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Música

La Magda detrás de Banda Magda

Hablamos con la cabeza principal de Banda Magda, un ensamble políglota y transnacional de brioso jazz que viaja desde Grecia hasta Brasil, pasando Colombia, con un sonido delirante. Magda Giannikou y su banda estarán en Jazz Al Parque este fin de...

Fotos vía Banda Magda

A propósito de Jazz Al Parque, que llegó a Bogotá este fin de semana, hablamos con la cabeza principal de Banda Magda: un ensamble de brioso jazz que, con sus sonidos, viajó desde Grecia hasta Brasil, pasando por Colombia (aparte, ella canta en cinco idiomas diferentes). Desde su apartamento en Nueva York, Magda Giannikou habló con VICE sobre las influencias de la samba, la cumbia y el jazz en su música, su nuevo cover de "El Pescador" y las amistades que la trajeron hasta este punto en su carrera.

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La música que haces tiene mucha variedad, muchos sonidos, muchos instrumentos… cuéntanos cómo surgió Banda Magda…

Digamos que tuve antecedentes muy sinfónicos. Me criaron tocando piano clásico y después empecé a estudiar mucha música orquestal, música clásica. Fui a Berklee School of Music para estudiar música para cine. Entonces una gran parte de mi vida, hasta mis veinticinco años, los gasté en música clásica y composición clásica. Tenía estas herramientas conmigo y la banda empezó muy tarde en mi vida, empezamos cuando yo tenía 26 o 27 años. La banda solamente tiene tres años, pero la mayor parte de mi vida la he gastado en arreglos y composición musical. Entonces hacer arreglos con una orquesta ha sido la parte más grande de mi vida.

Empezaste tu entrenamiento musical porque tu familia está muy orientada hacia la música…

Mi mamá es profesora de música y mi padre, aunque no era músico, era un gran melómano y crecí escuchando mucha variedad de sonidos. Probablemente escuché mi primera cumbia cuando tenía seis años en Atenas, Grecia.

Y tengo entendido que fue cuando aprendiste a tocar acordeón que todo cambió para ti…

Así es. Cuando me fui para Berklee a estudiar jazz, yo era una pianista clásica y realmente no podía encontrar mi lugar en esa escuela en términos de arte escénico. Había muchos pianistas clásicos que eran mucho mejores que yo, había muchos músicos de jazz que definitivamente eran mucho mejores que yo. Era difícil sobresalir, aunque siempre lo gocé mucho, el hecho de poder tocar con gente muy buena. Unas vacaciones volví a casa [a Grecia] y mi abuela también había sido profesora de música, y ella enseñaba con el acordeón. Encontré su acordeón viejo en un ático y me lo llevé para Berklee y empecé a aprender a tocarlo yo sola. Me enamoré del sonido. El acordeón existe en tantas culturas diferentes, en Brasil, en México, en Colombia, Grecia, en todos los países balcánicos, por todas partes de Europa, existe en Norteamérica con la música cajun, por toda Asia también. Entonces el acordeón es un instrumento muy global, que no escuchamos en la música hoy en día, especialmente cuando se hace un crossover. Siempre lo pensamos muy específicamente diciendo "esto es tango, esto es cumbia, esto es vallenato". Mi objetivo es unificar los instrumentos sin que necesariamente tengan que llevar a un género específico.

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¿Entonces es con la herramienta del acordeón que te orientas hacia el jazz?

Definir el jazz siempre me ha parecido muy difícil. Para todo el mundo ha sido difícil. Yo tiendo a pensar en el jazz como cualquier cosa que tenga un elemento de improvisación. Siento que nuestra banda tiene mucha improvisación, no es como que alguien de repente va a tocar un solo de 10 minutos, pero nosotros improvisamos, y cada vez que tocamos una canción es diferente. Y no tenemos que hablar, no tenemos que decir qué vamos a hacer diferente, solamente es diferente. Porque todos crecimos y todos tuvimos educación en el jazz y creo que la educación del jazz lo que hace es que entrena tu oído en una manera que te puedes comunicar como si fuera un idioma. Las cosas no tienen que estar escritas para que funcionen.

¿Cómo crees que las audiencias jóvenes están recibiendo tus sonidos, que son totalmente diferentes a todo lo que suena en la radio hoy en día?

