Fumando chilindrines con Steve-O
Photos: Jake Lewis

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Fumando chilindrines con Steve-O

Estuvimos con la estrella de 'Jackass' en medio de su gira por Reino Unido.

Apenas nos encontramos, Steve-O me echó humo de chilindrines en la cara. Metió vellos recién cortados entre su dedo meñique y anular, le pidió a su manager que prendiera fuego e inhaló del hueco de su puño. El olor acre de sus vellos chamuscados me provocó de inmediato dolor de cabeza.
El truco se lo sugirió un fan, pero en la versión original lo que se fuma es marihuana. Como Steve-O ya dejó las drogas, se conforma con vello púbico. Me pasó su Snapchat y me pidió que lo filmara para poder darle a los fans lo que les gusta. Unas horas más tarde iba a presentar en Liverpool el stand-up con el que está haciendo gira por Europa.

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Su show es una mezcla de historias, anécdotas y entretenimiento ligero. Involucra huesos rotos, arrestos, actos de equilibrio, un poco de nudismo y una rutina en la que convierte a miembros del público en una mesa. Es un estilo de entretenimiento muy clásico, que choca con su obsesión por mantener una presencia fuerte en las redes sociales.

"Hago de todo para tener más seguidores en mis redes sociales", me dijo. "Creo que me preocupo más de lo que debería. Siento que los resultados son muy bajos para todo el esfuerzo que hago. Es difícil seguir este ritmo. ¿Qué se supone que debo hacer para mantener mi imagen?".

La imagen de Steve-O es, en teoría, muy fácil de entender. Steve-O —cuyo nombre real es Stephen Glover— es una de las tres estrellas de Jackass, junto con el maestro titiritero Johnny Knoxville y el niño problema Bam Margera. Steve-O siempre fue el más extremo, el más dispuesto a poner su vida en riesgo, a denigrarse, a cubrirse en popó, meados, vómito, etcétera. Pero la llama de su personalidad extrema se apaga cuando llega a casa.


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Ahora, tras una larga y peligrosa relación con las drogas y el alcohol —temas que conforman las historias más divertidas de su show—, Steve-O está completamente sobrio, una realidad que podría resultar decepcionante para sus fans.

"Mis días en casa serían una decepción total para las personas que creen que soy el maniático salvaje de Jackass", me dijo. "Dirían que soy putamente aburrido [risas]. Y eso está bien; vivo una vida doble, de eso no hay duda. En mi vida personal soy mucho más responsable y consciente de mi salud. Hasta me han dicho que en persona soy mucho más agradable de lo que esperaban y eso me enloquece. No entiendo por qué la gente asume que soy un imbécil o un pendejo. Me produce ansiedad. Tal vez debería preocuparme por lucir como una mejor persona".

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Me pareció curioso que dijera eso porque al ver las aventuras de Steve-O en pantalla nunca me cruzó por la mente que fuera un mal tipo. Al contrario, es cordial, es el arquetipo del amigo marihuanero y su forma de reír es única. Su risa hace que su rostro delgado se contorsione hasta convertirse en una fusión de las máscaras dramáticas de la comedia y la tragedia: ojos tristes y una sonrisa de oreja a oreja. No obstante, la dualidad en él resulta bastante obvia porque, cuando no está carcajeándose o fumando sus propios vellos púbicos, es una persona pensativa que escoge cuidadosamente sus palabras. A decir verdad, es justo lo que esperarías de un hombre de 42 años. No obstante, a veces se nos olvida que él y los otros integrantes Jackass ya no son ningunos niños skaters porque se siguen comportando como tal. Es lógico que algunos de ellos extrañen los buenos tiempos pero Steve-O no comparte su punto de vista.

