: teatro, televisión, actuaciones. Por ahí he encaminado mis pasos: a la fantasía», explica al teléfono desde Santiago. En 2012, cuando Morrissey visitó Chile, Ricardo le confeccionó algunos atuendos que utilizó en su gira por Latinoamérica. Era la época del disco Years of Refusal.

Noisey: ¿Cómo conociste a Morrissey?

Ricardo Oyarzún: En febrero de 2012, en el contexto del Festival de Viña del Mar; contactó conmigo la productora que lo traía. Me dijeron que el círculo cercano a Morrissey tenía intenciones de contactar conmigo porque necesitaban que le diseñara algunos vestuarios. Fijamos una hora y en cosa de minutos llegó todo su equipo a mi taller en el barrio de Bellavista. Recuerdo que Morrissey estaba rodeado de guardias. Iban en limusinas y coches con las lunas tintadas.

¿Y cómo se comportó en tu taller?
Yo tenía un concepto de él basado en sus actuaciones: una persona complicada, difícil. Pero cuando llegó me sorprendió su actitud. Morrissey era una persona muy silenciosa, casi tímida. Y también muy asequible: en ningún momento puso problemas con la ropa que le probé. La verdad es que descubrí una persona simpática, afable, cercana… Nada que ver con el ogro que uno ve en el escenario. Me llevé la sorpresa del siglo.

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Tu estilo se caracteriza, entre otras cosas, por el uso de pieles y plumas. ¿Morrissey no se enfureció al ver esos elementos animalescos?
Es cierto: tengo mi taller lleno de elementos de animales. Y la verdad es que Morrissey no puso problemas. Al contrario: estaba sentando en el suelo, junto a sus músicos, probándose toda la ropa que le gustaba. No vino con exigencias ni complicaciones respecto al tipo de materiales que iba a utilizar en el escenario. Y eso que, como vegano, es un tipo muy riguroso. Recuerdo que en el Festival de Viña fue un torbellino. Hizo que sacaran a un jurado ( Cristán Sánchez) y también que la animadora ( Eva Gómez) se cambiara su vestuario porque tenía plumas.

Morrissey en Viña del Mar, 2012. Foto por Javier Nuñez de RockNVivo

¿Qué peticiones hizo para el vestuario que le diseñaste?
No hubo ninguna exigencia específica. Solo me pidió que los trajes fueran llamativos y muy teatrales. Al final le diseñé una camisa de color rojo y otros trajes para su gira. Y a sus músicos también les hice unos trajes de mujer para que parecieran travestis. Recuerdo que en los conciertos ellos salían vestidos de mujer mientras que él usaba un traje de sacerdote fashion.

¿Un traje de sacerdote?
Me dijo que jugaba mucho con el aspecto religioso. Y su petición fue un vestuario iconoclásico-pop-sacerdotal. Morrissey tiene muchos vestuarios vinculados a la Iglesia. Mi aporte fue un terno blanco de lino y camisa color morado con alzacuellos.

Morrissey es muy coqueto: suele deslizar los dedos por el cuello de las camisas que usa .
Morrissey juega mucho con los elementos del vestuario. Es parte de su sensualidad. Se toca mucho: pasa los dedos por el cuello y también por algunas partes de su cuerpo. Por eso sus vestuarios tienen que darle la posibilidad de jugar y venderse como imagen.

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¿Cuáles son las medidas de Morrissey?
Las medidas no las tengo a mano. Sí puedo decir que es una persona muy alta: mide más de 1,85. Es robusto, tiene su barriguita… bueno, como cualquiera de más de 50 años. Pero tiene algo, una estampa muy imponente. También transmite algo muy especial dentro de su actitud tranquila y tímida. Tiene una luz especial.

¿A qué otras personas famosas has vestido?
A David Hasselhoff, Valeria Lynch, Thalía, Laura Pausini, Juan Gabriel. Todos dentro del contexto del Festival de Viña del Mar.

Juanga es como el Morrissey de Latinoamérica.
Juan Gabriel es el artista al que más he vestido y con quien más amistad he trabado… Periódicamente le mando cosas a México. Y cuando viene a Chile siempre estamos en contacto. Él tiene un estilo distinto a Morrissey. Yo diría que lo único que ambos tienen en común es que se atreven a ser diferentes. Morrissey es retro y ochentero; en cambio, Juan Gabriel es el recargamiento mismo, le encantan los brillos y las texturas. Juan Gabriel se atreve a ponerse encajes, collares, anillos, brillos. A mí me encanta vestir a Juan Gabriel. Creo que el resto de los artistas no tienen una propuesta tan audaz como él.

Morrissey actúa en Chile el miércoles 11 de noviembre y también el 14 en el Primavera Fauna. ¿Vais a volver a veros?
Con Morrissey nunca más tuve contacto. Ni siquiera creo que se acuerde de mí. Y por el momento no sé si la producción que lo trae a Chile quiera contactar conmigo.

¿Tu vida cambió después de vestir a Morrissey?
No me cambió la vida, pero me subió un poco el nivel. Pasé a ser un diseñador internacional al vestirlo. Fue algo que me destacó en relación a mis colegas. La verdad es que fue una experiencia muy grata. Descubrí a una persona que no esperaba. Yo esperaba que a mi taller llegara un monstruo y llegó un tipo tímido y encantador.