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Música

El Malhechor es un muchacho maldito

Miembro honorario del obscuro catálogo de TheBurros, a este oriundo de Rionegro lo descubrimos hace poco y quedamos intrigados con su enigmático acto: hace punk de ultratumba con un cuatro llanero y como DJ, usa los servicios de un oso de peluche.

El Malhechor en sus años dorados. Actitud desde el kindergarden.

Camina hacia el escenario con la mirada fija, sin hablarle a nadie. Es un tipo de apariencia hosca, medio desaliñado. Una vez en la tarima, abre un computador portátil y en frente, sienta a un oso de peluche. Luego se cuelga un cuatro (sí, un cuatro llanero), le da play a su portátil y arranca una serenata singular en la que aúlla, sobre secuencias oscuras e industriales y un rasguño de cuerdas con efectos de ultratumba, un cancionero semi punk, lo fi y de autor que habla de amor y soledad. Un canto a la noche, a la locura y al espíritu de una calle que más bien parece un monte repleto de animales salvajes.

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Por un momento creemos que se trata de una payasada, pero no.

El Malhechor habla en serio.

Lo suyo viene del fondo y es tan solemne como un funeral.

Miembro honorable del obscuro catálogo de TheBurros en Medallo, a este oriundo de Rionegro lo descubrimos hace poco en el Festejo Radiopachone y de inmediato quedamos intrigados con su enigmático acto.

Aquí les va.

Foto por Felipe Vallejo.

Cuéntanos un poco acerca de tu historia musical y sobre algo de lo que oyes…

Empecé tocando trompeta cuando niño, fue un proceso que duró siete años, después de eso me olvidé de la música por mucho tiempo y retomé ya siendo un adulto al haberme enamorado. Muchas cosas florecieron en mí, entre ellas la música, que me sirvió para expresar mi amor y después mi despecho. En cuanto a las influencias, empecé oyendo punk y espero morir oyendo punk, también bandas como Pink Floyd y a artistas como Beethoven.

Es evidente la influencia punkera en tu trabajo. ¿Qué punk oyes y de qué te ha servido?

Escucho a Eskorbuto, La polla records, Los miserables, y a los Suziox de Medellín, esas son mis favoritas. El punk me ha mantenido la moral viva y el pensamiento crítico despierto. El punk me formó e influyó mucho en mi adolescencia y todavía lo amo.

¿Industrial también un poco?

No, nada… me gusta Rammstein… eso es industrial, creo…

¿Cómo descubriste que el cuatro podía ser la más temible de las guitarras distorsionadas?

Todo empezó con una guitarra eléctrica que tuve, a esa guitarra le compré un pedal y saqué configuraciones diferentes. Esa guitarra la quemé y le hice agujeros de a poco hasta que un día, sin querer, la dejé inservible. No tenía mucho dinero así que compré el cuatro, el efecto que tiene es heredero de la guitarra, fue el que mejor sonó.

Se dice que lo tuyo es “lo fi”. ¿Qué tienes para decir al respecto?

Sí, es cierto, mis grabaciones caseras lo demuestran. Todo surgió como un juego y de un profundo deseo de desahogarme. Primero fueron las grabaciones y después la puesta en escena, otras canciones las grabé para que no se me fueran a olvidar, así nacieron la U.F.F. Records y Gusano Records. Con el tiempo me fui dando cuenta de que hacer música así, también es una postura política contra el capitalismo, o así lo veo yo, por eso he decidido finalmente seguir grabando con la computadora personal y ya.

¿Con qué programa haces tu música? ¿Algún tipo de software barato?

Uso el Fruity Loops para hacer las pistas y el Audacity para grabar la voz y a veces el cuatro llanero. Todo me ha salido gratis. No es que piratee, y si alguna vez lo he hecho (tal vez), pues lo compenso, porque mi música es de descarga gratuita.

¿Cómo le llamas a lo tuyo?

