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Música

La buena vida de Robert Plant

Hablamos con el legendario vocalista de Led Zeppelin sobre el amor, la muerte y la vida alrededor de un sandwich de atún. Palabras sabias las suyas.

Ilustración por Dessie Jackson

Con una camisa gris, unos jeans pegados y unas  botas de vaquero, Robert Plant está parado frente a un pequeño grupo de veinteañeros. Está contando una historia. Los tres jóvenes trabajan para una estación de televisión. Habían terminado la entrevista y ahora simplemente están escuchando, conmocionados, riéndose de frases de las que normalmente no se reirían, sonriendo porque no saben qué más hacer. Y todo porque ahí está él: Robert Plant. Y les está hablando a ellos.

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“Sí, creo que tuve poco que ver con esa película”, dice Plant mientras se ríe. El grupo lo sigue y también sonríe. Está hablando de Almost Famous, la película del escritor de Rolling Stone, Cameron Crowe, sobre una historia real de adolescencia y el llegar a la mayoría de edad a comienzos de los setenta, la era dorada del rock n’ roll. En la película, un chico debe acompañar a una de las bandas más grandes de rock en el mundo durante su gira. En la vida real, Plant cuenta que aún recuerda a ese niño, Crowe, corriendo mientras Led Zeppelin estaba de gira.

Plant es un tipo con una vida tan interesante que hasta hay una reconocida película sobre alguien escribiendo sobre lo interesante que es su vida. “Las niñas”, dice sobre Crowe. “Ellas cuidaban de él”.

Es una tarde de viernes, en septiembre, y estamos en el penthouse del Hotel Bowery, en Manhattan. Estoy aquí para entrevistar al músico inglés sobre su nuevo álbum, Lullaby and… The Ceaseless Roar, que hizo con su banda Sensational Space Shifters. Mientras arreglábamos todo para nuestra conversación, su equipo me dijo, varias veces, que no le preguntara sobre una reunión de Led Zeppelin. Pero en lo que realmente no puedo parar de pensar, es en el hecho que Plant está usando botas vaqueras. Se ve increíblemente bien.

Cuando Plant tenía mi edad, veintisiete años, se encontraba en medio de su carrera como el vocalista de Led Zeppelin. Empezó cuando tenía diecinueve. Terminó cuando tenía treinta y dos. Durante ese tiempo, grabó alguna de la música más influyente y popular de las últimas cinco décadas. “Whole Lotta Love”. “Immigrant Song”. “Black Dog”. “Going to California”. “Kashmir”. “Fool in the Rain”. “Tangerine”. Demasiadas para nombrarlas. Sin importar si te gusta la música que la banda produjo, Led Zeppelin creó lo que se convertiría en la columna vertebral del rock moderno, llegando al final del periodo de la ‘invasión británica’, convirtiéndose en dioses hedonistas a los ojos de cualquier persona que los oyera. Lo más importante es que, casi cinco décadas después, la música de Led Zeppelin aún repercute en la cultura de masas. Basta ver a los adolescentes de ahora, con posters de la banda en las puertas de sus cuartos o haciendo covers de “Stairway to Heaven” en una guitarra acústica.

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Y después de todo esto, Plant tuvo treinta años de éxitos como solista, y aún sigue vigente. Lullaby and… The Ceaseless Roar no es un rock agresivo como “Ramble On”, pero Plant envejeció con elegancia, creciendo hacia un sonido que es mucho más ingenioso y hasta, en algunos momentos, elegante. Estas no son las grabaciones de un tipo viejo perdido en un estudio de grabación, jugando con los knobs de un mezclador. Plant todavía lo tiene, usando su experiencia y visión para mezclar sonidos del mundo con el blues para hacer música que es extrañamente coherente y progresiva, todo apoyado en su distinguida y definida voz.

