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Mi padre el pornógrafo

Garganta profunda fue posible gracias a Anthony Battista, un pornógrafo que, junto con otros amigos, se encargó de distribuir la película por toda la Costa Este de EE.UU. y, en consecuencia, por todo el mundo.

La joven Kristin Battista Frazee con su madre y su padre, Anthony Battista, uno de los pornógrafos más exitosos del mundo. Todas las imágenes son cortesía de Kristin Battista Frazee

El porno le debe mucho a Garganta profunda. La influyente película de 1972 se trata sobre Linda Lovelace, una mujer triste e inconforme sexualmente cuya vida cambia cuando descubre que su clítoris está en su garganta, lo que significa que por fin podrá tener un orgasmo —pero sólo cuando un chico se venga en su boca—. Si dejamos de lado la mala calidad de video y de la edición, Garganta profunda es una premisa divertida y una película decente que tiene algo para todos: tomas de penes, de tetas y bromas brillantes sobre los padres, bueno, sólo si tu papá es un pervertido.

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El guión era de más de cuarenta páginas, lo que permitió que el público se involucrara emocionalmente con los personajes y ayudó a que la película fuera más allá del mundo clandestino de la pornografía y llegara a los medios más tradicionales. Se exhibió en salas de cines convencionales y de pronto puso de moda a las películas porno; en un artículo publicado en 1973, la revista New York llamó a esta tendencia “porno chic”.

Esta película fue posible gracias a Anthony Battista, un pornógrafo que, junto con otros amigos, se encargó de distribuir la película por toda la Costa Este de EU y, en consecuencia, por todo el mundo. Anthony era un corredor de bolsa destacado, un católico ex practicante y un padre de familia que vivía en Filadelfia que además lograba combinar sus dos vidas sin ningún problema hasta que el gobierno federal levantó cargos de obscenidad en su contra.

Su hija, la escritora Kristin Battista Frazee, tenía cuatro años cuando ocurrió este incidente. Ahora tiene cuarenta y tantos y escribió un libro llamado The Pornographer's Daughter (La hija del pornógrafo) en el que relata cómo fue crecer con un padre que resulta ser uno de los pornógrafos más exitosos de todos los tiempos. Llamé a Kristin para poder platicar un poco.

VICE: ¿Cuándo fue la primera vez que viste Garganta profunda?
Kristin Battista Frazee: El año pasado. Supuse que debía hacerlo si quería escribir sobre ese tema. Me alegra haber esperado porque ahora ya no me parece tan importante. También entiendo la razón de su popularidad: Linda Lovelace poseía un talento increíble y supo utilizarlo.

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¿Ese talento al que te refieres es el sexo oral?
Tenemos que admitir que la manera en que daba sexo oral era muy especial. Aunque se comercializó de una forma muy creativa, en serio era muy buena en eso. El título provisional de Garganta profunda era La tragasables.

Demasiado obvio.
Sí, por eso decidieron Garganta profunda. El nombre quedó perfecto.

En ese entonces, como se menciona en su autobiografía, Ordeal, Linda asegura que la violaron en Garganta profunda.
Hablé con mi padre y me dijo que él no cree que la hayan obligado a nada.

En esa época se decía que a Linda le habían apuntado un arma a la cabeza durante algunas escenas.
Lo del arma apuntando a su cabeza —según Eric Danville, autor del libro The Complete Linda Lovelace— era una metáfora. En realidad nunca ocurrió. Pero el rumor creció hasta convertirse en un mito. Aunque es verdad que ella sufría de abuso por parte de su pareja. Su esposo, Chuck, era una persona atroz.

¿Tu padre conocía a Linda y a Chuck?
Los conoció una vez. A mi padre no le agradaba Chuck. Creo que lo describió como “un sujeto asqueroso”.

Ya que tu padre sabía una que otra cosa sobre el sexo, ¿alguna vez hablaste con él sobre ese tema?
Nunca tuvimos una plática formal. Mi educación sexual la aprendí en la escuela. Recuerdo que cuando iba en sexto grado nos dieron una clase sobre eso y nos hicieron ver una película. Me pareció que era una experiencia normal. Si fuera a hablar con alguien sobre sexo, lo haría con mi madre.

