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Brusco: el cultivo biológico de lo cotidiano

Hablamos con el artista sobre su nueva expo en Vice Gallery.

La casa de María es luminosa y pequeña, como ella. De no ser porque esta gatita se lame su cola, uno diría que es un dibujo pequeño y viral como los que caracterizan el trabajo del artista mexicano Fernando Pizarro, quien por cierto, es su roomie.

Con Brusco, Fernando Pizarro hace un zoom hacia la basura cotidiana y nos muestra paisajes celulares que reconfortan. Con un trazo delicado que encuentra su fuerza en la marabunta de objetos familiares, el artista nos lleva de la mano a un mundo en el que nos encontramos todos los días: el de la incurable enfermedad crónica de tener que levantarse cada día.

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Brusco pondrá a prueba tu sistema inmunológico en el Project Room, de Vice Gallery, Mérida 190, colonia Roma, a partir de este viernes 23 de marzo. Puedes visitarla de viernes a domingo de 12:00 a 18:00 hrs.

Mientras tanto, Fernando Pizarro nos habla un poco del cultivo que crece en su estudio.

Vice: ¿Qué vamos a ver en Brusco?

Fernando Pizarro: Para esta exposición sigo usando los elementos biológicos que usé mucho en mi exposición pasada, que se llamaba Los inmortales. Ahí presentaba enfermedades cardiovasculares para hacer un retrato de la sociedad a través de las causas y los efectos de estas enfermedades. [También hice] las cajas de petre que eran como la otra parte de estas enfermedades, el nuevo ser humano.

En esta segunda exposición sigo en el mismo tema de lo biológico –que me interesa mucho como estética­–, y a nivel conceptual es mucho más personal, pero habla de la enfermedad como el contrario de la salud, que está en todas nuestras vidas y sobre todo en la cotidianeidad y la rutina, y cómo todo eso nos va enfermando poquito a poco.

Quise hacer algo muy directo en el que todos pudiéramos identificarnos con este sentimiento de enfermedad, muchos le llaman vacío, muchos le llaman cansancio, fatiga… es cómo te cuesta trabajo seguir adelante. Pero tiene una parte muy positiva que parte de la idea de: “bueno, si tienes tanta enfermedad en ti, cómo es que le echas tantas ganas a tu arte”. Entonces también habla de eso que la enfermedad no es del todo mala y que la vida cotidiana no está del todo mal.

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El virus y la infección se relacionan con contagio y contacto humano. ¿Cuál es el papel del arte en esta relación?

Usé la infección porque se me hizo un perfecto referente sobre cómo funciona este rollo sobre la cosas es lo que nos enferman, pero nosotros también infectamos a las cosas. Y se hace un ciclo de que todo es contagio y todo está infectado.

En cuanto al arte el espectador es el paciente y el virus es el arte, así que todos los que vayan a Brusco se van a infectar de todo esto y van a salir con una enfermedad [risas].

¿Cómo eliges los materiales y por qué te gusta trabajar miniaturas?  

Es chistoso cómo empecé con esta técnica. Mi mamá y mi hermana tienen un despacho de diseño gráfico donde siempre les sobran retazos de los trabajos que hacen. Pedacitos de papel, impresiones que salieron mal, sobres de invitaciones para bodas… son papeles súper bonitos y me los regalaban. También porque me latía hacer arte con materiales reutilizados.

Por eso uso papel, por eso hago objetos chiquitos. Todo lo que tengo que hacer más grande es a partir de piezas chiquitas, que si lo piensas es como funciona la biología. Y lo del relieve, no quise hacer el típico collage plano, quise darle un poco más y jugar con 3D y que se vea como más vivo. Luego lo encierro, no tanto por enmarcarlo, sino por el rollo de encapsularlos y crear un ambiente artificial para que el ser vivo o cultivo bacteriológico fluya.