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Cultură

Concursé en el programa 'Next Top Model' y fue deprimente

Los diálogos de nuestros personajes están hecho para ser dramáticos. Ninguna de nosotras es real.

Todos conocen el programa Next Top Model. Algunos lo ven, otros tienen amigos que lo ven y unos cuantos han llegado a participar en el concurso. America's Next Top Model fue idea de Tyra Banks y se estrenó en 2003, sin embargo, como tuvo tanto éxito, se adaptó a 120 países de todos los continentes. Tuve el placer de participar en la décima temporada de Germany's Next Top Model que se transmite actualmente en la televisión alemana con Heidi Klum como presentadora.

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El fácil saber por qué Next Top Model sigue siendo tan exitoso: tiene drama, transformaciones y jóvenes hermosas que tratan de hacer cosas ridículas como "sonreír con los ojos" o "aislar el trasero". Satisface la necesidad que tiene el público de admirar y criticar al mismo tiempo: puede que las chicas sean más guapas que tú o que tu novia, pero se comportan como si estuvieran en un manicomio. Funciona porque funciona.

Cuando era adolescente, adoraba GNTM y soñaba con participar algún día. Sin embargo, con el paso de los años, me di cuenta de que dañaba más cosas que las neuronas adolescentes. Si buscan aunque sea un poquito en las redes sociales, se podrán dar cuenta que hay cientos de publicaciones que dicen cosas como "Germany's Next Top Model me recuerda lo fea que soy" o "Tengo que adelgazar porque las chicas que escogen para GNTM son las más delgadas".

Quería saber cómo era la realidad detrás de cámaras. Así que decidí enviar mi solicitud para participar en GNTM el año pasado. Al fin y al cabo, yo también soy modelo profesional. El problema es que no estoy muy consciente de qué tanto puede afectar la industria del modelaje en las mentes adolescentes. Aún me faltaba un largo camino por recorrer para poder salir en el programa.

Primero que nada, para participar en el casting, cada una de las participantes tenía que viajar a Múnich en pleno verano y quedarse unas cuantas noches, sin gastos pagados. Si tenías la suerte de que te escogieran, como en mi caso, los productores te llamaban meses después para decirte: "¡Felicidades! ¡Pasaste a la segunda ronda y puedes venir al próximo casting en Múnich!". Pero se les olvidaba mencionar que también era un casting abierto y que todos los gastos corrían por mi cuenta, otra vez.

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Resulta que los productores de GNTM no consiguieron suficiente carne fresca en el primer casting y tuvieron que repetirlo meses después, en noviembre de 2014. Y heme ahí, de vuelta en Múnich, esperando horas en el frío frente al estudio donde iba a ser el casting. Todas cabíamos perfectamente en la sala de espera pero cuando le preguntamos a un miembro del equipo de producción por qué teníamos que esperar en la intemperie, respondió que "era para crear suspenso".

Tras varias horas de espera, nos dijeron que el autobús donde viajaban los jueces de GNTM se iba a estacionar frente al estudio en pocos minutos. Entonces nos mandaron a la entrada del edificio a practicar las porras para el autobús. Nos acomodaron a ambos lados de la alfombra roja que iba desde la calle hasta el recibidor. Nos dijeron que teníamos que aplaudir, echar porras, gritar "¡Heidi!" y pedir a los jueces que se tomaran selfies con nosotras. Todo estaba planeado.

Por fin, el jurado llegó. Después de tres minutos, los jueces entraron al edificio y nosotras tuvimos que quedarnos esperando afuera otra vez. "Quítense las chamarras porque va a parecer que tienen frío", gritó un asistente de producción. ¡Ja!

Después de once horas de espera, el equipo anunció que las cámaras iban a empezar a grabar en 10 minutos. Las modelos pasaron de estar aburridas a completamente estresadas en cuestión de segundos. Esa era la técnica para hacer que las participantes tuvieran reacciones tan fuertes. Nos dejaron pasar y nos dieron bocadillos fríos. La comida del equipo de filmación estaba recién hecha.

