Un fotógrafo de guerra regresa a casa

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Un fotógrafo de guerra regresa a casa

Después de una década fotografiando zonas de guerra en Somalia, Siria y Libia, André Liohn regresa a Brasil para revelar al mundo una guerra que sólo los que viven ahí pueden ver.

Para cualquiera que conozca al fotógrafo de guerra André Liohn, él es una de las primeras personas que te vienen a la mente cuando se te pregunta: "¿A quién te gustaría tener de tu lado en una pelea en un bar?" Liohn no es alto, pero cuando lo conoces en persona demuestra ser alguien con mucha fuerza, tanto física como mental, pues ha superando momentos de gran dureza y agresividad. Además, se viste todo de negro, anda en una Harley y tiene un tatuaje en su antebrazo derecho que dice "REFUGIADO".

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Liohn, de 41 años, ha pasado la mayoría del tiempo de la última década fotografiando zonas de guerra en Somalia, Siria y Libia, en donde su cobertura de la Guerra Civil siria le valió el Premio Medalla de Oro Robert Capa en 2011. Sin embargo, su nueva exhibición Revogo en Caixa Cultural en São Paulo marca un punto de inflexión en su carrera. El año pasado, Liohn regresó a su hogar y decidió utilizar su cámara en su ciudad natal, Brasil, por primera vez en toda su carrera. Revogo es su primera exposición individual, y también su primera exhibición de fotografía no relacionada con conflictos. Al ver las fotografías podrías pensar que Brasil está al borde de un levantamiento armado. Todas las fotografías están cargadas de cierta tensión que te pone en alerta —salen chispas del cañón de una pistola que sostiene un niño, la policía asecha cerca de un autobús bombardeado, una mujer comienza a quitarse los pantalones en una calle sin gente, un casco de motociclista yace sobre el asfalto junto a un charco de sangre. La mayoría de las imágenes tienen un tono rojizo, como si las iluminara un semáforo.

El mes pasado, pasé una semana con Liohn en Brasil y quedé sorprendido por su intensidad y sensibilidad. Durante el taller que dio, corrió a un hombre de su clase por haber fotografiado a una pareja teniendo sexo, le gritó al hombre hasta que salió de la habitación. Pero si observas a Liohn en otras circunstancias, a menudo lo verás escribiendo notas en una libreta negra con una perfecta caligrafía. También, durante todo el tiempo que estuve con él, estuvo profundamente consternado por la reciente ruptura con su pareja.

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Algunas veces, Liohn simplemente parecía ser algo mitológico. Un día, mientras platicábamos en el departamento de una amiga, le pregunté sobre un casco militar que en un ocasión sacó de su mochila. Al principio, me dijo que ya no recordaba de dónde lo había obtenido. Pero después de que insistí un poco, lo recordó: "Oh, era de Gaddafi", me dijo sin ninguna emoción en el hablar. "Era el primer periodista que iba a su casa y vi el casco en una mesa. Así que lo tomé". Ahora lo usa siempre que está en alguna zona de guerra.

VICE: ¿Por qué comenzaste a fotografiar?
André Liohn : Cuando tenía seis años, mis padres se casaron por la iglesia. Y recuerdo que en la boda yo quería salir y correr alrededor de la iglesia pero nadie me dejaba, así que me dieron una cámara pequeña y me dijeron "OK, ten, estate quieto", pero yo entendí que con la cámara podía ir a cualquier lugar en la iglesia y que sin la cámara no podía andar corriendo por ahí. Y así fue. Pero desde ese día, hasta que cumplí 31, nunca volví a tocar una cámara, básicamente. Pero la idea de la fotografía estuvo siempre en mi mente desde ese día —la idea de que podía tomar fotografías.

¿Cómo es que decidiste irte de Brasil?
Me fui de Brasil cuando tenía 19 años para trabajar en Noruega. Consumía drogas, hacía un montón de pendejadas en Brasil y todo lo que trataba de hacer me salía mal. Nada de lo que intenté hacer me salió bien a causa de mis condiciones económicas, condiciones intelectuales, condiciones emocionales, la sociedad, todo lo que me rodeaba. Nada parecía ayudarme a salir de los problemas en los que estaba. Nada.

