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Cómo hacer que el sexo en pareja funcione cuando sólo a uno le gusta rudo

"No fue fácil aceptar que mi mujer quería que la abofeteara, la humillara y la dominara."

Los intereses de los dos miembros de una pareja no siempre coinciden. A uno le gustan las maquetas de trenes mientras que el otro prefiere hacer suéteres de punto para el gato; para otros la idea de una velada perfecta es una carne asada, un buen churro y una maratón de la saga de Fast and Furious. Todos estos ejemplos son relativamente asumibles dentro de los límites de una relación duradera y saludable, pero cuando la diferencia de intereses está más relacionada con temas de cama, las negociaciones pueden resultar complicadas. ¿Cuál es la solución cuando lo más exótico para una es la postura del misionero y el otro no es capaz de venirse sin que le metan cosas en el pene o huevos alienígenas en las cavidades corporales?

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"Las parejas tienen intereses sexuales distinto"», explica la Dra. Zhana Vrangalova, profesora adjunta de la Universidad de Nueva York y fundadora de The Casual Sex Project, una iniciativa con la que se pretende animar a la gente a compartir sus historias y experiencias sexuales de forma anónima. "En el caso del sexo rudo, esos deseos y necesidades pueden llegar a ser muy intensos. Si no puedes satisfacer esas necesidades en tu relación, no serás muy feliz. Al igual que las no sexuales, las necesidades sexuales son una parte esencial de la personalidad".


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Tomemos el ejemplo de Wendy y Matt, una pareja que conocí a través de Reddit y que llevan 11 años de relación. A Wendy le gusta el sexo "no consensuado-consensuado", como la penetración anal forzosa. Irónicamente, a Matt no le gustan ese tipo de cosas. O al menos no le gustaban al principio. Movidos por el ánimo de explorar y verbalizar las preferencias sexuales de Wendy, ambos encontraron una forma de satisfacer sus deseos carnales.

"En general, me parece una buena idea mostrar una actitud tolerante frente a todo lo que te genere dudas", aconseja Vrangalova a todas las parejas que intentan conciliar sus deseos sexuales. "Pruébalo y así sabrás si te gusta o no". Cuanto más tardes en poner en práctica tus fetiches y curiosidades sexuales con tu pareja, más difícil puede resultar a la larga.

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"Por supuesto, si tu pareja está interesada en algo que te repugna u ofende, es normal que tu respuesta siga siendo 'no'", señala la terapeuta sexual. No obstante, la comunicación es un factor obvio para el éxito de cualquier relación, sobre todo en lo que respecta al sexo.

E incluso cuando una pareja no llega a un acuerdo respecto a sus fetiches, existen otras formas de hacer que la relación funcione. Para Mallory y Eric, otra pareja que conocí en el sitio web FetLife, como él no comparte el fetiche sádico de ella, ambos recurrieron al poliamor para salvar su matrimonio.

"En este tema en concreto, cuando a uno no le gusta el sexo rudo y al otro sí, un acuerdo no monógamo puede funcionar muy bien", explica Vrangalova. "El principal obstáculo que la gente ve a la hora de abrir su relación es el temor a que su pareja los abandone por otra persona mejor o más atractiva o algo así. Si uno de ellos se siente menos amenazado al saber que la nueva persona aporta algo que ellos no pueden aportar, esa puede ser una forma saludable y segura de experimentar con el sexo rudo en relaciones no monógamas".

No es muy frecuente encontrar a una persona cuya compañía te resulte tan agradable como para plantear pasar varios años —o toda una vida— con ella. Para averiguar cómo conseguir que una relación funcione cuando hay fetiches de por medio, hablé con tres parejas –entre ellas Wendy y Matt y Mallory y Eric– con diversas sensibilidades sexuales. Para guardar el anonimato, los nombres de los entrevistados son ficticios y las entrevistas se han editado para mayor claridad).