En este punto en el cuarto del hotel, las historias han culminado y el equipo de televisión termina de recoger y se va. Plant y yo vamos a la terraza, ubicada sobre uno de los edificios más altos del East Village. Nos sentamos. Su pelo mono y crespo cae alrededor de su cabeza. Parece un león. A nuestra izquierda, se puede ver el jardín en el techo. Su manager nos trae a cada uno una taza de café y empezamos nuestra conversación. Quiero saber qué se siente ser Robert Plant. Así que le pregunto…

VICE: Es un honor hablar con usted.

Robert Plant: Ya veremos.

El álbum ya salió. ¿Cómo te sientes ahora?

Es como adoptar un muy buen perro. Te encariñas mucho. Te entiende y tú lo entiendes. Y luego se lo das a alguien y no sabes si lo están cuidado bien, pero no puedes imponerte porque alguien más lo tiene, así que terminas pegado a las paredes algunas veces. La misma mierda de siempre, ¿sabes? Lo trajimos al mundo y ahora lo tenemos que dejar correr…

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¿Estás contento?

Extático. Miserablemente. De verdad.

¿Qué se siente ser creativo de tantas maneras distintas? ¿Cómo resultas capaz de tocar algo nuevo y emocionarte? 

La creatividad no se mantiene igual. Está cambiando constantemente, porque oigo tantas cosas diferentes. Oigo a una mujer que, cuando canta, usa un vocoder (sintetizador de voz) en la Cordillera del Atlas en Marruecos, y a un hombre tocando una viola, y a alguien tocando una pandereta… y todo suena como Cher en ácidos. Y oigo eso y se queda en mi cabeza y pienso: ¿cómo puede esa voz sonar así? Y eso es lo que quiero hacer con la música de mi vida, realmente. Así que la cronología no tiene nada que ver. El tiempo y la edad no tienen importancia. Simplemente significa que tienes que mantener buena compañía y mantener la vida aterrizada, porque de otra manera te vas a montar en el mismo tren, yendo y viniendo del pasado a presente.

¿Cómo haces para no subirte en ese tren?

Pues dale una mirada mi carrera, ¿sabes? Simplemente no te subes y ya.

Es interesante oírte hablar sobre esto, porque es como si crear ni siquiera fuera una opción. 

La razón por la que algunos de los puntos más altos de mi relación con otras personas aún resuenan a través del mundo americano es porque siempre eran distintas. Desde 1966, dos años antes de estar en Zeppelin, hasta ahora, casi nunca me he repetido en alguna compañía. Porque simplemente cantar para mantener a todo el mundo alegre es un poco tonto. La persona más importante para complacer soy yo. Y si me quedo sin estímulos, no estaríamos en esta conversación. Eso es lo único que necesitas saber. Las cosas por las que soy famoso siempre son diferentes. Sería una vida muy aburrida ser un músico y vivir en una zona de repeticiones.

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¿Cómo te sientes ahora en el escenario versus veinte, treinta años antes? 

No tengo idea de la comparación, claramente, porque ser el vocalista de una banda es un tema espiritual, es ser la punta. De pronto soy más temerario ahora, porque estaba aprendiendo el juego desde el comienzo, todavía lo hago, en realidad. Pero la música no se va. Se transforma y se transforma. Lo que estaba haciendo era casi animal al comienzo. Estaba imitando, pidiendo prestado, robando, creando una personalidad, física, visual y musicalmente. No sé si era bueno o malo. Era simplemente lo que hacía cuando tenía tu edad.

¿Pensaste que vivirías tanto?

Nadie sabe, la verdad. Nunca lo pensé. Solo pensaba que las personas mayores de treinta olían a orines.

Todavía lo hacen, ¿no? 

Por ahora estoy bien. Pero tengo un montón de sirenas quienes me limpian con una manguera.

¿Es extraño ser famoso?

[Risas] Es algo circunstancial. No soy muy famoso en la Cordillera del Atlas en Marruecos.

¿Sientes que es una razón por la que te sientes atraído a ese tipo de música? ¿Te da un sentimiento de anonimato?

No. No. No. Son las escalas musicales las que me llevaron allá. Y la cultura. Y el color. Es un mundo diferente. Y realmente es otro mundo.

¿Qué sientes que ese mundo te ha enseñado?

