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Historias de eyaculación precoz

La eyaculación precoz es la disfunción sexual más común entre los hombres, aun más que la impotencia. Y aunque para algunos es una fase pasajera para otros es algo permanente.

Foto vía el usuario de Flickr Karen Neoh.

Cuando le preguntaron al cantante inglés de jazz y cuentacuentos George Melly qué era lo que más le gustaba de envejecer, respondió que perder la libido porque era como si te desencadenaran de un lunático.

Y sé a lo que se refiere. Ahora estoy por cumplir 40 años de edad y soy mucho más calmado, pero cuando era adolescente, mi libido rebotaba por las paredes de su celda acolchonada, como burro en primavera. Prácticamente todo me excitaba: la forma en que el motor de un autobús vibraba en un alto; las fibras sintéticas en mis boxers; etcétera. La lista era interminable.

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Así es: soy uno de esos tipos ridículos que se ha venido en público.

En cierto punto, este hervidero de deseo irresistible se encontró con una mujer humana viva y los resultados fueron desastrosos. Yo tenía 15 años de edad. La chica se llamaba Lisa y hasta ahora no tiene idea del papel que jugó en mi desventura sexual adolescente. Y eso es porque la fiesta, como dirían, estaba en mis pantalones. Así es: soy uno de esos tipos ridículos que se ha venido en público.

Ocurrió un día mientras esperaba que empezaran las clases. Ya le había echado el ojo a Lisa y ese día traté de coquetear con ella. Probablemente decidió que yo era el mejor entre todos los adolescentes tetos en nuestra clase porque respondió bien a mi plática aburrida. Nos empezamos a empujar por los pasillos (así era como los de mi escuela tendían a comunicar su interés sexual) y quién sabe cómo pero terminé atrás de ella con mis brazos enredados sobre sus hombros. Podía sentir cómo sus senos presionaban mis antebrazos. Solo un pequeño movimiento y puedo tenerlos en mis manos, pensé. El pasillo se estaba llenando de alumnos. Sentía su mirada. No sabía qué estaba haciendo pero Lisa me incitó a seguir.

"Eres muy alto", dijo con una voz suave y hermosa mientras presionaba su trasero contra mí.

Traté se parecer calmado. "Sí, pues tú eres muy peque…".

¡Puff!

He contado esa historia muchas veces a lo largo de mi vida, aunque no siempre cuento el clímax con ¡Puff!, pero siempre es una anécdota muy entretenida. Es normal reírse de eso pero en ese momento fue todo menos divertido. En especial porque mi experiencia en el corredor de la escuela fue una predicción de mi vida sexual por los próximos diez años.

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La eyaculación precoz es la disfunción sexual más común entre los hombres, aun más que la impotencia. La Sociedad Internacional de Medicina Sexual define la eyaculación precoz como un problema "que consiste en eyacular antes o durante el primer minuto de penetración vaginal". Los expertos calculan que cerca del 30 por ciento de los hombres padecen este problema en algún punto en sus vidas. Para algunos es una fase pasajera pero para otros es algo permanente.


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"Uno de los mitos es que la eyaculación precoz es un problema que padecen los jóvenes y que se quita cuando aprenden a tener sexo y a estar más conscientes de su excitación", dijo Ian Kerner, un terapeuta sexual que ha escrito sobre su propia lucha contra la eyaculación precoz. "Pero la verdad es que la mayoría de los hombres que padecen eyaculación precoz, la padecen por el resto de su vida".

A veces, estos hombres terminan sintiéndose "lisiados sexuales", dijo el doctor Kerner, y aún así la reacción cultural más común es burlarse. Sólo piensen en la clásica escena de American Pie donde Jim se viene dos veces cuando está frente a la sexy estudiante de intercambio o en la canción de Lonely Island en la que cantan sobre venirse en sus pantalones.

El doctor Kerner dice que esta tendencia a ridiculizar hace que sea más difícil tener un diálogo serio acerca de la eyaculación precoz. "Piensa en todos los temas sexuales que se tratan en los medios de comunicación hoy en día: disfunción eréctil, falta de deseo sexual en las mujeres, adicción al sexo, adicción al porno, etcétera. Pero casi nunca se habla de la eyaculación precoz".

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Foto vía la página de Flickr de la Marina estadunidense.

También hacemos bromas sobre los otros problemas pero estamos preparados para tomarlos en serio. La adicción al sexo de un actor hollywoodense lo volvió un objeto de burla pero el hecho de que lo pueda decir en público dice mucho de él. Ninguna estrella ha admitido ser un eyaculador precoz crónico.

El tabú en torno a la eyaculación precoz provoca que la mayoría de los que lo padecen sufran en silencio. Como yo. Las únicas que lo sabían eran las chicas con las que me acostaba y a veces ni siquiera ellas porque cuando padeces eyaculación precoz, te vuelves experto en esconderlo.

