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Vice Blog

​Cómo la muerte de uno de tus padres afecta en tu vida amorosa

El duelo hizo que me diera un tiempo y un espacio para pensar en mi emociones, un tiempo que nunca antes pude darme.

Ilustración por Alex Jenkins.

El luto es probablemente la experiencia más desgastante de la que menos se habla en el mundo occidental. Nosotros, como especie, somos malos para aceptar la muerte. Cuando nos preguntan cómo nos sentimos, nos cerramos y respondemos que estamos bien aunque estemos gritando por dentro. No lloramos ni nada.

El año pasado, me quedé sin palabras cuando contesté el teléfono y escuché a un policía decir que mi padre había muerto hacía tres días. Y como buena inglesa, pedí disculpas al cancelar todos mis planes tanto sociales como de trabajo para tener tiempo de organizar el funeral con mi familia.

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Después tuve que decirle al chico con el que salía, quien, por cierto, vivía en EU. Llamé para explicarle que mi papá había fallecido y que no tenía idea de qué iba a hacer. No pude dejar de tartamudear durante toda la conversación.

Nada de lo que leyera, viera o escuchara podía haberme preparado para mi propio duelo. Nunca creí que sería capaz de salir corriendo a dar vueltas en el parque en cuanto me dijeran que mi padre había muerto. Por otro lado, siempre supe que era capaz de tomarme una botella de vino en una hora, cosa que hice después de correr en el parque. Estuve cuatro días sin poder creerlo. Otro sentimiento curioso que me inundó fue el amor por mi padre, el amor que se acumula en una vida se propagó por cada célula de mi cuerpo y me hizo sentir feliz de haber sido su hija.

Mi cumpleaños fue una semana después e hice una fiesta para celebrar. Quería festejar que estaba viva.

Mi novio y yo nos reunimos dos semanas después. Yo quería hablar sobre mi padre y él fue todo oídos. Sin embargo, a pesar de que trataba de animarme, me parecía un poco negligente de su parte puesto que nunca conoció a mi padre. Recuerdo que le platiqué a mi padre sobre mi novio y fui muy prudente al describirlo como "está rapado pero no es neo fascista". Además de todo lo que ya dije, también estaba más nerviosa de lo normal. No tenía idea de cómo era estar de luto y estaba segura de que, sin importar lo que hiciera, iba a arruinar todas mis nuevas relaciones. Siendo honesta, aunque suene horrible, apenas habían pasado unos minutos desde que recibí la noticia de la muerte de mi padre, le dije en voz alta a mi sombra sollozante: "Qué oportuno eres, papá, en serio".

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El dolor se hizo más fuerte cuando terminó el viaje con mi novio. Pero no me volví más miserable. El dolor de perder a un familiar no te convierte en una persona taciturna, o al menos no fue mi caso. Lo que hace es consumir tus pensamientos conscientes con recuerdos de la persona que perdiste y con teorías de cómo va a ser tu vida sin esa persona. El dolor está presente todo el tiempo, aunque crea su propio espacio y no afecta tus actividades y pensamientos cotidianos. Podía sentir alegría, envidia y aburrimiento con todo y el dolor. Simplemente comía con mi dolor, celebraba un cumpleaños con mi dolor y pagaba el recibo del gas con mi dolor. El dolor no impidió que quisiera divertirme, que quisiera ir a conciertos, a bares o a practicar yoga y box (de hecho, me puse en forma por las endorfinas que se liberan con el ejercicio). Y por su puesto, el dolor no me quitó las ganas de tener sexo.

Tal vez mi novio se sintió culpable por querer tener sexo y no saber si yo iba a tener ganas o no. Pero lo hicimos varias veces y no fue por simple rutina. Debo aceptar que me sentí rara al pensar que mi padre podía verme, en especial cuando estaba recibiendo un oral, aunque la sensación no duró mucho. De hecho, se me olvidó en cuanto mi novio y yo cambiamos de lugar y me concentré en provocarle un orgasmo.

El duelo hizo que me diera un tiempo y un espacio para pensar en mis emociones, un tiempo que nunca antes pude darme.

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Según Tania Glyde, la sicoterapeuta a la que acudí tras la muerte de mi padre, estos pensamientos son más comunes de lo que creemos. Tania dijo que en vez de preocuparse por la escena, lo importante es saber cuando poner pausa a nuestras actividades si nos sentimos muy mal como para poder concentrarnos.

