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Cultură

El intérprete para sordos del Congreso no le cree a los uribistas

Javier, el hombre del corbatín, ha aprendido cómo hablan los congresistas y cómo funciona la política del país gracias a la labor que desempeña: escuchar e interpretar en lengua de señas los discursos en todos los debates del Congreso.

Si alguna vez ha sintonizado una transmisión de un debate del Congreso –por tarea, por genuino interés, o por sentir que es algo que debería hacer parte de su agenda adulta– seguramente ha visto en la esquina inferior derecha a un tipo de camisa y corbatín interpretando en lengua de señas los discursos de los congresistas.

Su nombre es Jhon Javier Mora, tiene 42 años y 10 corbatines de distintos colores. Lleva más de 10 años al servicio de la interpretación de lengua de señas para la comunidad de sordos en Colombia, una lengua que aprendió empíricamente (como usted aprendió a hablar español) al interior de su familia, donde es el único oyente total. De esos 10 años lleva más de 4 trabajando en la interpretación de las plenarias del Congreso, de programas infantiles, y participando en algunos noticieros para la comunidad sorda.

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Para Javier ser sordo no es una discapacidad. Él piensa a las personas sordas como dueños de una lengua distinta, que tienen otras capacidades para relacionarse con un mundo que no suena. Sus televidentes más fieles, me cuenta, son sus papás, quienes no se pierden ninguna de sus transmisiones, y que a menudo reciben los comentarios de otros miembros de la comunidad sorda que lo vieron crecer y que ahora lo ven en Señal Colombia y en el Canal Institucional.

En los años que lleva escuchando e interpretando las palabras de los políticos colombianos, Javier ha sido testigo de primera mano de las maromas y de las mañas discursivas de las que se valen los senadores para exponer sus puntos y que a veces se vuelve problemático interpretar en lengua de señas. Lo conocí en la sede de RTVC en Bogotá, sobre la calle 26, donde me recibió con una actitud charladora y descomplicada con la que me empezó a dar la entrevista mucho antes de que yo empezara a hacer las preguntas. Me senté con él a la sombra de un árbol en el parqueadero de RTVC para hablar de política y de la comunidad sorda.

¿Cómo terminaste en la labor de la interpretación para sordos?

Con esto empecé empíricamente. Vengo de una familia totalmente sorda: tengo una hermana que es hipoacústica, es decir, alcanza a escuchar solo con un oído; mi hermano es sordo profundo y mi mamá y mi papá son sordos. Crecí al interior de la comunidad sorda. Comencé trabajando en Citytv, y lo hice porque mi mamá siempre miraba ese canal, especialmente el programa de Arriba Bogotá. En esa época ellos [los del canal] decidieron hacer una prueba con la lengua de señas, como una forma de ser más sensibles con la comunidad. Con ellos trabajé cuatro años, de los cuales dos los trabajé gratis. Lo hice porque la comunidad sorda estaba pidiéndolo a gritos. Había un sentimiento en la comunidad de sentirse discriminados.

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¿Cómo es crecer como el único oyente total al interior de una familia de sordos?

De niño yo era un apoyo inmenso para mi familia. Pero fue contraproducente, porque los acompañaba a todas las vueltas: al banco, al médico. Por eso no estudiaba. Mi papá es zapatero y, siempre, cuando llegaba un cliente yo era el que hacía la interpretación. Yo era el bastón para ellos, el apoyo. Mi mamá luego se dio cuenta de que yo necesitaba entrar a estudiar. Y así lo hice. Luego me gradué de un programa de intérpretes que se dio por un convenio entre el INSOR [Instituto Nacional para Sordos] y la Universidad del Valle. Uno se va acostumbrando y asumiendo las responsabilidades. Todavía hoy los apoyo en la comunicación. En esa época eran duras las burlas. A mi mamá la robaban y mucha gente se aprovechaba. Pasamos por muchas cosas, pero aprendí a desarrollar otras habilidades, y en realidad para mí fue normal. Uno se acostumbra y ya es una vida normal.

¿Y en qué trabajaste después de Citytv?

Yo llevo 12 años trabajando con el SENA, con un programa de inclusión de la comunidad sorda. Allá hago interpretación en vivo de distintas clases. Como en 2010 o 2011, empecé a trabajar con Señal Colombia. Comenzamos haciendo dibujitos animados, como Peztronauta, Peppa Pig o Cantinflas. Al principio había la intención de encontrar a un niño intérprete, pero eso no se ha podido y los hemos hecho nosotros. Cuando hago la interpretación de esos programas me visto distinto, trato de ponerme algo más sport, y de ser fiel a las actitudes de los personajes de los programas.

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Después de eso, el Canal Institucional se interesó por la interpretación y la implementó con programas como el de Deutsche Welle, un programa alemán, que hizo un noticiero para la comunidad sorda. Y también el Congreso se interesó y asimiló el servicio de interpretación para las transmisiones en vivo, algo que ya lleva tres años. Esas decisiones, sobre qué se cubre y qué no, las toma el coordinador de programación para cumplir la cuota.

¿Cuál cuota?

Ellos tienen una cuota de programas que tienen que tener intérprete de señas o que tienen que ir con closed caption, que es casi el 10% de toda la programación.

¿Y cómo se da el proceso de cubrir un debate del Congreso? ¿Hay una preparación previa?