Creo que nosotros tenemos un espectro de edad muy amplio en nuestra audiencia, ves gente muy joven en los conciertos, pero también ves gente mucho mayor. Creo que lo que le atrae a la gente joven es el groove o el ritmo, tiene una vitalidad con la que la gente se puede relacionar. Algo que es rápido, o furioso, vigoroso, energético. Igualmente, mucha gente no habla los idiomas en los que cantamos, pero eso no les molesta.

Tú cantas en cinco idiomas diferentes. La gente no necesariamente entiende. ¿Crees que tu música está más basada en las letras o en la musicalidad como tal?

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Creo que el idioma como tal tiene un sonido, a veces siento que las letras son otro instrumento y aparte del significado que tienen, también tienen un sonido, tienen percusión, o pueden tener vibración. Cuando no entiendes el idioma, escuchas más las consonantes, las vocales y los sonidos del idioma. Eso me parece que tiene mucha belleza.

¿Cómo hiciste para aprender tantos idiomas?

No soy fluida en todos. Hablo con perfección francés y griego, hablo algo de español (aunque prefiero hacer esta entrevista en inglés) e italiano lo aprendí cuando era muy chiquita, pero no había pasado mucho tiempo en Italia, ni tengo muchos amigos italianos entonces no lograba la manera de practicarlo. Finalmente, el portugués lo estoy aprendiendo en este momento. Pero siempre entiendo lo que todo significa, siempre sé exactamente qué es lo que estoy diciendo. Hago un esfuerzo de aprender y practicar los idiomas a diario, porque es algo que a mí me importa mucho.

¿Cómo conoces a toda la gente que conforma la banda y deciden unirse para hacer música?

Esa historia podría llegar a tomarme una hora. O un día [risas]. Para empezar me gradué en una especialización de música para cine. Tenía dos opciones, irme para Los Ángeles (mis profesores me estaban llevando hacia esta opción, donde mis habilidades como compositora para cine serían mucho más valiosas), y la otra opción era irme para Nueva York. Mis amigos en ese momento eran argentinos, japonenses, colombianos e italianos, no había muchos griegos. Y la mayoría eran músicos y se querían ir a Nueva York a tocar, porque hay muchos clubes y conciertos, tenían más oportunidades. Decidí irme con ellos para Nueva York aunque en ese momento yo no era cantante, ni quería dedicarme a eso. Y fue difícil al principio, no encontraba trabajo, porque Nueva York es una ciudad muy difícil para todo el mundo, pero realmente lo que hace la diferencia, y puede que empiece a llorar en este momento, es que la amistad y construir relaciones verdaderas con músicos, cambia todo. Eso me llevo a no tener nada hace seis años, y ahora me encuentro a mí misma tocando con los músicos más talentosos de Nueva York. No es relacionarse por intereses, ni que me acerqué a ellos dándoles plata para que ayudaran. Nada de eso. Fue un proceso muy natural de conocer gente, conversar con ellos, entender lo mucho que tenemos en común y darnos cuenta de lo que podemos crear juntos. Cuando tu comunidad musical es fuerte, entonces tú eres fuerte. Yo soy la cabeza del grupo, la vocalista, pero tan pronto nos demos cuenta de que todos somos igual de importantes en la banda y darnos cuenta de lo que creamos es de todos. Es la amistad y la conexión que todos tenemos, lo que ha creado Banda Magda y lo que es hoy en día.

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¿Cuántas personas conforman la banda completa?

Cuando estamos de gira, generalmente somos seis. Pero cuando estamos grabando, depende, quiero agregar unas trompetas, quiero agregar instrumentos de cuerdas entonces vamos añadiendo gente. Y volviendo a lo anterior, las personas que contrato, son amigos, son personas que conozco, sé cómo trabajan, quiénes son y cómo son. Siempre he querido un sonido más orquestal. Especialmente con ciertas canciones. Tuvimos un octeto de cuerdas y de hecho también estamos a punto de lanzar un nuevo proyecto que se llama la Orquestra de Cuerdas Banda Magda, y vamos a estrenarlo en Nueva York en un par de semanas y vamos a grabarlo en estudio por ahí en un año. Tenemos la banda, pero quería hacer un gran álbum, además de unir mis dos amores que son mi banda y la música orquestal.

