FYI.

This story is over 5 years old.

Actualidad

Bob Mackie ha vestido a casi todo el mundo

Y a los que no, fue porque no se lo merecían.

Imágenes de archivo tomadas del libro Unmistakably Mackie: The Fashion and Fantasy of Bob Mackie.

Retrato por Harry Langdon.

En el panteón de los diseñadores de moda norteamericana, Bob Mackie sobresale con su enfoque particular en hiperbólicos trajes hechos a la medida, con lentejuelas y joyas, para las más ostentosas personalidades del mundo. Incluso si no estás familiarizado con su nombre (lo que no me sorprendería, tomando en cuenta que Bob nunca ha tenido una marca propia que se venda en cantidades masivas), si has visto la foto de algún famoso, es muy probable que conozcas su trabajo. A lo largo de sus 50 años de carrera, Bob ha diseñado prendas para personalidades como Cher, Liza, Barbra, Britney, Michael, Madonna, Oprah, Dolly, Whitney, Tina y casi cualquier otra persona reconocible sólo por su primer nombre.

Publicidad

Bob, de 72 años, comenzó su carrera en Hollywood a principios de los sesenta, trabajando en varios departamentos de ropa. Como diseñador de vestuario, fue el pionero de ese look tan extravagante que ha dominado los rincones más llamativos de la moda gringa durante buena parte del último medio siglo, lo que le ha valido apodos como el Rajá de las Piedras Preciosas o el Sultán de las Lentejuelas.

En el camino, Bob diseñó vestuarios elegantes para muñecas Barbie, ganó nueve Emmys, estuvo nominado a tres premios Oscar, diseñó su propia línea de muebles, vistió a la mafia, diseñó fragancias, desarrolló una línea de alta costura, y realizó otro millón de cosas espectaculares. Actualmente, buena parte de la energía de Bob esta concentrada en su línea QCV de “arte-ropa”, la cual es mucho más cercana a un estilo de moda cómoda y más dirigida al público general, de lo que uno podría esperar conociendo sus trabajos anteriores.

VICE: ¿Qué estás haciendo en este momento?
Bob Mackie: Estoy en las afueras de Filadelfia. Estoy haciendo una cosa de ventas por televisión.

Estás trabajando para QVC, ¿cierto? ¿ese es tu principal trabajo hoy en día?
Me consume mucho tiempo, pero siempre estoy trabajando en otros proyectos.

¿Como qué?
Estoy trabajando en una línea de cosméticos y también en una línea de muebles. Lo cual es bueno, porque durante la recesión, no hice una nueva línea de muebles porque la gente no los estaba comprando. Sabes, si estás perdiendo tu casa, ¿por qué comprarías muebles? Pero ahora todo está cambiando.

Publicidad

Es obvio que eres una persona muy ocupada, ¿pero estás tan ocupado que no sabes cuántas cosas has hecho? ¿Tienes idea de cuántos looks has diseñado a lo largo de los años?
[Risas] ¡No! Llevo en el negocio más de 50 años, y no llevo la cuenta.

¿Alguna vez has visto una pieza que tú hayas diseñado pero que no recuerdas haber hecho?
A veces veo cintas viejas de programas de televisión que hice hace mucho tiempo; de pronto veo algo y sé que yo lo hice porque yo diseñé el show, pero ya lo olvidé por completo. Es un sentimiento extraño. Pero es muy difícil recordar porque hacía dos o tres horas de televisión a la semana y trabajaba 24 horas al día. Cuando terminábamos, pasábamos a lo siguiente.

Bob y Carol Burnett en su casa, 1967.

Los programas para los que diseñabas el vestuario en aquellos tiempos eran grandes clásicos como The Carol Burnett Show. Todo tenía tanta cohesión. ¿Fuiste responsable del diseño de cada vestuario y estilo?
Bueno, no todo era diseñado. Rentaba muchas cosas como uniformes, pero teníamos entre 50 y 70 vestuarios por episodio, y teníamos un show cada semana.

