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Cultură

¿Qué tan difícil es ser artista independiente en Colombia?

Ser artista en Colombia es un camino accidentado y lleno de preguntas. Acá tendrás unas ideas para hacer tus primeros pinitos en este difícil mundo.

Salir de la universidad al mundo real, imponerte un nuevo estilo de vida en el que tus papás ya no te darán un peso y te toca valerte por ti mismo es un momento tan oscuro e indeciso, que puede traer muchas frustraciones.

Hoy en día (aunque desde siempre) se diferencian las profesiones que son rentables de las que no, y los jóvenes nos vemos inmiscuidos en un universo en el que si no ganas lo suficiente como profesional te atan con prejuicios y te llenan de conversaciones de cómo ser exitoso. "¿Cuáles son tus aspiraciones en la vida? ¿De qué vas a vivir?". Estas y muchas otras son las preguntas que la amiga de tu mamá te hace cuando afirmas que tu vocación es ser artista.

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Decirle a tu familia que vas a ser el mejor artista del país es como decirle que vas a ser la próxima Shakira o que tus solos de guitarra van a resonar en los bafles de conciertos internacionales. Todo muy poco probable. Sin embargo, considero que esa es la actitud que debemos tener frente al futuro. Pero del dicho al hecho hay un largo camino en el que tus esperanzas se pueden ver nubladas por el paso del tiempo y tu objetivo es encontrar eventos, personas e instituciones que puedan darle el empujón que tu expresión artística necesita.

En universidades como la Javeriana, Los Andes y la Nacional de Bogotá hay por lo menos 100 artistas graduados cada semestre, de los cuales unos cuantos han logrado convertirse en una marca artística. "A mí me tocó dedicarme al derecho mientras me salía algo con el arte", me explica Laura Peña, artista graduada en 2009 de Arte y en 2012 de Derecho de la Universidad de los Andes. Y el caso de Laura puede ser el más común: en la Javeriana de Bogotá, por ejemplo, "de los 817 egresados de artes entre 2001 y 2015, sólo el 10% ha continuado en el mundo artístico", explica Daniel Tolmos, director del departamento de Artes de esa universidad.

En la Nacional, de 90 estudiantes que se presentan a la Prueba Específica sobre el área de Artes Plásticas, únicamente 30 ingresan. De esos 30, se gradúa un promedio de 15 personas de la carrera, afirma Zoitsa Noriega, coordinadora del Programa de Artes Plásticas. La Universidad de los Andes, por su lado, de la cual uno podría decir que es el mejor de los casos, "desde el 2000 la cifra empezó a aumentar y en la última década se gradúan entre 25 a 40 estudiantes por semestre. El número fluctúa considerablemente de un año a otro", afirma Carmen Gil, directora del Departamento de Arte de dicha universidad.

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Se podría decir hasta acá que, de los que entran, muchos no permanecen en una carrera como estas, y, los que sí, decidieron optar por una búsqueda constante de soluciones alternativas. Es por eso que este mundo tan poco asequible para muchos consiste en hacerse ver por medio de becas, convocatorias y, afortunadamente, de eventos que se encargan únicamente de mostrar el arte joven que resurge todos los días.

Las universidades, al ser el primer lugar de contacto del artista joven con personajes importantes en el mundo del arte, ya sean sus profesores o sus jurados en exposiciones de clase, representan el primer lugar en el que el artista se puede visibilizar por medio de exposiciones universitarias y trabajos de grado. Por ejemplo, las asignaturas de la Javeriana se han asegurado de que los estudiantes de estas carreras se formen como emprendedores para que, por medio de sus trabajos, gráficos, dibujos y producciones audiovisuales logren crear su propia empresa al salir de la universidad. "Lo que más nos interesa es educar a estos nuevos artistas y entregarles las herramientas necesarias para su reconocimiento: desde clases de emprendimiento hasta el manejo de las redes sociales. Este es otro mundo mucho más tecnológico del cual ellos se pueden apropiar", afirma Daniel.