"Nada como eso había pasado antes y no volverá a pasar otra vez. Creo que estaría muy mal no pensarlo así", dice. "Además, también está el hecho de que llevamos nuestra suerte hasta el límite. Ver a Knoxville frente a los toros es de lo más difícil que he hecho. Eso se ve en las películas; simplemente no me parece que esté bien. Personalmente, creo que fui muy irresponsable con todo lo relacionado a los tiburones. Después de haber llegado tan lejos, ver a Knoxville pararse frente a un toro y terminar en silla de ruedas sería horrible. ¡Pero ver una película de Jackass sin que Johnny se pare frente a un toro sería un puto fraude!".

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Aparte de no querer ver cómo sus amigos se lastiman —tal vez una sensibilidad que viene con la madurez—, Steve-O siente que una gran reunión afectaría la carrera personal en la que tanto ha trabajado. "Casi me atrevo a decir que no quiero que haya otra película de Jackass porque he trabajado arduamente para agarrar mi propio impulso, para mantenerlo y para formar una trayectoria más allá de Jackass… Me gustaría seguir así", explicó. "Pero jamás podría rechazar algo que tenga que ver con Jackass".

Antes de empezar la entrevista, Steve-O sacó una botella de agua con un líquido amarillento adentro. Obviamente era orina. Orina de Steve-O. Orina que le regaló un fan durante una de sus presentaciones en Londres. Orina que, al parecer, es de hace 13 años. ¿Qué haces con una botella de orina humana de hace 13 años? Un antidoping, naturalmente.

Steve, feliz de la vida, abrió el kit antidoping y vertió cuidadosamente la orina dentro de un vasito mientras uno de sus amigos lo grababa. "Si realmente es mi pipí, entonces seguro va a salir algo", dijo. Por desgracia, los resultados salieron negativos. Steve-O se bajoneó por un momento. Como un auténtico hombre del espectáculo, sintió que había decepcionado a todos por no tener un fluido corporal de diez años de antigüedad contaminado con rastros de cocaína y marihuana.

"Siempre he estado desesperado por recibir atención, ¿sabes?", confesó. "Desde mi infancia siempre intenté ser el centro de atención. Es como si hubiera nacido hambriento de atención. Para mí, la idea de alcanzar la fama y ser una celebridad se oye todavía más atractiva y mágica, porque esas personas se llevan toda la atención que yo siempre he querido. Creo que el atractivo de la fama es más fuerte para mí que para otras personas y por eso me prende más cuando la encuentro".

Como con todos los que buscan ser el centro de atención —y, por extensión, ser amados—, Steve-O sufre de ansiedad por sus logros, por cómo puede salir adelante y por saber si a la gente le interesa, o no, lo que él tiene para ofrecer. Me habló, por ejemplo, sobre su plan de hacer una película y el temor de que a nadie le interese.

"Tal vez ni siquiera soy tan famoso como para tener una película y sólo me voy a embarcar en este plan y no va a pasar nada y no me va a catapultar al nivel éxito que quiero", dijo. "Tal vez no existe un nivel superior, tal vez estoy donde estoy y se me va a ir acabando poco a poco hasta que ya no tenga el potencial que he disfrutado por tanto tiempo. He pensado en retirarme pero sé que me volvería loco y sería miserable. No tengo una meta fija. Sólo quiero seguir activo y buscar cosas nuevas. No quiero llegar a ningún lado".

Pero incluso si no llega al éxito mainstream que tanto desea, presiento que los verdaderos fans de Steve-O siempre van a estar ahí porque él significa más para ellos que ellos para él. Steve siempre ofrecía una expresión encantadora al espectador y estaba dispuesto a complacerlo a cualquier costo. Y no ha cambiado. Sus presentaciones están llenas de adultos que extrañan los días en los que se emborrachaban en el parque después de la escuela y pateaban árboles a lo idiota. De gente que quiere grabarse mientras prende sus pedos pero trabaja de 9 a 6. Steve-O sigue teniendo esa vida, fumando vellos púbicos y analizando pipí añejo. Su constancia hizo que pasara de ser un amigo cagado de la escuela a convertirse en un amigo de confianza. Y es un consuelo tener esa certeza, sobre todo en la época en que vivimos.