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Cultură

Alguien ha estado robando mis fotos para crear una identidad falsa por casi diez años

Todo lo que publico aparece en mi cuenta falsa de Facebook; cada trabajo que comienzo se actualiza en mi perfil, cada tweet se repite.

Una de las cuentas falsas de Twitter con la foto y el nombre de la autora.

"¡Ellie! ¡Chia! ¡No sabía que estaban aquí!"

Estábamos de vacaciones en Malia durante el verano de 2010. Mi amiga y yo mirábamos fijamente al chico frente a nosotras, a quien definitivamente no conocíamos.

"¿Por qué actúan tan raro?", preguntó. "¿Van a fingir que no me conocen?"

No era el típico caso en el que conoces a alguien una noche, se vuelve tu mejor amigo y a la mañana siguiente, cuando sale y el sol y todo lo que tenías en el estómago está en el piso, te olvidas de él. Tampoco era la primera vez que nos pasaba.

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"¿Quién crees que somos?", le preguntamos al agresivo joven.

"Ellie Rose y Chia Colarossi", respondió.

Mi amiga y yo nos volteamos a ver y lanzamos un suspiro. No son nuestros verdaderos apellidos; son los nombres que alguien ha estado usando en las cuentas falsas con nuestras fotos —y la de varios de nuestros amigos— en todas las redes sociales, desde MySpace hasta Twitter, durante los últimos ocho años.

Foto de las amigas de la autora publicada en la cuenta de "Chia Colarossi".

Seguro has visto Catfish. Sabes lo perturbador que sería descubrir que tu nueva ciber novia es en realidad un hombre de 42 años que vive en el ático de su mamá. ¿Pero te has puesto a pensar lo que se siente ser el rostro que utiliza ese hombre? No, no tendrías porqué. Pues créeme, es igual de perturbador.

En el transcurso de los años, mis amigas y yo hemos conocido a algunos chicos que pasan una gran cantidad de tiempo chateando en internet con mi impostora o con las impostoras de mis amigas. Muchas veces me piden que les muestre una identificación para demostrar que nuestros apellidos no son "Colarossi", "Rose" o "Morrison", y siempre terminan decepcionados. El chico de Malia platicaba por teléfono con "Chia" todas las noches desde hace dos meses. Creyó que estaba enamorado de ella. No pude evitar sentir lástima por él, aunque me pareció absurdo que nunca creyera sospechoso que el ciber charlatán tuviera una emergencia familiar cada que se iban a encontrar.

Captura de pantalla publicada en Twitter de una conversación entre "Chia" y uno de los chicos que conoció en internet.

Siendo honestos, la mentira es tan grande y completa que hasta yo creería que los perfiles son verdaderos si no supiera que el apellido de mi amiga no es Colarossi. Hay más de 60 perfiles falsos en Twitter, Facebook, Instagram y una página de citas. Casi todos los amigos que conocí en mi adolescencia tienen un perfil. Todo lo que publicamos aparece en nuestras respectivas cuentas falsas de Facebook; cada trabajo que iniciamos se actualiza en nuestros perfiles, cada tweet se repite. Es tan creíble que he llegado a considerar si existe un grupo paralelo de todos mis conocidos (con apellidos diferentes) viviendo en Halifax, Canadá.

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Como era de esperarse, ya dejó de ser un tema divertido en las fiesta y ahora se ha vuelto una carga. Hemos mostrado tantas veces nuestras licencias de conducir a tantos hombres que se niegan a aceptar que no somos las personas que creen que somos. Pero esto llegó a su punto más bajo cuando hace poco un tipo fue a la universidad donde estudia Chia creyendo que tenía una cita con "Chia Colarossi". Cómo supo el impostor dónde vivía Chia es un misterio. Y es un misterio peligroso porque ahora está invitando a extraños a visitarla.

Al parecer, Chia es la cabecilla de la brigada falsa. Quizá el impostor le dedica más tiempo a su perfil que a los nuestros. La Chia falsa ha publicado 36 mil tweets. Lo que significa que ha publicado un tweet por hora durante más de cuatro años. La Chia falsa incluso emplea la psicología inversa de vez en cuando con mensajes a la verdadera Chia con la pregunta: "¿Por qué te haces pasar por mí?".

Todo esto es muy raro y además es muy, muy confuso.

Por años he tratado de depurar mi lista de amigos en Facebook. Borré a todos los que podrían ser el impostor. Casi me vuelvo loca tratando de averiguar quién era. Hace unos años, estaba tan desesperada que envié un mensaje a la cuenta falsa de mi amiga Charlotte en donde preguntaba porqué había creado las cuentas falsas y explicaba que toda esta situación me resultaba espeluznante y me preocupaba.

Así fue como me respondió (en esa época mi nombre de Facebook era "Ellie Rose", sé que es confuso pero trata de ignorarlo):

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[Ellie Rose: A final de cuentas, no me molesta si quitas mis fotos o no. Lo que quiero saber es por qué creaste estos perfiles.
Charlotte Jean: He tratado de cerrarlas porque sé que está mal pero llevo haciéndolo tres años y ya es parte de mi vida. Ya sé que es ridículo.
Ellie Rose: Sí, es muy raro. ¿Podrías decirme si nos conocemos en persona? Y otra cosa, ¿haces esto sola? Porque seguro consume todo tu tiempo.
Charlotte Jean: En serio, perdón. Juro que trato de no hacerlo. No, vivo en Londres. Aunque sí las he visto un par de veces.]

Después, "Charlotte Jean" dijo: "No tengo amigos. Siento honesta, nunca los he tenido. Suena absurdo pero esto me hace sentir mejor conmigo. Nadie me habla cuando soy yo misma".