Para Sara Pachón, artista graduada de la Javeriana de Cali, que ahora ejerce como ilustradora, "lo más importante es que te muevas por ti solo. Las convocatorias, exposiciones grupales y poder encontrar contactos que te puedan ayudar es lo más importante si quieres permanecer en el mundo del arte. Pero lo complicado es que hay tanta gente en las mismas convocatorias que es muy difícil ganar algo grande".

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Para Laura Peña, la artista y abogada de Los Andes, los artistas antes de los 30 años son los que aplican a cualquier convocatoria y es así como es posible que vean el trabajo de cada uno: "el primer 'no' es el más difícil. Los siguientes son parte del trabajo. Al tener un 'sí' es súper emocionante, pero al final tampoco garantiza mucho". Maite Iberreche, artista graduada en 2012 de Artes Plásticas de la Universidad Nacional, ahora también hace parte del gremio de los que aparte del arte hacen otras cosas y se convirtió en una todera de lo artístico en cuanto a eventos y exposiciones. Para ella, en cuanto a esta profesión, "con el tiempo vas entendiendo que no se trata solo de tus intereses plásticos o de lo que haces en tu taller. Más allá de ser un acercamiento estético al mundo, es logístico y político", es necesario adaptarse al constante movimiento económico para ser reconocidos.

Vírgen María, por Sara Pachón, 2014. "Dos palos", según la artista.

De paso (venir abajo), por Laura Peña, Museo Efímero del Olvido 2015.

"No es su tumba, es la mía (Voltaire)", Libro intervenido, por Maite Iberreche, 2014.

Por eso, para muchos, el camino que te llevará a la fama de un día para otro no es tan evidente. Como Sara y Laura, muchos se han encargado de encontrar otros instrumentos de aprendizaje y reconocimiento. Para Zoitsa, de la Universidad Nacional, los estudiantes se encuentran con una plataforma de exposiciones y contactos los cuales encaminan al estudiante a permanecer en este mundo y hacerse visible: "a partir de la investigación en artes mediante proyectos propios o integrando algún colectivo, mediante la gestión cultural en instituciones públicas o privadas, o por medio de la curaduría o la asistencia a curadurías de distintas instituciones de circulación del arte y demás, los estudiantes pueden ir formando su futuro, pero todo recae en la perseverancia y consistencia de su búsqueda".

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Foto cortesía Feria del Millón.

Así pues, la universidad no lo es todo. Iniciativas como La Feria del Millón, que ya lleva dos años de participación de arte joven nuevo, se ha convertido en la plataforma de esos artistas sin representación, que se lleva a cabo en la semana de arte de Bogotá, en general la última del mes de octubre. De hecho Diego Garzón, su director, dice que han "recibido en la primera versión de 2013, 340 portafolios de los cuales expusieron 42 artistas; en 2014, la segunda versión, recibimos 762 portafolios de los cuales se escogieron 50 artistas; y la tercera, que será presentada este año en el mes de octubre, recibió 1000 portafolios y se escogieron 55 artistas. En las dos primeras ediciones tuvimos un promedio de 96% en ventas de nuestros artistas".

Esta plataforma, que se ha encargado de aumentar el espacio de exposición de artistas desconocidos, tiene como fin hacer de puente entre los grandes del arte y los pequeños para asegurar que ese mundo permanezca novedoso. "Nosotros nos encargamos de crecer en calidad y reconocimiento, porque el espacio de exposición de estos artistas no es muy grande y hay muchos de ellos que no tienen a quién acudir", afirma Diego.

Otra alternativa fue la que en agosto de este año crearon varios artistas jóvenes. SubasArte fue una subasta silenciosa que se llevó a cabo el pasado martes 18 de agosto en el Museo de Arte Moderno de Bogotá y, al mismo tiempo, la plataforma para que 40 artistas jóvenes con 81 obras se hicieran visibles en el mercado. En una alianza entre la Fundación Suizo Colombiana y Quinta Cultural, creó SubasArte con el objetivo de recaudar dinero para la construcción de un Centro de Oficios en en el barrio Suba de Bogotá.

