FYI.

This story is over 5 years old.

Noticias

Pedro Arenas y Julián Quintero, los colombianos que van a hablar de drogas a Naciones Unidas

Con suerte vamos a acabar la guerra que le declaramos a las drogas y empezaremos a ver el tema como un problema de salud pública.

Julián Quintero de ATS y Pedro Arenas Indepaz.

––Yo no me imagino, por ahora, el mundo sin cocaína. Esas metas de drogas cero, como lo propusieron las convenciones de droga del año 61, son utópicas en un mundo de libre mercado –– dice Pedro.

––Mm, marica, el lema debería ser "convivir con las drogas". Eso sí lo lograremos. Es muy ingenuo pensar un mundo sin drogas, dice Julián.

Ellos dos, Pedro y Julián, serán los representantes de la sociedad civil colombiana en la reunión más importante para hablar de drogas en los últimos 20 años convocada por Naciones Unidas entre el 19 al 21 de abril en Nueva York. Pedro Arenas es activista e investigador, defensor de derechos humanos, promotor cívico y líder del Observatorio Cultivos y Cultivadores Declarados Ilícitos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz -INDEPAZ-. Julián Quintero, por su parte, es la cabeza más visible de Acción Técnica Social, el parche creador de Echele cabeza cuando se de en la cabeza que se la pasa entre festivales y fiestas analizando la droga que los asistentes se meten.

Publicidad

"Hace 40 años se crearon las convenciones de drogas y tenían dos objetivos: que no hubiera más consumo, y que no hubiera más distribución. Al día de hoy eso es, justamente, lo que hay", dice Julián.

Este es el par de perros viejos que irán a proponer, con conocimiento de causa, sus dos perspectivas sobre las drogas. Pedro por el primer eslabón de la cadena (los productores) y Julián por el último (los consumidores).

La expectativa de la reunión ––una sesión especial de Naciones Unidas denominada UNGASS–– es, por lo menos, cambiar el enfoque con el que se miran las drogas actualmente: pasar de la guerra a mirar el tema como un problema de salud pública.

Julián y su equipo ––más de 15 personas de ATS van a dar cara y echar el cuento en la capital del mundo–– van respaldados por la evidencia que les ha quedado después de trabajar el tema de drogas por casi 10 años. Con resultados palpables se armaron un manifiesto que a grandes rasgos pide lo siguiente: reformular y fortalecer las políticas públicas orientadas a la reducción del riesgo (estrategias que buscan reducir al máximo los efectos negativos deribados del consumo), hacer un llamado a la realidad, (porque el problema no son los campesinos cultivadores cuando el 95% de la cocaína colombiana se va a parar a las narices de los gringos), una reestructuración de las entidades internacionales para que dejen de ser un obstáculo en la reforma a las políticas y una transformación del lenguaje utilizado sobre todo por los medios de comunicación.

Publicidad

Intervención de Julián Quintero, director de ATS en Mesa ONU, Drogas y Salud.

Pedro va con una intención clara: visibilizar el gremio de cultivadores y trabajadores rurales. Los que menos ganan y los que más sufren en el negocio de las drogas. "De las problemáticas de las poblaciones productoras poco se habla en la agenda pública". La militarización de sus comunidades, las fumigaciones aéreas que no solo envenenan los cultivos sino a las personas y a los animales; los desplazamientos forzados, la perdida del tejido social de sus comunidades, el medio ambiente, la criminalización.

En un estudio del Observatorio, titulado "Vicios Penales" , Pedro y sus compañeros encontraron que buena parte del peso del la Ley 30, es decir, de los delitos de narcotráfico relacionados con estupefacientes, se aplica preferiblemente contra los más débiles que son los campesinos, los indígenas y los afro.

Aunque se conocen, cada uno va a Nueva York por su lado. Julián va más optimista, Pedro no tanto, pero los dos -y 187 organizaciones más- firmaron la declaración que denunciaba que los preparativos para UNGASS no se estaban haciendo de la mejor manera.

***

Todavía joven pero canoso y medio barrigón, Julián es un pereirano de acento confuso que probó las drogas por primera vez en 1993. "Nos fuimos al parque del barrio vecino y "Chapu", el más reconocido marihuanero de la época nos introdujo en el tema". Fue apenas un coqueteo ––que se repetiría con más intensidad en la universidad––, pero del parche de amigos, que eran 12, a fin de cuentas, tres terminaron en el negocio de la droga, a otro lo mataron, otro se murió y los demás se dispersaron. Julián se vino a Bogotá a estudiar sociología en la Universidad Nacional y rápidamente se dio cuenta de que lo suyo no eran las drogas como práctica de consumo sino como objeto de estudio y se metió de lleno.

Publicidad

Su monografía para graduarse como sociólogo se titulaba: "Estructura Cultural del Narcotraficante Joven en Pereira". La investigación lo llevó a vivir cuatro meses con la hija de un narco para poder ver de cerca el mundillo traqueto y poder comparar el inconfundible "lavaperros" con el nuevo perfil del narco joven.