Me ha enseñado francés, árabe. Puedo hablar algo de árabe. Me ha enseñado a nunca subestimar a alguien. Me ha enseñado a mantener mis ojos muy abiertos. Puede ponerse muy tenso por allá, algunas veces. Pero es increíble.

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Has atestiguado básicamente todos los movimientos en la música desde hace cuarenta años. ¿Qué se siente presenciar el mundo actual, en donde un niño de dieciocho años, en Brooklyn, puede poner una canción en Soundcloud y convertirla en la más importante del país? Internet cambió todo. 

Bueno, sabes más sobre esto que yo. Puedo decirte de una vez que es una pregunta que tú tienes mucho más en perspectiva que yo. Lo único que sé, es que si estás hablando conmigo sobre mi álbum y mi carrera, puedo decirte exactamente lo que tú me dices, que Soundcloud puede hacer cosas asombrosas. Pero no lo hará para mí. Así que sé que está pasando y sé que el ritmo en la calle es lejano, pero no para mí. Porque puedo oír a Górecki, un compositor de Polonia, y llorar. Puedo oír música clásica de la parte sur de India y quedar completamente asombrado. Puedo ir a Berlín y oír a personas haciendo malabarismo con sierras. Pero realmente no puedo hablarte sobre un rapero en Brooklyn.

Háblame sobre el malabarismo con sierras en Berlín. 

Eso es lo que hacen. Tienen que ser muy inteligentes. Es un arte que está muriendo.

Nunca he visto este tipo de malabares. Vi llamas en Union Square en Manhattan una vez. 

Todos vienen de Tailandia. Eso es lo que hacen en las playas de allá.

¿Has estado en todo el mundo?

Si, casi todo. Pero hay muchos lugares a los que quiero ir.

¿A dónde quieres ir?

Quiero seguir la Ruta de la seda. Ustedes no saben nada de esta mierda, ¿cierto?

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La Ruta de la seda, para mí, es la deep web. Es donde vendas y compras drogas en línea.

Pues debes enterarte de esta otra Ruta de la seda.

Cuéntame… 

No, no. Míralo tú mismo. No tiene sentido darte una lección de historia. Es más o menos la misma cosa. Probablemente tendrás que ir en un carro blindado, si tienes suerte. Pero es una travesía interesante.

Soy muy afortunado porque esta música me ha dado un pasaporte a casi cualquier lugar. La Unión Soviética y Rusia y su gran imperio colapsaron en un punto y cuando lo hicieron, de repente, tuvimos la oportunidad de ir a tantos lugares con nuestra música. Era más o menos seguro. Muchos países, de repente, estaban abiertos para nosotros para vender nuestras canciones y luego muchos lugares se cerraron. Ya no podías ir a Afganistán. No podías. Todas estas cosas, el sendereo hippie, todas las cosas que no conoces porque sabes del rapero en Brooklyn, tu Ruta de la seda y la mía están en colisión. ¡Que está bien! Puedes tener la tuya, o tu conocimiento.

La verdad, creo, fue el haber sido criado en una Inglaterra muy gris de los cincuenta. La guerra nos golpeó. Muchas de nuestras ciudades fueron destruidas y golpeadas y mientras salíamos de eso, fuimos producto del boom de bebes allí. No teníamos las manzanas rojas de dulce. No teníamos las calcomanías de cromo. No teníamos a Elvis. Así que lo que hicimos fue salir feroces. Salimos pateando y escupiendo y fue una reacción a lo gris y agotado de nuestras islas, ¿sabes? Estábamos en desventaja. Creo que Alemania se reconstruyó y a su economía más rápido que Inglaterra, pero se supone que éramos, junto a ustedes, los ganadores. Así que claramente fue difícil, pero salimos grandes y disparando al aire. Así que tienes todo ese rollo y yo salí al final de la 'invasión británica'. ¿Sabes? Justo sobre la espalda de Jim y The Doors. Janis Joplin se inspiró en mí. Era quien me cuidaba.

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¿De verdad?