Sí, hay una preparación. Nos indican, a mi compañera y a mí, los temas de los que se va a hablar, y a partir de eso leo en los medios lo que está pasando con ese tema, para estar al tanto. Para el debate me preparo una o media hora antes. Procuro estar preparado mental y físicamente. Por eso me vine hoy en bicicleta, por ejemplo.

En el momento de entrar en directo me transformo, porque la tarea es ser un puente de comunicación. Cuando cubro los debates simplemente transmito la información y hago la expresión dependiendo de si el locutor está de mal genio, está feliz o si va a ser grosero. Un buen intérprete tiene que ser fiel a la información. No puedo quitar ni agregar nada, así que si la persona dice una grosería yo la tengo que decir.

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Se puede decir que de algún modo asumes la personalidad del que está hablando…

¡Claro! Porque es que la comunidad sorda también necesita percibir sentimientos y sensaciones. Uno no puede ser plano en una interpretación. Si están gritando y yo estoy sonriendo estoy engañando al público.

De los debates que has cubierto, ¿cuál es el que más recuerdas?

Uno de los debates que no puedo olvidar fue el de Uribe con Iván Cepeda y Paloma [el debate del 17 de septiembre de 2014, citado por el senador Iván Cepeda, en el que se discutieron los supuestos nexos del senador Álvaro Uribe con el paramilitarismo]. Cuando estuve en ese debate, muchas personas de la comunidad sorda me preguntaron si era verdad lo que yo había interpretado. Ese debate estuvo bueno, pero después de estar tres años trabajando en los debates uno ya no se sorprende, uno se vuelve casi como el congresista. Luego uno se da cuenta de que siempre repiten lo mismo y de que hay unos que son tontos. Se las dan de doctores pero terminan siendo las personas más ineptas. Y uno en la interpretación piensa "oiga pero le acaba de decir que sí y el otro sigue peleando". Uno ahí se da cuenta de todo. Hay unos que son burlones, otros que no son serios, y otros que sí son personas muy serias: que traen buenos proyectos y que saben para dónde van.

Y de esos políticos, ¿a cuál es más agradable interpretar? ¿Con cuál te sientes más cómodo?

Todos son buenos en la parte de locución. Pero yo creo que Iván Cepeda: él es claro en la información. Y Uribe también, porque además es un hombre que ha estado toda la vida dando discursos. Y Claudia López también. Paloma si no.

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¿A Paloma es difícil interpretarla? ¿A cuál de los senadores es más difícil interpretar?

Sí, Paloma es muy conflictiva y se salta y repite mucho. Adora a Uribe como si fuera Dios, y se la pasa peleando.

Me imagino que por comunicarte en una lengua que depende mucho del lenguaje corporal, tienes una sensibilidad mayor a lo que dice el cuerpo más allá del discurso. Debes poder alcanzar a percibir las mentiras que se dicen en el Congreso.

¡Claro! Uno ve muchas cosas ahí. Es evidente. Se ve.

¿Y a cuál político es al que le crees menos el discurso?

A los del Centro Democrático. De ellos, a la mayoría no les creo. Son expertos en decir mentiras. De intérprete, igual, yo transmito lo que dicen sin influir en mi interpretación. Si dicen "que mataron.." yo lo interpreto igual, o "que dijeron.." yo lo hago. Incluso con la expresión con la que lo esté haciendo, así sea de ira o tranquilidad. Nunca he cambiado de ninguna manera, en la interpretación, la opinión de un político. Ese no es mi papel.

Hay ocasiones en las que en los debates algunos políticos salen con expresiones muy coloquiales, o con discursos que parecen más poemas que otra cosa. ¿Cómo haces la interpretación en esos casos?

Siempre procuro ser fiel en la información. Entre paréntesis indico si es un poema, por ejemplo. Y cuando ya son expresiones muy difíciles ahí uno tiene que hacer una pausa e indicar que "dijo una expresión que no la puedo interpretar". Pero cuando uno ya tiene experiencia en la interpretación, en una sola palabra, él puede decir muchas cosas, que tiene muchos significados, y ahí uno explica, si es un dicho, o una crítica, y lo acomoda a la interpretación.

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Uno tiene que adaptarse, porque, por ejemplo, un chiste para un sordo no es igual, uno no le puede contar un chiste de pastusos a un sordo porque el sordo no sabe cómo habla un pastuso y no le va a dar risa. Tienen otras habilidades y otro humor. Hay que adaptarse.

¿Qué has aprendido del mundo de la política en la labor de interpretación?

Algo que he visto es que todo funciona por rosca. Si usted no está en la rosca, no está en nada. Uno termina viendo los mismos apellidos en el Congreso, los hijos de los mismos. Y el pueblo es ignorante y sigue votando por ellos. Yo he conocido gente talentosa que no puede llegar allá porque no tienen el poder económico ni el poder político, porque no está en la rosca.

Y a nivel de discurso, ¿qué has aprendido? ¿Qué mañas tienen los políticos al hablar?

Son transformaciones. Dicen cosas como "Mira, honorable..". ¡Honorable! ¿Qué es esa palabra? Y tienen esa forma de pararse y poner los brazos –sube el mentón, dobla los codos, pone las manos a nivel del pecho– "Hemos venido trabajando con este proyecto…" –dice con un perfeccionado acento político–. Y yo a veces pienso: el 80% de la gente a la que afectan sus decisiones es gente popular. Y un gran personaje alguna vez dijo, y no lo voy a olvidar, "usted es imagen pública, usted es público y tiene que servirle a ellos, a nosotros, no nosotros a ustedes".