Ya con título en mano Julián hizo parte del programa Presidencial Colombia Joven, del que salió con 6 compañeros más a montar ATS en 2008 ––el principal referente en temas de acciones alternativas para abordar el consumo de drogas en el país––, no sin antes participar en la creación de la Política Nacional para la Reducción del Consumo de Sustancias Psicoactivas ––SPA––. Desde ahí no ha parado: se fue a estudiar a Europa y conoció de primera mano las redes de consumidores más importantes del continente: acompañó a Energy Control a analizar muestras de sustancias en el festival Sonar 2009, conoció los servicios de intercambio de jeringas, aprendió y volvió al país.

De vuelta en Colombia, participó en la redacción de la Política Pública de prevención y atención del consumo y la prevención de la vinculación a la oferta de sustancias Psicoactivas en Bogotá, hizo parte de los tres primeros plantones por la legalización de la marihuana (2011, 2012, 2013), en 2011 ya con ATS hicieron la primera estrategia para la reducción de riesgo y daño para consumo de heroína CAMBIE, en el 2012 iniciaron el proyecto Zonas de Rumba Segura, se sentaron como ponentes en la Habana para debatir sobre el tema de drogas en las negociaciones de Paz y ahora, se van a Nueva York.

Publicidad

Campesinos cultivadores. Foto Santiago Mesa.

A Pedro, un tipo de hablar pausado y sonrisa tímida, ese mundo lo tocó más rápido. Nació en el seno de una familia de origen campesino en el sur del Meta, cerca al rio Ariari. Siendo todavía un niño, en los años 80, empezó a trabajar como raspachín -recolector de coca- en el sur del Meta y el Guaviare y de a poco se fue formando como activista de temas juveniles y sociales en San José del Guaviare hasta terminar involucrado en 1994 en las primeras manifestaciones campesinas cocaleras. Para la siguiente manifestación en el año 96, Pedro ya era diputado del Guaviare.

Luego saltó a la Cámara de Representantes para el período 2002-2006, y en su paso por el congreso presentó un proyecto de Ley que fue conocido como el proyecto de Ley de coca, que buscaba permitir que en Colombia las personas que quisieran pudieran tener sus plantas y hacer uso de ellas con fines tradicionales o a nivel industrial, farmacéutico, cosmetológico, en fin, que las pudieran utilizar. El proyecto, como era de esperarse no pasó.

A continuación se postuló y salió elegido alcalde de San José del Guaviare y se enfrentó a la crisis que pasaba la pequeña cárcel municipal por la cantidad de personas que estaban presas por delitos de Ley 30, personas en su mayoría trabajadores rurales y cultivadores. De ahí pasó a INDEPAZ a liderar el Observatorio de Cultivos y Cultivadores Declarados Ilicitos, un grupo de personas que enfoca su trabajo en el tema de drogas a la situación de las personas que están envueltas en el mundo de la producción y sus derechos.

Publicidad

***

UNGASS es una sesión especial de Naciones Unidas, que estaba planeada para 2019, pero por presiones de los gobiernos de Colombia, México y Guatemala, a su vez impulsados por la sociedad civil, fue adelantada para este año con la intención de revisar el enfoque mundial en temas de drogas y plantear, si es del caso, nuevas estrategias.

"Para mí desde todo punto de vista va a ser una ganancia porque o sale un documento que empiece a abrir camino hacia la reforma o definitivamente nos damos cuenta que no va a haber reforma y que cada país va a poder hacer lo que se le de la gana", dice Julián, que para explicarlo más claro ha denominado el fenómeno como el efecto represa, algo así como que los países fuertes y godos están intentando taponar un río en invierno que viene con mucha fuerza a nivel mundial y lo que va a pasar es que se va a reventar y les va a volar en la cara y les va a meter los palos por los ojos.

"Deberían acondicionarse o por lo menos empezar a considerar el espacio para que ese río pueda correr de la mejor manera y sin causar tantos estragos".

Pero Pedro no piensa igual. Cuando hablamos por teléfono me dijo que no cree que de UNGASS vayan a salir muchas cosas por la presión de algunos paises que se oponen a reformas y a cambios profundos.

Lo que si cree es que se va a acabar con esa idea utópica de eliminar las drogas por completo, que va a adoptarse un enfoque de salud pública, que se va a ser más flexible con el tema de cannabis, que se va a hablar de los derechos de las personas encarceladas de manera injusta, pero nada más.

***

Por ahora habrá que esperar, pero con agüero de marihuanero podríamos decir que la celebración del 420 -el día gringo de la marihuana- será un buen presagio, porque a la vez que se discute UNGASS la calle celebrará la hierba. Igual, si o si celebramos, porque la fiesta de clausura está a cargo de ATS. ¡Salud!