Por supuesto, me sentí muy mal cuando le leí esto. Me imaginaba a esta pobre chica sufriendo por tratar de mantener su doble vida y decidí que quería ayudarla. Me prometió que aceptaría mis consejos: dejar de actualizar los perfiles, buscar ayuda profesional y enviarme mensajes si quería hablar con alguien.

Diez minutos después, me bloqueó y "Charlotte Jean" siguió haciendo de las suyas. Creo que me odia por haberla confrontado en el mundo virtual porque, al parecer, "Ellie Rose" se peleó con su grupo de amigos y se mudó a Escocia, según lo que leí en una cuenta de ask.fm que encontré por ahí.

Cuenta en una página de citas con la foto de Chia, amiga de la autora.

Después de este incidente, mi amiga Georgina recibió el siguiente mensaje de una de las cuentas falsas:

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"Sólo quiero que sepas que siento mucho haber creado estas cuentas falsa de ti y de tus amigos en Facebook y Twitter. Tardé mucho pero por fin me di cuenta de lo enfermo que es. Creo que disfrutaba vivir un poco de su vida en vez de la mía. En serio estoy muy apenada y quería que supieras que a partir de ahora prometo que voy a borrar todas las cuentas. No es correcto que siga con esto. Supuse que lo correcto era que me disculpara contigo y con tus amigos. Entiendo si quieres responderme de forma agresiva".

A pesar de su promesa, los perfiles siguen activos.

Álbum con fotografías de la autora publicado en la cuenta falsa en Facebook que se hace pasar por ella.

La doctora Claire Casey, de 48 años de edad, trabaja en la Clínica Harley Street. Es psiquiatra y se especializa en adicciones cibernéticas. Le expliqué mi problema y le enseñé los mensajes que mandó la impostora tanto a Georgina como a mí.

"Sabe que lo que hace es ridículo. Y el hecho de que su soledad se haya vuelto una obsesión indica que padece de un ligero trastorno del espectro autista, y probablemente sea eso lo que provoca esta situación", dijo la doctora Casey. "Va a ser muy difícil que se detenga. No creo que deje de hacerlo a menos que busque ayuda profesional".

"No puedes forzar a una persona a que vaya al psiquiatra a menos que representen un peligro para ellos mismos o para la sociedad. Si no te amenaza o se comporta de forma violenta, entonces no puedes hacer nada. Creo que va a seguir por mucho tiempo. Probablemente no tiene amigos ni novio con quien platicar. Crear estas cuentas le permite ser sociable, ingeniosa, atractiva y atrevida, algo que no puede ser en el mundo real".

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El esfuerzo que realiza para mantener estas cuentas es admirable pero enfermizo. Si el diagnóstico de la doctora Casey es correcto, claro que me compadezco de la chica, pero crear un mundo entero al que puedes escapar es una forma dañina de lidiar con los problemas de la realidad. Y como dijo la doctora Casey, mientras más tiempo pase, más difícil le será dejar de ser nuestra impostora. Además de contratar a alguien para que investigue la actividad de nuestras fotos o rastree direcciones IP —cosas que no nos van a llevar a ningún lado—, es prácticamente imposible averiguar quién es la impostora y ayudarla a salir de la trampa donde ella misma se metió.

Ahora, pasando a un nivel más personal, mis amigas y yo no tenemos idea de con quién está hablando esta chica o de las cosas que dice. Todas las veces que nos hemos topado con personas que creen conocernos, hemos resuelto la situación de forma amistosa. Sin embargo, es imposible saber cómo va a reaccionar la próxima persona y preferiría no tener que averiguarlo.

Ya me cansé de revisar una y otra vez los perfiles de las chicas con las que iba en primaria e imaginarlas sentadas frente a la pantalla de su computadora, a oscuras, rodeadas de miles de fotos de nuestras caras. Ocho años ya es demasiado. En verdad me gustaría que se detuviera.

Foto publicada en una de las cuentas falsas de Facebook donde aparecen las amigas de la autora, cuyas fotos y nombres también han sido utilizados para crear nuevas cuentas.

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Facebook recomienda que reportes las cuentas que se hacen pasar por ti. En Twitter, las políticas dicen: "La suplantación de identidad es una infracción de las Reglas de Twitter. Las cuentas de Twitter que finjan ser de otra persona o entidad con el fin de confundir o engañar podrán ser suspendidas permanentemente según la política de suplantación de identidad de Twitter".

En ambos casos, las reglas están a nuestro favor. Hemos tratado de que se eliminen las cuentas de Facebook y de Twitter en varias ocasiones pero cada que las borran, es cuestión de semanas para que aparezca una nueva cuenta.

Según la ley, usar las fotos de alguien más no es una violación a los derechos de autor pero no cabe duda que es una violación a nuestra privacidad. El problema es que, al parecer, la policía tiene asuntos mucho más urgentes que descubrir la identidad de la persona que está copiando y pegando nuestras fotos de perfil en Facebook.

A mi impostora, si estás leyendo esto, por favor toma en cuenta el consejo que te di: habla con alguien sobre lo que estás haciendo. Es importante encontrar el origen de tu problema y que recibas tratamiento. La forma más efectiva de hacerlo es que platiques sobre tus sentimientos con una persona de confianza o con algún profesional que te pueda ayudar. Estas cuentas falsas son como muletas. Si las dejas caer, te aseguro que poco a poco vas a poder caminar por tu cuenta y sin los problemas que has arrastrado por ocho años.

Por ahora, no me queda más que seguir desperdiciando mi tiempo hurgando en mis redes sociales con la esperanza de encontrar a la persona que se roba mi identidad.

@ellieflynn