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La Cándida Vándala presenta

El mundo colorido de un colectivo llamado Bicromo

Usando aerosoles, pintura, pinceles y mucho talento, Bicromo raya pescaditos sonrientes, avestruces enojadas, tipos locos por las hamburguesas y tortugas reflexivas.

Este es un espacio que VICE le da a una de la suyas. Una chica tranquila, que se pasa deambulando por la ciudad, que deliberadamente le puede hacer un bigote a las personas que aparecen en las publicidades o llenar de colores aquellos espacios por los que transita a diario. Menuda, cándida, subversiva, "medio vándala", esta chiquilla tendrá como oficio entregar en este espacio, a través de GIFS, sus hallazgos de los colectivos, sujetos y "vándalos" que como ella, disfrutan de intervenir la ciudad con su arte. La Cándida Vándala les presenta:

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Por las calles de Bogotá se pueden ver muros, postes y bancas usados como lienzos por una trinidad gráfica y colorida llamada Bicromo. En Cartagena o en Riosucio, Caldas, también encontrará las obras que este colectivo fabrica e imprime por donde va. Usando aerosoles, pintura, pinceles y mucho talento, rayan pescaditos sonrientes, avestruces enojadas, tipos locos por las hamburguesas y tortugas reflexivas.

Ángela Atuesta, Jenaro González y Nicolás Parra se dedican a construir escenarios y personajes cargados de mensajes irónicos que nos sacuden y nos dicen que hay que pararle bolas a algo. Ángela, una mujer de gran sonrisa y buena actitud, narra con emoción sus travesías por el camino del street art nacional, la necesidad de encontrar un espacio, de expresar alguna idea que se tiene atragantada en la cabeza y caliente en la mano y cómo abrirse un lugar en la escena de la ciudad haciendo arte entre muros.

Fue de esto de lo que se trató esta conversación duotono.

VICE: ¿De dónde sale la idea de Bicromo? ¿Y por qué Bi si ustedes son una trinidad?

Ángela Atuesta: Al comienzo éramos dos: Jenaro y yo. Pensamos mucho y nos dimos cuenta que emocionalmente somos muy diferentes, lo cual nos permite acoplarnos y enriquecer nuestras opiniones individuales. Luego, pensamos en aumentar el número de integrantes y afortunadamente Nicolás nos ayudó en varios trabajos y decidimos agregarlo como una ficha importante del equipo.

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Como en todas las relaciones, nosotros chocamos y discutimos, pero de una manera muy civilizada. Nicolás es el gris que Jenaro y yo necesitamos porque es muy pacifista, entonces, mientras nosotros estamos estresados, Nico nos tranquiliza. Sabemos que trabajar en equipo no es fácil y requiere de paciencia, pero en general, nuestro ambiente es muy armonioso.

¿Cuál podría ser la impronta, la huella, la seña de Bicromo?

El rigor y la disciplina con la que trabajamos nos ha permitido hacer obras muy elaboradas. Creemos que esos factores producen una estética particular.

¿Cómo colectivo manejan alguna temática general?

No, es muy raro, porque toca vivir de venderse, y en ese sentido, hemos hecho cosas muy diferentes. Nos gusta manejar una gama de ideas y trazos distintos que digan mucho; sin embargo, un elemento importante para nosotros es hacer críticas.

Muchas cosas han pasado cuando hacemos encargos, pero también tenemos otros proyectos, como talleres en donde tenemos al street art como estrategia pedagógica para que los chinos sepan que se puede ser artista de verdad tal y como se puede ser futbolista, tenista o boxeador, y que sepan que eso puede llegar a dar dinero si uno es muy bueno.

¿ Mencionabas antes que les tocaba venderse. A quién se le venden? A veces trabajamos por encargo, y cuando es así, las personas nos llaman, tienen una idea, nos la dan y nosotros la volvemos imagen; pero cuando el trabajo es libre, no hay un intermediario y la idea tanto como la producción es muy independiente.

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Sacamos tarjetas porque algunas veces la gente nos ve pintando o ve nuestro trabajo, y se las damos como diciendo nosotros somos chéveres, trabajamos resto, y ahí es donde nos llaman para hacer encargos.

También mencionas la crítica, ¿qué dicen? ¿por qué el street art es un vehículo para hacerla?

Criticamos muchos acontecimientos humanos y la relación que tenemos con el ambiente, con la política, con nuestra sociedad. Pensamos que el arte también tiene una misión reflexiva, y creemos que hay que señalar metafóricamente qué cosas podrían ser mejor y en qué cosas estamos evidentemente mal. Por ejemplo, en una obra que hicimos dibujamos un cuerpo con dos cabezas peleando por una hamburguesa, y alrededor le escribimos libertad, igualdad y fraternidad, en el que está en la Nacional dibujamos a unas tortugas divinas que están nadando en un mar lleno de llantas; utilizamos figuras retóricas para enviar mensajes a las personas que ven nuestro trabajo.

¿Qué otros campos explora Bicromo cuando no está coloreando las calles?, ¿por dónde más se mueven?

Usualmente nos invitan a hacer talleres de muralismo con chicos que están interesados en descubrir o desarrollar talentos artísticos. La idea de esto es precisamente despertar la vocación que pueden llegar a tener algunos "chinos", descubrir talento en niños pequeños y poder servir como herramienta de conocimiento, porque los que quieren aprender y les gusta, preguntan. Fuimos a un pueblito que se llama Riosucio, y luego de que dictamos el taller, pintamos una parte de la obra, que fue la cara de una chica soplando, y los niños hicieron el resto, vimos dos estéticas diferentes que combinaron deli.

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Su trabajo se juega entre ese "trabajo por encargo" como mencionabas antes, las ganas de hacer arte y sembrar inquietud con este y proyectos como sus talleres ¿Cuál es la sensación que como vehículo de comunicación les ha dejado el street art en Colombia?

Acá, el street art está empezando a darse a conocer y la gente es muy goda todavía, tú no te imaginas, nosotros participamos en un festival en Cartagena y la gente estaba emputada porque íbamos a pintar las paredes, pero ­si pudimos ir como 50 artistas de todos los lugares de Colombia era porque había patrocinio, y realmente, esas oportunidades que dan para tener espacios con plata y con materiales son una chimba para trabajar, y en ese sentido, el grafiti podría dejar de ser ilegal, por eso muchos se han pasado al street art, yo también empecé rayando las calles una que otra vez, pero si uno tiene un espacio con patrocinio y lo hace con tiempo salen cosas más chéveres. Hacemos esto para la gente, para que lo vean y les guste, para que se sientan un poquito más vivos.

¿Cómo es la dinámica de trabajo al interior del grupo? ¿Cómo es el proceso pre y post rayado?

Yo soy mejor pintora que dibujante, a mi me encanta hacer cosas de color, mientras que Jenaro y Nicolás son unos dibujantes exquisitos, entonces conjugamos muchas cosas, Jenaro usualmente se manda las formas, hace la composición, luego voy yo con el color base, luego las sombras y Nicolás por otro lado va llenando. Además, llegar al punto de pintar una sola cosa los tres, y lograrlo es muy chévere.

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¿Cómo eligen el lugar que van a pintar?

Para nosotros el canvas es la calle, no importa dónde sea, creemos que todo lo urbano es intervenible.

Al lado del Museo Nacional hay una zona bastante oscura y peligrosa, pero la aparición de varios restaurantes por ahí ayudó a mejorar el sector, entonces Asosandiego (Asociación Gremial Cívica Centro Internacional) nos encargó pintar los postes, y la idea era, básicamente, revitalizar los espacios, que es lo que nosotros hacemos usualmente, el objetivo del street art para nosotros es ese, hacer que un lugar se vuelva un sitio habitable.

Todo d­­epende de dónde nos llamen, aunque también metemos mano a las convocatorias, que son una chimba. Nosotros nos ganamos la de Idartes de la 26 y fue muy cerdo, nos demoramos como 20 días, las condiciones en las que estábamos trabajando eran una mierda, literalmente, el sitio era el cagadero de muchos indigentes, el basurero de mucha gente, habían nidos de ratas, Idartes y el Idu no hicieron nada, nos dieron la plata y dijeron que eso no era su responsabilidad, hasta nos tocó pagar para cortar el pasto, es decir, el apoyo existe pero es a medias.

¿Cuál elegirían ustedes como su mejor obra o ¿cuál es la obra que más les gusta?

Las tortugas en la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional y los peces en un restaurante en Cartagena.

¿Cuáles son sus principales influencias?

Somos unos geeks y hacemos animación, entonces tenemos muchas influencias de Disney y los Warner Bros., pero lo más fuerte son los muralistas mexicanos y la corriente del mural en general, mezclado con un ilustración, muchas cosas pasan por mi cabeza con esa pregunta.

¿Qué piensan hacer ahora? ¿ A dónde quieren ir?

Queremos ir a muchos lugares y a muchos rincones no solo del país, queremos también lograr suficiente apoyo para hacer giras internacionales, eso implica mucho trabajo y andamos en eso, en producir y hacer lo que nos gusta. Sería una chimba viajar pintando, ahora estamos planeando irnos a Boyacá a pintar a Nairo.