Día de fiesta en la capilla de Jesús Malverde, el Santo de los Narcos

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Día de fiesta en la capilla de Jesús Malverde, el Santo de los Narcos

Cada 2 de mayo a medianoche, los seguidores de Jesús Malverde empiezan a llegar a la capilla en Culiacán, Sinaloa, para celebrar su vida y agradecerle los favores que le pidieron.

Malverde es una figura un poco sombría, pero la mayoría está de acuerdo en que fue una persona real que vivió en Sinaloa, a principios del siglo 20. Él era un Robin Hood mexicano: robaba a los ricos para dárselo a los pobres, y eventualmente fue capturado por las autoridades y colgado el 3 de mayo de 1909, fecha en que dejaron que su cuerpo se pudriera a la intemperie.

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En los años posteriores a su muerte, el espíritu ganó una reputación por conceder favores, especialmente a los criminales; hoy en día se le conoce como un "santo de los narcos", aunque, como otras figuras, no es reconocido por la Iglesia católica. Su imagen, reproducida en altares y en el arte, es de un hombre con mandíbula cuadrada, cejas pobladas, bigote y una expresión un tanto triste. La capilla en Culiacán fue construida en 1969, justo a una cuadra del palacio de gobierno de Sinaloa, y es aquí donde ocurre el festival anual.

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La celebración del 3 de mayo empieza alrededor de las 9AM, cuando sus devotos entran a la capilla, se arrodillan frente el altar y lavan sus manos y la cara de Malverde con agua bendita. Varios grupos se turnan para tocar música norteña; la gente abre cervezas frías para combatir el terrible calor.

Alrededor del mediodía, el busto sale de la capilla y se coloca en el cofre de una camioneta Ford pintada en honor al santo y desfila por toda las calles, dirigido por el guardián de la capilla y los devotos que han llevado grandes ofrendas. Mientras la camioneta pasa lentamente entre las calles aledañas a la capilla, al busto le avientan agua, le dan cigarros, lo acarician y —algo nuevo que ocurrió este año— lo bañan con whiskey de primera que algún adorador particularmente devoto donó.

Una vez que el busto regresa a la capilla, la celebración continúa. El dinero que se recolectó a lo largo del año es gastado en preparar comida y refrescos para todos los participantes; más tarde hay una rifa dedicada a la gente de los barrios marginales de Culiacán, en la que se incluyen bolsas de comida y juguetes para los niños.

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Afuera de la capilla se vende mercancía relacionada al santo, incluyendo bustos de diversos tamaños, cigarros, gorras, joyas, jabón y llaveros.

El día de la celebración se contratan músicos para que toquen dentro de la capilla mientras la gente pasa al altar. Estos músicos son huicholes de San Luis Potosí.

La camioneta que se usa para el desfile, una ofrenda dejada por un devoto.

Cuando los devotos piden milagros o dan gracias a Malverde, bañan el busto con agua bendita y acarician su cara.

Un devoto usa un enorme dije de oro de Malverde, el cual descansa frente a los tatuajes en honor al santo.

Dos devotas con gorras de Malverde.

La procesión ocurre en las calles aledañas a la capilla.

Un tatuaje de Malverde.

Los cigarros también son una ofrenda.

Devotos comparten whiskey mientras celebran al santo.

Al final del desfile, el busto regresa a su lugar, en la capilla.