Ed*, un chico de 23 años, confesó que es "medio intenso" con eso de ocultar su eyaculación precoz y sigue un protocolo estricto en los primeros encuentros sexuales para garantizar que su ligue no se de cuenta.

"Antes de empezar, me aseguro de que estemos en una casa o en algún lugar donde haya un baño al que pueda escapar", dijo Ed. "Fajamos y la empiezo a estimular con mis manos. Después me bajo y le hago cunnilingus".

"Si la chica trata de tocar mi pene antes de eso, quito su mano y sigo chupándosela. Cuando tiene un orgasmo, estoy listo, así que digo que me voy a enjuagar y corro al baño, me enjuago y me la jalo".

Ed está seguro de que la eyaculación precoz arruinó al menos dos de sus relaciones. Y a su edad, me pasaba lo mismo.

Años después de mi accidente con Lisa, conocí a una chica llamada Vicky, que se convirtió en mi primera novia. Estaba completamente enamorado de ella, aunque nuestros intentos fallidos en el sexo casi siempre acababan antes de empezar. Sólo tener nuestros cuerpos desnudos cerca uno del otro era suficiente para hacerme eyacular. Cuando me dejó, estaba tan triste que —en un gesto romántico pero dañino al ambiente— tomé un brazalete de plástico chafa que me regaló y lo enterré de forma solemne en mi jardín.

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Igual que Ed, estaba seguro de que Vicky me había dejado por mi eyaculación precoz. Traté de convencerme a mí mismo que la próxima vez lo haría mejor pero cada que llegaba esa próxima vez, el problema volvía a aparecer. Mi relación con el sexo se caracterizaba por la evasión. Escapaba de las citas cuando las cosas se ponían muy apasionadas y cambiaba el tema cada que mis amigos compartían historias de su vida sexual y querían saber sobre la mía.

A mis veintitantos, conocí a una chica con la que salí por casi un año. Con ella podía hablar sobre mi problema y los dos acordamos que debería tratar de solucionarlo y buscar ayuda profesional. Le dije a mi doctor y me recomendó un urólogo. Era un inglés sombrío, frío y carente de empatía. Después de escuchar mis explicaciones, me recomendó unas cuantas técnicas de comportamiento que podía intentar con mi novia. La principal era "el apretón", que suena como una fiebre de danza en la era del jazz pero en realidad consiste en que tu pareja tiene que apretar la punta de tu pito cuando sientes que vas a eyacular.

El apretón fue desarrollado en la década de los 60 por William Masters y Virginia Johnson, los creadores de la terapia sexual. Antes de Masters y Johnson, el tratamiento para la eyaculación precoz se consideraba innecesario porque hasta hace poco, el mundo estaba dominado por hombres a los que no les importaba un carajo el placer sexual femenino y no veían la necesidad de prolongar el sexo para una satisfacción mutua. Incluso al famoso sexólogo Alfred Kinsey, quien reveló lo pervertidos que somos desde la década de los 50, no le pareció nada raro haber descubierto que el 75 por ciento de los hombres decían que eyaculaban en cuestión de dos minutos al menos la mitad de la veces que tenían sexo.

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Cuando el sicoanálisis empezó a considerar la eyaculación precoz como un problema serio, su mayor contribución fue estigmatizar a los hombres que lo padecían. Tomemos como ejemplo esta publicación trimestral de 1933 sobre el sicoanálisis que afirma en un capítulo titulado Anfimixis de erotismos en el acto eyaculatorio: "Los pacientes que sufren de eyaculación precoz presentan la misma actitud de indiferencia a su semen como hacia la orina, es decir, como una excreción sin valor del organismo". (Un contraste muy fuerte, supongo, con el resto de los hombres en ese momento que trataban a su semen como el elixir de la vida que es, y probablemente lo guardaban con el resto de sus excreciones memorables en la vitrina de los trofeos.)

La técnica del apretón no me funcionó. A mi novia se le hizo muy raro y después de unos intentos, nos detuvimos. Probé los aerosoles para retrasar la eyaculación y me puse condón para disminuir la sensibilidad pero nada de eso funcionó y en pocos meses mi novia terminó conmigo diciendo que nuestras vidas estaban tomando "caminos diferentes". Pero siempre supe la verdad.

Para ese punto ya había perdido toda esperanza de tener una vida sexual normal. Mi único consuelo era que al menos podía hacer que las chicas se vinieran. El sexo oral es el as bajo la manga para los eyaculadores precoces: Ed dice que es "su mejor amigo" y el doctor Kerner escribió un best seller sobre ese tema llamado She Comes First, donde señala "una metodología para llevar a las mujeres al orgasmo" por medio del cunnilingus.

