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Historias de personas a las que cacharon cogiendo

"Yo siempre trato de coger cerca de alguna ventana para que los vecinos nos vean, ¡pero con su hermano sí me dio pena!"

Foto vía: Entrevistamos a parejas justo después de tener sexo.

Hay una etapa en la vida donde el dinero es escaso y las ganas son muchas, y no hay de otra más que hacerlo donde sea que se pueda. Para muchos, esto pasa durante la adolescencia y la mejor opción es coger en casa, cuando no hay papás. Y para otros, la alternativa es hacerlo en lugares públicos. Incluso hay gente a la que le gusta ser vista. A mí y me pasó y aunque al principio me sentía muy incómoda, con el tiempo me di cuenta de que es algo común. Es por eso que decidí salir a buscar algunas personas a las que han cachado cogiendo. Estas son sus historias:

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En el baño del bar

Una vez, fui con mi mejor amiga a un bar y, como siempre, nos pusimos hasta el culo. Siempre íbamos las dos solas. Si teníamos novio, nunca lo llevábamos. Era como una ley: solo nosotras dos. Ese lugar solo abre una vez a la semana y tiene una rocola específica para el tipo de clientes que van ahí, así que prácticamente todos se conocen o al menos se identifican.

Total que ese día me encontré a un chico que me gustaba y con el que me había besado varias veces. Las cosas fueron subiendo de intensidad hasta que simplemente lo tomé de la mano y me lo llevé al baño de mujeres. Nos metimos a un cubículo y nos pusimos a coger. Todo estaba chido pero creo que nos tardamos demasiado porque las chicas empezaron a tocar la puerta muy fuerte y a preguntar qué estaba pasando. Hasta que una se metió al cubículo de al lado y nos vio. Después le dijo a las demás y en pocos segundos ya había una multitud de chicas viéndonos.

Como estaba muy borracha, la verdad no me importó, quizá hasta lo disfruté. Pero hubo un momento en el que escuché dos voces conocidas. Era mi mejor amiga y otra chica que conocía de la escuela. Cuando volteé a verlas, mi amiga se estaba riendo y me dijo que me saliera y la otra chica estaba grabando. Como se hizo un escándalo, entraron los dueños del bar con un policía que abrió la puerta a la fuerza y me jaló. Apenas alcancé a ponerme los calzones antes de que me sacaran del baño y del bar. Nos corrieron a los dos y nos dijeron que teníamos prohibida la entrada. Mi amiga salió y nos fuimos juntas. La semana siguiente volvimos a ir y pude entrar sin problemas. —Alejandra

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La vecina metiche

Yo tenia las llaves de casa de mi tía (una casa que estaba deshabitada pero amueblada) y acostumbraba llevar morras ahí en lugar de pagar un hotel. Estaba chido porque podíamos coger en cualquier lugar de la casa. Pero una vez llegó mi tía de "sorpresa", aunque sospecho que alguna vecina metiche le contó el chisme de que metía gente a su casa.

Estábamos dormidos y desnudos y escuche cómo querían abrir la puerta de la entrada (que siempre cerraba con seguro). Nos vestimos rápido y escondí a la chica en el armario. Fui a abrir la puerta y vi que era mi tía, que venía con mis primos. Se metió en chinga y se puso a revisar los cuartos hasta que encontró a esta morra en el armario. Nos pregunto qué hacíamos y le dije que nada más estábamos platicando.

Total que me pidió las llaves y nos dijo que nos saliéramos. Al salir vi a mis primos en la entrada con cara de lelos porque eran más grandes que yo y no podían creer lo que había hecho. Y en la casa de enfrente la vecina asomada. —Óscar

¡Sorpresa!

Hace un par de años mi novia y yo teníamos el plan de pasar un fin de semana juntos. Un día me dijo que sus padres y hermana estarían fuera, por lo que decidimos quedarnos en su casa. Empezamos a ver películas y a jugar videojuegos. Después de unas horas empezamos a besarnos y terminamos teniendo sexo en su sala. Pensamos en ir a su cuarto pero como sus padres no llegarían pues nos dio igual. Unos minutos más tarde, mientras ella estaba sobre mí, escuche cómo se abrió la puerta y su hermana entró corriendo. Nos vio y se asustó.

A los pocos segundos entraron sus padres y su mejor amigo. Mi novia no se había dado cuenta porque estaba muy concentrada. De hecho, tuve que empujarla para que volteara. Obviamente su padre empezó a gritarnos y terminó corriéndome de su casa, y a ella le dieron la regañada de su vida. Más tarde me enteré que su familia y su mejor amigo habían planeado una sorpresa porque su amigo no había podido estar en su cumpleaños. Después de ese incidente dejaron de hablarse y yo dejé de ir a su casa. —Simón

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¡Me estoy muriendo!

Un día me enfermé horrible de gripa y mi novio fue a cuidarme a mi casa. Como todos en mi familia se habían ido a trabajar, estaba sola en la casa con mi novio y pues se recostó conmigo para "cuidarme", y las cosas se pusieron cachondas. Nos empezamos a besar y de pronto ya no teníamos ropa. El faje estaba tan intenso que le grité "¡Hazme un anal!" y obvio el güey bien duro no lo pensó dos veces. En medio del muy sucio y pervertido anal, conmigo gritando y gimiendo, escucho que tocan la puerta con golpes y yo así de ¿Qué mierda!? Después escuché que gritaron "¡Abre la puerta!" y yo contesté "No la voy a abrir porque me estoy muriendo. Me siento muy mal". Resulta que mi hermana había faltado al trabajo y yo no sabia que estaba en la casa. Su cuarto está al lado del mío pues obviamente había escuchado todo. Mi novio y yo estábamos súper sacados de onda y se nos bajó la calentura con el espanto. Y yo gritando "¡Dame duro!" y "¡Dame más!" —Valentina


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Hice contacto visual con su hermano

Llevo dos meses con esta chica, súper poco. Lo que nos mantiene unidos es la manera en la que cogemos; nos la pasamos parchando. Aparte comemos mucho éxtasis y puta, nos fascina. Hace como mes y medio, estábamos cogiendo en la cama de su mamá. Según esto no había nadie en su casa, pero sí, estaba su hermano de 20 años. Estábamos poniéndole súper chido, yo acostado boca arriba y ella sentada sobre mí, pero dándome la espalda. Entonces entró el hermanito y se me quedó viendo. Cruzamos miradas y fueron los dos segundos más largos de mi vida. Creo que mi novia ni cuenta se dio porque tenia los ojos cerrados. Este güey nada más dijo "Uy perdón", cerró y ya, seguimos parchando bien cabrón.

Yo siempre trato de coger cerca de alguna ventana para que los vecinos nos vean, como que me late exhibirme. ¡Pero con su hermano sí me dio pena! Hasta la fecha me da pena verlo y él también se siente algo incomodo, estoy seguro. —David

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Fotografiando a parejas de voyeurs en el parque.

En el coche

Empecé a andar con una chica hermosa de Argentina y las primeras veces que salíamos nos agarrábamos donde fuera, sobre todo cuando estábamos pedos. Una vez, saliendo de una fiesta, la lleve a su casa y unas cuadras antes me dijo que me estacionara. Frené, hicimos el asiento del copiloto hacia atrás y empezamos a coger. De repente tocaron mi ventana pero no se veía mucho porque estaba medio empañado, así como en Titanic. Cuando vi la sirena de la patrulla dije "¡Verga!" Bajé tantito el vidrio y vi a un policía. "Vístase y baje del auto", dijo. Me vestí y bajé del auto con la verga todavía parada. Me querían llevar a la delegación no solo por coger en vía publica sino por "faltarle el respeto" a mi chica. Cuando escuché eso, solté una carcajada, les di como 94 pesos y ya con eso no hubo pedo. Les tiré un muy buen choro y no pasó a mayores. Al otro día volvimos a coger en el carro. Nos daba miedo de que volviera a pasar pero no, todo salió perfecto. —Diego

Traumé a mi hermanita

Cuando cumplí 19 años, hice una fiesta en mi casa y me puse una pedota. El amigo de un amigo me empezó a tirar el pedo y me latió. Lo recuerdo como en fragmentos, pero me acuerdo de habernos encerrado en el baño de visitas. Tuve la idea borracha de que sería mejor encerrarnos en mi cuarto. Alguien podría vernos salir del baño juntos y sería raro. Nos cagamos de la risa. Salí del baño primero y unos segundos después salió él. Dos minutos después ya estábamos cogiendo en mi cuarto. Es muy complicado hablar de privacidad en mi caso, si tomas en cuenta que mis hermanas y yo compartíamos cuarto, baño, juguetes, ropa y prácticamente todo lo que una camada de niñitas podía compartir. Con esto en mente, puedes entender mejor lo que pasó después.

Mi hermana más chiquita, que en ese entonces tenía 12 años, entró sin tocar porque aquí las puertas nada más estaban de adorno. Prendió la luz y se metió al clóset a buscar un vestido. En ese lapso de 30 segundos, el amigo de mi amigo se echó pecho tierra al piso y yo, porque mi sentido común estaba ahogado, me levanté de la cama, y encuerada fui a decirle a mi hermana que… no sé bien qué, pero le hice entender que estaba cogiendo y necesitaba salirse de ahí. Se traumó. Hubo un drama del que no me enteré y no me acuerdo, pero sé que mi amigo Tom tuvo que consolarla durante horas. Me dejó de hablar como por un día hasta que la soborné con helado y me perdonó. Pero no hemos vuelto a hablar del tema. El amigo de un amigo me invitó a salir. Hasta hoy somos buenos bros. —Elizabeth