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Para abreviar, a ella le gusta hacer daño y a mí no me gusta el dolor.

Mallory y Eric

Edades: 31 y 32
Años juntos: 15

VICE: ¿Cómo se conocieron?
Mallory: Empezamos a salir en 2000, en la escuela. Yo tenía 15 años y él 16. Antes de conocerlo ya me había empezado a identificar con las relaciones poliamorosas. Así que, cuando empezamos a salir, le dije, "Podemos intentarlo, pero no quiero que tengamos una relación monógama". Él accedió encantado.


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¿En qué se diferencian sus fetiches?
Eric: Bueno, en esa pregunta se asume que yo tengo fetiches, pero no lo veo así. Soy de lo más normal.

Entonces, ¿qué diferencias hay entre ustedes?
Eric: Para abreviar, a ella le gusta hacer daño y a mí no me gusta el dolor.
Mallory: Siempre digo que no podríamos ser más incompatibles sexualmente para ser dos personas que se atraen tanto físicamente. Yo asumí mi fetiche sádico cuando empecé a ir a la universidad. Aquello me fascinó. Al final me metí en el mundillo de la mano de una segunda persona. Fue la primera vez que intenté tener una relación aparte de la que tenía con Matt. Estaba decidida a hacer funcionar el tema del poliamor.

¿Han encontrado algún modo de introducir el dolor en su relación, o Mallory sólo lo hace con otras personas?
Eric: Creo que la última vez que lo intentamos… Empecé a reírme y no podía parar. Claro, eso arruina todo el asunto.
Mallory: No lo practicamos en nuestra relación. Tenemos muchas dificultades con el sexo porque los dos esperamos que el otro sea el que tome la iniciativa. Los dos buscamos alimentarnos de la energía sexual del otro. Chocamos bastante, lo cual no ayuda mucho para iniciar la retroalimentación sexual. Tuvimos una novia mutua durante un tiempo. Ella fue la que inició con la retroalimentación y la cosa funcionó muy bien hasta que se mudó a otro continente.

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Y ahora, ¿cómo es su vida sexual?
Eric: No sé si hay alguna definición oficial de matrimonio sin sexo, pero debemos de estar muy cerca.
Mallory: Tuvimos problemas con nuestros fetiches durante mucho tiempo. Nos esforzábamos por que nuestra relación sexual funcionara. Cuando lo hacíamos con la otra mujer, todo iba muy bien. Aunque no hubiera sexo rudo, funcionaba. Después de que ella se mudara, finalmente aceptamos el hecho de que el sexo entre nosotros no iba demasiado bien. Ya llevamos casi tres años manteniendo relaciones con otras personas y poco a poco hemos dejado de lado el sexo entre nosotros.

Me imagino que mucha gente se preguntaría por qué siguen juntos.
Mallory: En nuestra relación, el sexo nunca ha sido muy importante. Somos compañeros de vida, y eso no cambiaría incluso si uno de nosotros decidiera empezar a salir con otra persona. El sexo no es el centro de nuestra relación, no la define ni es lo que nos une, pese a que es una relación romántica.

Supongo que seguiremos intentando tener nuestros extraños amagos de sexo de vez en cuando, porque nos aporta cierta intimidad. No me extrañaría que haya gente que piense que nuestro caso no es precisamente un ejemplo de una relación próspera, pero a los dos nos gusta así y estamos contentos con la relación poliamorosa. Yo adoro a su novia. Acabo de volver de los Países Bajos y me he encontrado una caja de galletas de chocolate y unos cupcakes con una nota que dice, "¡Bienvenida! Aquí te dejo unas cositas estadounidenses para endulzar tu regreso".

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Eric: Se suele pensar que las relaciones equivalen a sexo y viceversa, pero no creo que haga falta encasillarse de ese modo. Si puedes tener una relación sin sexo, genial por ti.

No fue fácil aceptar que mi mujer quería que la abofeteara, la humillara y la dominara.