Vi una entrevista contigo en la que decías que para inspirarte con los vestuarios para comedias, caminabas por el centro comercial y veías a la gente. También dijiste que no podías creer las cosas en las que la gente creía que se veía bien. ¿Todavía haces eso?
Ya no hago comedias, pero definitivamente sigo caminando por centros comerciales y aeropuertos, en especial por aeropuertos, y siempre pienso: Dios mío, mira eso, o, ¡mira que zapatos tan feos! Hoy muchas mujeres están usando ropa que no les favorece.

Publicidad

Sí, creo que las personas peor vestidas están en los aeropuertos, porque en algún momento todos decidieron que la comodidad descarada va antes que su decoro. Hay personas que toman vuelos de dos horas en sus piyamas, con almohadas para el cuello y los pies sucios y descalzos en la cabina.
¡Lo sé! Pero el punto es que puedes estar cómodo sin verte como un cerdo. Cuando vuelo, me siento y veo a la gente que sube al avión y pienso: ¿A dónde van cuando llegan? ¿A dónde puedes ir cuando te ves así de ridículo?

¿Hay alguna tendencia actual que no toleras?
Los leggings solos. Me deja helado durante días; ¡simplemente no puedo creer lo que ven mis ojos! Sólo porque se estiran no quiere decir que te queden o se vean bien.

¿Y qué hay del pasado?
A veces, en el momento, piensas, Dios mío, ¿qué está pasando aquí? Y después de un rato te empieza a gustar. Como cuando llegaron las minifaldas y apenas caían sobre la rodilla y todos estaban tan escandalizados. Después apenas y cubrían la entrepierna. Y ahora a todo mundo le cuelgan las cosas de fuera y estamos acostumbrados.

¿Eso ha pasado con prendas que has diseñado? ¿Alguna vez recuerdas cosas y dices: “en qué estaba pensando?”?
Recuerdo cosas y pienso: Eso fue hace 30 o 40 años y esa era la tendencia del momento.

Barbie Ametista, 1997.

¿Cuál es la década con más crímenes de estilo?
Los ochenta. Todos se rebelaban contra los setenta y se esforzaban demasiado, y usaban colores chillones con peinados grandes y chistosos, y enormes hombreras. No se veían bien. Aún a la distancia, creo que queda claro que no estaba bien. Pero hoy nadie está haciendo nada interesante o nuevo.

Publicidad

¿A qué te refieres?
Miro a mi alrededor, y son las mismas cosas regurgitadas de siempre. Ves una tendencia que viene y se va, y después regresa una vez más y se vuelve a ir, ¡y ahora está regresando por tercera vez! Es una locura. Aunque los textiles son más interesantes. Hay muchas cosas que podemos hacer con las telas hoy que eran posibles en el pasado.

¿Has intentado hacer algo que resultó ser demasiado ambicioso? ¿Algo que tuviste que abandonar?
No que recuerde. Siempre he tenido un lado muy práctico que no me dejaría hacer eso. Muchas veces tenía sólo cuatro o cinco días para armar algo, y si llega el día de las fotos y no funciona o no está listo, estás en serios problemas. Pero ha habido ocasiones en las que tengo seis meses o un año para preparar algo, y hago mis estudios y todas estas cosas increíbles con piezas para la cabeza y la espalda y plumas; estos son looks que se tienen que construir. Y tienen que ser ligeros y resistentes, y se tienen que mover como si estuvieran hechos de alas de mariposa. Y es muy emocionante hacerlo, pero no es algo que intentaría si tuviera sólo un par de días.

¿Eso es parte de lo que te llamó la atención de trabajar con muñecas Barbie? Algunas de las cosas que hiciste serían imposibles de usar por una persona.
La verdad es que hay muchas drag queens que imitan las Barbies que hice, y cuando lo veo digo: “¡Wow, eso está muy bien!” Pero otras veces intentan hacerlo y no saben cómo construirlo; se lo ponen y de repente todo se colapsa.

Publicidad

Me imagino que las drag queens recrean tus diseños todo el tiempo.
Toda mi carrera, la gente me decía: “Tienes que ir a ver este drag show”. Y no me decían por qué, y entraba a este lugar y todos los artistas tenían puesta una copia de lo que yo había hecho. En especial las cosas que he hecho para Cher.