Cuando hay colaboraciones donde hay tantas personas, ¿hay momentos en los que las cosas se ponen difíciles, o que no se ponen de acuerdo, o que las opiniones chocan? ¿Qué tanto sucede eso?

Siempre hay muchas crisis. Pero hasta ahora, he sido afortunada de tener colaboradores muy buenos y es muy raro que haya problemas entre nosotros. Normalmente los problemas que hay, tienen que ver con fechas de entrega, disponibilidad de algunos. Generalmente hay mucha confianza, y ellos tienen claro que yo soy workaholica total, que estoy totalmente loca y que estoy obsesionada con la música y creo que eso hace que ellos confíen en que el resultado final va a ser muy bueno. Todos me conocen, confían en mí y me entienden y yo los amo. A veces hay diferencias de opiniones, cuando estás haciendo arreglos o cuando estás produciendo. Por ejemplo, este último álbum lo produjimos con Mike League de Snarky Puppy que es ganador de un Grammy y ha mezclado cientos de álbumes, entonces a veces cuando pones demasiados chefs en una sola cocina, a veces la comida puede salir mal. Pero creo que todos tenemos un propósito común; de los 35 músicos que hay, y ni sé cuantos ingenieros y artistas visuales que han trabajado en este último proyecto, lo importante es que nunca hay ego. Creo que tu peor enemigo siempre va a ser el ego, tratar de poner tu opinión como la más importante o ponerte a ti mismo por encima del proyecto como tal. Lo que hace que sea más fácil, es que todos pongamos el proyecto en el que estamos trabajando como lo más importante, antes de sí mismos, incluyéndome. Muchas veces, te tienes que apartar y decir, "tú sabes más de esto que yo". Tiene que haber muy buen trabajo en equipo.

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¿Hay algún tema recurrente sobre el cual cantas?

Creo que tiene mucho que ver con la etapa que esté viviendo en mi vida. Por ejemplo, el primer álbum Amour T'es Là se trataba mucho del amor, de las relaciones, de encontrar amor, perderlo, volverlo a encontrar, quererlo. Fue un álbum mucho más romántico, porque estaba en mis veintipico de años, era más frívola, y eso era lo que tenía en mi cabeza. Pero estoy creciendo y hay otras cosas en las que pienso. El tema central del segundo álbum fue la amistad y el trabajo en equipo porque es algo que ha sido muy importante para mí. Vivir en Nueva York y sobreponerme de los obstáculos que tiene esta ciudad y la vida en general. Con la amistad y el amor es que logras sobreponerte. Estoy en el proceso de escribir el tercer álbum y creo que el próximo tema va a ser la audacia y el coraje. Depende mucho de cómo esté mi vida y qué cosas son las que ocupan mi mente. Si no cambiara, no sería muy honesto. Si estás en un punto de tu vida donde hay algo que domina, y terminas escribiendo sobre algo totalmente diferente, no va a funcionar.

¿Cuál o cuáles han sido las influencias más grandes en la música que haces?

De la parte clásica diría que mis influencias más grandes son Debussy, Ravel y Stravinski como compositores. Definitivamente son gente a los que recurro mucho cuando estoy escribiendo y siempre leo sus partituras una y otra vez porque siempre encuentro cosas nuevas e increíbles. En cuanto a la música brasilera, que tiene una gran influencia en la música que yo hago, diría que los obvios; Antonio Jobim; hay un álbum que se llama Livro por Caetano Veloso que para mí y para la banda entera, es uno de los álbumes que más escuchamos, porque todos lo adoramos y cada vez que lo escuchamos, encontramos algo nuevo. También hay un artista griego que siempre está en mi corazón que se llama Manos Hatizidakis, y uno de las canciones de nuestro álbum Yanikaki es de él. ¿Qué más? … Henry Mancini, yo diría que es una de las influencias más grandes. No sé si sea tan obvio en mi música, pero lo es, porque él sabía cómo y dónde poner diferentes elementos en un arreglo, de manera perfecta. De pronto estilísticamente mi música no está ni cerca de ser parecida a la de él, pero de pronto en términos de forma y dónde poner ciertos elementos, él ha sido una influencia importante. Hay tantas influencias, que podría darte cientos de nombres. En jazz por ejemplo, no tiene fin, ni siquiera sabría por dónde empezar. Quincy Jones, Louis Armstrong, los grandes, Frank Sinatra, Elvis Presley… esta pregunta está demasiado difícil [risas]. En este momento, de hecho estoy obsesionada con Salif Keita. Totalmente obsesionada. Todo el tiempo estoy descubriendo y escuchando cosas diferentes.

