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Viajes

Contra los estereotipos, mujeres palestinas participan en carreras de autos

Estas chicas, una de ellas mexicana, buscan la libertad de los territorios ocupados por medio de la velocidad.

El coche de Noor Dawood en preparación para la carrera.

Estoy conduciendo por las calles de Ramalá, Cisjordania, con Noor Dawud, la famosa corredora callejera palestina y la única mujer en Medio Oriente en drift. Noor es una de las cuatro integrantes de las Hermanas Velocidad, el primer y único equipo de carreras de autos de mujeres en Medio Oriente, que han llamado la atención internacional a la escena de carreras callejeras floreciendo en Palestina, han hecho encabronar a los clérigos musulmanes y desmantelando la imagen de la feminidad palestina.

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Desde el asiento del conductor de su GTI, Noor habla sobre los desafíos que las mujeres enfrentan ."Al principio, [los otros conductores] no creían en nosotras", me dice la joven de 23 años de edad nacida en Texas, mientras va conduciendo a la deriva. "No estaban acostumbrados ver una mujer conduciendo al volante, compitiendo en carreras y superando a los hombres. Pero entonces dijeron, 'Estas mujeres pueden manejar’”.

Sin duda ellas pueden, y rápidamente reconsideré mi elección de lugar para la entrevista. La manera agresiva de Noor de conducir por las calles estrechas, empinadas y locas de la Palestina ocupada me ponen de nervios y es imposible hacer la preguntas sin soltar un grito.

Una vista aérea del trayecto. Atrás, un monumento erigido a la memoria de los palestinos muertos durante la Segunda Intifada. Detrás de eso, Beit El, un campamento israelí.

No debería haberme sorprendido. Ramalá tiene una geografía que es perfecta para criar a corredores, que se desenvuelven en territorios ocupados y sin ley. "Claro que sí, aprender a conducir aquí fue sin duda parte de ello", dice Noor. "Yo empecé en estas calles, donde entré a las carreras y donde aprendí drift. Aquí, todos somos iguales".

Había conocido a Noor —junto con dos de las otras hermanas, Mona Ennab y Betty Saadeh— en una prueba de velocidad en Ramalá, una de las cinco pruebas individuales a contrarreloj que componen el campeonato de carreras de Palestina. Las tres Hermanas Velocidad fueron —por mucho— las pilotos de carreras más populares, una ola de periodistas y aficionados pedían fotos con las damas.

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El evento en sí tenía las cualidades de muchos eventos “oficiales” palestinos, en parte serio y organizado, parte carne asada en el patio, con los periodistas y jefes de equipo que casualmente cruzaban la pista mientras los coches arrancaban a sólo unos metros de la audiencia sin protección. Al final del día, un policía fue hospitalizado después de que un conductor perdió el control.

Un coche con una calcomanía de Yasser Arafat.

En la línea de salida, las Hermanas Velocidad —junto con más o menos 40 conductores palestinos y jordanos— presumen sus Fiat, Datsun y Peugeot. Los vehículos aparentemente normales se habían transformado momentáneamente con interiores destripados, alerón de coches tuneados, calcomanías en la ventana de Yasser Arafat, y un coche con "chicas blancas" inexplicablemente paseaba por un costado. Uno por uno, los pilotos de carrera corren en la calle cerrada de Ramalá, serpenteando a través de los conos y derrapando de las esquinas, los silenciadores del coche están modificados para sonar como un disparos.

Después de la carrera, la mayoría de los pilotos de coches volverán su vida laboral, reemplazando los asientos, los paneles de control e interiores, los vehículos que marcan una doble vida. Mona, que no reemplaza su coche y lo usa durante su vida cotidiana, dijo: "A esto lo llaman el deporte de los reyes. Es muy caro y, para la mayoría de los palestinos, es imposible".

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Betty Saadeh en la sala de su casa en Ramalá, Cisjordania.

A pesar del costo, las carreras palestinas son cada vez más populares, y sin duda mucho de esto tiene que ver con las Hermanas Velocidad, cuya participación como el único equipo de carreras de mujeres del Medio Oriente ha llamado la atención de los medios internacionales.

Cuando el nombre de Betty Saadeh se anunció por el altavoz, la gran multitud de hombres que rodeaban el camino cerrado en Ramalá se volvió loco. La chica palestina de 32 años de edad —nacida en México— arrancó y corrió 650 pies en la calle cerrada, hizo derrapes de 360 grados alrededor de conos y corrió de regreso a la línea de salida.