Cher en lo que Bob llama "uno de sus atuendos diarios", un traje de un especial de televisión de 1975. Foto por Harry Langdon.

¿Todavía trabajas con Cher?
No he trabajado con ella en varios años porque no ha hecho nada. Se acaba de ir a Rusia para uno de esos eventos de una noche en los que ganan una millonada, y sacó muchas de mis cosas viejas y las usó. Pero no sé si volveremos a hacer algo juntos; implica mucho trabajo salir de viaje y vestirte así.

Quiero preguntarte sobre el controversial vestido que le hiciste para los óscares de 1986, en el que parecía una bruja con ombliguera y un afro puntiagudo. ¿es verdad que fue su idea y tú intentaste convencerla de que no lo hiciera?
Le tocó entregarle un premio a Don Ameche. Y era un hombre setentón que recibía este increíble premio, así que le dije: “¿Realmente crees que debas vestirte así? ¿No crees que vas a robar el foco de atención?” Y me dijo: “Oh, no le importará”. Y, por supuesto, al día siguiente estaba en la portada de todos los periódicos. Y todavía imprimen esas fotos.

A lo largo de los años, ¿hubo alguien a quien te habría gustado vestir, pero por alguna razón nunca pasó?
No realmente. Me gusta cuando alguien viene y tiene diez kilos de más. Si puedo hacer que camine en el escenario y se vean bien, siempre es divertido. Supongo que me habría encantado vestir a Audrey Hepburn. Se veía fantástica en todo; era como una modelo. La gente de verdad no se veía, ni se ve como ella; ella era abrumadora. No era el sueño mojado de un hombre, no era terriblemente sensual, pero al mismo tiempo se veía increíble. Durante mi adolescencia, mis dos favoritas eran Audrey y Marilyn Monroe, quienes eran polos opuestos.

Publicidad

¿Trabajaste con Marilyn?
Mi primer trabajo en cine fue diseñar todos los vestidos que iba a usar en Something’s Got to Give. Fue en ese proyecto cuando murió; nunca terminó la película. Fue muy extraño. Yo tenía 22 y estaba muy emocionado, y después Marilyn, mi favorita, ya no estaba. Sigo sin poder ver películas sobre ella, ni siquiera quiero verlas; no quiero ver a otra actriz actuando como ella porque nadie puede hacer lo que ella hacía en la pantalla. Era tan mágica. Adorable, común, tan sexy y atractiva. Fue una criatura muy interesante.

Barbie Diosa de África, 1999.

Lo que me gusta de tus diseños es que siempre son bonitos, muchos también son divertidos e impresionantes. ¿Alguna vez has diseñado un vestuario con la intención de provocar al público?
Quiero sorprenderlos. En especial cuando visto a artistas. Quieres que el público se sorprenda cuando salen al escenario. Quieres que griten, suspiren o aplaudan; todo eso es importante, es parte del negocio del entretenimiento. Es emocionante. Si una mujer va a estar hora y media en el escenario, y sólo trae puesto un vestidito negro, más vale que sea Judy Garland. Estás ahí para verla a ella, no sólo estás escuchando. Así que tiene que haber algo visual. Al mismo tiempo, si no los haces verse bien, no tiene sentido vestirlos. Se trata de hacer que se vean más delgadas, más altas y fabulosas.

¿El mundo de la moda te toma en serio?
El mundo de la moda nunca me aceptó. Siempre fui un diseña- dor de vestuario, no un diseñador de moda. Pero gracias a las mujeres que vestí, fui arrastrado al mundo de la moda, lo que por mí estaba bien, pero la prensa nunca me quiso.

Publicidad

¿Qué opinas de la industria de la moda ahora?
No pienso nada. Es un negocio terrible. La gente entra y sale del negocio todo el tiempo; es muy duro. Y con la forma en la que están reaccionando las tiendas y cómo están tratando a los diseñadores, es muy difícil. Es difícil ganarse la vida ahí. Veo a diseñadores jóvenes que entran en el mundo de la moda y les digo: “Por favor trabajen con alguien que realmente admiren; no traten de entrar al negocio ahora”. Muchos creen que pueden entrar, empezar su taller y convertirse en una sensación de la noche a la mañana, y nunca funciona.