Sí. Estaba en la mitad de todos estos trips, que ahora son un cero a la izquierda en tu mundo. Pero para mí, eran una alteración de la mente, en todos los aspectos. Lo que tienes en mi álbum ahora, es la culminación de todo eso, mezclado con música británica urbana actual y africana. No es amable. No es encantadora. Es tan oscura como la Ruta de la seda.

Cuando estás escribiendo y creando, ¿aún canalizas esa mentalidad que tenías al salir de Inglaterra?

Escribo sobre lo que me ha pasado a mí. Algunas personas escriben sobre mujeres en bares. Otras sobre la autopista azul. Pero en este punto tuve algo así como un llamado con mis sentidos, tratando de traerlos a todos en línea. Me dije a mi mismo, ¿algo extraordinario te ha pasado últimamente? Y dije, claro que sí. Mira esto. Porque esto no siempre viene sin dolor. Pero tampoco son los meandros de un tipo que está a punto de retirarse.

¿Tienes miedo que eso se transmita en lo que escribes?

No. [Risas]. Lo que quiero decir, es que siempre me preguntó que mierda voy a escribir, desde el principio, pero escribo todo el tiempo en un libro. La parte de adelante es para información detallada. La de atrás, si la volteo y la abro, me cuenta sobre todas las cosas que veo que son chistosas, la mayoría… irónicas, más o menos… y desesperadas, ocasionalmente.

No me tomo tan en serio. Simplemente tengo una buena vida. Es una bien grande.

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¿Hay algo a lo que le tengas miedo?

[Pausa]. No. No. No lo creo, seguramente hay algo. Pero ahora no puedo pensar en alguna cosa. Lo inevitable está a la vuelta de la esquina.

¿Le tienes miedo a la muerte?

Bueno, me gusta la sensación del viento a mi alrededor. Mis ojos todavía funcionan bien. Me gusta ver lo que veo. Pero es inevitable.

¿Cuándo llegaste a ese punto en el que viste el final de esta manera?

Ha sido un viaje interesante y he tenido golpes reales y fuertes en la ingle a lo largo del camino, junto a todo el éxito. Pasé por cosas duras durante la línea. Uno de mis hijos murió cuando tenía cinco años. Tuve que andar en silla de ruedas durante un tiempo. Mi mejor amigo, el baterista de Zeppelin, murió. Pero te levantas, te levantas, te levantas y poco a poco te transformas en algo. Al final eres el producto de todos estos eventos. No hay tiempo que perder, así que no tiene sentido insistir en nada. Como diría un sabio, necesito humor. Y ciertamente, necesito desaparecer la jerarquía y toda esa mierda. La fama es algo bueno, pero no siempre funciona para mí, ¿sabes? Hay otras cosas que las personas pueden querer de mí. Tu abuelo estaría extasiado.

¿Qué le dirías a Robert Plant de diecinueve años ahora?

Bueno, mi nieta tiene veinte años y está haciendo música en Soundcloud. Es hermosa. ¿Y qué le digo? No te desesperes. Se buena. Se real. Y mira a la señal de salida cuando estés cantando. No mires a los imbéciles que están en el frente. Simplemente mira hacía allá y hazlo bien.

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¿Todavía miras a la señal de salida?

Sí. Estoy mirando el número de personas que van por crispetas cuando canto una canción que no conocen.

¿Eso ha sido un obstáculo en tu carrera, que la gente espere algo?

No he tenido una carrera. Estas son las vacaciones permanentes sobre las que cantaba Aerosmith, ¿sabes? ¿Qué más puedo pedir? Mira donde estoy. No he tomado una siesta aún. Es fantástico. Y sin estímulos, ninguno. [Señala al edificio al lado del hotel] Alguie tienen un jardín verde en el piso 38 de allá, y yo no estoy ahí. No estoy cuidando el jardín de algún tipo. Esto no es una carrera. Esto es algo así como un premio.

¿Hay algo, en este punto de tu carrera, en lo que sientas que no te entienden?

[Risas]

¿Cuántas veces te han hecho esa pregunta?

Nunca.

[Abre la puerta del cuarto, le grita a su manager].