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¿Entonces sentiste que necesitabas irte del país para acabar con tus problemas?
Primero me fui de mi ciudad natal para irme a São Paulo. Al principio vivía con amigos, y luego estuve viviendo aquí en la Plaza de la República por un rato.

¿Aquí afuera?
Sí. Estuve durmiendo aquí afuera durante unos meses. Y un día me dije: "Tengo que hacer algo". Entonces conocí a un chico suizo, nos hicimos amigos y comenzamos a mandarnos emails. Le dije que si me quedaba en Brasil nada iba a salir bien para mí. Así que dijo: "Ok, ven a Suiza y quédate conmigo". Así que le tomé la palabra, y gracias a uno de sus amigos conseguí un trabajo de ilegal como leñador, cortando madera.

Entonces, ¿cómo es que llegaste a tener de nuevo una cámara entre tus manos?
Estaba paseando en una tienda, vi una cámara y se me ocurrió que quería comprarla, porque viajaba mucho y no tenía fotos de los lugares que visitaba. Pensé que al menos podría tomar fotografías mientras estaba de viaje. Pero entonces, la idea de consumir drogas vino a mi mente, lo que me impidió comprar la cámara en ese momento. Estaba muy deprimido, dejé mi trabajo e iba ir a algún lugar donde pudiera comprar heroína. Después de pensar mucho en el asunto, finalmente decidí dejarla. Recuerdo que regresaba con frecuencia a la tienda, y un día la compré, así que comencé a tomar fotografías. Con el tiempo, me hice de muchísimas fotografías. Un día, estaba tomando fotos en el centro de rehabilitación y unos trabajadores de salud me preguntaron que qué estaba haciendo y les respondí que tomando fotografías y me dijeron: "¿Tomando fotografías para qué?"

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Y, ¿por qué les estabas tomando fotos?
Para mí. Les dije: "Yo estoy aquí con ellos, yo soy su amigo". Me preguntaron si podían ver las fotografías. Les dije que no, porque en ese entonces no pensaba en convertirme en fotógrafo. Sólo estaba tratando de estar con ellos. No creí que a eso se le llamara "Fotografía". Pero entonces los que estaban en rehabilitación me dijeron que le mostrara las fotos porque necesitaban ver cómo vivían realmente. Así que yo les mostré las fotos y les encantaron, me dijeron que nunca habían visto algo así aquí en Noruega.

¿Nunca tomaste algún curso?
No, no.

¿Y cómo pasaste de eso a la fotografía de guerra?
Tenía un amigo somalí en Noruega, nos conocimos cuando llegué a Trondheim. Él era un refugiado de Somalia, de mi misma edad. La experiencia que él vivió de niño era muy similar a mi experiencia de pequeño en Brasil: rodeado de violencia. No vivió la parte de las drogas, pero venía de una sociedad muy perjudicial. Así que empecé a preguntarme: ¿Por qué él es un refugiado y yo soy un migrante? ¿Cuál es la diferencia entre él como refugiado y yo como migrante si tenemos básicamente el mismo pasado? En 2006, me dijo: "Voy a volver a Somalia", porque lo habían invitado a ser el director de un programa de radio. Él había estudiado periodismo en Noruega y le dije: "Wow, a la mierda, me voy contigo". Me dijo que eso no iba a suceder porque Somalia es increíblemente peligroso, pero le dije ese no era problema porque venía de Brasil. Era bastante ignorante en ese entonces.

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¿Era peor de lo que pensabas?
Muchísimo peor. Cuando llegamos a Mogadiscio, yo estaba muy, muy, muy asustado. No estaba preparado para eso, porque se trataba de una guerra. Yo era básicamente uno de los primeros blancos que llegaron a Mogadiscio después de 1995. Y era increíble. Me quedé sólo unos días, ya que empezó a ponerse realmente peligrosa la cosa, empezó a haber secuestros. Hubo un camarógrafo sueco que recibió un disparo en el cuello. Era una guerra civil. ¿Conoces la película La caída del halcón negro? Eso ocurrió en Mogadiscio.Me dije a mí mismo que tenía que salir de ahí, así que me fui. Mi amigo, que se llamaba Abdi. Se quedó allí y unos años después lo mataron de un balazo.