¿Hay algún diseñador joven que te guste en este momento?
Debo admitir que no he prestado mucha atención. Trabajo con estudiantes de moda en Los Ángeles, y creo que algunos son increíbles. Puede ser muy frustrante porque son tan ta- lentosos, pero nunca vuelvo a escuchar de ellos. Me parece terriblemente triste.

¿Hay algún diseñador cuyo trabajo has admirado durante años?
Me encanta James Galanos. Ya lleva tiempo retirado, pero siempre pensaba que hacía las ropas más bonitas. Oscar de la Renta todavía tiene lo suyo. Realmente viste a las mujeres como mujeres, y eso me gusta mucho. Mucha gente sigue adelante, pero parece que están sacando nuevas colecciones sólo porque tienen que hacerlo.

Dos modelos con la colección de otoño 1988 de Bob. Foto por Gideon Lewin.

Hiciste una colección de alta costura, ¿cierto?
He hecho varias colecciones. No llegaba a los precios de la alta costura europea, pero era costosa. Pero creo que se podía usar. Nunca hice nada que no creyera que la gente podía usar. Lo triste es que no puedes controlar quién lo compra. A veces pienso: ¡Si le pudiera decir a esa mujer cuál comprar!, porque siempre escogen la pieza equivocada. Tengo muchas muestras hermosas, y entonces llega Aretha Franklin y hace un pedido y pienso: Bien, no se ve exactamente igual, ¿cierto? [Risas] Me voy a meter en problemas por eso.

Publicidad

¿Cuáles han sido tus personas favoritas a las que ha vestido?
Dependía de lo que estuviera haciendo. Cuando trabajaba con Carol Burnett, podía hacer todas estas cosas graciosas, así como números de producción maravillosos. Se podía ver de tantas maneras. Y me encantaba hacer comedia; me encantaba hacer reír al público. Muchos diseñadores de moda dicen: “¿Por qué querrías hacer eso?” No entienden. La gente en el mundo de la moda no tiene mucho sentido del humor.

No, definitivamente no.
La moda es como una religión para ellos, pero la moda tiene que tener un poco de humor. Creo que de las cosas más graciosas que he visto son las showgirls, como las de las Vegas. Siempre me hacen reír. A veces son hermosas, pero también son tan exageradas que te hacen reír. Y la moda siempre puede ser así.

Imagino que has tenido una gran influencia en el look de las Vegas, ¿cierto?
Creo que he tenido una gran influencia en muchas cosas, en términos de entretenimiento. Veo Dancing with the Stars y pienso, yo hice ese vestuario hace 40 años, y lo hice mejor.

Has sido enormemente influyente. Hubo un chiste sobre ti en Los Simpsons una vez.
Hubo una época en la que era muy conocido. Me mencionaban en libros y en programas de concursos y en Los Simpsons. Es divertido, me gusta. Fui a ver Best in Show con un amigo, y hay una parte en la que Jane Lynch dice: “Bob Mackie, ¿dónde estás cuando te necesitamos?”—No tenía idea que eso estaba en la película. Fue chistoso. Me encanta cuando eso pasa.

¿Cómo es tu casa?
Por todas las cosas glamurosas y extravagantes que hago, muchos piensan que vivo en una especie de antro de mármol con luces y palmeras. Pero no es así y no quiero. Mi casa es un rancho en Los Ángeles, y hay una alberca, algunos cactus y otras cosas que he coleccionado de todo el mundo. Me hace feliz estar entre mis cosas.

¿Sientes que estás disminuyendo tu ritmo?
No particularmente. Pero hay cosas que solía hacer que, físicamente, ya no puedo. Nunca podría hacer lo que hice en los setenta. ¡Nadie podía hacerlo en ese momento! Cómo lo hice yo, no lo sé. Nadie trabajaba tanto como yo. Pero me encantaba. Y en ese momento pensaba: Disfrútalo mientras dure, porque no estarás haciendo mucho de esto en el futuro. Y no lo he hecho.

¿Quieres ver más? Lee nuestra Edición de Moda 2013.