A pesar de que mi chico y yo aún estábamos en la etapa donde todo es emocionante, la energía que sentía cuando estaba con él estaba empezando a preocuparme. Tania dijo que a veces utilizamos a las parejas nuevas como "objetos de transición" cuando acabamos de perder a alguien. Sabía que lo que sentía por él era temporal pero aún así estaba preocupada. De hecho, llegue a al punto en que yo misma me exiliaba de vez en cuando con mis amigos por miedo a "clavarme".

También descubrí que el duelo sirve en el ámbito emocional. Soy de esa clase de chicas que parecen ser súper relajadas cuando conocen a alguien pero en realidad se toman las cosas muy en serio y demasiado rápido. Sin querer, me puse a analizar si el chico en cuestión sería un buen esposo, aunque ni siquiera estoy de acuerdo con ese trámite; si sería buen padre, aunque en realidad no quiero hijos; o si sería un buen compañero cuando nos jubilemos, aunque sé que voy a seguir escribiendo hasta que tenga 92 años de edad.

También tengo un talento especial para escoger tipos que parecen seres humanos sensibles e inteligentes al principio y revelan que tienen miedo al compromiso una vez que llegamos al punto en que dejamos de contar las citas. Como los expertos me advirtieron que el duelo puede hacer que tome malas decisiones, lo mejor que se me ocurrió fue tomarme las cosas con calma. Y resultó justo como esperaba.El duelo hizo que me diera un tiempo y un espacio para pensar en mis emociones, un tiempo que nunca antes pude darme. Aterrador pero cierto.

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De todas formas estaba de luto, así que ¿qué esperaba? Es más, ¿alguna vez he tenido una relación "saludable"? Como no tenía idea, le pedí su opinión a la asesora de parejas, Susan Quilliam. "Suena cliché pero depende por completo de la otra persona", dijo. "Siempre decimos que no es recomendable apresurarse a tener una nueva relación porque el duelo afecta la capacidad para tomar decisiones. Aunque también es posible que se forme un lazo muy fuerte con la persona que te apoyó en esos momentos tan difíciles".

No creo que sea mi caso. Casi siempre mantengo mis problemas en secreto para no asustar a mi novio. Y él respeta mi decisión. Me aterraba la idea de cambiar nuestros momentos de deseo frívolo por momentos de letargo emocional. Pero esa clase de apoyo se vuelve indispensable para una relación duradera. "Si tu pareja estable o tu esposo no te ofrece esa clase de apoyo, es como si te traicionara", explicó Quilliam. Qué feo. Como si la traición no estuviera disfrazada ya de muchas cosas.

No puedo reemplazar a mi papá y nunca he tratado de hacerlo. Pero sé que ahora necesito que me cuiden más y que se refleja en la forma en que elijo parejas que puedan satisfacer esa necesidad. Mi papá era el único familiar que vivía cerca de donde vivo yo y con el que pasaba más tiempo porque el resto de mi familia vive a muchas horas de distancia en avión. Pero me alegra informales que no he formado lazos desagradables con figuras paternas, ya sean reales o imaginarias; que no busco quien me cuide; y que actuar como adolescente era mi juego favorito desde antes de la muerte de mi padre. El punto es que, sin importar lo que hagamos, siempre vamos a buscar al padre que perdimos.

"El duelo intensifica lo que ya existe dentro de una relación", dijo Quilliam. Entonces, si una persona es evasiva o celosa, odia la forma en que cocina su pareja o le gustaría que su pareja pasara menos tiempo tejiendo y más tiempo masajeándole los pies, es probable que el duelo haga que todo explote.

Pero hay una cosa que en serio me molestó cuando perdí a mi padre.

Cuando por fin anuncié en Facebook que mi padre había fallecido hacía unas semanas —una de las pocas cosas que mantuve en secreto a pesar de que la mayoría de mis escritos son confesiones—, mis conocidos se abalanzaron como buitres a darme un pésame falso y recibirme con los brazos abiertos. No sé si lo hayan hecho de forma sincera o no pero, en mi opinión, parecía que se estaban burlando de mi vulnerabilidad. Muchos de mis conocidos, recientes y de antaño, se acercaron a mí para darme "su apoyo". Es probable que algunos hayan sentido la necesidad de protegerme pero estoy casi segura de que la mayoría simplemente lo vio como una oportunidad para ofrecerme un "hombro" donde llorar, donde recargarme y todo lo que le sigue.

La buena noticia es que el duelo no arruinó la relación que mencioné antes. Ahora que ya pasó lo peor, me gustaría poder decirle a mi papa: "Conocí a un chico… y aún salimos a pesar de tu acto de desaparición". Seguro diría: "Ah, qué bien". Y nada más. Al menos ya sé que la vida sigue a pesar de haber perdido a mi padre.