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Yo también me volví un genio en el sexo oral pero seguía insatisfecho. ¿Por qué no podría compartir ese placer con alguien por medio del sexo? El problema era que mientras más me obsesionaba con mis limitaciones, más crecían los síntomas, como un circulo vicioso. La doctora Madeleine M. Castellanos, una siquiatra que se especializa en terapia sexual, dijo que es algo muy común entre los que padecen eyaculación precoz.

"Una de mis metas principales con todos los hombres que padecen eyaculación precoz es mejorar la calidad de sus pensamientos en vez de enfocarme en sus genitales", dijo la doctora Castellanos. "Descubrí que cuando los hombres tienen pensamientos positivos llenos de erotismo y libres de ansiedad, es mucho más probable que superen la eyaculación precoz en comparación con los que interpretan cada pensamiento y sensación con negatividad y autocrítica".

El debate de si la eyaculación precoz es un problema sicológico o uno fisiológico es un tema polémico entre la comunidad de terapeutas sexuales. El doctor Kerner, quien está convencido de que es un problema fisiológico, citó la investigación más reciente que indica que es un problema neurobiológico relacionado al balance de dopamina y serotonina. "Es probable que sea hereditario y que tenga que ver con la sensibilidad nerviosa en el pene".

El doctor Kerner recomienda tratamientos médicos y, como ultimo recurso, antidepresivos tipo ISRS, los cuales está comprobado que sirven para tratar la eyaculación precoz porque uno de sus efectos secundarios es disminución del deseo sexual. El doctor también participa en un estudio de investigación con la empresa que produce el Promescent, un espray de lidocaína que funciona como un agente para reducir la sensibilidad.

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Foto vía Wikimedia Commons.

Al otro extremo de espectro, la doctora Leonore Tiefer, profesora asociada en el departamento de siquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, está en contra de medicar la eyaculación precoz. "Medicar significa ver algo como una enfermedad. Es un error porque nada está mal. La eyaculación rápida, promedio y lenta son cosas que varían mucho", dijo. "Algunas culturas, algunas parejas y algunas circunstancias requieren que sea rápido, lento o promedio. No hay un estándar".

La doctora Tiefer cree que lo que el público entiende como eyaculación precoz está opacado por la industria farmacéutica plagada de doctores ávidos de diagnosticar y recetar. Dice que hay formas de enseñarle a los hombres a tener orgasmos de una forma más lenta pero que "los individuos involucrados deben tener interés, cooperar y estar dispuestos a practicar las técnicas y los ejercicios".

Ed dijo que ya habría probado Promescent y que no le resultó. No sabe qué tanto de la eyaculación precoz esté en su mente pero dice que hay un límite en la cantidad de terapia conductual que está dispuesto a intentar. "No pienso desperdiciar horas en prácticas tántricas para controlarlo. Por eso hago lo que puedo controlando mi entorno y respirando lento", explicó.

Cuando tenía 25 años de edad, fui en verano a Toscana a trabajar como guía de turistas. Ahí conocí a una italiana de ojos oscuros llamada Daniela que, sin darse cuenta, "curó" mi eyaculación precoz cuando me presentó los placeres de tener sexo drogado. No sé si el efecto que tuvo en mí la mariguana fue físico o mental pero, claro, en ese momento no me importó. Por fin pude coger por un buen rato, hacer que las chicas se vengan por medio de la penetración y hacer todas las posiciones sexuales con las que he fantaseado toda mi vida. Fue increíble.

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Foto vía Wikimedia Commons.

Después de Italia, la mota se volvió un ingrediente necesario en mi vida sexual y me ponía nervioso si no tenía. Ya no fumo mota y, aunque la he usado en mi relación actual y el sexo ha sido increíble, también ha sido muy bueno sin ella. A veces dejo las sábanas hechas un desastre pero estoy aprendiendo a aceptarlo.


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El doctor Kerner cree que la eyaculación precoz es incurable pero se puede controlar. Puede que tenga razón pero me pregunto si en verdad es importante hacer esa distinción. No niego que hay algo gracioso en eso de venirte en tus pantalones pero debo señalar que, al burlarnos de eso, en realidad nos estamos burlando de un exceso de sensibilidad, algo que, con un poco de control, puede producir el tipo de amante súper sensible que tantas mujeres buscan.

Ed tuvo sexo casual hace poco y fue la primera vez en toda su vida como adulto que la eyaculación precoz no fue un problema. Eyaculó tres veces, cada una muy separada de la otra y la última fue después de casi una hora de sexo. ¿Qué fue lo que hizo que esta experiencia fuera diferente?

"Creo que la chica fue la que lo hizo único porque fue muy amable", dijo Ed. "Desde el principio le conté sobre mi problema y no se sintió incómoda. Tuvo orgasmos múltiples y lleva toda la semana enviándome mensajes".

*Los nombres fueron cambiados para mantener el anonimato.

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