Wendy y Matt

Edades: 30 y 33
Años juntos: 11

VICE: ¿Cómo se conocieron?
Wendy: Nos conocimos en la escuela Fuimos amigos durante varios años y empezamos a salir a los veintitantos. Nos casamos en 2007.

¿Me podrían contar cuáles son sus preferencias sexuales?
Wendy: A mí me gusta que me humillen verbalmente, que me repriman y sentirme utilizada. Me gustan los juegos "no consensual": que me escupan, me abofeteen, y me penetren "a la fuerza" analmente… Cosas así. Siempre me ha gustado.

Matt: A mí me encanta poner cachonda a mi mujer y satisfacer sus fetiches. Por extensión, me gusta asumir el papel dominante, ya que ella es más sumisa sexualmente, pero lo disfruto en el momento, no es tanto una necesidad.

¿Cómo fue el momento en que se dieron cuenta de que tenían preferencias sexuales distintas? ¿Les preocupó que la relación se acabara por eso?
Wendy: Yo tenía mis reservas sobre si confesar mis fetiches por completo. No me sentía cómoda desnudándome de esa forma, así que intenté ir introduciendo el asunto paulatinamente. Esperaba que a él le excitara todo esto, pero se mostraba indiferente. Hacía algún que otro amago, pero duraba poco.

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Al final, después de muchos años juntos, decidí poner toda la carne en el asador. Más que temer perderlo por eso, me daba miedo que rechazara mis fantasías porque no le gustaban o porque no se sentía identificado con ellas y no ser capaz de superar la vergüenza que aquello conllevaría. Ni siquiera me atreví a decírselo a la cara. Tuve que escribirle una carta.

Matt: Tuvimos muchas conversaciones y hubo mucha sinceridad y lágrimas antes de que lográramos arreglar las cosas. No fue fácil aceptar que mi mujer quería que la abofeteara, la humillara y la dominara. Me tomó por sorpresa. No sólo fue duro moralmente, sino que no me llamaba la atención. Fuimos poco a poco, al menos por mi parte, pero después de un tiempo todo encajó.

Entonces, veo que Matt dio un giro de 180 grados en ese aspecto, ¿no?
Wendy: Ahora es muy diferente, y a decir verdad, hemos llegado a un punto que nunca había imaginado que podríamos alcanzar. Es como si se le hubiera activado un interruptor y ahora fuera una persona totalmente distinta en el sexo. El tipo que antes pensaba que el sexo anal era una cochinada y que no le interesaban los juegos de roles ni el BDSM me sorprendió construyendo una mazmorra en el sótano de casa mientras yo estaba de viaje.

Ahora estamos en FetLife y hemos abierto un poco nuestra relación para hacer tríos. La experiencia ha sido muy buena. Adentrarnos en el BDSM ha abierto las puertas de las relaciones no monógamas, algo que creo que ninguno de los dos esperábamos que ocurriera. Pero aquí estamos, y nos va de puta madre.

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¿Qué consejo le darían a otras parejas que se quieren mucho pero tiene preferencias sexuales muy diferentes?
Wendy: Que no esperen mucho para confesar sus fetiches. El tiempo no ayuda y cada vez será más y más violento hablar del tema. Y mientras tanto, la frustración sexual aumentará. Hay que estar dispuesto a probar cosas nuevas por tu pareja. Te puede llegar a sorprender, que fue lo que nos pasó a nosotros. Lo más importante es que haya comunicación.

Me quité los pantalones y me incliné sobre el potro. La mujer que hacía la demostración no me azotaba con mucha fuerza, pero sentía dolor. Enseguida supe que aquello no era lo mío.

Mark Michaels y Patricia Johnson

Autores de Partners in Passion

Edades: 56 y 51
Años juntos: 17

VICE: Cuando empecé a escribir este artículo, pensé en su libro, en el que hablan de que hay que hacer que el amor dure y que el sexo sea satisfactorio y sentí curiosidad por sus consejos.
Patricia: Creo que se puede aprender mucho de nuestra historia.

