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Sexo

Instructivo para masturbarte con un jengibre y retorcerte de placer

Te llevamos de la mano a esta práctica que data de la era victoriana para que experimentes nuevos niveles de placer con esta raíz que puedes encontrar en cualquier mercado.

"¿Alguna vez te has masturbado con un jengibre?", preguntó un amigo durante una plática casual. Lo preguntó muy al aire, sin ahondar en el tema. Pues parece que además de ser muy rico en comidas y bebidas, el jengibre es un poderosísimo estimulante. Me platicó acerca del uso de esta milenaria raíz en la práctica del sadomasoquismo. "Lo encontré en un libro", dijo.

Él nunca lo ha hecho con su novia. Dice que a ella no se le antoja la idea. Tal vez fue una provocación; sabe lo caliente que soy. Le pregunté cómo estaba el asunto y simplemente respondió: "Lávalo bien y úsalo con medida". Por supuesto me pidió un resumen de mi experiencia en caso de que me animara.

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Me ganó la curiosidad. También las ganas. Resulta que se le llama "figging" al juego (posible tortura) anal con jengibre. Y tal parece que la práctica data de la época victoriana.

Se debe introducir un trozo de jengibre en el ano de la pareja hasta que ésta suplique o llore, cualquier cosa que suceda primero. Por eso está dentro de la práctica masoquista. La sola idea me hizo alucinar.

Fui al súper. Visualmente, el jengibre no es muy atractivo. Tiene color y formas peculiares: mano, elefante, pene, nube… ¡Pongan atención y lo descubrirán!

Cuando lo estaba escogiendo, comencé a prenderme un poco. Pensar que eso estaría en mi vagina dentro de un par de horas me excitó.

Las compras las hice durante mi hora de comida, por lo que debí esperar hasta la noche para llevar a cabo mi plan.


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Lo primero que les recomiendo es que estén lo más cómodas posible, esto incluye evitar el celular. Olvidé apagar el mío y estuvo sonando bastante durante el primer experimento.

¿Qué necesitan?

· Jengibre

· Cuchillo

· Lubricante (opcional)

· Vibrador o dildo (opcional)

· Un vaso de agua

Decidí hacerlo dos veces.

Durante el primer experimento, el jengibre estaba a temperatura ambiente. Lo lavé muy bien y corté un pequeño trozo en forma de rodaja. Me tumbé en la cama y me relajé. Usé un pequeño vibrador para estimularme. Una vez húmeda, froté suavemente el trozo de jengibre en mis labios vaginales y en el clítoris. Esperé unos segundos. Lo primero que sentí fue un leve ardor. Sedienta de más, y sin saber cuánto tiempo tardaba el efecto, tomé la raíz y presioné con mis uñas hasta sacar un poco de jugo. Lo unté con mis dedos mientras me acariciaba. Se activó un calor muy intenso y extenso. Empezó a picarme, parecido a cuando te enchilas. Cambié la velocidad del vibrador y usé la más potente. Comencé a masturbarme con muchas ganas. Más fuerte y rápido. Estaba muy caliente. Se me calentaron las piernas y mi clítoris estaba más sensible. Me masturbé hasta que no pude más. Me vine. Me retorcí de placer. Literal. Arqueé la espalda al intentar controlarme. Mi sangre estaba hirviendo. Cuando terminé moría de ganas por un oral. Estaba tan prendida que me habría encantado tener un pene a la mano.

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Para la segunda ocasión, dejé el jengibre en el refrigerador durante un día completo. Lo lavé muy bien, lo pelé y le di forma de dedo. Hay que quitar muy bien toda la cáscara y las protuberancias para evitar incomodidades.

Esta vez usé un vibrador distinto, que además de estimular el clítoris, puedes introducirlo a la vagina al mismo tiempo. También compré un lubricante a base de agua.


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De nuevo me desnudé y me recosté. Como tenía tiempo de sobra, vi un poco de porno lésbico.

Me acaricié suavemente con la mano, tomé un poco de lubricante y lo embarré en toda la zona. Despacio. Encendí el vibrador y jugué un rato. Ya que estaba muy mojada, me metí el jengibre a la vagina. Lo dejé ahí un ratito, cerca de un minuto. Después machaqué la punta y la froté contra mi clítoris y los labios. ¡Qué ardor! Pero un ardor rico. Me penetré con el vibrador. Estuve así un rato hasta que terminé jadeando boca abajo. Me masturbé durante casi una hora, repitiendo la operación. Paré cuando se me entumieron los pies. Esta vez sudé un poco.

¿Cuál fue el resultado?

· Placer absoluto.

Recomendaciones:

· Usen poco jengibre la primera vez. Si temen, no pongan el jengibre directo. Háganlo poco a poco hasta que se sientan cómodas con el ardor. Estimúlense o ayúdense con lubricante.

· No teman a la sensación. Parece que quema, pero sólo dura algunos segundos, y conforme transcurre el tiempo, el estímulo y el placer se vuelven mucho más intensos.

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· Si lo hacen con una pareja, pídanle que sea él o ella quien les meta el jengibre. Eso sí, cuando estén pelando la raíz, denle forma de pene para que no se les pierda entre las entrañas. Pídanle también sexo oral. Durante el proceso chupé mis dedos y mis juguetes y el sabor es muy agradable.

· El jengibre frío es más rico.

· Si se vuelven adictas, como yo, expriman el jengibre y úsenlo en gotas.

· No se toquen los ojos mientas hacen todo lo anterior. O háganlo, pero no digan que no se los advertí.

Nota: El jengibre trabaja mejor solo, sin lubricante. Yo lo usé así porque pensaba meterme un juguete. Lo ideal es mantenerlo en un vaso con agua, mientras lo usan, para que no se deshidrate.

¡Disfruten!