A lo mío yo lo llamo libertad de expresión, desde ahí fue que llegué a la escena underground de Medellín y después a la de Bogotá gracias a TheBurros. Las etiquetas se las dejo a los que hacen esas reflexiones teóricas, yo no se mucho al respecto.

¿De qué hablan tus canciones?

Hablan de amor y odio, de la calle, de lo mal que está la situación. A veces son delirios y cosas muy personales, pero siempre trato de hallar la inspiración en la realidad más tangible de las aceras de Ríonegro y de Medellín.

Con esto del rocanrol, ¿buscas dinero, fama e inmortalidad o cuál es la idea?

Todo empezó con una necesidad muy primitiva de expresarme, pienso que todos necesitamos comunicarnos de alguna manera porque somos seres sociables. Yo la mayoría del tiempo soy un anacoreta pero nunca he podido aguantarme las ganas de quedarme callado, uno se comunica hasta con los gestos de la cara, y si quisiera dejar de comunicarme con la humanidad tendría que dejar de existir o irme a vivir a una isla desierta, pero para bien o para mal no estoy preparado ni quiero recurrir a ninguna de las dos opciones.

¿Qué tipo de mal hace El Malhechor?

Yo lo que hago es compartir mis emociones más viscerales y las ideas que les dan forma, pero como el público es tan variado uno no sabe a quién le hace bien o mal. Pienso que mi sinceridad y mi realidad de artista retraído y sin futuro que estalla en música le hace mal al sistema, el feo al crimen común y el bien a los que necesitan alimentar su corazón de amor, rabia o dolor, o de una mezcla de varias emociones que son, en últimas, como una energía podrida que impulsa el movimiento del cuerpo y el espíritu.

¿Cómo se llama tu osito, de dónde lo sacaste y qué tipo de papel desempeña en tu banda?

El oso se llama Hocico y es el Dj, tiene una historia bien particular. Resulta que un tío lo trajo en un costal con varios juguetes cuando mi hermano y yo éramos niños. El tío en esa época era de una buena posición social, después su esposa y sus hijos se volvieron despiadados y lo obligaron a trabajar como un obrero, pero sin paga. El tío,  un pensionado, se aguantó varios años dicha situación y ahora vive conmigo y mi familia.

¿Qué pasa si alguna vez te lo secuestran?

Si secuestran a Hocico, pongo de Dj a un perro embalsamado o a un E. T. (el extraterrestre).

¿Cómo te llamas tú y qué haces de la vida?

Mi nombre es Yosimar Rendón Saraza, hago música, últimamente leo poco y escribo muchas sandeces, duermo hasta tarde y me gusta el río, un lugar en específico que no está tan contaminado. También voy a bailar a veces a los toques del Iberia Bar hasta que me canso o hasta que cierran.

Con todo respeto, pero tu figura es un poco rara en el escenario. ¿Alguna vez te han dicho que pareces loco? ¿Lo estás?

La medicina psiquiátrica hace tiempo dice que estoy loco a raíz de una crisis psicótica que tuve bajo un puente mientras comía mariguana y oía al río reventar contra las rocas. Ese día no supe cómo llegue a mi casa, ya en casa sentía que alguien hablaba a través de mí y que se me cortaban las ideas, era como si estuviera poseído o algo así. Siempre viví como en una burbuja mental, desde niño. Soy muy distraído, con el tiempo fui tomando conciencia de que oía voces, esas voces a veces me susurran melodías e ideas que comparto o que desecho, a veces es toda una pelea interna.

Por último, por favor envíale un saludo a tus fans.

Queridos fans, un caluroso saludo eskizofrenico y revolucionario de mi parte. Les aconsejo que hagan del oír música todo un ritual, sea mi música o la de otros artistas que les gusten. Dispongan de velas y de fragancias, de drogas y de un buen equipo de sonido que les amenice la estancia en un cómodo sillón. Armen parrandas, pogos y aquelarres o lleven unos audífonos consigo a un parque muy feo o a un barranco.

Con cariño, El Malhechor.