Sus diferencias sexuales se hicieron evidentes durante un evento al que asistieron, ¿verdad?
Hace unos diez años fuimos a un evento llamado Dark Odyssey, una especie de taller erótico pansexual que duraba todo el fin de semana. En aquel entonces, asistía mucha gente de la comunidad BDSM. Nosotros fuimos para experimentar, ampliar nuestro horizonte sexual y crecer como personas. Nos quedamos atónitos. La primera noche habían puesto un escenario con una ruleta a la que llamaban La Rueda del Destino. Tenía escritas palabras y varias actividades de BDSM. Cuando era tu turno de girar la rueda, podías emular la actividad que te hubiera tocado durante dos minutos. Me puse de pie, giré la rueda y me quedé mirando las opciones. Había una palabra que mi cerebro no era capaz de comprender al principio. La rueda iba girando, clic, clic, clic… y se paró en la palabra "golpear".

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La educadora sexual empezó a darme golpes con las palmas de las manos en los hombros y el pecho, y notaba la profunda vibración con cada golpe por todo el cuerpo. De repente me golpeó con fuerza con el antebrazo en el pecho. En aquel instante me transporté de inmediato a otro mundo que no tengo palabras para describir, pero fue un momento increíble.


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Mark Michaels: A mí me tocó "azotes con vara". Todos los expertos que tenía a mi alrededor dijeron, "Uy, te has metido en un buen lío". Me quité los pantalones y me incliné sobre el potro. La mujer que hacía la demostración no me azotaba con mucha fuerza, pero sentía dolor. Enseguida supe que aquello no era lo mío, pero la experiencia me sirvió para conocer mejor las prácticas de sexo rudo. A los 30 segundos de empezar a recibir los azotes, entré en un estado de conciencia alterada, una especie de trance que me ayudó a entender por qué esto puede resultar atractivo para algunos. Antes lo entendía desde una perspectiva intelectual, pero carecía del conocimiento que ofrece el elemento físico.

Entonces, ¿dirías que en lo que respecta a las prácticas BDSM, tú eres el más blando de los dos?
Mark: Sí, en cuanto a BDSM, seguro. Después de aquel evento, Patricia empezó a desarrollar una afición por los juegos de impacto. Yo crecí en plena era del feminismo y no concebía la idea de golpear a una mujer, pero ella quería que lo hiciera. Fue un obstáculo muy difícil de superar.

Patricia: Todo esto está relacionado con nuestra experiencia con el tantra. El tantra es una práctica, una exploración y, como tal, has de estar abierto a nuevas experiencias. Con esto quiero decir que las prácticas de sexo duro también requieren un proceso, al menos en nuestra experiencia.

¿Qué es el tantra?
Mark: Nosotros la definimos como una ancestral tradición india que reconoce la existencia de la energía sexual como herramienta para el empoderamiento personal y espiritual. El hecho de haber asistido a Dark Odyssey es una muestra de esa actitud experimental, de probar cosas fuera de nuestra zona de confort.

¿Qué hiciste para satisfacer el fetiche de Patricia?
Mark: Mi forma de superar el escollo tenía dos vertientes. Una fue aprender de gente que realmente sabe mucho de BDSM. Me enseñaron a dar azotes y asistí a un taller de flagelación. Todavía tenía que superar el prejuicio mental, pero me ayudó pensar que para ella era placentero. De esa forma yo también consigo excitarme.

¿Qué consejos le darían a una pareja en la que sólo a uno de sus miembros le gusta el sexo duro?
Mark: Una buena solución es encontrar un término medio en ese terreno. No es la única solución pero ayuda mucho. Si hay comunicación y voluntad de mantener o abrir la relación, es una solución tan válida como la de buscar un punto medio. Lo importante es trabajar de forma cooperativa en las relaciones sexuales.

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