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no me hallo

Contra el odio, el amor: en Guadalajara #TodosSomosFamilia

Después de que el Frente Nacional por la Familia realizara una manifestación contra el matrimonio igualitario, miles de tapatíos salieron a marchar por el derecho de todos a no ser discriminados.

Si el sábado pasado las calles de Guadalajara se llenaron de globlos azules y rosas portados por los defensores de la "familia natural" —papá, mamá, hijos, perro feliz que mueve la cola—, el domingo los colores se multiplicaron y la ciudad se inundó de banderas arcoíris y familias diversas.

Al grito de "la discriminación, divide a la nación", alrededor de diez mil personas se manifestaron por las calles de la ciudad para mostrar que absolutamente todas las personas (mayores de edad y de forma consensuada, porque luego los mochos targiversan todo) tienen el derecho a amar como quieran, coger como les guste y casarse con quien se les pegue la gana.

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El contingente, que se organizó bajo el hashtag #TodosSomosFamilia, recorrió las calles contrariando el discurso difundido un día antes por el Frente Nacional por la Familia, quienes pugnan por cuestiones tan abstractas como "el fin de la ideología de género" o que "se respete el diseño original".

A lo largo de cerca de tres kilómetros, la gente gritó algo de su sentir:

"Si yo no me meto con tu religión, tú no te metas con mis derechos", gritaba un joven.

"Odio, violencia y discriminación, no son valores de nuestra nación", cantaban en coro los manifestantes.

"La familia no discrimina, porque donde hay amor hay familia", decía una chica, acompañada de su novia y su mamá.

En la manifestación se palpó la diversidad que existe en México: heterosexuales, homosexuales, transexuales, familias lesbomaternales, abuelos con sus nietos, amigos, todos con el mismo derecho a amar y ser protegidos por las leyes de México.

La embestida del Frente Nacional por la Familia ha servido para que muchas personas que antes se quedaban con sus pensamientos sobre el tema boca adentro, tomen abiertamente una postura. Hoy marché con amigos con los que nunca lo había hecho y junto con familias tan diversas que incluso están conformadas por papá, mamá e hijos. Gracias a ellos.

Otra cosa que aprendí de la marcha por todas las familias es que Jesús está en todas partes. Ayer lo vi propagando entres sus fans el amor al prójimo, y no sé si fue por estrategia de marketing para ganar clientes a su marca que va en picada, pero hoy lo vi ondeando una bandera multicolor y repitiendo que nos ama a todos, aunque no creamos en él.

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Al final, la marcha terminó con acordes de canciones joteras adaptadas al punk —porque claro, no sólo queremos deshacer la familia tradicional, sino también la canciones de la D'Alessio—; y tras dispersarnos, caminé unas cuadras para, sin querer, escuchar a una señora de marcado acento tapatío y voluminosas bolsas con compras del centro decir: "La marcha gay estuvo bieeen bonita, ¿edá?, hasta con papás y abuelos".

Quizás ellos convocaron a más asistentes —de algo sirvieron los acarreados, las invitaciones desde los púlpitos y las preocupadas asociaciones de padres de familia en los colegios—, pero para mí, esa frase me restauró un poco la fe en los tapatíos.

Bueno, eso y saber que los defensores de la "familia natural" tienen en contra múltiples determinaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que han reconocido distintos derechos al 40 por ciento de los hogares mexicanos que están compuestos por un modelo familiar que no entra en las descripciones del Frente Nacional por la Familia, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEGI).

En resumen, mis no estimados homofóbicos: el amor ya ganó.