¡Ey Nicki! ¿Cuántas veces en mi carrera he sentido como si no me entendieran?

[Risas al otro lado del cuarto: “Esa es una buena pregunta, ¿alguna vez te la habían hecho?”]

Ese es mi manager. Pues, claro. Yo no te entiendo y tú no me entiendes. ¿Cuánto tiempo tenemos? No hay tiempo. La gente quiere saber por qué no estoy haciendo lo que ellos creen que debo hacer. Mis nietos quieren saber dónde diablos estoy. Mañana es fin de semana, vamos a futbol. No estoy ahí. No lo entienden.  Puedo ser trivial. Puedo ser pesado. Incomprendido. Profesionalmente, estoy seguro que el mundo quiere saber por qué diablos hago esto. En 1982, alguien me dijo: “¿No has hecho ya todo lo que quieres hacer? ¿Por qué simplemente no renuncias?”

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¿Qué respondiste a eso?

"Bollocks", que es una palabra inglesa que significa…

Mierda…

No. Testículos.

Siempre pensé que era mierda. 

No, no. Quiero decir, un montón de "bollocks". Es un término coloquial.

¿Cuál es la mejor droga?

Un perfume barato. Y dulce.

Has estado en tantas relaciones distintas en tu vida. ¿Qué te han enseñado sobre el amor? ¿Qué le dirías a un joven sobre el amor y lo qué significa?

Nunca uses la palabra.

¿Por qué?

Porque puedes herir a las personas. Es una palabra muy poderosa. Tiene efectos impresionantes.

¿Cuándo aprendiste esto?

Cuando me lanzaron la primera pieza de vajilla. Cuando me pusieron el primer mueble en la cabeza.

[Risas]

Piensas que estoy bromeando.

No. Eso es lo que lo hace increíble. ¿Crees en la suerte?

Bueno, no estoy… sí, supongo que sí. Es algo bueno y malo. Al final, creo, debes apoyarte en tu personalidad muchísimo, saber si es o no suerte o si es trabajo duro… y estar en el momento adecuado. Casualidad.

¿Es más trabajo duro o suerte? 

Probablemente ya todo esté escrito. Hay personas que dicen que ya todo está organizado. Eso es algo demasiado cósmico para mí, la verdad.

¿Crees en Dios?

En muchos de ellos.

¿Alguna religión en específico?

No, sigo los viejos credos de las islas de donde vengo. Es algo intangible. Pregúntale a un comanche. Ve a Fort Sill en Oklahoma. Pregúntales sobre Dios.

¿Qué hay ahí?

La nación Comanche.

¿Qué es?

No lo sé. Pregúntales. Estoy muy impresionado por las religiones, las conexiones obvias entre el homo sapiens y los elementos y el respeto entre el hombre y lo que lo rodea. Esas son las religiones antiguas. En esencia, nada nos pertenece y no tenemos derechos sobre nada, pero ahora creemos que sí. Así que, tal vez, en un tiempo ideal, tú y yo estaremos en una olla hirviendo.

Hagamos una última pregunta, porque luego tengo que llamar a Inglaterra.

Okey. ¿De qué se trata la vida?

Maldita sea. ¿De qué se trata la vida? ¿Qué debo decirte? ¿Sobre un sandwich de atún?

La vida puede ser sobre un sanwich de atún…

Esa es una pregunta extraña, hombre. Chistosa. Le estás preguntando a un tipo de sesenta y seis años que ha sido inmune a la penicilina toda esa cantidad de tiempo. No puedo darte una respuesta a eso. Solo puedo decir vívela, se amable, se lo mejor que puedas, no dañes a nadie y no finjas un orgasmo. Aunque desde la perspectiva de un hombre, eso es casi imposible [risas].

Pero no, no. Sáltate lo de los orgasmos. Deja a los perros dormidos estar. ¿Has oído esa frase? Es una gran cita de cuando los británicos dominaban el planeta. Robert Walpole tenía un problema y decía: “Tenemos problemas en todas partes, pero deja a los perros dormidos estar”. No los patees, porque te van a morder. En latín: quieta non movere.