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¿Cómo ha sido el proceso de tomar el jazz clásico y transformarlo de la manera como tú has hecho?

Me acerqué al jazz de una manera muy específica y muy honesta. Por ejemplo no voy a tratar de tocar música swing o un ritmo que no sea realmente parte de mí. Por alguna razón no me parece honesto, no funciona de la misma manera si trato de hacer algo tan ajeno a mí. Se siente deshonesto y que lo estamos forzando. Por razones geográficas, me siento mucho más cercana a alguien de Colombia, y me parece mucho más fácil incorporar una samba en mis canciones porque la siento en todo mi cuerpo. Lo mismo no pasa con la música swing por ejemplo.

"El Pescador", que lanzaron recientemente, es una canción hermosa. Cuéntame sobre tus visitas a Colombia y sobre cómo conociste a los músicos colombianos que tocan contigo en esta versión de la canción.

Gregorio Uribe, Juan Andrés Ospina y Nicolás Ospina están conmigo en esta versión. A Gregorio lo conozco de toda la vida, como hace 10 años. Estudiamos juntos en la universidad, literalmente desde el primer día de universidad nos volvimos amigos. Con Juan Andrés también estudié en Berklee y conocí a su hermano Nicolás cuando fui a Colombia por primera vez hace como dos años. Juan Andrés arregló todo, hicimos un toque e hicimos un taller. Lo que más me impresionó fue que apenas aterricé en Colombia, todo fue muy familiar para mí. En las cosas pequeñas, hablando con la gente, o ir a una tienda para pedir un jugo de maracuyá [risas], se sentía como si estuviera en Grecia, pero todos hablaban español. De inmediato sentí una conexión con este país.

Y la idea de hacer El Pescador [original de José Barrios, popularizada por Totó la Momposina], nació cuando fuimos a Colombia porque Ignacio Hernández, nuestro guitarrista se casó con una colombiana, entonces fuimos a la boda y tocamos. En su despedida de soltero, fuimos a un lugar y nos estaban dando faldas a las mujeres y sombreros a los hombres y estábamos tomando aguardiente (fue una noche muy intensa) y en algún punto esta canción estaba sonando. Apenas la escuché, pregunté que qué era porque me encantó. Nacho me tradujo la letra y me pareció hermosa. Sentí que me podía relacionar muy fácilmente con la letra de la canción, porque muchas veces en nuestra profesión, vivimos en mucha soledad para poder dominar nuestro oficio y aunque es una vida muy interesante y muy divertida, también es una vida muy solitaria. Tienes que crecer desde cero (que así es como se llama nuestra disquera a propósito). El pescador no tiene fortuna, solo su atarraya. Y creo que como artistas deberíamos sentirnos siempre así. La fortuna es nuestra atarraya. Ya sea que seamos famosos o no, o ricos o no, lo que siempre tenemos es nuestra música y eso es todo. Esa es la persona con la que nos desahogamos. Por eso la canción me habló mucho. No fue difícil crear nuestro propio arreglo, lo hicimos con Michael League. Cuando él llegó a mi casa para ponernos a trabajar, yo ya tenía la imagen de una canción mucho más melancólica, no triste, pero sí más contemplativa, que es un poco diferente a la versión original.

¿Y cómo sientes que te ha tratado el público colombiano?

Dios mío, ustedes son los mejores. Recuerdo cuando tocamos la primera vez en un teatro muy pequeño, y estoy muy acostumbrada a la audiencia estadounidense que es muy alborotada, y me acuerdo que tocamos la primera canción en Colombia y cuando terminamos solamente escuchaba silencio. No sabía si les había gustado, si les había espantado. Y después los aplausos fueron enormes porque estaban tan atentos a todos los sonidos. Hubo ovación de pie, hicimos repeticiones de canciones, fue hermoso.

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