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Lo sexy y lo cruel

Curso exprés de vocabulario trans y algunas ondas legales

Ya lo dijo Wittgenstein: ‘Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo’.

Antes que nada, debo aclarar que ser trans no tiene que ver con la preferencia sexual sino con la identidad.

*Transgénero es el término general para hablar de las personas que no se identifican con su sexo biológico en algún nivel (también incluye a travestis).

*Transexual, se usa comúnmente para referirse a personas que han iniciado el proceso de transformación, desde asumir su identidad de género, hasta someterse a operaciones quirúrgicas.

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*Una mujer transexual es aquella que nació con genitales masculinos, pero se identifica con el género femenino (también se usa MTF: male to female).

*Un hombre transexual es aquel que nació con genitales femeninos, pero se identifica con el género masculino (o FTM: female to male).

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal estima que en la ciudad hay entre 83,434 y 125,150 personas transgénero, esto equivale a cerca del uno por ciento de la población; aunque hay otras estadísticas, no oficiales, que aseguran que hay muchas más.

En 2008 (el mismo año en que se celebró la primera boda trans en México), el gobierno del DF aprobó una reforma al Código Civil y al Código de Procedimientos Civiles, que permite a las personas trans solicitar una nueva acta de nacimiento que concuerde con la identidad que asumen.

La reforma legal en México lleva tan sólo cinco años, pero la historia social de la transexualidad se remonta varias décadas atrás.

Hace 60 años, en 1953, Christine Jorgensen —antes George W. Jorgensen, un soldado gringo—, se convirtió en el primer transexual mediatizado. Occidente tuvo que encarar (al menos a través de las revistas y la televisión) el hecho de que hay personas que no se sienten identificadas con su sexo, que sienten que nacieron en el cuerpo equivocado, y sobre todo, que se puede hacer algo al respecto.

Podemos argumentar que a lo largo de toda la historia ha habido muchos casos de gente que siente esto, pero a partir de la Segunda Guerra Mundial se da un cambio muy importante: la sexualidad se vuelve objeto de la ciencia y de la técnica. Esta es una de las razones por las que EU tiene tal imperio farmacológico y pornográfico.

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Uno de los pioneros en este giro fue el doctor John Money, quien en 1947, acuñó la palabra "género" (así es chavos, no fue idea de las feministas), para hablar de la posibilidad de alterar, hormonal y quirúrgicamente, el cuerpo de un bebé y enseñarle a vivir con un rol femenino o masculino.

Podemos apreciar que a partir de los estudios de Money —junto con las investigaciones del Instituto Kinsey, y las de Masters y Johnson—, o sea, a partir de la "cientifización" del sexo, hay un boom tecnológico al servicio del cuerpo sexuado.

Testosterona, progesterona y estrógeno sintéticos, faloplastias, vaginoplastias, mastectomías, reconstrucción e implantes de pechos, bombas para aumentar el tamaño de los penes, rejuvenecimiento vaginal, pastillas que provocan erecciones… You name it!

De esta forma el sexo, que antes se consideraba algo natural y definitivo, se convirtió en algo maleable, producible y reproducible.

Pero claro, no podemos dejar que la gente haga lo que quiera ¿verdad? Necesitamos filtros, categorías, estándares. Por eso en 1980, la transexualidad entra al DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), bajo el nombre de "Disforia de género". Un dato que viene al caso: hasta 1973 la homosexualidad también estaba en este manual de patologías.

El tratamiento recomendado es la reasignación de sexo por medios hormonales y/o quirúrgicos, pero eso no quita que lo estemos catalogando como una enfermedad psiquiátrica.

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La reforma legal al Código Civil del DF, es un paso enorme ya que, como saben, necesitamos una identificación oficial prácticamente para todo (al final, todos somos sujetos jurídicos), así que los trans se enfrentan a muchos problemas y discriminación al no tener concordancia entre, digamos, su IFE y su aspecto físico.

Esta ley también otorga reconocimiento oficial a su identidad: es una forma de empezar a destruir la idea de que los transgénero son aberraciones de la naturaleza o enfermos mentales.

Terry Richardson con la modelo Lea T.

Para obtener más información al respecto, hablé con el maestro en derecho Menahem Asher Silva Vargas, quien ha llevado la mayoría de estos juicios; él se especializa en derechos trans y es coautor de esta reforma.

Él me aclaró que "no es necesario pasar por el proceso quirúrgico para que una persona trans solicite el reconocimiento jurídico del nombre que usa y el género que ostenta… Los requisitos son: 1) Tener la nacionalidad mexicana, 2) Ser mayor de edad o actuar mediante una persona que ejerza la patria potestad, y 3) Tener un dictamen médico de dos especialistas con basta experiencia en estos casos, que avalen 'únicamente' que la persona ha estado sujeta al proceso de reasignación para la concordancia sexogenérica, por lo menos durante cinco meses".