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Evento SubasArte, llevado a cabo el pasado martes 18 de agosto en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Foto cortesía de Daniela Amaya Rueda.

Evento SubasArte, llevado a cabo el pasado martes 18 de agosto en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Foto cortesía de Daniela Amaya Rueda.

Esta subasta, a la que asistieron casi 700 personas en los dos días de exposición y la cual consistió en crear un sistema de compraventa bastante original, reunió artistas recién graduados de diferentes universidades del país para que expusieran y vendieran sus obras por una buena causa. Con el dinero de cada persona que comprara una obra, se compraba una cierta cantidad de bultos de cemento para la creación del Centro de Oficios en Suba.

En cuanto a los artistas, "el rango de edad se encontraba entre 22 y 52 años y los precios de las obras oscilaban entre 500 mil pesos a 10 millones (con 3 obras en dólares que superaban el precio en COP)", afirma Laura Arbeláez, miembro de Quinta Cultural. "La idea con esta subasta era exponer las obras de cada uno de los artistas. Ellos decidían un porcentaje de ganancia y lo que recaudara cada obra se invertía la construcción del Centro". De esta manera, recaudaron más de 1600 bultos de cemento sin contar las obras que se han vendido con el tiempo por internet.

Aunque SubasArte fuera una subasta creada por y para el arte independiente, teniendo en cuenta que se trataba de un evento creado con estudiantes que de alguna u otra manera tenían un contacto casi familiar con los representantes del mundo artístico del país, este normalmente no es un espacio para los artistas recién graduados. Mejor dicho: las subastas requieren un nombre. Las personas que exponen tienen una reputación ya formada por años de experiencia.

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De hecho, este es precisamente el caso de una de las casas de subasta más reconocidas en el mundo que tiene sede en Bogotá. Christie's, la reconocida casa, dejó claro que en sus eventos de compraventa son un espacio que "sólo trata con artistas reconocidos internacionalmente", como me dijo Juanita Madriñán, representante de la oficina de Christie's, cuando la contacté por mail.

Tamarindo León Dorado, por Tahuanty Jacanamijoy, 2015.

Ciudades Saturadas, Fotomontaje Digital, por Daniel Guana Salazar, 2015.

Por eso, artistas como Tahuanty Jacanamijoy, hijo del maestro Jacanamijoy (que se ha catalogado como el primer artista indígena de nuestro país y sus obras se venden desde 5 mil a 20 mil dólares, si bien nos va), se han enfocado en buscar lo que el público quiere ver.

Para poder llegar a ser reconocido, y así participar de espacios exclusivos como lo es Christie's, "la herramienta más importante es la claridad que se tenga con respecto al mercado. He sido testigo de muchos artistas que se dejan nublar por la idea de que el arte no se debería comercializar y se dejan convencer por la idea de que el arte está por encima de la mundana comercialización", afirma Tahuanty.

De igual manera, Daniel Guana Salazar, estudiante de último semestre de la Universidad Nacional, quien a su vez se ha encargado de postularse en convocatorias como Laboratorio Cano, Arte Joven (Colsanitas y Embajada Española), Feria del Millón, entre otras, piensa que los artistas "en cierta medida sí deben tener el mercado en cuenta; si bien existe la discusión en el mismo entorno artístico en el que se debate la razón por la cual se "hace arte" (una razón netamente fenomenológica y trascendental, o un objeto cultural y de mercado), también debemos pensar que de algo debemos vivir los artistas", afirma.

Así pues, para muchos es necesario tener en cuenta la dificultad del mundo del arte y ser consciente que el artista que no se mueve es el artista que no come. Por eso eventos como convocatorias, la Feria del Millón, SubasArte, y cualquier tipo de movimiento promocional del arte de cada uno son cruciales para que artistas como Laura, Sara, Tahuanty, Maite y Daniel no decidan convertirse en publicistas o actores. Pero, mientras tanto, por lo menos tenemos la certeza de que otros oficios no le caen mal a nadie.