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Anthony Battista en la playa

Como familia, ¿tenían platicas sobre sexo?
No en realidad. Éramos una familia bastante común; no éramos católicos fundamentalistas, sólo lo normal. No hablábamos de eso durante la cena. La educación sexual que recibí fue la clásica que impartían en la escuela. Era una época extraña. Recuerda que crecí en la época del sida. Nos inculcaron la creencia de que el sexo casual era mortal.

¿Cómo hizo tu padre para decirte que distribuía porno en salas de cine a lo largo de toda la Costa Este?
Me enteré cuando tenía entre seis y siete años. Digo “me enteré” porque mis padres dijeron que eran “cosas para adultos”, algo que no significaba nada para mí. Sin embargo, conforme iba creciendo, Garganta profunda quedada cada vez más arraigada en la cultura popular —la gente sabía sobre ella— y tuve el presentimiento de que por eso se quedaba a trabajar hasta tarde. No hubo una reunión formal para decirnos; más bien fue algo que surgió de forma natural en conversaciones. Él seguía trabajando en su empresa mientras distribuía Garganta profunda. Para él era sólo un nuevo negocio.

¿Alguna vez tuviste ese momento incómodo en el que estás viendo televisión con tus padres y cuando sale una escena de sexo, de pronto el silencio invade la habitación?
Sí, recuerdo que pasó algunas veces. El problema es que, no importa qué pase, no quieres pensar en tus padres como seres sexuales.

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Tal vez a la gente le molestaba el porno durante las décadas de los setenta y los ochenta.
Seguro. La gente creía que el porno promovía la promiscuidad. Todos estaban paranoicos y tenían miedo. Lo entiendo. Eran otros tiempos.

¿Tus amigos sabían que tu padre era un pornógrafo importante?
Yo era muy discreta sobre ese tema porque estaba en una escuela católica. Se lo conté a mi amiga Kelly y ella dijo: “¿En serio? Pero parece contador”. Supongo que tenía razón.

¿Había mucho porno en tu casa?
De hecho, cuando Kelly y yo éramos adolescentes, una vez buscamos por toda la casa a ver si encontrábamos algo de porno. Lo único que encontramos fue un número de la revista Penthouse en el fondo de un clóset. Cuando vimos que la revista tenía demasiado texto y muy pocas fotografías, decidimos bajar a la sala y comer cereal.

Kristin y sus padres durante su graduación de la universidad.

Y aún así, tu padre abrió una cadena de sex shops en EU. Seguro no le incomodaba para nada el tema.
En realidad no hablaba sobre eso. Se dio cuenta de que satisfacer las necesidades de la libido era un negocio lucrativo. No visité el negocio hasta después de cumplir 26 años. Mi prima y yo fuimos sólo porque teníamos curiosidad. Mi padre tenía cinco tiendas. Vendía videos, látigos, cadenas, condones y juguetes. Recuerdo que una vez platicamos sobre vibradores. Le pregunté cuáles eran los productos más vendidos y de inmediato me respondió que era el vibrador “pocket rocket”. “A las mujeres les encanta porque cabe en sus bolsas”, dijo y acto seguido sacó uno de su empaque.

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¿Te enseñó como funcionaba?
¡No!

Son muy buenos.
Es decir, supongo que sé cómo funcionan por la forma y por el botón en la parte de abajo. Para él era como vender rastrillos o algo parecido..

Ahora háblame de tu relación con el sexo. ¿Cómo fue tu primera vez?
Perdí mi virginidad a los veinte años. Me tardé mucho. Quería esperar a que llegara el indicado en la universidad y terminé casándome con él.

¿Ves porno en la actualidad?
Lo hago con fines de estudio. He escrito obre eso y he entrevistado a estrellas como Jessica Drake y Stormy Daniels. Son mujeres fabulosas.