Samer, uno de los admiradores palestinos de Betty, señaló y dijo. "Mírala, he oído oído que conduce con tacones, es una chingona”.

Pude ver de dónde salieron los rumores. Con su pelo rubio, brillo labial rosa, uñas postizas y un traje de carreras completo, Betty se veía como si acabara de salir de una sesión de fotos de la revista Marie Claire. Sin embargo, de vuelta en su apartamento tapizado en blanco, en medio de cientos de trofeos, se burló de los comentarios de Samer.

"No, no me pongo tacones cuando estoy corriendo", dijo entre risas. "Eso sería ridículo”.

Betty en su asiento.

La popularidad de las hermanas es claramente lo que impulsa todas estas historias —la clase de rumores que encontrarías de estrellas del pop y actores de Hollywood dentro de las revistas de chismes.

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Pero no siempre fue así . La imagen icónica de Betty inicialmente la situó como una broma con muchos pilotos y aficionados.

Como Noor explicó: "Sí, la gente no tomó en serio a Betty. El pelo, el maquillaje, todo eso. Pero fue error de ellos, ella podía vencer a la mayoría de estos chicos, y lo ha hecho".

Noor se ha enfrentado a sus propios desafíos, siendo la única piloto de drift mujer en Medio Oriente. Ella explica: "En mi primera carrera de drift en Jordania en 2010, llegué a los mejores diez junto con otros 30 chicos. Algunos de ellos se sorprendieron, se enojaron y tomaron mi trofeo. Ahí —y en Palestina— esa actitud es normal. Nosotras, las mujeres recibimos un montón de comentarios, como, '¿Por qué no te quedas en casa? Póngase hacer otra cosa’ y cosas así. Bla, bla, bla".

Si bien las actitudes pueden haber cambiado ligeramente hacia las Hermanas Velocidad, los estereotipos acerca ​​de lo que las mujeres deben y no deben hacer en Palestina no han desaparecido por completo.

Un palestino en la carrera me dijo: "Me gustan Betty y Noor, pero no me gustaría que mi hermana, hija o esposa fuera piloto de coches de carrera. Sería inaceptable".

Algunos clérigos musulmanes han ido aún más lejos, diciendo que las carreras de las mujeres es haram (prohibido), haciendo eco en la clase de comentarios reciente de un jeque saudí que afirmaba que permitir que las mujeres conduzcan puede "dañar sus ovarios".

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Betty me dijo: "Es cierto, somos en una sociedad muy reservada. Pero cuando un chico normal sale a correr, no le echan porras a ellos como lo hacen para nosotras”.

Las Hermanas Velocidad se ven a sí mismas como embajadoras de Palestina. "Damos una imagen diferente de las mujeres palestinas", dijo Betty . "Creen que Palestina es Arabia Saudita, que las mujeres se quedan en casa y no conducen. Pero no sólo conducimos, ¡también competimos en carreras!”

La política de género es sólo una parte de la historia. Desde el bloqueo israelí de Franja de Gaza, la Segunda Intifada ha hecho viajar, adquirir piezas de automóviles  y las carreras muy difícil. La mayoría de los pilotos tienen identificación de Cisjordania y sólo pueden competir en Palestina y Jordania, ya que Israel controla todas las fronteras y visados.

"Muchos de los conductores ni siquiera pueden salir de Cisjordania," dijo Noor . "¡Es una pendejada!"

"Te sientes como si estuvieras en la cárcel aquí, con todos estos muros", dijo Betty, en referencia al muro que se extiende a lo largo de 480 kilómetros que separa a Cisjordania de Israel. "Aunque tenga un pasaporte mexicano, todavía tengo una identificación palestina", dijo Betty . "Me restringe mi libertad. Deseo poder conducir a Jerusalén, a la playa de Tel Aviv y así, sólo cosas normales”.

Lo normal no parece estar en la vida de las Hermanas Velocidad. Una vez, mientras estaban practicando en un estacionamiento al lado de la prisión israelí Ofer, en Cisjordania, los soldados israelíes abrieron fuego. "Estábamos entrenando en un estacionamiento", dijo Betty, "y los israelíes me dispararon en la espalda con una granada de gas lacrimógeno".

Pero este tipo de historias son bastante comunes en los territorios ocupados y tal vez  conducir es una forma para que las Hermanas Velocidad tengan un escape temporal. Como Betty me dijo: "Las presiones de la sociedad ­y de la ocupación, es por todo eso que decidimos conducir. No se tiene que tener miedo en este deporte. Y en Palestina, las carreras te hacen sentir libre”.