Los estragos que dejaron 70 años de opio en esta aldea hindú

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Los estragos que dejaron 70 años de opio en esta aldea hindú

Esta aldea lleva más de tres cuartos de siglo enfrentando una adicción endémica al opio que ha erosionado la mayor parte de su estructura social y política.

Tonyei Phawang, jefe de Longwa. Todas las fotos por Raphael Korman

El primer contacto del fotógrafo australiano Raphael Korman con el pueblo Konyak, en el noreste de India, fue gracias a un rumor. Escuchó que había una aldea peligrosa que solía cazar cabezas humanas llamada Longwa en la frontera entre India y Birmania en el estado de Nagaland, un área que está en constante guerra civil. Así que decidió hacer un viaje de tres días en tren para conocer la aldea, con la esperanza de confirmar o desmentir los rumores que había escuchado.

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Lo que encontró fue más complejo y triste de lo que imaginaba. La aldea llevaba más de tres cuartos de siglo enfrentando una adicción epidémica al opio que había erosionado la mayor parte de su estructura social y política. En las tres semanas que Korman se quedó en la comunidad, platicó con los habitantes, el sacerdote y el jefe sobre el origen y el impacto de la drogadicción endémica.

La reputación de la aldea sigue ligada a sus antecedentes de caza de cabezas.

VICE: Longwa tiene fama de ser peligrosa. ¿Qué me puedes decir de la inquietud que se vive en esta zona?
Raphael Korman: Hay enfrentamientos constantes en la región entre el gobierno indio y varios grupos guerrilleros. Cuando estuve ahí, había toque de queda todos los días a las 6 pm, pero no era tan peligrosa como parecía. Algunos agentes de inteligencia me preguntaron a qué fui y qué pensaba sobre la situación política. Querían asegurarse de que no había ido a alborotar a la gente de Naga.

En la zona que rodea la aldea hay constantes enfrentamientos entre el gobierno indio y varios grupos guerrilleros.

Esta serie terminó siendo más sobre la relación de la comunidad con el opio que sobre la violencia en la zona. ¿Cómo es que Nagaland llegó a este punto?
Hay cerca de 12 tribus diferentes en Nagaland. La tribu Konyak siempre ha sido especialmente agresiva y bien formada. Se independizaron en 1947 pero antes, en la década de 1940, los colonizadores británicos estuvieron en la región. Los británicos querías establecer una relación con la tribu Konyak y, como se sintieron amenazados, le ofrecieron opio a la comunidad para apaciguarlos.

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Solo los hombres Konyak pueden fumar opio.

¿Cómo ha cambiado esta aldea tras casi un siglo de opio?
Se alteró la estructura familiar y la forma en que opera. Ese es quizá el efecto más prolífico de la drogadicción endémica. El modelo dictaba que los hombres hacían gran parte de las tareas pesadas, como cazar y talar árboles. Hoy en día, las mujeres se levantan muy temprano, van al campo y regresan alrededor de las 6pm para cuidar a sus hijos y hacer de cenar. El pastor de Longwa me dijo que uno de cada tres hombres consume opio.

Las mujeres y los niños no consumen la droga y ahora se encargan de las tareas más pesadas.

¿Sólo los hombres fuman?
Según lo que aprendí, el papel de la mujer siempre ha sido mantener unida a la familia. Si no fuera por ellas, la comunidad no existiría.

Hablando de familias, ¿viste muchos niños en la aldea? ¿Cómo es su vida?
La mayoría de los jóvenes se fueron a la ciudad, por eso no vi muchos niños y los consumidores son ya mayores. Cuando son jóvenes, los niños ayudan a sus madres y no van a la escuela. Hasta hace unos años ni siquiera había un camino hacia la aldea, así que no existía, y aún no existe, una estructura para producir un cambio. El problema sigue.

Los colonizadores británicos llevaron el opio a la aldea en la década de 1940.

Si la aldea es tan remota y su mano de obra es tan baja, ¿cómo le hacen para comprar?
Tratan de sacar dinero de donde sea. El jefe filtra mucho dinero de la zona turística donde venden baratijas. El dinero que está destinado para proyectos comunitarios termina utilizándose para comprar opio.

Longwa es tan remota que el camino que lleva a la aldea se construyó apenas hace unos años.

Así que conviviste con el jefe. ¿Qué te dijo?
Se llama Tonyei Phawang y tiene 38 años de edad. Es muy joven para ser jefe. Por lo que entendí, ser jefe consiste en fumar de diez de la mañana hasta la madrugada con tus guardias. La relevancia del puesto de jefe está deteriorada.

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Los hombres empiezan a fumar en la mañana y lo hacen hasta la madrugada.

¿Cómo crees que sea el futuro para la aldea?
En Longwa, la casa del jefe principal se encuentra en la frontera con Birmania. Hay un camino que lleva directo a Birmania. La producción de opio en Birmania es enorme y mientras siga así, las drogas van a seguir cruzando la frontera. Cuando entrevisté al pastor, me dijo que el cambio no se podía hacer desde afuera, que tenía que hacerse en la misma aldea.

Muchos jóvenes se van de la aldea antes de convertirse en adultos.

¿Y hay presión externa para intervenir?
El gobierno lanzó campañas de erradicación y la iglesia local y otras organizaciones están tratando de convencer a los agricultores de que cultiven cardamomo, pero lógicamente no es tan lucrativo como el opio. El verdadero problema está en Birmania. Este país es el segundo mayor productor de opio en el mundo. Hace cinco años, tuve la oportunidad de visitar un campo de opio en Birmania y lo que pasa es que los agricultores lo cultivan como agricultura de subsistencia y después lo venden a las milicias que controlan la región y, a su vez, éstos la llevan a Tailandia para producir heroína. Es una estructura compleja en donde todos se hacen y se deben favores.

Entrevista por Laura Rodriguez Castro, síguela en Twitter.