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Ejercer los restos oscuros de los movimientos musicales, filosóficos o sociales era gritar que eras un pionero, un archivista o un ecologista. Igual todo era mentira. Una pose. Un golpe en el pecho. Esta clase de personas se veían al espejo para tratar de convencerse de que eran alguien más pero se daban cuenta de que no lo eran al regresar a casa y se empeñaban en mantener estas personalidades separadas el mayor tiempo posible. Pero ya no estamos expuestos a ellos. Ya no hay más pioneros falsos porque ya no hay más fronteras falsas. Cualquiera puede estar en cualquier lado en cualquier momento. El internet descontextualizó todo. No vienes de ninguna parte porque todos vivimos en el mismo lugar. Todos vemos películas, cogemos y perdemos el tiempo.
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El hispter como movimiento siempre pareció una etapa adolescente. Los hipsters se desenvolvían como una persona que vivía entre pretensiones cursis y luchaba por ser miserable. Necesitaban ser todo en todo momento. Querían la sensibilidad de Michael Cera, la hipocondría de Woody Allen y la rebeldía de Stanley Kowalsky. Respetados como filósofos y temidos como personas que se guían sólo en sus impulsos. Minimalistas primitivos sin dejar de ser delicados. Podríamos describir a estas dos modelos como hipsters y aun así no comparten casi ninguna característica física o espiritual más que una clase de autosatisfacción, una adhesión a una rúbrica de principios estéticos.
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Ser hipster era ser propenso a la sinceridad compulsiva y emocionalmente reservado, abiertamente masculino y descaradamente femenina. Los emos que crecieron escribían sobre Final Fantasy y con su tristeza crecieron para ser hombres que se creían Hemingway, hedonistas, nihilistas y que se sentían orgullosos de sus nalgas peludas.Hoy en día, ser hipster es tener la capacidad de apreciar no sólo a Bernie Sanders sino también a Donald Trump. Alguien que puede identificarse con el idealismo elevado y el narcisismo impenitente.Lo que hizo tan resistente a la cultura hipster no fueron los sombreros ni los lentes de pasta ni las cervezas artesanales. Su fortaleza se debe a la aprobación, al permiso para dirigirse hacia una recreación sin sentido y a movimientos importantes en la misma medida.El #yosoy132 de algunos es el #mamador de otros.Sigue a John Saward en Twitter.