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Las cosas no cambiaron mucho después de que me seleccionaron para participar en el concurso. Cada semana, el día de la grabación principal —que es la mayor parte de todos los episodios— nos teníamos que parar a las 5AM y esperar diez horas en una habitación fría llamada "tras bambalinas". Y si alguien se quejaba con el equipo de producción, la explicación siempre era la misma: crear suspenso.

El maltrato del equipo y de los jueces hacía que muchas chicas quisieran salir del concurso pero, por desgracia, no estaba permitido. A veces los jueces se quejaban frente a nosotras. "¡Otra vez tú!", me dijo uno de ellos. Si una chica quería irse, tenía que soportar una conversación de horas con los productores en las que tenía que explicar por qué quería salirse. La experiencia era tan agotadora que bastaba para convencer a algunas chicas de quedarse. Las que estaban decididas a dejar el circo de Heidi tenían que esperar porque no las dejaban ir de inmediato. Las obligaban a pasar frente al jurado el día de las eliminatorias para que las corrieran por motivos falsos.

Las chicas regresaban furiosas a recoger sus maletas. "¡Eso no fue lo que me habían dicho! ¿Qué mierda?", preguntó una al equipo de filmación.

"No tiene nada que ver contigo. Es para no poner en riesgo la reputación del programa", respondió el asistente de producción. Me sentía como un producto sin derechos, como todas las demás, pero aún así nadie dijo nada. Nadie quería enfrentarse a los abogados de Heidi.

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Una vez, escuché al equipo de producción hablando sobre las candidatas y me di cuenta de que se referían a nosotras como "niñas", aún cuando la mayoría teníamos más de 20 años de edad. En cada entrevista nos daban frases vergonzosas que teníamos que repetir una y otra vez frente a la cámara hasta que se escucharan reales. No solo nos daban las preguntas, también nos daban las respuestas. No podíamos irnos hasta que nuestra actuación quedara perfecta.

Y con "perfecta", querían decir que no importaba si el guión era totalmente diferente a nuestra personalidad. Algunas de las candidatas se dieron cuenta de que podían salir más tiempo en la tele si se comportaban como histéricas desde el principio y mantenían la actuación. Descalificaban de inmediato a las que no se podían aprender el guión o no entraban en los estereotipos de las modelos (la chica ingenua, la dramática, la perra, la que todos quieren, etcétera). La mayoría de las modelos tranquilas casi nunca salían más que en tomas cortas.

GNTM refuerza los clichés de las jóvenes. El formato difunde una definición de belleza poco flexible y nutre la intolerancia. Las mujeres que ven el programa no son las únicas que sufren daños; también afecta las mentes de los hombres. Hoy en día, muchos creen que el estándar de belleza femenina en la sociedad es lo que vemos en las pasarelas.

Por eso hice este esfuerzo. Quería hablar sobre la importancia de proyectar una imagen positiva frente a la cámara. No quiero que los telespectadores se sientan mal porque no se ven o no se comportan como las "chicas" de la televisión. Los diálogos de nuestros personajes están hecho para ser dramáticos. Ninguna de nosotras es real.

Haber participado en GNTM me dio la oportunidad de platicar con las chicas que se han visto afectadas por el concepto del programa, las chicas sufren porque su cuerpo no entra en el estereotipo que se le impone a las mujeres, las chicas que se dejan llevar por los medios de comunicación y aceptan sin pensar todo lo que les presenta la televisión. Si logro que un par de personas cuestionen el formado GNTM, entonces significa que cumplí mi misión.

Pero no creo lograrlo. Sin importar en qué programa salgas, lo más seguro es que no te permitan decir lo que quieres. Si eres mujer, te van a obligar a reflejar una personalidad muy diferente a la tuya. Mientras más dramática, más segundos vas a estar en la pantalla. Espero que la próxima moda sea creer en ti misma en vez del "thigh gap" o el "bikini brigde" .