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El fin de 'Hora de Aventura' será el fin de una era de televisión animada

Mientras que series como Breaking Bad y Mad Men concentraban sus esfuerzos en contar historias de hombres blancos y heterosexuales, la industria de la animación hacía todo lo posible por hacer lo contrario.

Se acaba 'Hora de Aventura'. Captura de pantalla vía YouTube

Hace sólo unos años fuimos testigos de uno de los mejores momentos de la historia de la televisión. Programas como Breaking Bad, Mad Men y True Detective compitieron por el título de mejor serie de drama en los Premios Emmy, y aunque otras producciones como Sons of Anarchy o Hannibal no gozaron de la misma popularidad, también mantuvieron un estándar de calidad considerablemente alto.

Por otra parte, a mediados de la primera década del 2000, que fue cuando comenzó la llamada "tercera era dorada de la televisión", la animación empezó a exigir más de sí misma, y con Avatar: la leyenda de Aang, se inició una búsqueda de nuevas historias, de experimentación y de transgresión que llegó a su apogeo en 2010, con el estreno de la serie de Pendleton Ward, Hora de Aventura.

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El pasado jueves 29 de septiembre, sin embargo, Cartoon Network anunció que la próxima temporada del famoso show protagonizado por Finn y Jake sería la última. Del mismo modo, el final de Gravity Falls, así como el anuncio de la cancelación de Un Show Más pintan un panorama desolador. Poco a poco, y tal como vimos partir a Homeland, The Wire o Boardwalk Empire, nos despedimos de una de las grandes épocas de la animación.

Los millennials nostálgicos dirán que ninguno de estos shows se compara a los que ellos vieron cuando niños: El laboratorio de Dexter, Las chicas súper poderosas, La vida moderna de Rocko… En cierta medida tienen razón, sentaron unos precedentes. Pero estos programas, aunque lograban construir historias interesantes y contenidas en menos de 15 minutos, no tenían grandes pretensiones narrativas y, en la mayoría de las ocasiones, sus personajes eran blancos, heterosexuales y fieles representantes del tradicional y suburbano estilo de vida norteamericano.

La nueva ola de animadores no se permitió caer en las mismas trampas y, con o sin intención, logró crear historias complejas y sofisticadas que llamaran la atención de niños y adultos. Aunque Hora de Aventura comenzó simplemente como un show que se destacaba por ser raro (que de todas formas tiene su encanto y fue una de las principales razones de su éxito), poco a poco las tramas se fueron entretejiendo y el mundo de Ooo —donde habitan Finn y Jake— se fue haciendo mucho más rico y dinámico. Se exploraron las historias de diferentes personajes y se construyó un universo único en el que, a medida que pasaban los capítulos, se fueron revelando algunos misterios, mientras que otros apenas empezaban a surgir. Hora de Aventura es, en esencia, el equivalente infantil de una campaña de Calabozos y Dragones.

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Y aunque sí es una serie pensada para niños, Hora de Aventura —así como otros exponentes de la animación de los últimos años, como La leyenda de Korra o Steven Universe— no ahorra esfuerzos cuando se trata de transmitir emociones. A diferencia de los superficiales dibujos animados de los ochenta, esta nueva generación busca tocar fibras sensibles en los espectadores. Como con las historias, las series buscan complejizar el elemento emocional y no ir directo a lo evidente; no mostrar sentimientos obvios con expresiones obvias. Los personajes muestran más capas, entran en crisis existenciales y llegan a reflexiones profundas, tal y como cuando Finn se preguntó por el acto de creación más grande del universo y parafraseó a Nietzsche, todo eso en un mismo capítulo (véalo aquí arriba si no se acuerda).

Pero tal vez el aporte más significativo de estos programas es la forma en la que abordan la representación. La tercera era dorada de la televisión tuvo entre sus series insignia a Breaking Bad, The Sopranos y Mad Men, o como bien lo dijo una vez el Huffington Post, "historias crudas de hombres crudos (casi siempre blancos) haciendo cosas crudas". Pero con la televisión animada pasó todo lo contrario. Series como Hora de Aventura han incluido personajes de todas las etnias y colores, así como homosexuales y bisexuales. Incluso se ha representado a la comunidad trans y a la neutralidad de género y, con mucha sofisticación, hasta han abordado temas de salud mental como el TEPT o la demencia.

En últimas, estas series funcionan porque están pensadas, no como algo exclusivamente infantil, sino sencillamente como buena televisión. En una entrevista con la Revista Forbes, en la que le preguntaron a Ward cuál era el público para el que escribía en Hora de Aventura, este respondió, "principalmente escribimos el show para entretenernos a nosotros mismos. A veces encuentro un chiste con el que me reiría a carcajadas si fuera niño. Me alegra ver ese tipo de chistes, porque el show está hecho para niños más que para cualquier otro público. Pero la mayoría de las veces, [los guionistas y artistas de storyboard] simplemente intentamos divertirnos a nosotros mismos e intentamos no preocuparnos mucho más allá de eso".

Puede que con el final de shows como Gravity Falls, Avatar: La leyenda de Korra, y Hora de Aventura, termine esta nueva era dorada de la animación, pero el legado que dejaron permitirá que sigamos disfrutando de series un poco más ambiciosas, un poco más incluyentes, y, en esencia, un poco más humanas.