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Una polilla que come coca podría reemplazar al glifosato

Un ambientalista de Quindío tiene una alternativa para erradicar la coca que parece sacada de un capitulo de Los Simpson.
Este es el mariposario que Alberto Gómez fundó en Calarcá

Este es el mariposario que Alberto Gómez fundó hace 15 años en Calarcá.

Hace una semana que el gobierno colombiano le pidió al Consejo Nacional de Estupefacientes que suspendiera la fumigación de cultivos de coca con glifosato, un método costoso, poco eficaz y que según la Organización Mundial de la Salud podría ser cancerígeno. El anuncio le ha abierto la puerta a nuevas alternativas para erradicar una planta cuyos derivados le gustan tanto a los gringos, que se han visto obligados a exigirnos que no la cultivemos más.

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La solución podría estar en una especie de polilla a la que los habitantes de las zonas cocaleras del Putumayo llaman 'El Gringo'. "Su nombre científico es Eloria Noyesi, pero allá la llaman así porque solo come hojas de coca", me explicó esta mañana por teléfono Alberto Gómez, presidente de la Red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia y principal promotor de la iniciativa.

"La hembra de esta especie pone sus huevos únicamente en las hojas de coca y es allí donde se gesta la larva. Cuando nace, la larva se come su caparazón, luego la hoja de coca y de ahí en adelante solo come esa hoja durante toda su vida". Según Gómez, esta especie prefiere morir a comer algo distinto a la polémica pero deliciosa hoja. "Si usted encierra a esta polilla en un tarro con una hoja plátano, esta muere de hambre antes de comérsela".

Alberto Gómez Mejía en el Jardín Botánico de Quindio.

La predilección de El Gringo (hablo de la polilla) por la coca es tal que, en el pasado, ha conseguido hacer lo que nunca ha logrado el glifosato: "En 1982 se disparó la población de estas polillas en Putumayo y en poco tiempo acabaron con la cosecha de hojas de coca", me contaba Gómez esta mañana. Sin embargo, El Gringo (y de nuevo me refiero únicamente a la polilla) aprendería por las malas que con los intereses del narcotráfico es mejor no meterse. "En ese entonces, había mucha tolerancia hacia el cultivo de coca y los narcos alcanzaron traer insecticidas, acabar con la mariposa en la zona y volver a sembrar la coca".

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La idea de liberar miles de polillas en la selva y esperar a que estas vayan y acaben con los cultivos de coca parece sacada de un capítulo de los Simpson, pero usar animales para controlar plagas no es nada descabellado y se llama biocontrol.

"Existen varios casos de biocontrol exitoso en el mundo" le dijo Anthony Shelton, profesor de entomología en la Universidad de Cornell, a Kaileigh Rogers, una mis colegas de Motherboard. Shelton citó los ejemplos de otros insectos que han contribuído a erradicar plantas indeseables como una polilla traída de Argentina que detuvo crecimiento de una población de cactuses invasores en el desierto australiano y un tipo de escarabajo que ayudó a controlar la proliferación de la Hierba de San Juan (un tipo de maleza) en California.

Sin embargo, Shelton también advierte que antes de liberar en un ecosistema una flota de insectos devorahojas, es necesario hacer pruebas de laboratorio para asegurarse de que estos se alimenten únicamente de la planta indeseable y no de todas la plantas de la zona. "Usualmente, se confina al insecto con varios especimenes de flora local distintos a los que forman parte de su dieta. Si los insectos mueren en lugar de comerse las plantas, es un buen indicador", afirmó Shelton.

Ya que una jarra de vidrio y una hoja de plátano no constituyen evidencia científica, Alberto Gómez se acercó hace varios años al gobierno con el objetivo de conseguir financiación para los experimentos. "Cuando representé a Colombia en la comsión tripartita para las fumigaciones en la frontera con Ecuador, le expliqué la idea a Juan Manuel Santos, quien por ese entonces era ministro de Defensa. Él me dijo que la idea le gustaba, pero cuando pedí financiación a la Dirección Nacional de Estupefacientes, ellos me negaron los 70 millones de pesos que yo necesitaba para recolectar los especímenes, contratar entomólogos (biólogos especializados en el estudio de insectos) y hacer las pruebas científicas en una guarnición militar".

Vale la pena anotar que Colombia gasta anualmente 1.200 millones de dólares en su lucha contra las drogas.

Aún así, Alberto Gómez afirma que el biocontrol no es la principal alternativa para reemplazar el glifosato: "Las mariposas podrían funcionar como una solución en Parques Naturales, áreas protegidas y regiones de difícil acceso, pero si usted quiere erradicar la coca, lo único que sirve de verdad es arrancar la planta y eso solo se logra con la erradicación manual ".

Para Gómez, sin importar el método de erradicación por el que opte Colombia ahora que le ha dado la espalda al glifosato, todos los esfuerzos están condenados a fracasar si no se acompañan de inversión social: "Mientras que la gente tenga que elegir entre cultivar coca y morirse de hambre, vamos a seguir teniendo cultivos de coca en Colombia".