Sobre el tiempo promedio de los juicios, me comentó: "Cada juicio es distinto, tomando en consideración los tiempos que manejan los tribunales familiares, sin embargo actualmente, se lleva un promedio de cuatro meses desde el ingreso de la demanda, hasta el levantamiento de la nueva acta de nacimiento".

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El maestro Asher Silva calcula que se han levantado unas cuarenta actas por año, desde que la ley entró en vigor y, percibe que en este tiempo "… jueces y servidores públicos de los tribunales se han sensibilizado y le han perdido el miedo a lo desconocido; incluso me atrevo a decir que, en muchos casos, han empatizado con la verdadera necesidad de estas personas de buscar la congruencia en sus vidas para poder desarrollarse en todos los ámbitos como personas útiles, productivas y felices".

La Ciudad de México está haciendo grandes avances en materia de igualdad de género, pero aún falta mucho camino por recorrer, empezando por lograr que este reconocimiento legal de identidad se extienda a todo el país.

Como me contaba el maestro Silva, otro paso de gran importancia a nivel internacional —que ya se está llevando a cabo—, es trabajar sobre "… el impacto que tendrá la despatologización de la comunidad trans con respecto a las legislaciones de cada país, políticas públicas y a la atención en los servicios de salud pues, insisto, aunque no son enfermos, los trans sí requieren la intervención de los servicios médicos".

En los últimos años se ha popularizado la teoría de que la identidad de género, como el sexo, es congénita. Hay quienes sostienen que esta identidad se determina por una carga hormonal que recibimos en los primeros meses de gestación y que interviene en la integración del cerebro, sin embargo no hay pruebas concretas que lo confirmen… Aunque, claro, no hay pruebas concretas para la mayoría de los trastornos mentales contenidos en el manual.

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No creo que sea prudente establecer una sola causa para la identidad de género, sea social o neurológica. Este ánimo de simplificar y esquematizar las cosas termina simplificando y esquematizando nuestras mentes, haciéndonos perder de vista la maravillosa y desesperante complejidad del sexo, de lo social, de lo humano, pues.

Los estudios que rondan este tema y la investigación científica, se realizan principalmente en Estados Unidos y Europa; en México no tenemos la costumbre de estudiar el cuerpo sexuado y mucho menos los hábitos o cultura sexual de la población. Las estadísticas oficiales que se pueden encontrar refieren a políticas de salud pública (embarazo adolescente, uso de preservativos…); aunque poco a poco, se empiezan a publicar más libros sobre el tema, se fundan más instituciones de apoyo, se forman más grupos de profesionales que buscan explicar, concientizar y hacer cambios efectivos.

Lo que tenemos que reconocer es que, poner toda esta tecnología corporal a nuestra disposición, a cuenta de ser catalogado como un "enfermo mental" dice mucho de nuestros humanitarios hombres de ciencia. Y, peor aún, en México dicha tecnología tampoco está tan disponible.

En el DF, la Clínica Especializada Condesa (especializada en el tratamiento de VIH/Sida), cuenta con un departamento de endocrinología y apoyo psicológico gratuitos; pero la mayoría de la atención médica trans, está en el sector privado. A los cirujanos mexicanos no se les enseña, en la práctica, a realizar operaciones de reasignación de sexo, aunque en la UNAM llevan una materia al respecto. Cuando mucho, una decena de médicos realiza estos procedimientos en la ciudad y, no existe ninguna clínica especializada en dichas cirugías. Tampoco encontré a nadie confiable en otros estados del país, al menos no en internet.

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Es claro que necesitamos más investigación social y médica y, mucha más acción legal. Creo que es bueno que en México no tengamos esta obsesión por contabilizarlo todo pero, nos vamos al otro extremo y, los costos de hacer como que no vemos son demasiado altos.

Les dejo los datos del maestro Menahem Asher Silva, por si ocupan:

menahem_asher@yahoo.com.mx

Según la banda, ¿qué es un transexual?

"Es la persona que ya está en transformación de su cuerpo hormonalmente, psicológicamente y visualmente (en ambos sexos, tanto femenino como masculino)."

—Tígrida Revuelta, 29 años, drag queen profesional

"Una chica/o encerrada en el cuerpo de un chico/a y quiere que el interior concuerde con el exterior."

—Alexis, 28 años, fotógrafo

"Una persona en la que no concuerdan su físico con su autoconcepción; podría decir que es disforia de género pero creo que va más allá del género en sí, tiene que ver con todo el rollo social y físico, todo lo que nos hace hombres y mujeres."

—Gabriela, 27 años, directora de teatro

"No sé si necesariamente conlleve una orientación sexual, pero yo lo entiendo por quien se cambia de sexo."

—Patricio, 19 años, estudiante de etnomusicología

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