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Vice Blog

Carlos “The Shotgun”, el boxeador de la infamia

El mejor asilo para los boxeadores podría ser un psiquiátrico.

El mejor asilo para los boxeadores podría ser un psiquiátrico. Eso si antes no terminan en la cárcel producto de un asesinato, de haber traficado con drogas o el haber aventado a su mujer desde el balcón de su departamento ubicado en un tercer piso.

Las anécdotas que rodean la vida de un pugilista casi siempre tienen un contenido dramático. Son el arquetipo perfecto del pobre que llena sus bolsillos de oro con su talento deportivo. El caso de Carlos “The Shotgun” no es la excepción. Este peleador argentino de la década de los 70s y 80s, considerado por muchos el mejor boxeador de peso medio de todos los tiempos, con rostro desafiante, mirada de hielo, con brazos largos y flacos como escopeta, era una máquina de golpes calculadora, huesuda y fulminante.

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Nació como casi todo boxeador exitoso, en un barrio humilde de la provincia de Santa Fe en Argentina. Desde escuincle Carlos percibió que el estudio no era lo suyo y dejó la escuela en tercero de primaria. Trabajó en lo que pudo, hasta la hizo de limpia-botas en la calle y de lechero, todo para intentar distraer a la pobreza y acomodar a su familia en un peldaño más alto.

Se fogueó en la calle, rompiendo mandíbulas y tirándole dientes a sus adversarios. ‘’Cuando comencé en el boxeo no tenía botas, y entrenaba descalzo hasta que me dolían los pies por las astillas del piso de madera clavadas en la piel; eso es el boxeo, y con tal de boxear lo hago de cualquier manera y con quien me pongan enfrente’’.

Su época de peleador amateur terminó en 1963, el día que le rompió toda su madre en el segundo round a Ramón Montenegro. Su ascenso fue meteórico, al igual que su tenacidad por conseguir dinero. Derrotó a míticos peleadores como el “Mantequilla” Nápoles o a Nino Benvenuti, un italiano de estampa actoral, consolidado campeón en Europa y arropado por la fama y el dinero. Antes de pelear contra Benvenuti, Monzón dejó escapar uno de sus pensamientos criminales, “Cuando le clavé la mirada estaba pensado: esta noche te voy a matar”.

Se convirtió en campeón mundial. A partir de ese momento, defendió su título en catorce ocasiones ante los mejores boxeadores de la época. Ganó todas ellas y las hizo un ritual popular y mediático. Nadie quería perderse sus madrizas, hasta que en 1977 decidió colgar sus guantes, unos guantes que habían destrozado narices, quijadas, pómulos, costillas, y que durante seis años habían activado la economía de los dentistas.

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Su fama al más puro estilo Huicho Domínguez lo llevó a la pantalla grande. Actuó en varias películas, en algunas la hacía de galán, en otras de rompe huesos, pero lo cierto es que su fama conquistó a la mítica estrella del cine francés Alain Delon, quien incluso promovió una de sus peleas.

Tuvo dos matrimonios. El primero con la actriz Susana Jiménez, a la que mandó a la chingada porque no le gustaba el boxeo. A la segunda, Alicia Muñiz, con la que tuvo un hijo llamado Maximiliano, la aventó por el balcón de su departamento ubicado en un tercer piso tras una discusión que sacó el lado más violento, frío y esquizofrénico de “The Shotgun”, lo que le provocó la muerte a su mujer.

Fue acusado por homicidio simple y le dieron once años de cárcel. A pocos meses de cumplir su condena, y ya que gozaba de libertad restringida la cual le permitía salir del penal, Carlos Monzón murió en un accidente automovilístico en Los Cerrillos, a escasos cuarenta kilómetros de la provincia de Santa Fe, en donde había comenzado a luchar contra la adversidad y la miseria.

Hizo un chingo de dinero durante su época como boxeador y actor, aunque el destino de su fortuna es confuso. Alguna vez describió su guardarropa. “6 trajes, 200 camisas, 300 corbatas y pares de zapatos”. Más tarde, su abogado, reveló que al dejarlo, ‘The Shotgun’ tenía “6 millones de dólares, 35 departamentos, 2 casas, un campo, 7 camionetas y 3 Mercedes Benz”. Argentina entera, a pesar de su legado penitenciario y homicida, le reserva un lugar junto a los grandes deportistas de la historia.