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Gracias por su preferencia sexual

Brendan Jordan, el niño-diva

No se trata sólo de otro adolescente bailando como desfogue a la discriminación que vive en casa, sino de un pequeño triunfo de las relaciones humanas.

Desde hace poco estoy pensando la relación de la edad y la sexualidad, cuándo se conciben las preferencias hacia un tipo de belleza o hacia otro, en qué momento comenzó mi propio interés por acercarme a otro cuerpo, por medio de qué conductas logré atraer a otro, a través de qué válvulas de escape pude sortear la suerte del deseo sexual o de cierto placer aún desconocido, antes de concretar la primera vez de un encuentro íntimo. Todo esto me lo pregunté debido al caso del niño-diva que robó la escena a unos reporteros, con sus poses provenientes de una coreografía de Lady Gaga durante la inauguración de un centro comercial en Las Vegas (EU).

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¿Cuántos homosexuales hoy adultos fueron como el niño-diva? Muy pocos, hay que reconocerlo. Sobre todo en las sociedades latinoamericanas donde el machismo y la censura sobre la diversidad sexual se imponen en las infancias de todos. Y en donde después, en la edad adulta, el homosexual de rasgos varoniles o actitudes masculinas es preferido sobre el homosexual amanerado. Ambos lados de la homosexualidad masculina, señoras y señores, ya lo dijo Judith Butler, son actos performativos, apenas dos productos culturales de los muchos de la diversidad sexual y que son repeticiones estilizadas en nuestros cuerpos hechas de modelos al alcance de la mano, que en nuestro caso serían los de la televisión, el cine, la música y la información viral en las redes sociales.

El caso del Brendan Jordan, como se llama en realidad el bautizado mediáticamente como niño-diva, es mucho más complejo que el de la exhibición de un adolescente amanerado que baila como su cantante predilecta y que ahora se pelean todos los canales de la tele gringa por tenerlo en vivo, o el de un adolescente del que empieza a ser mencionado como una futura drag-queen y que a su vez ha comenzado a protagonizar su propia personalidad ante los otros, en este caso a nivel internacional. Desafortunadamente para nosotros (y para Brendan, aunque el quizá no esté de acuerdo), lo que ha girado en torno a su figura es el morbo de su supuesto talento, que es su nivel de jotería o de pose, que lo ha convertido en una especie de meme viviente. Pero creo que la figura de Brendan Jordan debería poner sobre la mesa el debate de la sexualidad adolescente.

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En la bio de su Twitter (https://twitter.com/jordvnhaus), Brendan dice: "yes im a boy. yes im gay". Cuando apareció el video que lo catapultó como personaje, se dijo que Brendan tenía 12, lo cual desmintió él mismo aclarando que tiene 15 años. Pensando en mi propia biografía, creo que fue a los 13 cuando yo consideré el cuerpo de un hombre dentro de mis gustos. Hasta ese momento, todo había sido ambiguo, incuestionado, o incluso los adultos a mi alrededor encaminaban sus charlas a que si me gustaba tal o cual niña. Para lo psiquiatría infantil y juvenil, nuestra identidad sexual comienza en la pubertad, justo cuando hemos entendido ciertos rasgos de nuestra identidad personal o vocacional. Tanto para Brendan como para los chicos que viven estimulados por la sexualización de la música, la moda, el cine o la información al azar en internet, es posible que desde antes de la pubertad se tengan deseos sexuales, manierismos o ganas de ser del otro género.

Aunque ahora vivamos en una sociedad donde teóricamente la homosexualidad no es considerada anormal ni un trastorno psiquiátrico, en la práctica ni padres ni hijos están preparados para manejar la orientación sexual, mucho menos cuando se trata de una orientación homosexual, y quienes hemos pasado por ahí sabemos que ese despertar causa angustia y conflictos en muchos ámbitos como familiar, vecinal o escolar. Lo que me sorprende (y que evidentemente es motivo de la coreografía de Applause de Lady Gaga) es que la familia de Brendan Jordan lo apoyen en su paseo por programas televisivos, anuncios para ropa y sobre todo en la campaña anti-bullying que él mismo emprendió en su cuenta de Instagram:

Lo verdaderamente interesante y que debemos aprender del caso de Brendan Jordan es el orgullo con que su familia da la cara y lo respalda. La unión familiar se hizo evidente hace días cuando estuvo como invitado en el talk show de Queen Latifah, donde presentó a su madre, padre y hermana, quienes se mostraron tímidos pero sonrientes y amorosos. No se trata sólo de otro adolescente bailando como desfogue a la discriminación que vive en casa, sino de un pequeño triunfo de las relaciones humanas que por lo regular en México sólo ostentan violencia intrafamiliar y traumas heredados. Si como en los casos de la cultura zapoteca y tailandesa, donde un hijo gay es una bendición del tipo divino y de buen augurio, nuestras familias occidentales, americanizadas y machistas probaran a amar a sus hijos sin importar sus gustos en la cama nos evitaríamos mucha tragedia de tipo griega.

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