¿Por qué lo mataron?
Porque era un reportero que trabajaba para la radio y en ese entonces mataban a cualquier reportero. Te estoy hablando de que todas las personas que conocí que trabajaban en la radio ahora están muertas. Todas.

Creo que la mayoría de la gente podría pensar que estás loco por ir a una zona de guerra. Seguramente entiendes por qué hay guerras civiles; por qué un refugiado huye de su país. Pero tú no tienes nada que ver en el conflicto, no eres de ninguno de esos países que están en guerra. ¿Por qué lo haces?
En un principio creo que se debía a los problemas que tuve en la infancia. Quería saber por qué Abdi era un refugiado y yo un migrante si ambos tuvimos como la misma infancia. Esa curiosidad fue la que me motivó e hizo que quisiera ir y ver Somalia.

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Entones, a tu nueva exhibición la llamaste Revogo. ¿Qué significa?
Significa "revocar". Quería revocar la certeza que tenemos en nosotros mismos.

En las fotografías, hay niños con armas, prostitutas. ¿Cuál es la conexión entre las fotografías, además de que fueron tomadas en Brasil?
Es el sentimiento que hay en Brasil de delincuencia crónica. La delincuencia crónica y la guerra tienen unas cuantas similitudes. La más importante es que puedes morir en cualquier momento y en cualquier lugar de manera violenta y vulgar. Así son las guerras y así es Brasil. El hecho de que puedes morir hace que te adaptes, que desarrolles un comportamiento en el que si alguien tiene que morir a causa de la violencia, no voy a ser yo, vas a ser tú, porque no te conozco. Antes en la guerra se decía: "Voy a por morir por algo". Pero ahora se trata más de matar por algo. Así que la gente busca cosas por las que estén dispuestos a matar, y no piensan morir por nada. Y en algún punto lo encuentran y comienzan a matar.

OK, entonces, ¿por qué es que regresaste a Brasil?
En enero de 2014, vine a Brasil con la idea de hacer algo en cuanto a la violencia local. Mi idea era utilizar el método de fotografía de guerra con las atrocidades que ocurren aquí. Había una guerra oculta que quería revelar.

Cuando dices "método de fotografía de guerra", ¿a qué te refieres?
Desde mi perspectiva, el método de fotografía de guerra es crear una proximidad física, emocional y política. Lograr esa proximidad es a la que llamo fotografía de guerra. Creí que al regresar, a pesar de haber vivido 20 años en el extranjero, me sería fácil comunicarme con la gente porque se trata de mi país de origen. Se me ocurrió que podría trabajar uno o dos años aquí como lo hice en Somalia o Libia y ya. Pero estaba completamente equivocado, muy equivocado.

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¿Por qué?
Comencé a sentirme diferente. Pensé: "Guau, encontré mi lugar". Aquí en Brasil, puedo ser yo, ya no necesito todos recurrir a todos mis mecanismos de defensa. Porque cuando vas a Somalia es sencillo que construyas como un muro a tu alrededor. Una vez que regresé a casa, al menos pude intentar ser André de nuevo. Nunca llegué a enamorarme tanto de alguien como me ha llegado a pasar aquí en Brasil.

Y, ¿qué es lo que sigue?
No tengo la menor idea de qué es lo que sigue. He capturado con mi cámara demasiada violencia. Necesito nuevos retos. No sé qué tipo de reto, pero necesito encontrar un reto en la humanidad que signifique algo para mí. Sé que el acabar con la violencia es un reto muy importante para toda la humanidad, pero yo ya hice mi parte. Ya no tengo energía para seguir viendo o lidiando con la violencia. Necesito aprender a confiar en la gente de una manera diferente.

Revogo estará en exposición hasta el 6 de diciembre enCaixa Cultural Sao Paulo.

Aquí puedes ver otras de sus fotografías: