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Música

Ali Gua Gua: salir del clóset grupal

A finales del año pasado la busqué en plan serio (poca fiesta) para hacerle algunas preguntas, muy en mi papel de preguntón profesional, con miras a escribir un pequeño perfil sobre su vida en la música.

Aunque con mucha frecuencia me encuentro en algún rincón de la noche a Ali Gua Gua y felizmente compartimos uno que otro entusiasmo por lo que estemos escuchando en esos momentos de la fiesta, a finales del año pasado la busqué en plan serio (poca fiesta) para hacerle algunas preguntas, muy en mi papel de preguntón profesional, con miras a escribir un pequeño perfil sobre su vida en la música.

Cuando me dispuse a escribir las preguntas que le haría, me di cuenta de lo mucho que desconocía de ella. Me decía fan de su trabajo y me habían provocado montones de entusiasmos varios de los proyectos de los que había sido artífice: Ultrasónicas, Kumbia Queers, Afrodita, Afrodyke y, por supuesto, su alias ponerrolas (DJ Guagüis), en la que la había visto ir de la cumbia al techno y en la que alcanzan a percibirse sus gustos heterogéneos… Pero no sabía cosas que descubrí en sus respuestas, como que la música había sido para ella una manera de sobrevivir luego de que la echaran de casa y que fueron prestadas las guitarras con las que comenzó.

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También desconocía que desde muy chica, alrededor de los 14, cuando los demás estábamos descubriendo que nos cagaban nuestros papás o descubriendo formas obscenas en el mármol falso de algún baño (y delinéandolas con pluma), ella ya escribía reseñas de películas y de música en periódicos veracruzanos. No le pagaban, pero tenía una credencial de prensa que le ayudaba a entrar a conciertos gratis y a zafar de la policía. (Y ustedes que se sienten modernos haciendo lo mismo…)

Al final de su etapa puberta ganó un concurso de cuento corto, y con lo que le pagaron se compró su primera guitarra. Así que autora era desde muy joven, por ello era que sus textos en Moho o en La Mosca eran tan fluidos y disfrutables. Y la continuamos "leyendo" en sus canciones, cuyas letras tenían el 60 o 70 por ciento del encanto de todo lo que iba tocando Ali.

Más tarde, el cine la trajo al DF. "No me veía estudiando otra cosa y quería salir desesperadamente de Veracruz. Leía Dicine y Nitrato de plata, y eventualmente me enteré del CUEC y del CCC. Luego, en ese año sabático de los 17, cayó un rodaje a Veracruz: Dama de noche, una ópera prima del CCC. Pasé de dealer del crew a asistente de vestuario, dio la casualidad que había leído la novela de David Martín del Campo y era fan, así como de Cecilia Toussaint, la protagonista, así que me involucré durísimo".

Hizo migas con Gustavo Montiel, el productor que luego fue director del CCC, y cuando fue a hacer examen, todo mundo la recordaba de la filmación, así que entró de una. Rodajes, pequeños ciclos de pelis en La Panadería y toquines de las Ultras más tarde, sucedió que comenzó a atraerle la cumbia."La primera cumbia 'real' que me impactó la escuché en un pesero en el DF, por ahí del 94", me contó en aquella conversación. La cumbia era "Entrega de amor", de Los Ángeles Azules, y la hipnotizó desde la primera frase: "Vamos al lugar prohibido en busca de experimentar". "Me parecía una frase asombrosa con la que me identificaba más que con, digamos, Guillotina, Fobia u otros grupos de rock nacional del momento. Fue como oír rock and roll por vez primera. Empecé a investigar, a comprar cumbia y a fanatizarme". Fue la época de su paso por el electrotontis cumbiero vía Afrodita…

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