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Preguntamos a varias trabajadoras sexuales cómo seleccionan a sus clientes

En general, cuando se habla de prostitutas, la gente piensa en burdeles, madames y chulos, pero lo cierto es que muchas prostitutas trabajan por su cuenta y son ellas las que tiene que lidiar con la clientela.

Foto cortesía de Lisbeth Nova

«Es uno de los pocos trabajos en los que no hay diferencias salariales, decidimos cuántas horas trabajar y lo hacemos de forma independiente. Básicamente, dirigimos nuestros propios pequeños negocios. Pero no se nos reconoce porque la gente tiene el concepto de que dedicarse a esto está mal», me explicó por teléfono Olivia Grace, una acompañante de Toronto, cuando le pregunté acerca de su trabajo en Canadá. (En Canadá, ofrecer servicios sexuales es legal, pero no contratarlos ni publicitarlos, una situación que ha sido criticada tanto por

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trabajadores como por estudiosos del sexo

).

En general, cuando se habla de prostitutas, la gente piensa en burdeles, madames y chulos, pero lo cierto es que muchas prostitutas trabajan por su cuenta. Mediante comités de evaluación como CAERF y plataformas de redes sociales como Twitter e Instagram, las prostitutas independientes pueden anunciar sus servicios y organizar sus horarios sin necesidad de unirse a una organización o supeditarse a otra persona. Son sus propias jefas y establecen sus normas, lo que implica que también deben escoger a sus clientes.

Ya sea por miedo a no cobrar sus servicios o a ser agredidas, la forma en que las trabajadoras del sexo criban a sus clientes es muy importante. Hablamos con algunas prostitutas independientes para que nos explicaran cómo se las arreglan para saber cuándo un cliente merece la pena su tiempo y esfuerzo.

Se han cambiado algunos nombres de las personas entrevistadas para proteger su anonimato.

Cuando eres nueva, se piensan que pueden salirse con la suya, por lo que es importante que sepan que contigo no pueden jugar.

Lisbeth Nova, 33 años, Toronto

VICE: ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en el sector?

Lisbeth Nova: Casi dos años. Como independiente.

¿Crees que eso es una ventaja o un inconveniente, respecto a trabajar para una agencia?

Tiene sus cosas buenas y malas. Personalmente, estoy muy agradecida de poder trabajar por mi cuenta. También tengo más edad que la mayoría y eso me da más experiencia callejera. Soy muy especial en cuanto a mis clientes. Me gusta charlar un poco con ellos antes de seguir adelante.

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¿Qué quieres decir con que eres «especial»?

Pues en primer lugar, tienen que escribirme un email, y no me valen los correos rollo telegrama. Los clientes habituales saben quién es nueva y quién no, e intentan aprovecharse de eso. Cuando eres nueva, se piensan que pueden salirse con la suya, por lo que es importante que sepan que contigo no pueden jugar. A medida que te ganas una reputación, van dejando de enviarte esos mensajes. Prefiero a los clientes con cerebro.

¿Qué entiendes por «correos rollo telegrama»?

No acepto mensajes del tipo: «Hola, quedamos a las 5. Quiero follarte el culo durante dos horas, trae a tu amiga». Ni de broma. Me tienes que contar quién eres, exactamente, y te tendrás que vender.

¿Cómo determinas si alguien realmente merece la pena, aparte del requisito de un email coherente?

Por lo general solicito una referencia, les pido que me pasen el contacto de alguien del colectivo con quien ya hayan estado y que pueda hablar bien de ellos. Si los clientes son nuevos –me encantan los clientes nuevos–, les pido que me envíen su número de documento de identidad, un perfil de LinkedIn o algo con lo que demostrar quiénes son y su situación laboral. Muchas veces quedo con ellos en algún sitio público primero.

¿Alguna vez han intentado timarte o te han propuesto cosas raras?

A veces, pero no muy a menudo. La regla es: si me marean mucho con los emails, es que no tienen intención de hacer nada. Si son serios y ya tienen el dinero preparado en un sobre, no suele haber problema. Si pretenden que hablemos de sus fantasías por email, a la mierda. Para eso me tienen que pagar. Muchos de los que escriben esos mensajes están pajeándose frente al ordenador mientras leen tus respuestas, pero nunca van más allá. La gente seria va al grano.

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Olivia Grace, 29 años, Toronto

VICE: ¿Has tenido algún encuentro con las fuerzas del orden público?

