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Dentro del internet ermitaño

La mayoría de norcoreanos jamás han visto internet.

El conocimiento convencional no te ayudará mucho a la hora de entender a la República Popular Democrática de Corea. Fíjate, por ejemplo, en el universo bizarro y autónomo que es internet en ese país. Durante las últimas semanas se ha hablado muchísimo sobre la presencia en la red de la casa de Kim. Se especulaba mucho al principio sobre lo que se les estaba contando a los ciudadanos de Corea del Norte sobre el lanzamiento fallido de misiles. Después se cachondearon de sí mismos con lo de la plantilla de 15 dólares que el régimen había comprado para su web en inglés. Parece claro que la red de la RPDC está censurada y es estúpida, como una versión “todo a cien” de China. Pero la realidad es aún más rara. “Quizás sólo una décima parte de la libertad en internet de China esté presente en Corea del Norte”, dijo Kongdan Oh, miembro sénior de la Brookings Institution. Eso no se debe a que los censores sean más duros, sino a que Corea del Norte ha creado su propio internet.

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AFP

En realidad, la gran mayoría de usuarios de internet de Corea del Norte nunca han visto la red. En las bibliotecas y centros educativos se conectan a algo que se llama Kwangmyong (traducido por “brillante”). Existe desde 2000, aproximadamente, y es un sistema intranet completamente cerrado que opera con fibra óptica. Probablemente no tiene más de una docena de webs, la mayoría de propaganda o educación.

Cuba tiene un sistema parecido e Irán está contemplando hacerse con uno, pero Kwangmyong está más controlado que cualquiera de los otros dos. Podéis verlo como un reflejo distópico y de bolsillo del internet global. “No sé nada acerca de que algunas páginas web estén disponibles en la intranet doméstica”, dijo Martyn Williams, analista tecnológico y jefe de North Korea Tech. "Algunos de los contenidos se sacan de internet, pero solo he oído que son documentos técnicos, libros y material educativo”. Incluso expertos como Williams conocen únicamente pequeñísimas partes de Kwangmyong. En el fondo, ese es el objetivo de la red: además de prevenir que los usuarios descubran qué hay más allá, realmente tienes que adentrarte físicamente en Corea del Norte para ver qué hay en su interior.

Pero, evidentemente, cualquier viaje al Reino Ermitaño está tan bien coreografiado que no te puedes fiar del todo de lo que ve un observador ajeno. Por ejemplo, Jean H. Lee, de Associated Press, fue testigo el año pasado de cómo los estudiantes usaban pantallas planas y photoshop. Williams, sin embargo, dice que las últimas imágenes de la televisión interna de la RPDC (la cual ve por satélite) cuentan una historia muy diferente. “Parece que todos los ordenadores funcionan con Windows Explorer y las páginas web parecen bastante o relativamente básicas”, dijo. “Aunque es difícil saber si eso es porque todavía tienen el código de mediados de los noventa o por la falta de anuncios, cajas Flash, páginas webs bonitas y ordenadas, etc”. Todo esto no significa que el internet global no tenga presencia en Corea del Norte. A principios de mes, la RPDC consiguió una conexión alternativa a internet gracias a un link de Intelstat, un operador satélite con base en Washington. Eso supera la conexión ya existente con la empresa China Telecom, establecida en 2010.

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Antes de 2010, el país no tenía ningún auténtico vínculo online con el resto del planeta. En uno de esos arrebatos totalmente absurdos de Corea del Norte, el gobierno mantuvo su página web oficial dedicada al extranjero dictando a Japón y China lo que tenían que poner en ella. Era una nación nuclear sin un internet estable. Durante los dos últimos años las cosas han progresado, pero si estás dentro de la RPDC y quieres entrar en el internet global, tienes que pertenecer a una de tres categorías. Se sabe que los periodistas extranjeros pueden acceder a internet global. En Octubre de 2010, cuando 80 reporteros fueron a Corea del Norte para el 65º aniversario de la fundación del Partido Obrero de Corea, la conexión ilimitada abundaba en el hotel donde se hospedaban.

Los cada vez más abundantes hackers de la RPDC también tienen rienda suelta. Se trata, en su mayoría, de un ejército de críos. De acuerdo con un destacado desertor, existe un “sistema de reclutamiento de prodigios con una estructura piramidal” que arrastra a los estudiantes más brillantes al programa “guerreros cibernéticos” del régimen. Supuestamente se entrenan durante años (pasan temporadas en China o Rusia para tomar clases de “guerra cibernética”) antes de unirse a una brigada de hackers que lleva el inquietante nombre de “Unidad 121” en Pyongyang. Aparte de eso, los únicos usuarios que se cree que pueden entrar en internet global son un número muy pequeño de burócratas del gobierno. Al final, alguien tiene que mantener la presencia de la RPDC en los medios de comunicación. Las cuentas de Uriminzokkiri (“nuestra nación”) en Twitter y YouTube aparecieron en 2010 y, desde entonces, han sido un recurso para poner [propaganda](http://corea del norte internet) y curiosidades raras online. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la expansión de la tecnología online de Corea del Norte desde 2010. Brian Meyers, experto en propaganda de Corea del Norte, especula con que se trate de una estratagema propagandística para presentar a Kim Jong-un como un visionario de la tecnología. Kongdan Oh tiene sus dudas. “Simplemente, no se puede negar el cambio al siglo XXI”, dijo.

Pero el cambio llega muy lentamente. Aunque no se tienen números exactos, la gran mayoría de la población de Corea del Norte nunca ha usado un ordenador. La periodista Barbara Demick ha llegado a la conclusión, después de años informando sobre Corea del Norte, de que la mayoría de la gente “no sabe que internet existe”. Williams es un poco más optimista. “Cuando una página web extranjera dice algo amable sobre el país, siempre sale en las noticias de la noche”, dice. “Así que probablemente la gente sí está familiarizada con las palabras ‘internet’ y ‘página web’, pero probablemente ignora qué significan. Seguramente no se darían cuenta de la escala y complejidad de internet”.

Para poner esta última afirmación en contexto, veámoslo de este modo: imagina que descubres que sólo has podido acceder al 0.0000001% del total de internet. La mayor parte del planeta se está bajando cosas 60 veces más rápido que tú. Además de los 336 millones de páginas web que tú jamás has podido visitar desde tu MacBook, existen más de 2 cuatrillones de las que ni siquiera te han hablado nunca. Así es como se sentiría incluso el usuario de Kwangmyong más experimentado al usar Google por primera vez.