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Música

Cuando el punk tomó el centro de Colima

Son las dos de la mañana y doce tipos desprolijos están por ahí, esparcidos en la pequeña sala de alguna casa en Villa de Álvarez. Es la fiesta post concierto de Test of Time, una banda de Boston que acaba de cerrar en Colima su primera gira por México

Son las dos de la mañana y doce tipos desprolijos están por ahí, esparcidos en la pequeña sala de alguna casa en Villa de Álvarez. Suena música de Black Sabbath, Minor Threat o Sublime del iPod enchufado al estéreo. Los tipos esperan la llegada de lo necesario para preparar agua loca. Tal vez se han acomodado demasiado en sus lugares y poco a poco se adormecen. No hay muchos ánimos de platicar. En la puerta de entrada, el anfitrión de la casa y uno de los visitantes se ven muy motivados y tienen una conversación acalorada sobre tatuajes, bandas y borracheras.

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Esto no es más que la fiesta post concierto de Test of Time, una banda de Boston que acaba de cerrar en Colima su primera gira por México. una banda que, a este momento, ya se fue a dormir a las habitaciones que les fueron designadas. Y eso que son punks.

El alcohol llega, y algunos se espabilan para beber un vaso o dos, pero la verdad es que están muy cansados. Los otros duermen torcidos y sentados. Cinco de estos tipos desprolijos también acaban de tocar con los de Boston en el show que recién terminó hace dos horas: se llaman Picking Up The Pieces y son chilangos. Todo salió a pedir de boca, pero a las ocho de la mañana las dos bandas saldrán de Colima en una van, de regreso a la Ciudad de México. Los dos parlanchines de la puerta tienen ganas de seguir una fiesta que con la bebida se ha vuelto un poco más amena, pero ya es lunes y todos tienen algo qué hacer cuando el sol se asome. Es hora de irse.

-¡Será una semana horrible!, exclama Yimi amodorrado en un sillón. Está más consciente en el sueño del que lo acaban de despertar, que en los subibajas que le esperan a él y compañía en lo que la gente ya conoce como La semana del punk en Colima. Lo que sigue es una atípica historia del tradicional Andador Constitución.

A decir verdad, todo comenzó el martes 3 de septiembre, cuando la banda madrileña Accidente tocó en La Iglesia Satánica de Villa de Álvarez. No es una iglesia, ni nada en específico; se trata de la casa de un sujeto metalero que completa el pago del alquiler y la luz con la cooperación que recibe al prestar el lugar para la organización de shows entre comillas secretos.

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Quizá nunca antes hubo un recital de esta clase tan perfecto en Colima: la tocada, con su aire de clandestinidad y cánticos de protesta social incluidos, estuvo tan abarrotada, que incluso la acústica para todas las bandas locales que esa noche tocaron se vio beneficiada: la mera presencia de la gente impidió que rebotara el sonido de los amplificadores, como generalmente ocurre. Podría decirse que hubo un ambiente muy acogedor, como si todos ahí fuesen amigos. Posiblemente lo eran.

La gente, poco más cien personas, corearon junto a la petisa vocalista Blanca todos y cada uno de los once temas que interpretó el grupo. Instrumentos, amplificadores y paredes quedaron empapados con el vapor de la transpiración de los cuerpos.

En algún momento de esa noche, el guitarrista Miki me contó que es uno de los miles de españoles que actualmente no tienen trabajo a causa de la crisis en su país. Puede que en casa no sea una persona tan especial, pero Miki fue un dios y estuvo más vivo que nunca cuando rasgueó, caminando por el no muy alto techo de la casa, los acordes de “Aquí estamos”, cargado en los brazos de una masa de carne eufórica que habría deseado nunca se hubiese terminado la música.

El culmen llegó al final de la presentación de Accidente, cuando de pronto retumbó a coro el tradicional tema polaco de “La Varsoviana”, en la adaptación al castellano que Los Muertos de Cristo, banda anarquista, también española, hiciera con el título “A las barricadas”. No podría asegurarlo, pero es muy probable que a los integrantes de Accidente se les haya enchinado la piel mientras desinstalaban su equipo y escuchaban esta canción como señal de respeto y aprobación del público. Sencillamente voltearon y se quedaron tiesos.

Como el sonido suele quedar aislado y evita molestias a los vecinos, y consecuentemente quejas con la policía, todo mundo comentó que La Iglesia Satánica era El Lugar, aquél que tanto han buscado las bandas de Colima para organizar shows sin ninguna clase de problemas. “Uy, bato, y espérate a que llegue octubre. Va a estar muy movido”. Fue de ese modo que Yimi me anticipó los conciertos de las bandas internacionales Test of Time, Loma Prieta y Zeta en ese mismo lugar.

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