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Sexo

Hasta en las mejores zoofilias

Hoy en día encontrar tus fantasías eróticas con animales es tan fácil como sacar tu tarea de Wikipedia.

En estos meses en los que hombres de traje nos han obligado a contemplar la posibilidad de que internet deje de existir tal y como hoy lo conocemos(1), no puedo sino recordar con una mezcla de nostalgia y nerviosismo la época en que la única “comunidad global” unida mediante “redes” que existía era integrada por quienes participaban en la trata de blancas. Como una persona cuya edad oscila peligrosamente cerca de los 30 años (lo cual, tristemente, no quiere decir que tenga menos de treinta años), aún recuerdo cómo era el mundo antes de que nos mudáramos de las cavernas al ciberespacio. Déjenme decirles, en aquellos días no era nada fácil ser un pervertido. Al menos uno de clase media(2).

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Los chicos de hoy día tienen todo muy fácil (3); nunca sabrán lo que es tener que alinear la señal de una antena parabólica más grande que un automóvil con un satélite que orbita la Tierra a miles de kilómetros de distancia, o sostenerle la mirada a una a una dependienta de mediana edad, cuyo matrimonio es sin duda una especie de Auschwitz sexual, con tal de comprar el nuevo y decepcionante número de Chicas Trabajadoras. No, lo que los hijos del nuevo milenio quieren, lo tienen. ¿Madre e hija unidas por un consolador de dos cabezas? Nada más fácil. ¿Orgía bisexual interracial intergeneracional? Cómo no, la tenemos. ¿Fotos de Hermione Granger, quien robó nuestros corazones en las películas de Harry Potter, chupando con entusiasmo el pene de un desconocido? Así se lo pongo: no importa que el hecho no haya ocurrido en la realidad, aún así es más difícil entrar a internet y NO encontrar esas fotos que hacerlo.

Los días de ser el presidente, tesorero y único integrante del Club de Fans de Flavio César capítulo Cantamayec, Yucatán, terminaron. De repente, nadie estaba solo. O al menos nadie que no quisiera estarlo. La democracia en el acceso a las escenas de Pamela Anderson a medio coíto nos hizo uno; separados por los matices de nuestra oscuridad personal pero unidos en la vergüenza, encontramos en la caja idiota del nuevo siglo un pasadizo a nuevas casitas del árbol en las que nos reunimos a celebrar las mismas reuniones del club, ahora acompañados por almas afines procedentes de los rincones más inmundos del planeta.

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Case in point, como dirían los gringos, la comunidad creada por mis buenos amigos del Beast Forum. Si creen que los otakus son cibernautas infatigables y dedicados-casi-al-borde-de-la- locura, esperen a conocer a los miembros de la agrupación zoófila más grande de internet. Como todos los foros, su objetivo es proveer a quienes lo visitan de un lugar de reunión con personas que comparten sus gustos y aficiones. La diferencia con la vasta mayoría de los otros foros del ciberespacio, es que al parecer el deseo por sepultar el rostro en la vagina de una yegua o ser violada por una jauría de perros callejeros consume a sus miembros las 24 horas del día los 7 días de la semana, pues no pasa un día en el que todas las secciones (e incluso todos los subtemas de las secciones) sean actualizadas con nuevas fantasías (“For The Love And Study Of Dolphins: A woman discovers some horny cetaceans”), nuevas encuestas (“Ever been caught having sex with an animal?”), nuevas obras de ficción (“Populated Space The Continuation: Anthropomorphic Sci Fi”)… incluso las formas más gastadas de interacción en foros se repiten una y otra vez, con el toque distintivo que solo pueden darle quienes en verdad aman a sus animales (“Bump if you’ve had sex with your cow”).

¿Creen ustedes que aquel hombre que creció en una granja olvidada por Dios en algún cinturón de pobreza de Estados Unidos, alguna vez pensó que podría compartir los aspectos más sórdidos de su biografía con un público ardoroso, que aplaudiera sus palabras y no sólo celebrara su estilo de vida sino que además lo tomara como su modelo a seguir, el arquetipo para una vida feliz y equilibrada? Tal vez haya perdido su juventud en la batalla contra sus demonios internos, que le decían que lo correcto es establecer relaciones con seres vivos de la misma especie y el género opuesto, pero recuperó felicidad y amor propio al pasar a formar parte de este foro, lo cual me lleva a señalar otro aspecto en el que éste es diferente a gran parte de los centros de reunión en línea: casi nadie de quienes toman parte en la infinidad de conversaciones que se llevan a cabo diariamente en el Beast Forum es un imbécil.

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Trata de discrepar, con absoluta educación y delicadeza, de cualquier opinión emitida en los foros de la Internet Movie Data Base. Prepárate para ser atacado en cuanto a tu apariencia física, edad, raza, credo, estado civil, posición económica, social, sexual, presente, pasado y futuro. Nunca vas a ver que pase algo similar entre bestialistas. Cuando Curvysub preguntó si era cierto que el semen de perro es tan ácido que la pondría en riesgo de perder al bebé que ella está esperando, lo único que recibió fueron mensajes de felicitación por su embarazo, buenos deseos en caso de que decidiera continuar su vida sexual con su mascota, y otras voces que se unieron al reclamo por la falta de información médica confiable respecto a estos temas.

@ponysr

(1) No voy a fingir que pienso que los intentos de esa industria de miserables multimillonarios, que están hartos de que no les pague por ver sus películas y escuchar su música y masturbarme viendo a los adolescentes a los que pagan por sodomizarse mutuamente, por bloquear mi pillaje constante de sus productos es un ataque a mi libertad de expresión o mis derechos civiles. Soy capitalista y sé que me estoy beneficiando de un sistema injusto que me ha permitido, sin pagar un centavo, ver kilómetros de penes disparar galones de semen en los rostros extasiados de tantos jóvenes confundidos que si los vieras a todos reunidos en el mismo lugar pensarías que están a punto de beatificar a Juan Pablo II.

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(2) Los desposeídos siguen viviendo con la misma intensidad que hace veinte o treinta años. El maestro rural que embaraza a su alumna de quinto de primaria, así como el joven buenmozo doctorado en la limpieza de parabrisas y amante del alcohol y la droguita que permite que hombres lo bastante viejos para ser su padre (o, en el más sensual de los casos, su abuelo) usen su cuerpo como un Graneodín humano para costear sus vicios, son personajes tan vigentes hoy como siempre. De la clase alta ni hablar, especialmente en un país cuyo próximo presidente admite con un mínimo de empacho (y únicamente como una acción preventiva de campaña) haber procreado al menos dos bastardos.

(3) Quejarse es derecho de los viejos. Es una forma más o menos sutil de expresar envidia por las nuevas generaciones, cuyo mundo es, siempre, reflejo del mundo soñado por la generación precedente.

Anteriormente en A tranquear el zorro:

¡Cuerpo a la vista!

Taller de pornoliteratura, lección II: Cómo ponerle (título a un relato)