Ya sea cierto o no, ¿lo que cuenta Linda ha influido en tu actitud hacia el porno hoy en día?
En lo personal, prefiero la que los actores porno usen condón. Incluso podría ser un género. Todo el porno de Wicked Pictures se hace con condón y es genial. Es decir, la fantasía de tener sexo sin protección es rara de por sí. Creo que el porno podría ser muy útil. En EU no se habla tan abiertamente sobre el porno pero creo que se vuelve una parte de nuestra educación sexual nos guste o no. También ayuda a que las mujeres se den cuenta que está bien ser sexuales. Además, el porno ayuda a enfatizar el hecho que de se estigmatiza a las mujeres que son honestas con respecto a su deseo sexual. Por otro lado, creo que los niños tienen demasiado acceso al porno. Tampoco me parece útil el sector de la industria que es demasiado extremo. Aunque la obscenidad está en los ojos de quien la mira. Yo defiendo la libertad de expresión y el porno extremo es subjetivo.

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¿Entonces estás de acuerdo con el caso de Miller vs. California de la Suprema Corte?
Así es. Este caso le otorgó el derecho a las comunidades locales de decidir qué era obsceno y qué no. Me parece lo indicado.

El porno que implica violaciones, bestialidad, explotación a las mujeres… ¿toda esa clase de cosas?
Hay un actor llamado Max Hardcore que hace porno extremo —como orinar y humillar—. Mucha gente cree que eso no está bien. Yo también lo creo. Incluso estuvo a la cárcel. Aunque mi padre dice que no merecía ir a la cárcel. Mi padre cree fielmente en los derechos estipulados en la Primera Enmienda. En cuanto a la explotación, bueno, ése es un tema muy delicado. Cualquier industria puede explotarte. No creo que la explotación en la industria porno sea mayor que en otras industrias.

¿Qué opinaban tu madre y tu abuela sobre lo que hacía tu padre?
María, mi abuela, era una persona singular. Ella quería ver la película. Cuando mi papá le consiguió entradas gratis, llevó a su amiga Ida a verla. Una de las razones por la que quería ver la película era porque era gratis. Ella era una niña cuando el país entró en guerra y por eso aprovechaba todo lo que le ofrecían gratis. La película le pareció asquerosa pero entendía que las personas son seres sexuales. Mi madre tenía sentimientos encontrados, pero a fin de cuentas mi padre era muy bueno en su trabajo —en la distribución de las películas— y decidió apoyarlo. Hasta decoró el baño de su club de strippers. Le puso cortinas amarillas.

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Otro día familiar en la playa

¿Abrió un club de strippers?
Sí, en Filadelfia. Se llamaba Golden 33 y le iba muy bien —aunque tenía unos cuantos problemas legale—. Mi padre sabía muy bien lo que la gente quería y, junto con su socio (Tommy Rizzo), encontró a un bailarina llamada Honeysuckle Divine que se volvió muy popular por sus…habilidades.

¡Sabía identificar a las mujeres talentosas! ¿Qué hacía ella?
Era muy hábil con su vagina. Hacía cosas con pelotas de ping pong y con palos de escoba. A veces se metía crema de cacahuate en la vagina (como un tampón), la untaba en un pan y gritaba: “¿Quién tiene hambre?” Después le daba el pan a alguien del público.

Quien después…
Se lo comía.

Bien. ¿Qué pasó con ella?
La arrestaron, igual que a Tommy, y les levantaron cargos por obscenidad.

Por Dios. Tu padre era un hombre de familia. Me imagino que trabajar en la industria del sexo era tentador.
Sí. No se alejó de la industria por completo. También se vio involucrado en el club. También tenía aventuras con otras mujeres. Esa fue la razón principal de la separación de mis padres y de que mi madre tuviera problemas mentales e incluso intentara suicidarse. Se peleaban y gritaban mucho. Aunque nunca dejé de verlo como mi padre. Siempre se mantuvo firme en la idea de que era inocente. Mi padre creía que la gente tenía el derecho de ver la película y lo hizo posible. Su compromiso con Garganta profunda estaba basado en principios morales. La gente tiene derechos.

Se cree que Garganta profunda transformó el panorama para la pornografía. ¿Estás orgullosa de tu padre?
Estoy orgullosa porque luchó por las causas que creía. Siempre habrá quienes protesten contra el porno. Así es la vida.

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