Olivia Grace: En Canadá la legislación es distinta. Si trabajas en un colectivo o para una empresa, te pueden acusar de proxenetismo, pero trabajando por tu cuenta no suele haber problema. Por eso voy con todo el cuidado del mundo.

¿Te sientes más segura trabajando de forma independiente que en una agencia?

Yo soy de las que piensa que al final las trabajadoras independientes se van a quedar con el mercado. Subí los precios durante la recesión, lo cual me permitió atraer a más clientes. Buscaba un perfil de hombre determinado, y conseguí atraerlos cuando empecé a cobrar hasta 300 dólares por hora. Es la tarifa media aquí, en Toronto, porque esta ciudad es muy cara. Muchas de las trabajadoras invierten lo que ganan en un espacio de trabajo independiente de su vivienda. No estamos tan desorganizadas como la gente cree.

'Hola, quedamos a las 5. Quiero follarte el culo durante dos horas, trae a tu amiga'. Ni de broma.

Jaynelle, 25 años, Montreal

VICE: Como mujer trans, ¿crees que debes tomar más precauciones que el resto de las trabajadoras sexuales?

Jaynelle: Creo que sí, porque soy transexual preoperatorio. En lo que respecta al sexo, es importante dejar eso muy claro a la gente.

¿Cómo te preparas para tus clientes?

En primer lugar, siempre me promociono en sitios que revisan y aprueban sus anuncios. Tengo una buena cartera de clientes con los que trato con regularidad y la mayoría de los contactos los hago en persona. Mis amigos ya saben dónde estoy cuando trabajo y nunca acepto ver a nadie con quien no haya tenido un mínimo contacto. Tengo que estar segura de que mis clientes están abiertos a las ideas progresistas y de que no están tramando nada. En general, la experiencia es muy buena.

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¿En general?

Claro, muchos se echan atrás o siente asco cuando se enteran de que no me he operado ahí abajo. Me han llamado de todo, pero suelo intentar evitar que se llegue a ese extremo. También procuro quedar con hombres que se puedan permitir mis servicios. Lo otro sería una pérdida de tiempo.

¿Alguna vez has estado en peligro?

No, pero mis amigas sí, y me da miedo. Las muertes del año pasado son preocupantes porque me recuerdan que todavía queda camino por recorrer. Todavía hay mucho odio y puede ser difícil superarlo. Es casi como tener otro trabajo, además de este.

¿Por qué no trabajas para una agencia?

No me gusta que intenten quedarse con tanto dinero del que ganas ni estar atada a una empresa. Aprecio demasiado mi libertad.

Muchos me preguntan si pueden tratarme como a una esclava, sobre todo tíos blancos. No sé si lo dicen porque les va el rollo duro o simplemente están haciendo el gilipollas.

Jordan, 19 años, Vancouver

VICE: Eres la persona más joven con la que he hablado hasta ahora. ¿Cuánto tiempo llevas en este negocio?

Jordan: Poco, unos seis meses como mucho. No sé si empecé en julio o en agosto.

Me han dicho que las trabajadoras del sexo jóvenes sufrís más acoso y bromas pesadas. ¿Es tu caso?

Sí, recibo muchos emails absurdos y cosas por internet. Aún no me siento muy cómoda anunciándome, así que lo hago todo de tapadillo. Me parece que todavía no le tengo cogido del todo el tranquillo.

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¿Qué te han mandado?

Muchos me preguntan si pueden tratarme como a una esclava, sobre todo tíos blancos. No sé si lo dicen porque les va el rollo duro o simplemente están haciendo el gilipollas.

¿Cómo haces la criba de tus clientes?

Siempre les pido que me manden fotos suyas y yo se las envío a dos amigas en las que confío plenamente. También les pido que me pasen los enlaces a sus cuentas en redes sociales y si veo que no son muy activos o sospecho que son falsas, paso de ellos. Además, solo acepto transferencias y por adelantado.

Una de las trabajadoras con las que hablé me dijo que lo ideal es disponer de un espacio separado para trabajar, en lugar de hacerlo en casa o en un hotel. Tú que eres nueva en esto, ¿cómo llevas ese aspecto?

Es duro. Vivo sola, así que tengo algo más de intimidad, pero no es muy reconfortante dejar a desconocidos entrar a mi casa cuando estoy sola. Ahora estoy estudiando, por lo que tengo que encontrar el equilibrio entre las dos vidas que llevo, que son completamente diferentes. No es fácil mantenerlas separadas.

Sigue a Jake Kivanc en Twitter.

Traducción por Mario Abad.